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Archivo de la categoría ‘Nacional’

La ludopatía en los videojuegos

Por Daniel Sureda Rodríguez

Los adolescentes protagonizamos noticias en los medios de comunicación de toda índole a diario, pero en muy pocas ocasiones tenemos la oportunidad de expresarnos en ellos con nuestra propia voz. Yo soy un adolescente que disfruta jugando a videojuegos, pero también me preocupa la posible ludopatía que pueden generar en mí y mis amigos, debido a aquellos videojuegos que la camuflan como recompensas de pago.

Hoy en día todos estamos acostumbrados a que los videojuegos incluyan opciones de pago y conocemos a alguien que, de vez en cuando, decide invertir sus ahorros en una ventaja sobre los demás jugadores. El problema llega cuando juegos dirigidos a un público menor de edad deciden incluir recompensas nuevas dependiendo del azar, provocando que la mayoría de las veces no consigas tu recompensa esperada y te genere una necesidad de volver a probar suerte.

Este tipo de acciones pueden generar una adicción, despertando intriga, nerviosismo y emoción en los jugadores. Si son menores de edad, corremos el riesgo de que sea el  detonante de actitudes ludópatas, que podrían desencadenar un problema de adicción real a las apuestas

Lo veo, me preocupa, y creo que se deberían adoptar medidas que tienen países como Austria, que relacionan este tipo de actividades con el mundo de las apuestas y hacen que sean ilegales para los menores de edad, previniendo así un posible problema de adicción.   

Niño jugando a videojuegos. (Getty Images/iStockphoto)

 

Me piden que adelante 7 meses de alquiler: la situación es crítica

Por Z. L.

Soy un hombre joven de 34 años. Hace ya unos 6 meses que estoy buscando un piso para alquilar. El 1 de febrero hablé con la agencia inmobiliaria y me cuenta los requisitos:

Mes corriente, más mes de fianza, más mes de agencia (más 21% de IVA), más cuatro meses de garantía.

Alquiler

Un anuncio de alquiler de vivienda (ARCHIVO)

En total se trata de siete mensualidades. Mi pregunta es: ¿es normal que me pidan siete mensualidades? O mejor pregunto: ¿es legal que me lo pidan?

Así se imposibilita alquilar un piso para trabajadores normales. ¿Hay alguna regulación en respecto a esta situación?

He hablado con Plan Alquila de la Comunidad de Madrid. Yo tengo contrato por obra y servicio, pero mi mujer tiene contrato indefinido, sin embargo no lo aceptan por ser una empleada doméstica…

La situación es crítica. No solo para mí, sino para miles de jóvenes también. Creo que habría que hablar más sobre el tema de los alquileres abusivos.

‘Accidentes’ de caza

Por Julio Ortega

Luis Miguel, otro cazador muerto por el disparo de un compañero de montería, esta vez en Doñana. Y van… Qué lamentable que sigan denominando como ‘accidentes’ a muertes provocadas por gente con prisa por abatir una pieza y, a menudo, con alcohol en sangre.

Debería darles qué pensar lo frecuente de pegarse tiros entre ellos mismos, debería quitarles las ganas de seguir acabando con vidas de animales por diversión saber que otro ataúd se ha llenado gracias a su pasatiempo sangriento.

Cazador

Imagen de archivo de un cazador.

Mucho D.E.P. en sus comentarios pero volverán a coger el arma el próximo fin de semana y puede que otros hijos se queden sin padre por culpa de un nuevo ‘tiro accidental’. Ya sabemos que el sufrimiento y muerte de otras especies les resultan dignos de sonrisas y orgullo en sus fotos tras los «lances», pero es que además parecen importarles muy poco realmente las de miembros de la suya.

Qué triste y qué asco que a tal colección de cadáveres la llamen en unos casos trofeos y en otros accidentes, cuando todos son muertos por la caza. Porque cazar es matar. Siempre. Para eso sirve la munición de los cazadores.

Carta de unos alumnos a los sanitarios: «Aunque tengamos vacuna, fuisteis nuestra salvación»

Por los alumnos de 6º del CEIP Miguel de Unamuno de Madrid.

