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Entradas etiquetadas como ‘dependencia’

Puigdemont, la ley no puede ser un rodillo que aplaste a los más débiles

Por Juan M. M.

Protesta contra los recortes a las ayudas a la dependencia en Alicante (Archivo).

Protesta contra los recortes a las ayudas a la dependencia en Alicante (Archivo).

Mi esposa sufrió hace seis años un ictus. Quedó con medio cuerpo paralizado y dependiente para todo. En el hospital nos hablaron de la Ley de Dependencia.

Como ella trabajaba como autónoma, el tribunal le concedió la gran invalidez. Cobra una pensión de 900 euros. También se nos concedió un PIA (Programa Individual de Atención) de 20 horas de ayuda a domicilio y un complemento de 336 euros. Una persona que la ayude son 800, más 100 del fisioterapeuta. Quedan 336.

Hace dos años, al mudarnos a Mataró y pedir el traslado del PIA, se nos indicó que el cobro de la ayuda era ilegal porque es incompatible con la pensión de gran invalidez. Me la retiraron y me ofrecieron un PIA con el doble de horas. Me negué a firmar.

Yo tengo 62 años, no cobro nada y agoté el paro. Me gasté mis ahorros y dejé el piso de alquiler que no puedo pagar, vendí mis muebles y mi coche para volver a casa de mi madre. Tenemos que pasar con 900 euros. Pero hay que pagar a mi ex una pensión de 300, lo que supone que nos quedan 600.

De nada ha servido explicar la situación. Nadie se hace responsable. Mientras se gastan millones en embajadas y conmemoraciones, la Administración me roba el 27% de los ingresos familiares, amparada por la Ley.

Sr. Puigdemont, ¿esto es lo que entiende por soberanía del pueblo catalán? La ley no puede ser un rodillo que aplaste a los más débiles. ¿Así defienden el Estado de Bienestar? Se llenan la boca con palabras, mientras otros se llenan los bolsillos robando a los que luchamos por sobrevivir.

La agonía de esperar plaza para una residencia pública

Por Milagros Sánchez

Residencia de ancianos. (GTRES ONLINE)

Residencia de ancianos. (GTRES ONLINE)

Desde hace aproximadamente un año hemos solicitado a la Comunidad de Madrid plaza en una residencia para mi tía de 83 años. Desde hace cinco años mi tía se encuentra prácticamente sin movilidad y en la cama, vive en un apartamento de unos 30 metros cuadrados, sin ascensor, junto con su marido y no tienen hijos.

Hasta la fecha mi madre y otra hermana de ella se han ido haciendo cargo de ella, van a bañarla, limpiarle la casa, cocinar, acompañarla a médicos, etc.

La Consejería de Bienestar Social de Madrid, dado su grado de dependencia, ha considerado conveniente que una persona vaya un par de horas dos días a la semana, para ayudar en la casa.

Hace aproximadamente un mes su marido se cayó y se rompió un hombro, del que a día de hoy todavía no ha sido operado, es más ayer tarde tenía que ingresar en el Hospital de La Paz, para realizarle la intervención quirúrgica y al llegar le dijeron que no había camas, que ya le avisarían.

Desde la caída de su marido, si mi madre o su otra hermana no pueden ir a su casa, mi tía no tiene ayuda para casi nada (con dos horas, dos días a la semana, la persona que va a su casa, prácticamente no hace nada, es más tienen prohibido coger peso, limpiar ventanas y un largo etc.). Hemos vuelto a solicitar una residencia de urgencia, pues ninguno de los dos se puede valer por ellos mismos y hasta la fecha no se ha recibido ninguna contestación por parte de la Consejería de Bienestar Social de Madrid.

Mi tía anoche intentó levantarse de la cama y se cayó, desde las 4 de la mañana y hasta hace un rato ha vuelto a pasar por urgencias del Hospital de La Paz.

Esta situación se está convirtiendo para mi madre y su otra hermana en insostenible. Mi madre padece de diabetes y mi otra tía de esclerosis y son las dos únicas personas que hasta la fecha pueden hacerse cargo de su otra hermana. ¿A que está esperando la Consejería de Bienestar Social? ¿A que en una de estas se caiga de la cama y se dé un mal golpe y se mate?

No más asistencia inhumana y vejatoria para nuestros mayores

Por David Poch

Una axuliar ayuda a una anciana. (ARCHIVO)

Una axuliar ayuda a una anciana. (ARCHIVO)

Mi abuela Dolores ingresó en una residencia para personas mayores de Barcelona el día 22 de enero del 2014 y falleció el 8 de abril.

He ido a ver a mi abuela casi todos los días y tanto yo como mi familia hemos visto el trato tan inhumano y vejatorio que se da a las personas allí ingresadas. No hemos visto gestos de cariño o amabilidad hacia ellos sino todo lo contrario, se les habla de malas maneras e incluso a gritos. Lo que más me impresionó entre otras muchas cosas fue lo del lavabo, como si de una línea de producción es serie se tratara, a una hora determinada los ponen en fila y los van llevando uno a uno al servicio dejándolos entre 15 o 20 minutos sentados en el inodoro mientras ellos realizan otras funciones. Mi abuela se hizo sus necesidades encima por el tiempo que estuvo esperando.

Tengo 23 años y jamás había sentido tanta soledad, vacío, frío e incluso miedo al entrar en dicha fundación. Es muy cruel que se trate así a personas que necesitan ayuda de los demás.

