Por Jordi Llorca
Tengo una moto desde hace dos años. Para ser exactos, un ciclomotor de 125cc que puedo conducir gracias a la antigüedad del carnet de coche. Podría decirse que me ha cambiado la vida. Por un lado, ahorro tiempo y me desplazo a todos los rincones de Barcelona en cuestión de veinte minutos y, además, no estoy pendiente de horarios o transbordos imposibles.
Pero no todo iba a ser bueno. Al contrario. A menudo me encuentro con situaciones peligrosas por el gran tráfico de la capital. Muchos conductores temerarios me ponen a prueba continuamente, lo que hace que me plantee si realmente vale la pena ahorrar esos minutos. Un descuido con la moto te puede cambiar la vida.