Queridos sanitarios:

CEIP Miguel de Unamuno y aplausos a los sanitarios.

CEIP Miguel de Unamuno de Madrid y aplausos a los sanitarios en marzo de 2020.

En primer lugar querríamos daros las gracias por todo el esfuerzo que estáis haciendo estos dos últimos años.

Aunque ya no salgamos a aplaudiros como hacíamos cada tarde, todos recordamos lo que hicisteis y seguís haciendo. Sin vosotros, ni siquiera la mitad de nuestros amigos tendría a toda su familia a su lado.

Os merecéis el aplauso más largo del mundo. A pesar de las críticas, creemos que deberíais estar orgullosos del trabajo que habéis realizado y que seguís haciendo.

Nos gustaría poder ver a todos esos que hablan mal de vuestra labor estar al pie del cañón como lo estáis vosotros día tras día.

No solo salváis vidas, también a nuestros familiares y amigos. Y aunque ahora tengamos una vacuna vosotros fuisteis nuestra salvación en esta pandemia. Gracias a vosotros, por cada vida que se pierde hay 100 que se salvan.

Os queremos mucho.

Vacunación: Un calvario lo del Wanda

Por Carmen García Serrano

[El viernes] viví la experiencia de acudir al Wanda Metropolitano para recibir mi vacuna. Estaba citada a las 16:05. Me encontré al llegar con cientos de personas.

No había ningún cartel informativo ni nadie que informase, por lo que recurrí a preguntar a unos componentes de la fila. Me indicaron que buscara el final para unirme a la fila, única para todos los que íbamos llegando.

Comenzó el desfile. Empezamos a caminar alrededor del estadio. En reportajes de tv había visto que los candidatos a vacunarse entraban por la puerta 34, por lo que al llegar a la puerta 30 entré en un estado de alegría, porque después de una hora de rodear el estadio, casi había llegado.

Pero nos esperaba una nueva sorpresa. Nos hacían entrar en el túnel del aparcamiento. Esto lo agradecí porque empezaba a tronar y el cielo amenazaba con un fuerte aguacero. Algunos tuvimos suerte, pero efectivamente las nubes descargaron sobre los cientos de personas que venían detrás.

Colas para vacunarse en el Wanda.

Colas para vacunarse en el Wanda.

Allí empezó una nueva procesión, era Viernes Santo. Durante otra hora estuvimos recorriendo el estadio, esta vez paseando por el aparcamiento. Llegamos a una escalera. Nos hicieron subir tres tramos. Esto después de dos horas de pie no creo que fuera del agrado de personas con muletas y bastones que había en la fila.

Tras estos tramos de escalera vimos la luz. Salíamos a la deseada puerta que vi en la tv y entramos a la sala de vacunación. Por fin, dos horas y media después de mi cita, conseguí ser vacunada en décimas de segundo.

Me dirigieron a una zona en la que cumplir el protocolo de 10 minutos post-vacunación. Delante de mí en la fila una señora venía desde Getafe y el señor que tenía delante de Alcalá de Henares.
Me pregunto: ¿Quién organiza esto? ¿Piensan en algún momento en las personas? ¿De verdad no se puede vacunar en sus localidades a las personas que vienen de fuera de Madrid capital?

Yo creo que sí, pero pienso que la foto de tanta gente alimenta la propaganda de cuántos han vacunado ese día, aunque sea a costa de nuestra paciencia y agotamiento. Después me he enterado de que he sido una privilegiada, porque por la mañana la espera parece que fue de cuatro horas.

En fin, no hay procesiones, pero nos han hecho vivir nuestro propio calvario.

Carta de un enfermo grave de covid a Victoria Abril, Miguel Bosé y resto de negacionistas de esta pandemia

Por  Julio González Tolmo

Contraje el coronavirus con 64 años en marzo del pasado año 2020. He sido un enfermo grave de covid. Siete meses después de darme el alta hospitalaria todavía sigo con secuelas físicas.

