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Entradas etiquetadas como ‘alquiler’

Me piden que adelante 7 meses de alquiler: la situación es crítica

Por Z. L.

Soy un hombre joven de 34 años. Hace ya unos 6 meses que estoy buscando un piso para alquilar. El 1 de febrero hablé con la agencia inmobiliaria y me cuenta los requisitos:

Mes corriente, más mes de fianza, más mes de agencia (más 21% de IVA), más cuatro meses de garantía.

Alquiler

Un anuncio de alquiler de vivienda (ARCHIVO)

En total se trata de siete mensualidades. Mi pregunta es: ¿es normal que me pidan siete mensualidades? O mejor pregunto: ¿es legal que me lo pidan?

Así se imposibilita alquilar un piso para trabajadores normales. ¿Hay alguna regulación en respecto a esta situación?

He hablado con Plan Alquila de la Comunidad de Madrid. Yo tengo contrato por obra y servicio, pero mi mujer tiene contrato indefinido, sin embargo no lo aceptan por ser una empleada doméstica…

La situación es crítica. No solo para mí, sino para miles de jóvenes también. Creo que habría que hablar más sobre el tema de los alquileres abusivos.

A la hora de alquilar exigen condiciones no acordes con la situación actual

Por Álvaro Fernández Misas

272298-933-1400Ya ha pasado un mes. Un mes desde que comencé a buscar piso para independizarme e irme a vivir con mi actual novia. Un mes consultando webs de búsqueda de pisos en alquiler, concertando visitas a pisos, intentando puentear a inmobiliarias, intentos fallidos de negociaciones…Y después de un mes, sigo igual. Con los papis.

Vivo en Madrid, así que muchos comprenderán mi desesperación. De todos es sabido que el nivel de vida de Madrid capital es altísimo. Asfixiante, más bien. Y es que la situación roza lo absurdo. A los precios desorbitados e hinchadísimos de los pisos hay que añadir unas condiciones y unas garantías exigidas al inquilino que están totalmente fuera de lugar. Pase lo de pagar un mes de fianza pero, ¿cómo se entiende, con la que está cayendo, que se pidan varios meses de fianza y avales bancarios? ¿Cómo se entiende que, a parte de la fianza, debas pagar un mes completo a las inmobiliarias? Y lo que es la repanocha, ¿cómo se entiende que pidan contrato indefinido a todas aquellas personas que vayan a vivir en el inmueble? ¿Contrato indefinido? Por Dios bendito, si de la totalidad de los contratos de trabajo actuales, sólo el 2% son indefinidos. Que sí, que se debe demostrar solvencia y todo lo que tú quieras pero, oye, la situación es la que hay. Y lo que yo veo son exigencias no acordes a la situación actual y precios que, sólo los que cobran más de 1300 euros netos mensuales pueden permitirse. Y aun con ese sueldo, irían pillados.

La cosa es que no dejo de darle vueltas a una cuestión. Entiendo que el mercado inmobiliario se rige por intereses puramente económicos y particulares y que es algo que se sitúa fuera del alcance de la Administración pero, en un país donde el derecho a una vivienda digna es un derecho fundamental y recogido en la Constitución Española, ¿no debería acaso intervenir el Estado y controlar parte de ese mercado? ¿No debería establecer límites reglas y garantizar tanto a propietarios como a inquilinos unas condiciones óptimas que no perjudiquen, sino que favorezcan a ambas partes? ¿No debería el Estado premiar o penalizar según los casos?

Ataques a Ada Colau

Por Agustín Arroyo Carro

Lo más rancio de la derecha mediática nacional acusa injusta y falazmente a la nueva alcaldesa de Barcelona de querer hostigar al turismo que llega a Barcelona y expulsarlo. Decir esta estupidez no resiste el menor análisis inteligente. ¿Quién, en su sano juicio, querría ahuyentar a siete millones de turistas que cada uno deja una media de mil euros en su estancia en la ciudad condal? Hay que ser malo y tonto para pensar que alguien se puede tragar esta milonga.

Ada Colau

La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau (ATLAS)

Lo que la Sra. Colau pretende con su equipo de gobierno es ordenar el crecimiento hipertrófico de apartamentos ilegales que además no respetan las normativas municipales para esta clase de establecimientos. Las asociaciones vecinales se han quejado durante meses, y de forma reiterada, por los escándalos provocados por jóvenes turistas vociferantes, canoros o borrachos que en su descontrol dionisiaco han roto la paz y el descanso nocturno de muchos ciudadanos anónimos.

