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Entradas etiquetadas como ‘bancos’

Nos pueden dejar sin casa, sin derechos laborales, sin una sanidad digna… pero es otro cantar si nos tocan el fútbol

Por Juan Ponce Rojas

Selección española.

Retransmisión, en pantalla gigante, de la final del Mundial de 2010 en Barcelona. (ARCHIVO)

Quiero con estas palabras definir de como nos va en esta España nuestra.

Nos puede tocar que nos dejen sin casa después de toda una vida luchando por ella. Que nos traslademos a los años 70 con la precariedad de los derechos de los trabajadores. Que nos dejen sin una sanidad digna y nos dejen morir en la sala de espera por falta de recursos o personal.

Que los bancos nos roben con sus elevados intereses. Que tengamos como país una vergüenza en toda Europa por su corrupta clase política

Pero es otro cantar si tocan el fútbol; con este si nos lanzamos a la calle a decir «todos somos la Roja». ¡Así nos va!

La caridad mal entendida

Por Luis Fernando Crespo Zorita

Caja Madrid.A mediados del siglo XV, los Franciscanos crearon en Italia los Montes de Piedad para combatir la prepotencia y los abusos de los usureros de toda laya, que acumulaban los excedentes económicos y expoliaban a los más pobres, prestando a señores y siervos con precios próximos al cien por cien anual. El padre Francisco Piquer fundó en 1702 el primer Monte de Piedad español, germen de la que sería la Caja de Ahorros de Madrid (1838) que, como el resto de cajas de ahorro, nació sin ánimo de lucro, por lo que no podía tener un gobierno profesional, sino un Consejo de Administración compuesto por “organismos representativos de la sociedad”. Su objetivo era aliviar a los menesterosos con préstamos a bajo precio, incluso gratuitos, y proporcionar financiación para iniciativas económicas de menor cuantía. De hecho inventaron ya entonces los famosos “microcréditos”.

Las cajas de ahorro llegaron a representar más de la mitad del sistema financiero español. A partir de 1977, con la reforma bancaria de Enrique F. Quintana, se fueron convirtiendo en un instrumento muy útil para las Haciendas autonómicas y para sus gestores políticos, que creyeron que todo el Monte era orégano y, en consecuencia, procedieron a expoliarlas sistemáticamente, entendiendo que la caridad empieza por uno mismo, todo ello con el aplauso interesado de sus hermanos mayores los bancos privados, que esperaban fagocitarlas cuando declinasen inanes, como efectivamente ha ocurrido. De Guindos lo certifica en la cadena SER: «El rescate (por la UE) de España solo afectaba al sector bancario, pero había una condicionalidad: que desaparecieran las cajas de ahorros«.

¡Qué tiempos aquellos… en los que había gasolineros!

"Un gasolinero atiende un servicio en una estación de Madrid. Foto tomada hace ahora 13 años, en agosto de 2001". (PEPE CABALLERO)

Un gasolinero atiende un servicio en una estación de Madrid. Foto tomada hace ahora 13 años, en agosto de 2001. (P. C.)

Por Ángel Villegas

Hubo un tiempo en el que si ibas a echar gasolina a tu coche había un empleado en el surtidor que te la echaba. Si decidías ir al cine, una taquillera te vendía la entrada, un portero la cortaba al entrar a la sala y un acomodador te llevaba a tu butaca.

En el metro, una taquillera te despachaba el billete y cada tren llevaba un conductor y otro empleado se encargaba de abrir y cerrar las puertas. Y en el autobús, un cobrador te entregaba el billete y un conductor se encargaba, exclusivamente, de conducir el vehículo.

En las tiendas y grandes almacenes había empleados que te atendían y asesoraban, tanto para comprar un traje, como un televisor; te despachaban el pan, o las galletas, o los artículos de limpieza, te lo empaquetaban y te cobraban en caja.

Nada de eso existe ya en muchos establecimientos, ya sean grandes o pequeños. Es más, en las grandes superficies se han instalado cintas con cajas donde tú mismo pasas los artículos y tu tarjeta del banco y haces el trabajo que antes hacía un empleado.

Más, todavía: en algunos bancos te invitan (eso sí, amablemente) a que, para sacar dinero, si no llega a 600 euros, acudas al cajero automático.

Y no quiero acordarme de cuando venía a casa el cobrador de la sociedad del club de fútbol o el señor que leía el contador del gas.

Todo eso ha pasado a la historia y se ha llevado miles y miles de puestos de trabajo; es el progreso, la tecnología, los adelantos, lógicos y normales, porque nadie querría volver a la edad de piedra. Eso sí, ninguna de esas tareas que ahora nos hacemos nosotros mismos nos ha ahorrado un céntimo.

Claro que también tenemos los teléfonos 902, de tarificación adicional, instalados masivamente, aunque sea, un suponer, en una ferretería, y que contribuyen a sacarnos los cuartos del bolsillo.

Son otros tiempos.

Intensificar los tratamientos

Por Alejandro Prieto

 Activistas de la PAH ocupan una sucursal.

Activistas de la PAH ocupan una sucursal.