Yo soy joven pero algún día seguramente seré como ellos. Os escribo esto por mi abuela. Ella nos crió a mi hermana y a mí, la quise y la quiero como a una madre, ella nos enseñó el amor y el respeto hacia los demás que son valores esenciales en la vida para ser buenas personas. No quiero que nadie sea tratado de esta manera.

 

‘Entre Todos’, un programa mezquino y cruel

Por Enrique Rivas Díaz (*)

Cuando un programa de televisión se basa en ayudar a la sociedad, ya sea denunciando casos que nos afectan a todos o solicitando ayuda para personas que lo necesitan, podemos pensar que está realizando una gran labor y, por supuesto, esto es así siempre y cuando se actúe de forma íntegra y moral.

Sin embargo, cuando esta solidaridad pasa por la indignidad de pedir caridad cuando hay derechos establecidos por ley, y que están ahí para que no haga falta recurrir a la buena voluntad de las personas, esto nos refleja claramente hasta donde llega el cáncer institucional en este país.

A estas alturas todos sabemos, al menos presuntamente, que la televisión pública, aunque no debería ser así, es un instrumento propagandista y del gobierno de turno. Donde suelen utilizarse más cortinas de humo e ideológicas que cámaras de televisión. Y, curiosamente, un instrumento que pagamos entre todos y que se usa en interés de unos pocos.entre todos

El nuevo programa de RTVE «Entre todos», un espacio cuyo formato está basado en solicitar caridad, nos ha hecho retroceder, al menos en algunos casos, a épocas donde solo les ha faltado poner antes de la emisión del programa….»el nodo».

Es reprochable, más bien indigno e inmoral, que nuestro dinero se dedique a programas como este donde, por ejemplo, se pide caridad para personas que deberían estar protegidas por ley, como son niños con enfermedades degenerativas, es decir, personas en situación de dependencia, y cuyos derechos pagamos entre todos a través de la Ley de Dependencia. Dinero, por cierto, muy bien invertido, porque no podemos ni debemos olvidar que cualquiera, incluyendo nuestros propios hijos, pueden pasar a una situación de dependencia de la noche a la mañana.

No sé si los responsables de este programa, incluyendo a su presentadora y profesionales de distintos sectores que en él colaboran, saben que vivimos en un país llamado España donde existen derechos protegidos por ley y que pagamos gustosamente entre todos. No sé si sabrán el significado de la expresión «dignidad de las personas».  No sé si se habrán planteado que, al menos en algunos casos en los que piden caridad, habría que exigir que se cumpla la ley. No sé si es que son nostálgicos de personajes como el ya fallecido fundador de AP y presidente honorífico del PP, Manuel Fraga, y donde su caridad era el decir que los españoles deberían ir en alpargatas. Cuestión que el actual gobierno, en memoria del ya fallecido Fraga, quizás consiga. Desde luego empeño no les falta.

Lo que si sé es que en un país los derechos fundamentales de las personas -como la sanidad, educación, Ley de Dependencia y servicios sociales, entre otros, y que pagamos entre todos y no para que se lo lleven en sobres, ERES, Palaus, etc.-, están siendo aniquilados. Y es una lastima que hayamos invertido en educación para que algunos profesionales en lugar de exigir derechos y que se cumpla la ley se dediquen a transportarnos a épocas franquistas donde el único derecho era la caridad.

La única duda que me queda es si el dinero recaudado se recoge en cuentas bancarias españolas o suizas, o, como marca la moda, en sobres.

(*) Portavoz de la Plataforma en Defensa de la Ley de Dependencia en Castilla la Mancha.

Trabajador social, una especie desconocida

Por Laura Sánchez Luque

La mayoría de las personas no tienen muy claro cuál es la labor real del trabajador social. Soy alumna de esta carrera en tercer curso, y primera promoción de Grado, en la Universidad de Málaga y muy a mi pesar he tenido que escuchar de todo al respecto.

Para muchas personas los trabajadores sociales son los encargados de arreglar las “paguillas” a los ancianos, otras personas piensan que somos los encargados de cuidar a personas de tercera edad; o lo que más profundamente me ha molestado, los que robamos a los niños… La verdad es que esta definición de trabajador social está muy alejada de la realidad.

Un trabajador social es una persona capaz de transformar la realidad de las personas, como muy bien decía una profesora de mi carrera. Para ello, dependemos de las partidas dedicadas a los Servicios Sociales. Y podemos desempeñar nuestro trabajo en sectores como penitenciaria, niños, mujeres, mayores, toxicomanías… Podemos tramitar prestaciones económicas a personas con escasos recursos económicos, prestaciones relacionadas con la ansiada Ley de Dependencia; en el caso de sacar a un niño de su hogar, es porque no está en las condiciones adecuadas para tener una mínima calidad de vida, y por supuesto ordenado por un juez; también realizamos visitas a domicilio para personas que necesitan un seguimiento, etc.

anciano

Creo que se aprecia que son todas tareas de mejora de la situación de las personas. Aunque, debido a los recortes que sufren los Servicios Sociales, dudo mucho que un trabajador social pueda seguir realizando estas acciones. Dependemos de los fondos dedicados a los Servicios Sociales, y si no hay fondos económicos tampoco habrá prestaciones, ayudas, ni trabajadores sociales capaces de tramitarlas.

Pienso que si más personas conocieran esta profesión, haríamos algo más para evitar que se siga recortando en este campo. Y podamos seguir viviendo en un Estado del Bienestar, que tanto trabajo nos ha costado conseguir. Porque hay que recordar que el Bienestar Social tiene cuatro pilares y uno de ellos son los Servicios Sociales.