Todas las actividades lucrativas con un marcado carácter mercantil han de estar reguladas, ordenadas y controladas por las autoridades competentes con el fin de armonizar derechos y deberes y respetar y contribuir a la paz social. La jungla ideológica neoliberal, con su manido y lesivo» laissez faire», suele permitir el caos para lucro ilimitado de pocos y la acumulación opulenta de los más sinvergüenzas y el empobrecimiento masivo.

Wert, embajador de la OCDE

Por Enrique Chicote Serna

Según leo, José Ignacio Wert, uno de los peores ministros de Educación de la democracia, según la opinión mayoritaria de la comunidad educativa, ha sido nombrado por el gobierno embajador de España en la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE), con sede en París.

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José Ignacio Wert, embajador de España en la OCDE. (EFE)

La vivienda donde reside se encuentra en una de las calles más caras de la capital francesa. Se trata de un piso de unos 500 metros cuadrados, cuyo alquiler de 11.000 euros mensuales pagamos todos nosotros. Además, tiene a su servicio dos personas también pagadas por el Estado español, y dispone de coche oficial con chófer y un sueldo de 10.000 euros al mes más gastos de representación. No sé cómo no se dan cuenta de que son estas cosas las que irritan sobremanera a la opinión pública y alejan a la ciudadanía más concienciada de sus representantes.

La abrumadora simplicidad de la realidad

Querido desconocido:

En pleno auge del pesar y la rabia brutalmente contenida en mi persona escribo estas líneas sin más motivo que la empatía de quien las lea. En ellas no voy a andarme por las ramas y voy a mostrarle sin más la abrumadora simplicidad de la realidad que me ha tocado vivir que, precisamente por simple, se ha vuelto insoportable.

Soy un chico muy normal de casi veintisiete años, nacido y criado en la provincia de Málaga en el seno de una familia media española. Tengo trabajo a diferencia de 5 millones de compatriotas. Soy animador turístico en la sobreexplotadísima Costa del Sol, mi sueldo no me permite pagar un alquiler con lo que me veo obligado a vivir en una añeja habitación de personal de un hotel, cosa que, aunque me mantiene veinticuatro horas en el lugar de trabajo y sin apenas posibilidad de desconectar, me permite ahorrar un par de cientos de euros al mes.

A todo esto hay que sumarle que, dada la naturaleza de mi trabajo, los niveles de estrés y agotamiento que alcanzo son desorbitados y además, a causa del afán ahorrador facilitado por la libertad a la hora de determinar el volumen de trabajo de cada empleado que el gobierno del Rajoy ha dado a las empresas, me he quedado solo en el departamento.

Una pareja. (ARCHIVO)

Una pareja. (ARCHIVO)

Tengo pareja, de hecho hace dos meses que pusimos papeles de por medio y formalizamos nuestra relación. Desde entonces solo hemos pasado juntos dos semanas, ya que a causa del panorama laboral español nos hemos visto obligados a poner mil kilómetros de por medio. Esa persona es la causa de cada uno de mis despertares, es lo que me mantiene en pie y me anima a seguir intentándolo un día más. Después de una vida de autoestima por los suelos, malos momentos y pesimismo, llegó y me hizo sentir que tengo mucho que ofrecer, que se me puede querer de verdad, que merezco que alguien me regale su vida entera.

Pero cuando pasa la euforia de sentir que también puedo ser feliz me topo con la barrera de la distancia. Saber que la realidad que la ineptitud de todos los que nos han gobernado hasta ahora nos ha pintado me hace imposible sentir que alguien me respira en la nuca por la mañana es lo más frustrante que pueda imaginarse. El no saber qué hace, con quién está, si se encuentra bien o si me necesita, esa impotencia de no poder cumplir lo que le prometí, de no poder estar ni en la salud ni en la enfermedad, esa sensación de haber fallado es amarga y casi me vence a veces.

Encontrar trabajo en España no es fácil y si estás justo al otro lado del país pues imagínese. Las necias palabras que intentan convencernos de que todo va bien, han convertido las de la persona más especial de mi vida en impersonales impulsos de ondas que se envían de móvil a móvil. ¿Impotencia, rabia? No, esto vas más allá, es odio por esa gente que se erige como salvador de este país pero acaba salvando solo a quienes le conviene, es repulsión por los que deciden qué es lo «mejor» o qué necesitamos para vivir, es el más absoluto asco por todos los que se dedican a decir que eso está mal y que ellos lo harían mejor mientras siguen sin aportar soluciones a una crisis que va sumir a la gran mayoría del pueblo español en la más absoluta miseria y preocupándose de las reservas del BCE sin pensar siquiera en las de la despensa de una familia media.

