Por Rocío Olivera Salazar
Adivina, adivinanza: se tiene en unos países y en otros no. Se puede perder con el tiempo o con los intereses económicos de las multinacionales y los que gobiernan. Pueden alterarse según el sexo que tengas o tus inclinaciones sexuales. Dependen de tu dinero y posición social. Crees que existen pero sólo son un ideal plasmado en un papel para que creas que velan por tu seguridad.
Se llaman derechos humanos. Sólo somos cifras y nuestras vidas billetes, cada cual con distinto valor, cada cual con distinto destino.