Por Yaiza*
Queridas heroínas: Os habla una chica de dieciocho años desde el otro lado de la ventana. Personalmente, creo en la belleza, en la fuerza, en la capacidad de las palabras para encerrar ideas, sentimientos, sensaciones… “Cáncer” es una palabra fea, no me gusta o mejor dicho, me asusta. Supongo que como buenos antropocentristas, nos gusta creernos dueños de nuestro destino o desde un punto de vista más romántico, pintarnos como las marionetas de un destino del que, expectantes, esperamos sorpresas.
Sin embargo, hay veces en las que todo puede escapársenos de las manos y la fragilidad se apodera de nosotros. Sin saber por qué la vida te quita la venda rosa de los ojos y te la pone en la cabeza. Es entonces cuando yo os llamo heroínas porque día a día lucháis con la fuerza que imprime la palabra.
Os impregnáis de un coraje, una valentía que no sabíais ni que teníais y demostráis al mundo el sentido que tiene la vida y lo imbéciles que somos cuando permitimos que pase sin vivirla.
Existe una tendencia natural a quejarnos de la monotonía, rutina, necesidad de experimentar, anhelo de lo que no tenemos simplemente porque no lo tenemos.
Marwan diría que “la pasión siempre se comporta igual, viene con la novedad, viene de su mano, o aparece junto al amor cuando es intermitente porque la alternancia la lleva a renovarse, vuelve el viejo cuerpo a ser apetecible. Pero hace las maletas con pulcritud y sin demora cuando el amor se hace indefinido. La pasión es un artículo de lujo que nadie sabe reponer.”
El amor no es el único campo de batalla en el que ocurre y en el que la pasión juega un papel excepcional. Todo en la vida requiere una pizca de pasión porque si no, no tiene sentido. Por eso, cuando a veces nos quejamos por costumbre, por aburrimiento, por ignorancia, de la rutinaria vida que tenemos, hemos de parar un momento, analizar por qué nos quejamos y si verdaderamente tenemos el derecho moral a hacerlo o es puro vicio.
Estoy segura de que ellas, las heroínas, no cambiarían su rutina anterior por nada del mundo. Quizá el problema está en la concepción de rutina que tenemos, y es que al fin y al cabo, rutina también es querer vivir algo inolvidable todos los días.
Sin más, mis heroínas, me despido. Más que nunca me apetecía compartir emociones, soltar al aire lo frívolos que somos ajenos al dolor en el mundo y escribir, escribir como mejor manera de expresar mi admiración hacia vosotras.
Desearos toda la suerte y apoyo del mundo, ¡guapas, sexis, valientes!
* El Día Mundial contra el Cáncer de Mama se conmemoró el pasado 19 de octubre.