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Por unas clases de educación sexual efectiva

Por Fernando de Pablo Gómez

Ahora que por fin exigimos cuentas y resultados a nuestros políticos y autoridades, creo que va siendo hora de evaluar las campañas de educación afectivo-sexual que desde tantas instancias públicas y privadas nos cuestan a los contribuyentes, año tras año, millones de euros.

Un alumno en el instituto Príncipe Felipe (Fuencarral). (JORGE PARÍS)

Un alumno en el instituto Príncipe Felipe (Fuencarral). (JORGE PARÍS)

Lamentablemente, las exponenciales cifras de enfermedades de transmisión sexual, embarazos adolescentes y abortos juveniles parecen exigir una reconsideración urgente de los prismas desde los que imparten este tipo de talleres.

Podría decirse que la educación afectivo sexual impartida desde la «ideología de género», dominante en determinadas esferas políticas, es el equivalente a autorizar a nuestros jóvenes a conducir su moto a toda velocidad, sobrios o no, por urbano o despoblado y con cualesquiera condiciones meteorológicas, siempre y cuando no se quiten el casco, claro.

Seguir con talleres en colegios e institutos que se limitan a instruir sobre la colocación de preservativos y a la enumeración de actividades erotico-festivas en boga, sin hablar de amor, afecto, madurez, desarrollo personal, complementariedad… es, a día de hoy, el equivalente a seguir vendiendo preferentes en los bancos.

Espero que el político o la autoridad que siga apoyando esta clase de actuaciones responda, algún día, de su comportamiento. Legal, sí, pero nada ético que se dice tanto ahora.

 

6 comentarios

  1. Dice ser Andfés

    El gran problema está no ya en el prisma desde el que se imparten esos talleres, que no veo malo generalmente, sino en la falta de tiempo. No podemos pretender que en unos días de 4 charlas mal dadas se pueda conseguir algo.

    Deberíamos luchar por la inclusión de un temario sobre afectividad y sexualidad (que van muy de la mano) en la asignatura que quieren desmantelar de Educación para la ciudadanía. Por que en dos mañanas no hacemos nada, e incluso sería muy positiva la participación de los padres en el desarrollo de este temario.

    25 octubre 2014 | 11:28

  2. Dice ser Lola

    Pienso que la sexualidad va de mano de la afectividad, y no se hace hincapié en esto. Y si encima la gran mayoría de los realitys que se pasan en TV fomentan el sexo a lo loco que no nos extrañen los resultados.

    25 octubre 2014 | 12:37

  3. Dice ser Stuart

    De acuerdo con Lola, la televisión refleja lo que la gente prefiere, si no fuese así no sería posible entender cómo es que hay escenas subidas de tono en series y en shows familiares. El éxito de canales de culebrón puede fomentar tratos amorosos desmedidos y por desgracia hay gente que copia eso, eso que sale en la tele.

    25 octubre 2014 | 17:19

  4. «Vengan leyes. Estatuto de Centros, LODE, LOE, LOGSE, LOCE, LOMCE… Dice un axioma militar que órdenes y contraórdenes sobre un mismo escenario producen siempre el caos. El desorden. Después de décadas de enseñanza religiosa en mano de docentes de catolicismo seleccionados por los obispos, pero contratados y pagados religiosamente (nunca mejor dicho) por el Estado, nadie duda del derrumbe de la cultura cristiana. Incluso lo afirma la Conferencia Episcopal, que acaba de hablar de “emergencia educativa”. La jerarquía piensa incluso que España “necesita ser misionada”. A ese precipicio les ha llevado su “escuela cristiana”. Es lógico que los obispos clamen al cielo por esta situación y presionen al Gobierno de Rajoy —uno de los suyos— hasta el colmo de sus deseos. La perplejidad es mala consejera.

    El analfabetismo religioso de los jóvenes no se despacha volviendo a un modelo tan estrepitosamente fracasado. Si hacemos caso al mismísimo Benedicto XVI, la antaño Reserva espiritual de Occidente, gobernada moralmente por la Iglesia católica (el sucio contubernio nacionalcatólico, de 1936 a 1975), es hoy una viña devastada por los jabalíes del laicismo y el ateísmo. ¿Cómo ha sido posible, si esta confesión está siendo tratada con mimo y privilegios, incluso por Gobiernos que se han dicho laicos y de izquierda? Es misterio que debería hacerse estudiar el episcopado.

