Por Alejandro Esteban
Miguel de Unamuno. (ARCHIVO)
«Me duele España». Esta inmortal sentencia es una de las muestras del filósofo de pensamiento complejo que fue Miguel de Unamuno, sin duda uno de los mejores pensadores de finales del siglo XIX e inicios del XX. Reconociéndome asaz ignorante de la sociología del momento en que vivió el referido intelectual no me atrevo a aventurar si compartiría su juicio o no en caso de haber vivido en su tiempo. Sin embargo, no tengo duda alguna de que don Miguel no dudaría en compartir mi percepción social y calificaría de estólida a una sociedad que excarcela a sus terroristas, y para enmascarar dicho atentado contra la razón, lo enmascara dando la libertad a infinidad de asesinos y violadores que vuelven a sembrar el pánico en las ciudades; no tengo el menor ápice de vacilación de que Unamuno se escandalizaría al igual que yo viendo que el Fiscal General del Estado habla de «escasa tolerancia» con la exaltación al terrorismo, mientras los conciudadanos de los asesinos siguen saliendo a vitorear su regreso al pueblo; no tengo ninguna duda de que el vasco universal, al igual que yo, un siglo y varias décadas después, añadiría un elemento más a su sentencia: «Me duele -y me repele- España.»