Por Agustín Arroyo Carro (Madrid)

La prensa informa de que la empresa Diviertt, organizadora de la macrofiesta que costó la vida a 5 jóvenes en la ratonera del Madrid Arena, está organizando otro evento similar en Leganés. Es inaudito. Cómo los poderes públicos pueden permitir que esta empresa -que ha incumplido todas las normas de seguridad y que con su rapacidad y repulsiva codicia extremas provocó no sólo una tragedia para 5 familias sino que pudo provocar una tragedia colectiva-, pueda obtener las licencias y permisos municipales para volver a intentar lucrarse cuando tenía que estar inhabilitada, no sólo por las 20 demandas judiciales en las que parece que está incursa o imputada, sino por la debacle acontecida.

Lo que tendría que hacer la juventud madrileña es no comprar ni una sola entrada como castigo y rechazo a la bellaquería de los empresarios que sin ningún escrúpulo engañan y ponen en altísimo riesgo la vida e integridad física de miles de jóvenes que buscan diversión. Los Ayuntamientos tienen una muy seria obligación de vigilar con lupa a estos mafiosos que ponen por encima de todo su ilimitada avaricia, haciendo caso omiso de las más elementales normas de seguridad que protejan a nuestros jóvenes.

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