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Montar en autobús y no morir en el intento

Por Begoña de Frutos García

Imagen de un autobús de la EMT (Jorge París).

Imagen de un autobús de la EMT (Jorge París).

Soy una heroína. Como lo son todos y cada uno de los usuarios que cada día, se atreven a desafiar la ley del equilibrio, descansando sus posaderas en los cuatro asientos enfrentados colocados en la parte de atrás de los autobuses urbanos de la EMT Madrid. Se añade un grado de valor a la proeza, si son los que se encuentran al lado de la ventana.

Primero porque se requiere una habilidad especial para sortear la muralla que forman en un espacio tan reducido las rodillas pegadas, chocándose, de los viajeros que ocupan los asientos que están al lado del pasillo. Mientras, tu mano se aferra con el brazo completamente estirado al asidero colgante que hay en el techo, con el objeto de que la velocidad del bus no te balancee y te estrelle contra los cristales o, en el mejor de los casos, caigas en los brazos o en las piernas de un desconocido. O puede ocurrir, lo que no deja de ser menos malo y doloroso, que des un pisotón involuntario, machacando cruelmente a un inocente juanete.

Una vez consigues sentarte, se apodera de tí una especie de baile San Vito: no dejas de moverte corrigiendo tu postura, intentando mantener la espalda erguida, el culo se te desliza sin poder retenerlo. El material con que están fabricados los asientos es altamente escurridizo.

Cuando estás llegando a tu destino, debes realizar la operación contraria: toca levanarse, mantener la estabilidad sujetándote con una mano en el cristal, a la vez que, con el cuerpo completamente estirado, tratas de alcanzar la argolla colgante del techo, la misma, que te había ayudado a entrar.

En esta pericia, la mayoría de las veces son los propios compañeros de viaje que están sentados a tu lado quienes te agarran de los brazos para que no te caigas, sacándote en volandas al pasillo. Es entonces cuando, nuevamente, lanzas tus ya cotidianos agradecimientos o condolencias: «perdón», «gracias», «lo siento». Palabras que invaden todo el autobús, y que por su frecuencia, los pasajeros ya no vuelven sus cabezas o miradas en busca de dónde provienen. La mayoría de ellos, casi seguro, han pasado en algún momento por este trance.

9 comentarios

  1. Dice ser joseluis123123

    nunca entendere que enfrenten los asientos de unos pasajeros contra otros , eso pasa en muchos trenes ave, encima te obligan a ir todo el viaje hacia atras, en los autobuses de la emt mucha gente prefiere ir de pie antes que ir de espaldas.

    08 mayo 2016 | 19:27

  2. Dice ser checol

    heroes son los que van de pie… que tela con los frenazos y arrancadas de algunos, ya le gustaría a fernando alonso tener esa salida… total para parar 100 metros mas alante por el trafico o por un semaforo, y eso una mañana y otra y otra, con buses a cada cual mas petado… pero y tienes que sufrir los mismos calvarios de empujones, perdones, gracias y pisotones que si vas a los 4 asientos que mencionas, en fin… es el transporte publico que hay, y el metro no esta mucho mejor, luego diran que se usa mucho el transporte privado, pero cada dia me extraña menos.

    08 mayo 2016 | 22:49

  3. Dice ser yomismo

    Vaya, panda de quejicas … salid de España y cojed un bus en India, Kuwait o Mejico…. asi os dejabais de quejar. Que os quejáis de todo

    08 mayo 2016 | 23:07

  4. Dice ser Señorita CIA

    Pues vete andando o te pides un taxi, quejica del carajo. Verás que bien.

    09 mayo 2016 | 0:44

  5. Dice ser Jess Usopata

    En el AVE no sé la razón, pues no puedo utilizar transporte de señoritos por razones económicas, pero de los buses de la EMT puedo decir que son razones de diseño. Al ser de piso bajo, es la mejor forma de aprovechar los huecos de las ruedas. Lo mejor que puedes hacer si no te gustan esos asientos es no utilizarlos, pues son extra, y en cambio si que los utilizan grupos de gente, como mamás con sus niños, e incluso otros los utilizamos sin ningún problema.

    09 mayo 2016 | 0:46

  6. Dice ser José María Aznar

    Anda y que os follen a todos. Bien contentos estabais con las perras del PP y ahora todo son lloriqueos.

    09 mayo 2016 | 1:15

  7. Dice ser Kiki

    Es sencillo, utiliza el coche, o ve andando, o en bici, q manera de pasar un sufrimiento a lo tonto.

