Por María José Collado
Mi madre ha fallecido hace poco. Estaba recibiendo cuidados paliativos. Ante un evidente empeoramiento llamamos al 061, que tardó dos horas en llegar. Mi madre ya había fallecido.
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Por María José Collado
Mi madre ha fallecido hace poco. Estaba recibiendo cuidados paliativos. Ante un evidente empeoramiento llamamos al 061, que tardó dos horas en llegar. Mi madre ya había fallecido.
Por Laura Muñiz Pacios
Soy una nefróloga que trabaja en un centro concertado de hemodiálisis. Cuando un paciente presenta una situación grave que requiere valoración en la urgencia del hospital, he de llamar al 112 o 061 para su traslado, así que he podido comprobar cómo cada vez funciona peor.
Por Marisa García Velasco.
Quiero decir que respeto mi religión, que es la católica, que admiro a todos los misioneros y misioneras que van a países extranjeros a ayudar a los demás voluntariamente.
Este verano mi madre, una mujer viuda de 80 años, tropezó y se cayó cuando estábamos de vacaciones, se rompió los húmeros de ambos brazos y se destrozó la cara.
Fue atendida en el hospital de Castellón, donde no la podían intervenir porque estaba colapsado y nos dijeron que sería mejor llevarla a Madrid.
Pedimos una ambulancia a Madrid y esta fue denegada; mi madre, según ellos, podía andar (evito contar todas las cosas que pasamos en el hospital de Castellón). ¿Fue denegada porque valía mucho dinero? Vino en tren con muchos dolores, costeado por ella misma, que es lo de menos.
Y por estos religiosos, hermanos españoles como mi madre, ponen una flota y en movimiento a un montón de gente que supone mucho gasto.
¿No hubiera sido mejor llevar médicos allí y medicinas para atender a nuestros misioneros españoles; además también podrían mejorar la salud de otras personas? ¿Para esto sí hay dinero? Mis padres, pagando la Seguridad Social toda la vida… y ¿era tan caro pagar una ambulancia?
Por Jesús A. Luna
Es sorprendente que en los tiempos que corren aún se funcione en la salud de la Comunidad de Madrid con criterios muy poco profesionales. Me recuerdan los tiempos en que eran los “enchufados los que gestionaban” la administración. Creo que esto ya no es de recibo. Aunque he constatado que esta experiencia es general.
Mi madre de 90 años fue ingresada en el Hospital Universitario de Getafe el pasado domingo día 28 de abril y ha permanecido allí hasta este lunes 6 de mayo. El servicio sanitario ha sido excelente. Hemos sentido la gran profesionalidad de todo del personal.
Sin embargo, después de que el 6 de mayo fuera dada de alta a las 12 horas, estuvimos esperando hasta las 19.30 h. una ambulancia para retornarla a su residencia en Torrejón de la Calzada (a unos 15 minutos de distancia). A esa hora, y viendo su estado de nervios —y que ya no estaba previsto dispensarle su medicación—, la trasladé allí en mi coche particular haciendo enormes esfuerzos y con mucha incomodidad para ella que anda en silla de ruedas.
Pude constatar que estas demoras son habituales (en el hall de entrada dejamos a un paciente en silla de ruedas que acude a diario a diálisis, que esperaba la ambulancia desde las 15 horas). Es decir, que lo conseguido con reparadoras atenciones se anula, oscurece o seguramente perjudica al paciente al ser sometido a un estrés injustificable e inadmisible. Por otra parte, he recibido numerosos testimonios que avalan, desde hace mucho tiempo y en situaciones incluso extremas e inhumanas, este defectuoso servicio.
Esto es inadmisible. Por mi profesión conozco bien cómo se comportan los servicios de logística en cualquier ramo. Son eficaces y sus costos ajustados. Realmente no veo cómo puede justificarse esta falta de profesionalidad con los pacientes, a no ser que se achaque a la inutilidad de las personas que supuestamente organizan estos servicios.
Mi petición para Salud Madrid se resume en que, por favor, apliquen la misma profesionalidad en todo el servicio sanitario. No por ello debe resultar más caro.