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Entradas etiquetadas como ‘ataque’

Tenéis mi odio

Por Mounir El yemlahy

De camino a clase, en la oscuridad de la madrugada e intentando darle forma al vaho, veo una pintada que me llama la atención: «Moros fuera». Me asombra la agresividad de la expresión y del rojo chillón de la pintura.

Niños dejando flores y velas en Berlín, delante de la Embajada de Francia en la ciudad (EFE).

Niños dejando flores y velas en Berlín, delante de la Embajada de Francia en la ciudad (EFE).

El tren está llegando, ¡odio correr para cogerlo! Una pareja de policías grita firmemente mientras avanzan hacia mí. «¡Alto policía!» Me detengo, sorprendido, mientras la multitud observa cómo abren mi mochila y empujándome contra la pared me registran. Tras varios trenes perdidos, varias personas observando y haciendo juicios entre murmullos, me sueltan y me desean un buen día, como si nada hubiese pasado.

Monto en el tren, ni un sitio libre. Algo pasa en este tren, la gente no mira el móvil, me miran a mí. Intento esquivar las miradas utilizando el móvil, veo un periódico en el suelo y pienso: «un periódico me salvará de este mal trago». Lo agarro buscando en él un respiro: leo y leo, y nada me ayuda, parece que hasta el periódico me trata hoy con prejuicios.

Tras el 13N de París supe que volvería la tensión del 11M que aterrorizó a la infancia de mi generación, y con la que oí por primera vez la palabra «terrorista» junto con una mirada de odio dirigida hacia mí.

Antoine Leiris, periodista que perdió a su mujer en el atentado en la Sala Bataclan, escribió en su carta a los autores del atentado «no tendréis mi odio….». Siento no poder decir lo mismo que Anoine Leiris: tenéis mi odio y posiblemente el de 1600 millones de musulmanes que pagan y piden perdón por cada acto de barbarie que cometéis gritando «Alá es grande».

No en mi nombre.

Cansados de la corrupción

Por Ángel Villegas Bravo

Además de la indignación, que ya hace mucho tiempo es infinita, qué tremendo cansancio me producen los numerosísimos escándalos de corrupción que se ensartan, uno tras otro, desde hace varios años. Qué vergüenza causan las declaraciones de quienes, ante el hecho de verse afectados por esos casos, acuden a excusas tan zafias como envolverse en la bandera, en la patria y achacar que se hayan sacado a relucir sus vergüenzas a ataques o tramas contra sus partidos, sus gobiernos, su identidad, su idioma.

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Operativo policial contra la corrupción. (EFE)

Que hartazgo ante tanta mendacidad, tanta manipulación, tanto saqueo del dinero público. Y qué impotencia ver cómo todos estos supuestos, o probados, delincuentes escapan indemnes, o casi, de tanto atropello.

Vivir en un país donde los gobernantes mienten impunemente y defienden a esos corruptos, sin que ello tenga consecuencias, es terriblemente desmoralizador, porque se tiene la sensación de estar indefenso ante cualquier tropelía que se le ocurra a cualquiera que tenga en su mano la posibilidad de usar esa impunidad.

Y eso, que por sí solo es una desgracia, se convierte en rabia y vergüenza insoportables cuando se tiene conciencia de que todo ese dinero sustraído es el que falta para la ciudadanía, para sanidad, educación, dependencia, bibliotecas, becas de universidad y tantas otras necesidades de los que pagan esos impuestos que saquean los delincuentes.

¿Y aún se extrañan de la desafección de la ciudadanía hacia las instituciones?

 

Por Maria E. Bolaños

A mí lo que preocupa de verdad es la corrupción institucionalizada. El 3% parece que se ha generalizado en los gobiernos nacionalistas y patriotas. Extraña coincidencia.

Los que más dicen querer a sus patrias, la desangran. ¿Cómo se llama a esto? ¿Es posible que hayan llegado a considerarse por encima del bien y del mal? No puedo pensar en una España del mañana sin que se solucione esta cuestión, sin que se depuren todas las responsabilidades. No veo la diferencia entre unos y otros.

Esta es la única emergencia nacional, todo lo demás son fuegos  artificiales para distraer nuestra atención.Nes

La niña más valiente del mundo: “Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo”

Por Pedro Serrano Martínez

MalalaEstas contundentes y certeras palabras las ha pronunciado Malala, recientemente, en un conmovedor discurso ante la Asamblea General de la ONU, donde le rendían un homenaje en su decimosexto cumpleaños. Malala, a la que ya califican como la niña más valiente del mundo por su coraje y determinación, pidió en su discurso “educación para todos» y defendió que la única vía para cambiar el mundo son «los libros y las plumas».

Como ya sabrán, Malala es una niña paquistaní que sufrió un ataque brutal de los talibanes en octubre de 2012 por defender la educación de las niñas. “Pensaron que con sus balas me callarían para siempre, pero fracasaron. Tomemos los libros y las plumas porque son nuestras armas más poderosas”, ha dicho esta joven ante la Asamblea.

Cuánta razón tiene esta niña decidida y valiente. Solo la educación nos puede rescatar de la cerrazón y de la bestialidad. Solo la formación y la cultura nos pueden librar de las tinieblas y ofrecernos nuevos horizontes. Solo los libros nos pueden despejar el camino hacia la libertad personal. De modo que, como dice Malala, luchemos por la escolarización universal. Tomemos las armas más inofensivas y más poderosas a la vez para cambiar el mundo, para neutralizar la sinrazón y la barbarie.