    09 mayo 2016 | 7:14

  8. Dice ser Ana

    Mi abuela dice que antes los autobuses eran mucho mas pequeños y que en cambio tenían mas asientos…Lo de que escurren, es cierto, no sólo porque sean de plástico,sino por la forma que tienen. La verdad, parecen hechos con el c…lo, como la barrita que han puesto justo en el medio de las puertas de entrada y salida del metro, donde se agolpa todo el mundo y así no puedes entrar ni salir.

    Claro que como los políticos de cualquier partido se hacen la foto el primer día y luego no lo cogen a las siete de la mañana con todo el mundo que va a currar pues no pasa nada..

    09 mayo 2016 | 8:31

  9. Dice ser Esteban Jiménez Gorrino

    ¿PARA CUÁNDO EL CARRIL-BICI, SEÑORA CARMENA?
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    …Pues sí, amiga Begoña, subir al autobús pone a prueba nuestras habilidades físicas (y lascivas). En el autobús (¡el transporte de la clase media!) tenemos que saber caminar como el urogallo, pisar juanetes con educación, mantenernos en equilibrio cuando no encontramos agarradero, resistir la ordinariez de una anciana deseosa de nuestro asiento, evitar tocar la barra del leproso, situarnos detrás de una linda muchachita para apretarla en cada curva.
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    …Viajar en autobús es también emular, sin saberlo, escenas típicas de la historia del cine. Como aquella escena clásica de la película A Day’s Pleasure (‘Un día de placer’), en la que Charles Chaplin camina mareado por la borda de un barco muy agitado. Situación idéntica a cuando vamos dando tumbos por el pasillo de un autobús en marcha. O la escena del camarote de los hermanos Marx (A night at the Opera, ‘ Una noche en la ópera’) cuando nos atascamos dentro del autobús por culpa de quienes no quieren irse al fondo.
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    …Yo, ¿qué quiere que le diga, amiga Begoña?, si tuviera dinero, cogería antes un taxi que el autobús. Como también creo que la gente preferiría un médico privado al de la Seguridad Social. Sobre todo porque el del Seguro es demasiado público y, antes de salir uno de la consulta, ya suele haber otro paciente dentro, y así no hay manera de tener intimidad. ¿Quién no ha visto cosas horrendas por esta causa? Yo mismo, que durante algún tiempo he padecido de próstata, le puede asegurar que eso de ser médico no está pagado con nada.
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    …En definitiva, sólo los ricos de la Castellana, Barrio Salamanca, Bernabéu y Callao pueden conservar intacta la dignidad. La clase media, en cambio, ha de viajar siempre muy juntita y verse el culo en las consultas del Especialista. Claro que sería un alivio si la señora Manuela Carmena cumpliera sus promesas de comprar los trenes eléctricos, reinstaurar la red de Búho-metro que hacía el recorrido del suburbano por la noche y de construir más carriles-bici. Así, al menos, correría más aire entre los pobres.
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    …Pero hasta que el Ayuntamiento de Madrid no haga esto, ¿cómo voy a jugarme la vida por la carretera, donde se ha pintado un carril-bici falso que no respetan los coches? Sólo los usuarios de la red BiciESAD ya han sufrido más de 255 accidentes en lo que va de año. Algunos con lesiones medulares graves. No deseo jugarme la vida con esa chapuza hecha por el Ayuntamiento de Carmena. Antes prefiero esos autobuses suburbanos de la EMT con sus apretones, sus ancianas gruñonas y su olor a axila.
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    …Los madrileños ya estamos hartos de tantas promesas incumplidas. Queremos para nuestra ciudad menos tráfico, más autobuses ecológicos, la ampliación del bono-joven hasta los 35 años y más kilómetros reales de carril-Bici. Para eso votamos en su día un Gobierno de izquierdas. Si no ¿para qué lo queremos? ¿Para que le pongan a Pedrito Zerolo una estatua ilustre en Chueca? No, amiga Begoña, no; la izquierda tiene que dar más de sí en el Ayuntamiento. Y resolver, como prometió, los problemas de los ciudadanos (la limpieza de las calles, los comedores sociales, los desahucios, la promoción de la ciudad, la Casa de Campo, el Botellón, los problemas de tráfico, el transporte público, más zonas verdes, más la cultura, menos multas…). Sólo así volveríamos a creer en la izquierda.

    15 mayo 2016 | 13:24

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