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Día de playa en agosto

Por Enrique Chicote

Una playa española, en una imagen de archivo. (EFE)

Una playa española, en una imagen de archivo. (EFE)

Estaba de vacaciones, así que me levanté algo más tarde. Desayuné y cuando fui a comprar el periódico ya no había. ¡Vaya por Dios!

Me dirigí a la playa, sombrilla al hombro, esperando encontrar un hueco donde abrirla y extender la toalla, pero no fue posible, así que dejé el conjunto enrollado en la arena y fui a darme un baño.

La distancia entre yo y el más lejano a mí no superaba los cuatro cuerpos tumbados, de modo que nadé poco; sin embargo, mi ánimo aún seguía intacto.

Rojo como una nécora, volví al apartamento. Por la tarde salí a dar un paseo y, al rato, busqué un banco para descansar. Esperé a ver si alguien se levantaba, pero no tuve esa suerte, de modo que miré en las terrazas de los alrededores.

Después de mucho caminar encontré una mesita libre, rodeada de gente por todas partes menos por una, llamada perro. Desde que pedí la cerveza hasta que la trajeron transcurrirían fácilmente veinte minutos.

Inasequible al desaliento, me acerqué al espectáculo que se anunciaba en la plaza mayor. Algo pude acercarme, desde luego, pero no tanto como para reconocer lo que ocurría en el escenario.

El día siguiente madrugué y, al menos conseguí el periódico, pero a partir de las once, me sentí como Bill Murray, en ‘Atrapado en el tiempo’.

3 comentarios

  1. Dice ser Mariano

    Pues no te voy a engañar, yo no soy mucho de playas, demasiada calor y la arena lo ensucia todo, pero merece la pena ir para ver bombones como este: http://xurl.es/23lag

    08 agosto 2014 | 18:28

  2. Dice ser Sergio

    Enrique Chicote… ¿Eres el que ganó el 50×15?

    08 agosto 2014 | 20:20

Los comentarios están cerrados.