Estoy muy indignado con los comentarios que vengo oyendo sobre el coronavirus por parte de Victoria Abril, Miguel Bosé y otros negacionistas. Me da la sensación de que su negación sobre esta maldita pandemia la manifiestan por llevar la contraria sin más y así que se hable de ellos aunque sea mal, porque si no, no se entiende.

Si no fuese un tema tan serio y preocupante me daría igual. Ingresé el 25 de marzo de 2020 en el hospital La Paz de Madrid, estuve allí cuatro meses y una semana, de ese tiempo 21 días en la UCI. He sido, como muchos, un enfermo covid con múltiples complicaciones, neumonía bilateral, trombo pulmonar, derrame cerebral, pequeño ictus, coágulos, atrofia en los nervios femoral de una pierna, afonía casi total y alguna que otra más.

Después de más de 7 meses desde que me dieron el alta hospitalaria todavía arrastro secuelas como deficiencia respiratoria, dificultad para andar y, de vez en cuando, dolor de cabeza. A pesar de todo esto me considero afortunado por haber podido sobrevivir a esta maldita pandemia.

Yo no tenía patologías previas, he hecho deporte siempre, no fumaba y he llevado una alimentación más o menos saludable. Mi familia, mis amigos y yo sabemos de verdad lo que es este virus porque lo hemos sufrido. Por eso cuando oigo y veo a personas haciendo ciertos comentarios, casi mofándose del «corona-circus» como lo llama Victoria Abril, siento mucha indignación.

A esas personas que dudan de la pandemia y de sus graves consecuencias les diría que pasaran por cualquier hospital y vieran alguna planta de covid o de UCI por covid o simplemente que visitaran algún centro hospitalario de rehabilitación post covid, como el de Cantoblanco en Madrid donde yo estuve; verían, como yo he visto, pacientes que ya han pasado el covid y están esperando para hacer sus sesiones de rehabilitación sentados en sillas de ruedas, atados al respaldo de la silla para que no se caigan.

Facultativos atienden a un paciente con Covid-19 en la UCI del Hospital Reina Sofía de Córdoba, en una imagen de archivo.

Facultativos atienden a un paciente con Covid-19 en la UCI del Hospital Reina Sofía de Córdoba, en una imagen de archivo.

Yo no les pido que sean solidarios con las víctimas de esta pandemia, porque es evidente que no lo son, demuestran cero empatía con los que desgraciadamente hemos sufrido esta enfermedad. Sin embargo, lo que al menos deberían tener es un mínimo de respeto por todas las miles de personas que desgraciadamente han fallecido por el coronavirus, por sus familiares, por todos los miles de enfermos como yo que lo hemos pasado muy mal estando al borde de la muerte, por nuestros familiares, que han sufrido nuestra enfermedad sin poder vernos en muchos momentos por las medidas de seguridad y con el temor de que en cualquier momento les llamasen por teléfono del hospital para decirles lo peor.

Yo no les deseo a ellos que se contagien (porque no deseo el mal a nadie) como yo me contagié para que vieran realmente lo que se sufre. Seguro que no hablarían de la forma tan frívola como lo hacen. Pero si quieren hablar y cuestionar seriamente el coronavirus que al menos antes se informen con verdaderos profesionales.

Antes de finalizar mi carta quiero dar las gracias, toda mi admiración, todo mi respeto y todo mi cariño a los verdaderos héroes que son todo el personal sanitario que están jugándose cada día sus vidas con esta maldita pandemia para salvar las nuestras, aunque algunos sean incluso negacionistas.

Indignada con la ineficacia política ante Filomena

Por Maribel Alonso

“Colaboración y solidaridad ciudadana» están entre las palabras más escuchadas durante la última semana. Y, ¿qué tal si cuándo llegue el momento de pagar impuestos pedimos lo mismo a los políticos?

Como muchos de los españoles de bien, me describo como ciudadana que cumple con sus obligaciones sociales “tragando y tragando” constantemente e intentando digerir lo mejor posible que ellos, nuestros políticos, sin embargo no suelen cumplir con las suyas.

