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Entradas etiquetadas como ‘fiscalidad’

Kafka y la Agencia Tributaria

Por José Ramón González Escada

Declaración de la renta 2014, funcionario jubilado, impecable borrador. Hasta aquí, todo normal, rutinario. Solo hay un pequeño cambio: mi esposa murió a principios de diciembre pasado. Quedo patidifuso, he de hacer una declaración individual.

Hete aquí una norma (que el común de los mortales ignoramos, hasta que nos toca) según la cual tributas según tu estado a 31 de diciembre. Genial. La tiranía económica ha hecho desaparecer más de once meses de mi matrimonio, me han convertido en soltero durante 2014. Mi esposa no existió ese año.

Oficina de la Agencia Tributaria (ARCHIVO)

Oficina de la Agencia Tributaria (ARCHIVO)

El acta de defunción (Ministerio de Justicia) recoge la fecha de 6.12.2014, pero éstos de justicia qué sabrán de economía. No pretendo reivindicar la cantidad del mínimo vital de mi esposa (deducción de nuestro dinero, no gracioso regalo) que obviamente desaparece en mi declaración individual.

No se me escapa que nos movemos en el campo de la fiscalidad, es otra cosa. Es que esa declaración conjunta de 2014 es como si todavía no se hubiera ido del todo, es que parece que su vida (vida) durante once meses y seis días, no llegaba ni a mínima.

Ustedes no lo entienden. A ver, los nuevos políticos electos, Sres. legisladores: la norma será todo lo legal que ustedes quieran. Pero, además de mentirosa, es una injusticia como la copa de un pino. ¡Es kafkiana!

Un regidor valiente ante la Iglesia

Por Agustín Arroyo

El alcalde socialista, junto al equipo de gobierno de la ciudad de Soria, han decidido la equiparación del tratamiento fiscal de la Iglesia católica provincial con el resto de los ciudadanos de a pie. Ya va siendo hora de que la mayor multinacional de la Historia desde hace dos mil años empiece a contribuir fiscalmente en serio al bien común y al erario público. Los privilegios, exenciones, prebeCrucifijondas y canonjías son tan obsoletos como anacrónicos y rancios, además de injustos. La Iglesia católica, como institución secular y temporal, atesora un patrimonio en bienes raíces o inmobiliarios que nos podría marear si cuantificásemos su monto total.

La exención del IBI supone la pérdida de muchos miles de millones al erario público. No está España para seguir manteniendo paraísos fiscales dentro de su propio territorio ni corralitos de opacidad insolidaria sacramentada. Va siendo hora, igualmente, de que algún partido verdaderamente laico, y consecuente con esta línea de pensamiento, vaya pensando o exigiendo también la revisión del concordato con El Vaticano que data de 1979. Es cierto que la Iglesia realiza una cierta labor social ligada al mandamiento de la virtud de la caridad, pero también es igualmente cierto que en una sociedad donde reinase la justicia social y la redistribución equitativa de la riqueza no debería existir la caridad como limosna a los más pobres porque estos no existirían. A Dios lo que es Dios y al César lo que es del César aunque se resistan a aceptarlo de buen talante.

Lo que queda de ‘Novecento’

Por Francisco Javier España Moscoso

No sé si fue a finales de 1976 o principios de 1977, cuando me atreví a ir a uno de esos cines de los llamados de «arte y ensayo». En cartel Novecento y debo reconocer, que las más de cuatro horas de película me parecieron tediosas y la temática un poco lejana, algo normal, dado que salíamos de una España plana cuyos únicos acontecimientos relevantes durante los últimos 40 años fueron las cacerías y pesquerías de Franco. Pero pocos meses pasaron para que me diera cuenta de que aquella realidad estaba más presente de lo que creía. Pero no, no es el argumento lo que me lleva a esta reflexión. Recientemente hemos conocido que Gérard Depardieu había renunciado al pasaporte francés y trasladado su residencia a Bélgica por motivos fiscales, algo que más que inquietarme, me recuerda que Novecento está más vigente que nunca y que aquel joven Olmo Dalcó (interpretado por Gérard Depardieu en la película) se ha vuelto conservador. A propósito, ¿no será que volvemos al siglo XIX? Todo indica que sí.