    Además, están las maneras. Reforzar el monopolio que han tenido sobre la moral y la ética de millones de estudiantes deja en muy mal lugar principios de los que los políticos gustan de presumir. También sufre la verdad. Los obispos se comportan como esas fortalezas sitiadas que tienen el enemigo fuera pero también intramuros. Aquí se ha oído de todo, en la prensa católica y fuera. Nada ha sobrado para convencer al Ejecutivo de que no había más remedio que atender las pretensiones de las sotanas. Que si el PP asumía los principios socialistas (incluso aquella tontería que hizo escuela: “Más gimnasia y menos religión”); que si Zapatero convirtió “en héroes a los alumnos que querían clase de religión”, que si la crisis se ha podrido por falta de formación católica… También han clamado que España es un país de pandereta por no cumplir un concordato internacional de alto rango, pensando en los acuerdos firmados por España y el Vaticano tras la muerte del dictador Franco. Estaría bien que se cumpliesen de verdad, sobre todo el Acuerdo Económico, en el que la Santa Sede se comprometía a autofinanciarse.

    España un Estado laico, qué sarcasmo. Aquí se confunden actividades y fines religiosos y estatales. Se incumple el principio de neutralidad: el jefe del Estado nombra al arzobispo castrense con rango de General de División. Se pisotea el principio de igualdad tributaria: los católicos dedican el 0,7% de su IRPF a financiar a su religión sin pagar ni un euro más que el resto de los contribuyentes. Se ignora el principio de laicidad: el Estado paga para que los obispos evangelicen a los niños en las escuelas, nombrando o echando a sus docentes profesores sin control. La Iglesia romana manda y el Estado paga, haciéndose cargo, incluso, de indemnizaciones millonarias porque hay prelados que despiden a sus docentes de catolicismo por casarse con divorciados o, sencillamente, por irse de copas con los amigos.

    Todo es anacronismo. La educación en una fe religiosa (catequesis, en griego) debería pertenecer a otro lugar y a otros protagonistas: templos, sinagogas, mezquitas, etcétera. En cambio, los obispos exigen —y el Gobierno cede— que sus clases tengan carácter académico y sean evaluables, con una asignatura alternativa a la misma hora, a ser posible la matemática, no sea que a los chicos les espante más la oferta episcopal. Es como si, porque unos van al fútbol, el resto del alumnado tuviera que jugar al rugby».

    por Juan G. Bedoya.
    4 DIC 2012

    26 octubre 2014 | 2:27

  5. Dice ser Marta

    Y eso cuando las hay. Yo soy sexologa y educadora y llrvo años sin oler una, y no será porque no son ofrecidas. Pero cierto, muy cierto es que las pocas que se atreven a asomar la cabeza son simplemente preventivas, y no explicativas. Tan importante es saber usar un preservativo, como entender porque querrás usarlo con una persona u otra, y porque puede que algún día quieras drjar de usarlo com esa persona, y puede que hasta usarlo con otra ( procesos de amor y desamor, y un largo etc).

    26 octubre 2014 | 8:43

  6. Dice ser Asun

    También podríamos preguntarnos para qué estamos los padres. Estamos acostumbrados a dejárselo todo a la escuela, sin darnos cuenta que en casa se debe educar y en el colegio instruir, que son cosas distintas. Si hay padres que no son capaces de explicar a sus hijos que no es lo mismo una simple relación sexual que el sexo como complemento de una relación afectiva, qué es el sexo consentido, que en el sexo debe primar el respeto, las apetencias y los gustos de los dos miembros de la pareja, los distintos métodos anticonceptivos, o las consecuencias de una relación sexual sin protección, quizás los talleres deberían ser para adultos y no para adolescentes.
    Y cuando pregunten algo concreto, contestar sin más complicaciones. No hay nada peor que mentir o hacerse «el sueco», porque pueden buscar la información en otro lado y recibirla de forma errónea.

    26 octubre 2014 | 20:11

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