Pero es que ya últimamente, entre pandemia y Filomena, mi capacidad de resistencia ante la incompetencia/pasividad ha tocado techo. Vivo en Pinto, una localidad madrileña de aproximadamente 50.000 habitantes pero que, al menos mi calle, parece más bien una aldea del Pirineo a 2.000 metros de altitud.

Calle Manuel Hernánde Mompó

Aspecto de la calle Manuel Hernández Mompó de Pinto este 15 de enero, con la escuela infantil pública Tragaluz y el colegio público Dos de Mayo (FOTO: Maribel Alonso).

Con la magnitud de la borrasca Filomena es evidente que nadie pretendía que al día siguiente tuviéramos todo limpio como si nada hubiera pasado pero ¿esperábamos que 5 o 6 días después no hubiera pasado nadie, y digo bien nadie, limpiando muchas de las calles de la mencionada localidad de Madrid?

Pues así es, como digo, cinco días después muchas calles siguen exactamente igual que el día de la gran nevada pero convertidas en pistas de hielo. El día 13 nuestro alcalde anuncia en Twitter que, por fin, han conseguido una máquina quitanieves.

Tengo el placer de presenciar con mis propios ojos cómo dicha máquina duró lo que duró mi ilusión al verla, porque no sé si debido al desconocimiento, la incompetencia, la mala suerte, en fin…. la pala dio con un bordillo y ¡se partió! Si esto fuera una película, un sketch, un comic, sería graciosísimo, pero ¡es la triste realidad!

Con el agravante de que nadie en su sano juicio es capaz de entender qué hacía la primera máquina que nos llega a Pinto limpiando un aparcamiento que sólo se usa para patinar e ir en bici los fines de semana cuando muchísimos de los vecinos no podemos salir de casa sin el 90% de posibilidades de rompernos un hueso.

En fin, demasiadas preguntas sin respuesta, me temo…

En el aula de mi hijo se sigue dando clase pese a un positivo

Por David Álvarez

Quería informar de un caso digno de Berlanga. Ahora ya comprendo por qué el Covid está desbocado en la Comunidad de Madrid. Pues bien hace dos días recibimos un mail de la tutora de mi hijo del colegio Menéndez Pelayo de Madrid. Confirmado un caso de covid en la clase.

Decidimos no llevar niño al colegio. Llamamos a Secretaría y nos dicen que esperan instrucciones de la Consejería de Sanidad. Llamamos nosotros al teléfono Covid a la Comunidad de Madrid y nos vuelven a remitir al colegio. Al mediodía nos enteramos de que la mitad de los alumnos han asistido a clase y que mañana volverán como si nada hubiera sucedido. Hemos llamado al pediatra para explicar lo sucedido y nos dan cita ¡para el 5 de octubre!

¿Para qué sirven los protocolos anticovid de las aulas si nadie los cumple? ¿Es esta la manera que tienen en la Comunidad de gestionar esta crisis sanitaria? ¿Qué hacemos mañana, mandamos al niño al colegio a sabiendas de que han convivido con un caso de Covid? Si me lo cuentan no me lo creo.

Para colmo, anoche recibimos una carta del director, que adjunto en la imagen, en la que nos dicen que no van a actuar hasta que les responda la Consejería de Salud y que eso puede llevar días.

En el protocolo de actuación de la Comunidad de Madrid ¿no puede el director de un colegio parar la actividad de un aula con un caso confirmado de Covid? Esperando a Godot.

 

Cultivar la gratitud

Por Elena Izquierdo

Me animo a escribir esta carta después de escuchar las terribles cifras de ancianos fallecidos en residencias de mayores. ¡Qué dolor y qué tristeza perder a tu ser querido en estas terribles circunstancias!

Quiero cultivar la gratitud, reflexionar, apoyar y hablar de aquellas residencias –que no salen en las noticias– y que han tenido un empeño heroico –un reto nada fácil- en mantener una actitud ejemplar, actuando rápidamente y poniendo todo su afán en controlar la situación para proteger a nuestros mayores.