Es muy triste que se hable de «estado de bienestar» si ni con un trabajo fijo, una pareja estable y la única aspiración de una vida tranquila se puede ser feliz. Simplemente, seguiré secándome las lágrimas cada día para que mis clientes no vean que estoy jodido, animándome al mirar la playa por la ventana mientras me acabo de despertar con mi café matutino y dando las buenas noches a la foto de aquel beso que nos dimos en un chiringuito de la playa de Los Álamos pocos días después de conocernos. No voy a dejar de dar pasitos con la esperanza de que algún dia el billete sea de un solo trayecto, aunque tarde toda una vida en llegar. La esperanza con su verde luz iluminará cada intento y prometo lograrlo le pese a quien le pese y, cuando lo haga voy a dedicar mis esfuerzos a reírme de quienes cavaron zanjas en mi camino, cuando los vea en las riñas de patio de colegio en las que se ensalzan como quinceañeras por ver quien se lleva el pedazo más grande sin saber que su castigo es no tener nunca suficiente.

Sin más y esperando haber causado alguna sensación que le haya puesto en mi lugar por un momento, se despide siempre agradecido,

 Por J. Del Valle

Es demasiado sencillo robar en el campo

Por Elisabeth Moreno

Jornaleros trabajando en unos cultivos. (ARCHIVO)

Jornaleros trabajando en unos cultivos. (ARCHIVO)

La semana pasada me robaron en la finca en la que estamos alquilados. Se llevaron todas las máquinas de valor, en total calculo que nos quitaron alrededor de 2.000 euros.

Fuimos a denunciar el robo y lo único que se le ocurrió decir al agente de la Guardia Civil fue: darlo por perdido… «Estupendo», pensé. Pero si mis apellidos fueran conocidos, seguramente se esforzarían un poquito más.

No solo robaron máquinas para el cultivo sino que también robaron el trabajo de toda una temporada, nuestra comida y parte de nuestro ocio. Gracias a Dios dejaron a las gallinas en su sitio, pienso que fue porque en su furgoneta ya no les cabían más enseres puesto que no fuimos los únicos perjudicados —el resto de fincas que comunican con la nuestra también sufrieron estos hurtos—.

Como desconfío de la capacidad de la policía para encontrar los objetos robados, a no ser que se los encuentren de frente y los ladrones se delaten, lo expongo aquí más bien para desahogarme que otra cosa.

Todo el mundo sabe que es injusto pero ¿no se podría evitar esta clase de robos en el campo? Seguro que si volvemos a comprar máquinas o algo de valor, lo volverán a robar y nosotros volveremos a escuchar el mismo argumento por parte de los agentes. Robar en el campo se puede convertir en un pasatiempo, es demasiado sencillo y se pueden hacer pocas cosas legales para remediarlo.

La crisis está provocando que aumenten estos hechos, pero eso no es excusa ni un pretexto para seguir haciéndolo.

Lo confieso, soy un casero desalmado

Por David Ayala

Hace tiempo que soy consciente de la injusticia presente en la justicia, de lo desamparados que están quienes debieran estar protegidos y de lo poco que puede uno fiarse de la gente.

Dibujo que retrata la situación entre propietario e inquilino. (ESTEBAN)

Dibujo que retrata un enfrentamiento entre propietario e inquilino. (ESTEBAN)

Mi mujer y yo poseemos una vivienda en Collado Villalba (Madrid) que hemos tenido alquilada durante más de cinco años a una familia. Aunque el contrato de alquiler estipulaba un precio de 750 euros mensuales, la situación económica llevó a los inquilinos a pedirnos que bajáramos dicha cifra y así lo hicimos. El precio se quedó en 450 euros al mes.

Los meses pasaban con bastante incertidumbre en los cobros, que se hacían después del día 10 y, en bastantes ocasiones, pasado el día 20. Hubo un par de meses en los que nos pidieron que «echáramos mano de la fianza» porque no tenían dinero. A finales del 2013, se acumularon tres meses sin pagar el alquiler, pidiéndonos por favor que nos hiciéramos cargo porque llegaban las navidades y estaban vendiendo cosas para poder hacer regalos de reyes a sus hijos. Nos aseguraron que el día 15 de enero comenzarían de nuevo a pagar las mensualidades.

