Por Paula Rosales Muñoz
La infanta Cristina. (GTRES)
El Gordo en 2014 ha sido mayor y tempranero. Antes de que llegara el de la Lotería de Navidad, nos enteramos del procesamiento de la infanta Cristina.
No es “sólo” un triunfo de la moral y dignidad contra quien ha hecho montajes mayores que su palacio en Barcelona.
Es también un triunfo para la economía de los más débiles, una esperanza de que se les haga justicia de verdad, en esta época en la que el Gobierno mismo consigue echar a tantos jueces y fiscales que estorban sus chanchullos.
Señores jueces y fiscales:
Por desgracia (y no me refiero solo al caso Nóos) este país es un país corrupto. Corrupto por las clases dominantes, por las instituciones, no por los ciudadanos, que «serían muy buenos vasallos si tuvieran buen señor». Hace unos días tuve lo oportunidad de oír a corresponsales de distintos países europeos que se extrañaban, por ejemplo, de que Rajoy permaneciera en el Gobierno, estando, como está, su partido envuelto en corrupción y habiendo dicho lo que él ha dicho y haciendo lo que ha hecho, con «sus» corruptos. Ustedes, señorías, pueden hacer mucho para frenar este tsunami de basura. Porque, o este país acaba con la corrupción, o la corrupción acaba con este país.
22 diciembre 2014 | 19:51