Por Daniel Vanegas
Desde mi punto de vista, la regulación de horarios comerciales en España es una de esas tradiciones caducas que más allá de dar calidad de vida frena el empleo, la economía y afecta a los consumidores.
En un país con más del 20% de desempleo, prohibir que se abran los negocios los domingos, mediodías y festivos es algo inconcebible.
Si un comerciante quiere abrir una tienda un domingo, si hay gente que quiere comprar cosas un domingo y hay quien quiere trabajar en esta tienda que vende cosas un domingo, ¿por qué debemos prohibir que eso suceda?
Del mismo modo, si al mediodía, en vez de cerrar dos o tres horas para comer prefieren abrir 16 horas al día y para ello tienen dos turnos, aún mejor.
Hay quienes están dispuestos a trabajar en domingo, mediodía o festivo y que ahora mismo están desempleados, así que atendiendo a esto encontrarían una alternativa.
Aquí la cuestión es que si le sale a cuenta al comerciante abrir, lo hará, si no, no lo hará, pero mantener un comercio cerrado por ley no tiene ningún sentido.