Voy a destacar la residencia de San Juan De Dios (de El Álamo, Madrid). Allí está mi madre. Y les quiero felicitar por su responsabilidad, por su esfuerzo incansable, su profesionalidad y su gran capacidad para perseverar en la dura batalla que están manteniendo diariamente contra este virus.

Residencia San Juan de Dios

Residencia San Juan de Dios en El Álamo. (residenciasanjuandedios.es)

Mi reconocimiento y gratitud para Yolanda. Gracias por tu gran profesionalidad y tu gran capacidad de trabajo dando ejemplo y esforzándote siempre por los que más lo necesitan.

Mil gracias a todo un gran equipo humano:

Los doctores, supervisoras, enfermeras, equipo rehabilitador (físico y psicológico), auxiliares, recepción, administración, personal de mantenimiento, cocineros, limpieza… por cuidar a mi madre y a todos los residentes. Gracias por mantenerme informada de su estado de salud, por las vídeollamadas, por el apoyo psicológico que he tenido para poder llevar esta terrible situación que vivimos alejados de nuestros mayores.

Por vuestra gran capacidad de reacción y vuestro buen saber hacer, habéis plantado cara a esta pandemia protegiendo a nuestros ancianos.

 

 

 

 

Hilos en el alma

Por Eva Manso

Todos tenemos la mejor madre del mundo, porque nos ha dado la vida. Mi madre me la dio dos veces, un día cualquiera de abril y cuando faltó mi padre y decidió pasar el resto de sus años en una residencia, para no dar guerra decía ella y para no ver siempre las mismas caras. Quería marcha mientras su enfermedad la dejara. Siempre he pensado que fue un acto enorme de generosidad hacia nosotros, su felicidad empezaba donde empezaba la nuestra.

Mi madre era costurera, más bien sastre, que junto a mi padre te hacían unas americanas que temblaban los que las lucían. Quizás por eso, al criarme en un taller aprendí que la vida son puntadas y pespuntes, y unas buenas puntadas solo se pueden dar con humildad, que es lo que eran mis sastres, humildes.

Siempre ayudó en lo que pudo al próximo, y digo bien, sí, al próximo, siempre desde la recámara, sin que casi nos enteráramos, cuidó de todos, pendiente de sus vecinos, capaz de hacer unos callos a uno de ellos sin saber si estaban bien de sal porque no soportaba los callos. Tenía genio, y ella pensaba que valía para todo, lo que la hacía ser fuerte. Sus nietos la llamaban Macgyver entre risas, porque, aunque no siempre le salía todo bien, ella seguía intentándolo y a veces hasta creía que lo hacía.

Luisa con uno de sus nietos.

Luisa con uno de sus nietos. (EVA MANSO)

Era una buena mujer, siempre orgullosa de su familia y de sus tres nietos, que trastearon y disfrutaron de los años en los que la casa estaba llena de luz.

Cuando llegó a su nuevo hogar cosió alegrías y penas -además de algún bajo de pantalón-, con el equipo humano que la ha cuidado y acompañado en estas últimas semanas, ese equipo que aplaudimos a las 20:00 h y que ha sido su segunda familia este tiempo, los que en los últimos años en los que su enfermedad empeoró la arreglaban, peinaban, perfumaban y hacían compañía. Ese equipo que nos ha enviado mensajes dándonos las gracias por haber sido tan buenas hijas con “su Luisa”.

Aunque mi hermana y yo llevábamos tiempo con las maletas preparadas, son ellos los que han acompañado a mi madre en su último viaje, porque esto que estamos viviendo no nos ha permitido hacerlo a su familia. Sé que te fuiste con mucha luz y tranquila pero es muy doloroso pensar que hace algo más de un mes te besé y te dije “estás muy guapa mamá, mañana viene a verte Ani” y que ya no podremos verte, acompañarte, tocarte, despedirnos.

Espero que la «bendita resiliencia», el tiempo y el calor de los que están a nuestro lado nos ayuden, nos dé luz y tranquilidad.

Siempre seré lo que tu decías cuando llegaba a verte –“es mi hija, la pequeña”– y aunque a veces me hagan daño seguiré subiéndome a esos tacones que tanto te gustaba verme lucir.