Pasado el día 15, recibimos una llamada de una persona que nos dijo que era vecina de los inquilinos y que éstos le habían dado las llaves para que nos las devolviera. Llamamos a la policía pero nos dijeron que no podían hacer nada y que, en el caso de recibir las llaves, que no se nos ocurriera entrar en nuestra casa.

Acudimos por tanto al juzgado a informarnos y, de nuevo, nos dijeron que no entráramos en la casa, que debíamos poner una denuncia y que, con suerte, tardaríamos entre cuatro y siete meses en poder entrar. Somos unos sinvergüenzas porque, a pesar de la gran ilegalidad, decidimos entrar en una casa que, además, tenía una luz encendida.

Vacía, sin calefacción, con todas las puertas rotas a base de patadas y puñetazos -ignoramos el motivo-, sucia, con un impago de luz de un mes y, afortunadamente, con todos los papeles del alquiler puestos en un sobre. Así nos encontramos la que una vez fue el hogar de soltera de mi mujer.

Al haber permitido que pagaran con la fianza y con los retrasos, y añadiendo a ello los problemas generados en el piso, nuestro quebranto económico fue de unos 6.000 euros, pues para poder poner de nuevo en orden el piso nos gastamos 3.000 euros.

Recién reformado, pusimos de nuevo el piso en alquiler. Vino una pareja joven que quiso alquilarlo. Como no estaban convencidos de pagar el seguro (es un acuerdo entre partes, no estaban obligados) les ofrecí que pagáramos a medias y accedieron. Nos entregaron una señal de 250 euros y enviaron los papeles al seguro pero éste dijo que no cumplían con las condiciones y no podían hacerlo. Hablamos con ellos, les ofrecimos entonces que pagaran dos meses de fianza y accedieron. Nos pidieron que les dejáramos entrar antes para dejar unos muebles y accedimos aunque no les daríamos las llaves hasta que no comenzara el alquiler y, por supuesto, previo pago del mismo.

Dos días después de haber concretado la situación y las nuevas condiciones, nos llamaron para decir que no, que no estaban de acuerdo y que no querían el piso. Nos pidieron entonces que les devolviéramos la señal. Aunque en un principio mi intención fue devolverla, caí en la cuenta de que no, que precisamente la señal se da para evitar estas situaciones y, dado el caso, compensar los quebrantos producidos. Así es que me negué a devolver el importe de la señal.

Ilustración del alquiler de un piso. (LUIS FRUTOS)

Ilustración del alquiler de un piso. (LUIS FRUTOS)

Desde entonces he recibido varios mail en los que se me ha dicho que «sin ningún escrúpulo les ha sustraído 250 euros» a «unos jóvenes sin malicia que pretendieron alquilar su vivienda«. Intenté razonar con la persona remitente de dicho mensaje, de la que desconozco el vínculo que tiene con la pareja, pero sólo obtuve nuevas acusaciones.

Estos «jóvenes sin malicia» enviaron un mensaje al portal inmobiliario en el que teníamos puesto el piso en alquiler diciendo que se trataba de una «supuesta estafa«.

Por fortuna, hemos alquilado el piso, hemos actuado más que correctamente, hemos perdido mucho dinero por actuaciones que han quedado impunes y ahora, además, hemos tenido que soportar que nos llamen ladrones y estafadores. La fortuna ha querido que hayamos podido alquilar el piso antes de que apareciera la difamación en el anuncio pero ¿Y si no hubiera sido así? ¿Y si hubiéramos perdido la oportunidad de alquilar el piso porque unos «jóvenes sin malicia» no quieran hacerse responsables de sus decisiones y nos difamen alegremente?

Pero nosotros somos los propietarios, los malos, los que tenemos la sartén por el mango… los que pagamos la hipoteca, los que pagamos los daños, los que no podemos entrar en nuestra casa aunque dejen de pagarnos, los que sufrirán las consecuencias de impago con los bancos o buscarán en familiares y amigos un apoyo que les permita mantener a flote la economía familiar.

Soy un sinvergüenza y un desalmado pero podré dormir muy tranquilo, aunque con mucha pena, porque sé que la gente «sin malicia» puede hacer todo el daño del mundo con total impunidad y el apoyo de quienes creen que saben aunque no sepan.

