Por Ana Arnal
Desde hace dos años venimos sufriendo recortes en educación. Explicación: no hay dinero. En el centro educativo donde trabajo han aprovechado el verano para pintar. Resultado: 15.000 euros de dinero público destinado a educación que acaban en las paredes. Mi centro no necesitaba con urgencia esta reforma. Pero la administración no solo pinta en verano, también recorta. En las Escuelas Oficiales de Idiomas de la Comunidad de Madrid, gran parte del profesorado interino con media jornada o un tercio ha visto reducido su horario a un cuarto de jornada. Explicación: no hay dinero. Resultado: en mi escuela hemos perdido tres horas de francés destinadas a refuerzo de la práctica oral. Eso sí, ¡tenemos unas paredes que valen un potosí! ¿Tiene esto alguna explicación?¿No sería más lógico traspasar el importe de la partida presupuestaria de obras a la de actividades docentes?