Los últimos datos difundidos en referencia al número de desahucios de viviendas habituales llevados a cabo durante el año 2012 y los seis primeros meses de 2013 cifran en 34.786 (19.335 y 15.451, respectivamente) el número total de familias afectadas.

Estableciendo una estimación de tres miembros por hogar, se estaría hablando de 100.000 personas obligadas a abandonar sus casas y buscar refugio con los bolsillos vacíos, es decir, un drama social que parece comportarse como una bola de nieve.

Demasiadas lágrimas, depresiones y necesidades básicas no cubiertas. Pero la población no debe inquietarse en exceso porque, según declaran quienes controlan las riendas europeas, quienes dicen sentir gran preocupación por las dificultades sociales existentes, la solución está en la intensificación de los tratamientos aplicados en los últimos años: mayor presión fiscal, menos prestaciones públicas y más recortes en las nóminas.

Si el tema está claro, lo que ocurre es que no estamos preparados para entenderlo: cuanto más apretadas se encuentren las familias mejor nos irán las cosas. A la involución social ahora lo llaman innovación y progreso.

Lo que éramos y lo que somos

Por Ángel Villegas Bravo

No eramos un país rico, ni desarrollado; éramos un país entrampado. No teníamos piso, ni apartamento en la playa, ni chalé en la sierra, ni todoterreno, ni ordenador personal, ni plasma, ni móvil de última generación; teníamos deudas. No teníamos inversiones en sellos valiosos, ni preferentes; teníamos humo. No jugábamos en la Champions de la economía; jugábamos en regional. No teníamos gobernantes al servicio del pueblo; teníamos incompetentes, aprovechados, recalificadores de terrenos, constructores ávidos de ganancias fáciles, especuladores, financieros irresponsables.59609

Ahora, en cambio, seguimos teniendo las deudas, más aún que antes, porque estamos gastando millones a mansalva en rescatar bancos, en tapar los agujeros de los tramposos, de los que, a pesar de la crisis, son más ricos que antes, de los que se han llevado los millones a paraísos fiscales, lo que nos han costado los trajes, los bolsos de lujo, los relojes caros, los viajes gratis, los sobresueldos (en blanco o en negro, me da lo mismo).

Y, además, somos un país en el que las condiciones laborales y los sueldos son peores, en el que la sanidad pública se vende al capital privado para que hagan el negocio que ya no pueden hacer con la construcción de viviendas. Somos un país en el que miles de jóvenes han tenido que dejar los estudios porque no se pueden pagar la Universidad; somos un país en el que la Justicia ha sido encarecida y puesta fuera del alcance de gran parte de la ciudadanía.

No se ha reducido el paro, hay comedores sociales rebosantes y niños mal nutridos. Hay muchos profesores, médicos y enfermeras despedidos. Y sigue habiendo una Justicia lenta, mediatizada por el Gobierno; e indultos incomprensibles, cargos de confianza nombrados a dedo y que cobran unos sueldos sustanciosos; y empresarios que piden, cada vez más: despidos más baratos (todavía) y contratos más precarios. Y palabras vanas, luces al final del túnel (un final que nunca se alcanza) y mentiras, muchas mentiras.

El ‘capitalismo popular’

Por Luis Fernando Crespo Zorita

El ‘capitalismo popular’, desarrollado ideológicamente durante los años finales del siglo pasado como ‘democracia económica’, predicaba que cualquiera, con un pequeño esfuerzo de ahorro previo, podíamos convertirnos en accionista de una o varias macroempresas y participar efectivamente de los beneficios generados, por muy especulativos que estos fuesen. El resultado es que, a pesar de las críticas que se le pueden hacer, el sistema de acumulación capitalista tiene un grado de aceptación social mayor del que la lógica y un análisis racional inteligentes le podrían conceder. Es ya una cultura con valores propios y una visión del mundo enraizada en la mentalidad de los “ciudadanos-clientes-consumidores”, que determina su comportamiento como una segunda naturaleza. Afectados por las preferentes

Hasta que ha aparecido la cruda realidad y sus consecuencias reales y no previstas han ido estallando, una tras otra, las burbujas (punto.com, capital-riesgo, inmobiliarias, preferentes…). Entonces surge de nuevo el ciudadano reivindicativo, el ‘pequeño ahorrador’ que necesita del Estado, que previamente habíamos reducido en aras de la iniciativa privada, para que ponga orden a posteriori en un mercado insaciable y tan canalla que devora a sus propios hijos, sobre todo a los que más habían confiado en el sistema, la sufrida clase media, la única que por su nivel de ingresos puede ahorrar, pero no puede especular.

Lo que está ocurriendo con el rescate de los bancos hipotecarios, los beneficios fiscales a la inversión o la reducción de impuestos exige una desinversión pública poco o nada rentable socialmente y oculta la enfermedad de fondo: la desaparición de la soberanía popular y de la voluntad política conformadas electoralmente, para dejar la defensa del interés general a las fuerzas económicas más rentables en cada momento. Esta es la gran paradoja. Sepamos a ciencia cierta que sus decisiones van a ser siempre egoístas por buscar, con legitimidad o sin ella, exclusivamente el beneficio particular o corporativo.