Pan para hoy y hambre para mañana

Por Licer Gijón Serrano

Venta de viviendasLa Comunidad de Madrid, en su BOCM del 27 de septiembre, ha puesto a la venta seis inmuebles de su propiedad, bueno, de propiedad de todos sus ciudadanos. Estos edificios están adscritos a ARPROMA, empresa pública perteneciente a la Consejería de Economía y Hacienda. Estos edificios, en la actualidad, están siendo utilizados para el servicio público, y en el pliego de condiciones consta que se venden con la condición de que sigan alquilados a la Comunidad de Madrid para seguir prestando dicho servicio. El contrato de alquiler es de 15 años.

Haciendo cálculos, entre el precio de salida de los edificios y el alquiler que la Comunidad de Madrid deberá pagar anualmente, nos damos cuenta que en un plazo entre 11 y 17 años se le habrá devuelto al propietario el dinero que ha pagado por los edificios, y los ciudadanos madrileños tendremos seis edificios menos, con la consiguiente merma de nuestro patrimonio, y un sobre gasto de alquiler para seguir prestando esos servicios.
Esto no es un préstamo, no es una hipoteca, esto es un regalo para algún inversor y un robo a los madrileños.

Poco a poco nos están dejando sin nuestro patrimonio, dejarán la Comunidad de Madrid “como un solar” no tendremos activos para afrontar dificultades venideras, que a juzgar por la torpeza de su gestión no dudamos que puedan sobrevenirnos en un futuro. ¡Ya está bien!

¿A quién beneficia el nuevo certificado de eficiencia energética para viviendas?

Por Enrique G Blanco

Certificación energética viviendasRecientemente he escuchado en un medio de comunicación una noticia en la que se hablaba de la entrada en vigor este mes de junio de una exigencia para todas las viviendas que se pongan en venta o alquiler, consistente en la realización de un certificado de consumo eficiente de energía. Según una persona experta que explicaba la importancia del mismo, va a servir, entre otras cosas, para hacer unas recomendaciones sobre las pequeñas obras necesarias para que en cada vivienda consumamos menos energía y emitamos menos contaminación al medio ambiente. Este certificado, al parecer, va a tener un coste en torno a 250 euros y, según la noticia, será realizado por una empresa privada homologada.

En mi opinión, todo lo que contribuya a que ahorremos energía y emitamos menos contaminación al medio ambiente me parece bien y cualquier consejo que se pueda dar a los ciudadanos para que ahorremos energía o contaminemos menos también es bueno e incluso necesario. Lo que no veo tan bien es que el ciudadano tenga que pagar a una empresa particular por la realización de ese certificado. Me pregunto si no podría realizarlo por un módico precio personal especializado contratado por la misma administración pública con competencia en materia de energía y medio ambiente y hacerlo extensible a todas las viviendas en general.

Como ciudadano, lo que más me preocupa e indigna es que los nuevos impuestos que nos exigen puedan terminar llenando los cajones privados, en vez de los de la administración que al menos beneficia a todos.

Las dos caras de la dación en pago

Por Moisés Gómez Díaz

Tras la comparecencia de la representante de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca en el Congreso de los Diputados se ha reavivado el debate acerca de la conveniencia de la introducción de la dación en pago en nuestro ordenamiento jurídico. Si bien se hace referencia frecuentemente a que este mecanismo existe en otros países desarrollados, lo cierto es que las leyes de sobreendeudamiento –que es el instrumento jurídico que regula la dación en pago- sólo la permite bajo condiciones muy restrictivas.

ILPSi bien la intención es loable, en el debate público no se hace referencia a las consecuencias negativas que la dación en pago tendría para los nuevos compradores de vivienda: los bancos darían mucho menos crédito y a mayor precio, dado que el riesgo aumentaría. Esto tendría consecuencias buenas, como una importante bajada de los precios de los pisos; pero mucha gente no podría acceder a una vivienda en propiedad –algo que en España es para gran parte de la población algo muy importante-. En países como los Estados Unidos y Canadá es muy difícil acceder al crédito hipotecario sin avales públicos precisamente por la existencia de la dación en pago.

Es por ello que es importante presentar los factores a favor –bajada de precios y la inexistencia de una deuda de por vida- y los factores en contra –imposibilidad de una parte importante de la población con trabajo de acceder a un crédito hipotecario- al plantear de forma pública este tema.