Cuesta mucho ser banquero

Por Fermín Espinosa Romero

Los acabo de ver por televisión, saliendo de la Audiencia Nacional, uno tras otro. El juez había citado a los tres principales directores de banco porque se habían reunido dos días, uno de ellos domingo, con el ministro De Guindos, antes que estallara el caso Bankia, su competidor. banqueros250El juez los citó solo como testigos, para tomarles declaración, pero en la puerta del juzgado se agolpaban muchos ciudadanos, de una edad media muy superior a la que suele verse en las manifestaciones, reclamando el dinero de que habían perdido de sus pensiones, hipotecas, acciones preferentes y otros productos bancarios. Sus gritos e insultos son irreproducibles; el más suave sería “La banca, al banquillo”. ¡Pobres banqueros! Cuesta mucho serlo. Hace falta, digo yo, no ya sólo tener, sino también ser de una pasta especial para aguantar todo eso. Yo creo que no lo soportaría.

Las bicicletas no son para España

Por Mónica García

Ciclista en CibelesEn los tiempos que corren, se fomenta la figura del emprendedor y se anima a la creación de PYMES, pero curiosamente a Edu Sentís, un empresario catalán, se le denegó financiación para llevar a cabo su proyecto.

La empresa de Edu Sentís creó una innovadora bicicleta eléctrica y tras haber ganado un concurso público en Copenhagen (Dinamarca) se le encargaron 11.000 bicicletas. Su oportunidad se esfumó cuando los bancos y administraciones de España le denegaron la financiación para fabricar dichas bicicletas. Finalmente, este joven ha tenido que vender la licencia a una empresa alemana.

¿Qué pasa en este país? Tenemos grandes talentos, personas creativas con muy buenos proyectos y que no se encuentran respaldadas para llevar a cabo sus sueños. Están pagando justos por pecadores. En cierto momento se daban créditos y se financiaba todo. Tras agotar estas fuentes ahora nos hallamos en plena sequía. El problema es cuando los emprendedores de este país tienen que acabar recurriendo a otros países. Los proyectos, los emprendedores y los jóvenes emigran en busca de oportunidades. Es lamentable que estén dejando marchar el futuro del país, el ‘ave fénix’ de la crisis. Queda patente que las bicicletas no son para España.

¿Justicia para todos?

Por Juan José Pérez Rodríguez

«Todos somos iguales ante la ley»

Infanta CristinaViendo con qué diligencia la Fiscalía del Régimen, que no del Estado, ha recurrido la imputación de la infanta Cristina para evitar la pena de telediario, la otra se diluirá con el tiempo, pues las presiones son y serán tremendas. Aquí hay una justicia para todos y la paralela, de la que corruptos y corruptores se sienten inmunes y se la pasan por el arco del triunfo el personal. No es que estén a salvo del castigo, sino que están a salvo del delito.

No puede ser que esté imputado su secretario, la mujer de Torres y no esté la consorte (Cristina), -cuando menos cooperadora necesaria-, como figura en todo este entramado presuntamente delictivo. Los cortesanos están preocupados porque el tinglado se viene abajo.

La casa real ha reaccionado tarde y mal: “sorprendida” con el juez y “conforme” con el fiscal. Cuando se ha abierto la cortina de la opaca institución, se ha visto que la aluminosis tiene corroídas sus estructuras, como las restantes del Estado. Aquí no hay una democracia, sino una verdadera cloaca, con un olor pestilente.

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Por Jesús de Vega

«La infanta y el fiscal»

Los ciudadanos de a pie, los que no entendemos de leyes, aunque seamos los únicos obligados a cumplirlas, nos hemos quedado, una vez más —y ya son unas cuantas—, estupefactos ante la actuación del fiscal anticorrupción en el caso de la imputación de la infanta Cristina.

Se supone que dicho fiscal está para perseguir posibles casos de corrupción, no para protegerlos. En este Estado pre-democrático y de corrupción al que nos ha llevado el PP, tiene cabida todo tipo de actuaciones, sean del calado que sean. La Fiscalía Anticorrupción está entorpeciendo la labor judicial, se trate del ‘caso Bárcenas’, de la infanta o de los banqueros saqueadores.

La gente honrada, insultada y perseguida, los ladrones indemnizados y los corruptos aplaudidos. En fin, ya estamos donde un antiguo ‘líder’ el PP quería: con «todo atado y bien atado».

Escraches: Europa explota

Por Javier Torres Sanz

“La austeridad condena a Europa a la explosión”. Palabras textuales nada menos que del jefe del Gobierno francés, Hollande. La insensata, además de inhumana, actitud de quienes mandan de verdad en Europa está acabando con la gallina de los huevos de oro y con las personas. EscracheLos escraches -contra los que tanto gritan hoy en España los violentos de verdad, que han echado a centenares de miles de personas, dejado sin empleo a muchos millones más, y recortado al límite los salarios a muchos más- son una tímida señal precursora de lo que se nos viene encima por esa guerra social con la que acosa sin piedad el 1% al 99% de la población.