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Intensificar los tratamientos

Por Alejandro Prieto

 Activistas de la PAH ocupan una sucursal.

Activistas de la PAH ocupan una sucursal.

Los últimos datos difundidos en referencia al número de desahucios de viviendas habituales llevados a cabo durante el año 2012 y los seis primeros meses de 2013 cifran en 34.786 (19.335 y 15.451, respectivamente) el número total de familias afectadas.

Estableciendo una estimación de tres miembros por hogar, se estaría hablando de 100.000 personas obligadas a abandonar sus casas y buscar refugio con los bolsillos vacíos, es decir, un drama social que parece comportarse como una bola de nieve.

Demasiadas lágrimas, depresiones y necesidades básicas no cubiertas. Pero la población no debe inquietarse en exceso porque, según declaran quienes controlan las riendas europeas, quienes dicen sentir gran preocupación por las dificultades sociales existentes, la solución está en la intensificación de los tratamientos aplicados en los últimos años: mayor presión fiscal, menos prestaciones públicas y más recortes en las nóminas.

Si el tema está claro, lo que ocurre es que no estamos preparados para entenderlo: cuanto más apretadas se encuentren las familias mejor nos irán las cosas. A la involución social ahora lo llaman innovación y progreso.

9 comentarios

  1. Dice ser LINCE 1

    Seguro que vienen los «culturetasprogres» de este blog y encuentran el porqué de que tantas personas se hayan quedado sin casa: » Es culpa suya, por comprar lo que no podían, por quererlo todo gratis total, por venir de otros países a vivir del cuento; que se vayan a Cuba o a Venezuela».
    Y no los saques de ahí, porque, o su cerebro no da para más, o es que les pagan para que escriban tales sandeces.

    30 enero 2014 | 22:42

  2. «Cuando el sol se pone cada día, hay gente que se enfunda dos pijamas, apaga las luces y se mete en la cama. No lo hacen porque les guste irse a dormir a las siete de la tarde, sino porque no tienen cómo afrontar el pago de la luz, ese bien que las eléctricas distribuyen cada vez más a precio de oro. No lo hacen porque sean frioleros, sino porque no disponen de recursos para poder pagar el precio cada vez más prohibitivo de la calefacción.

    No es una anécdota aislada. Es un relato habitual ya no solo de trabajadores sociales, que mantienen contacto directo con las personas más necesitadas, sino de gente cercana, de integrantes de movimientos sociales, de asistentes a asambleas de barrio, de familias aparentemente normales que coinciden contigo a las puertas del colegio esperando a los niños.

    En 2012 1,4 millones de viviendas sufrieron cortes de luz en España por impago. En los últimos seis años la factura eléctrica se ha disparado un 60% y la renta media de los hogares ha descendido al menos un 8,5%. Hagan los cálculos…

    Mientras tanto, Amancio Ortega alquila su oficina por más de un millón de euros, Botín festeja lo que considera un momento fantástico, Rajoy dice que estamos mejorando y Rouco Varela anuncia el comienzo de la recuperación. Los de arriba hablan de la luz al final del túnel mientras hay familias que no pueden ver la luz ni en su propio hogar.

    Hay días duros en este otoño invernal. Hay gente llorando en las colas del Inem. Hay gente llorando en las colas de los comedores sociales. ¿No lo han visto ustedes? Pásense alguna vez y quédense un rato. Hay amigos que no pueden reponer su nevera a partir de los días 15 de cada mes. Hay seres queridos a los que les están negando la atención sanitaria. Ante ello la reacción más instintiva se traduce en rabia. Hay días de rabia visceral, de frustración, de una indignación pasiva capaz de bloquearnos.

    Necesitamos la sublimación del enfado y la transformación de la rabia para convertirla en motor de cambio. Se están derrumbando los mitos de un modelo económico y ante ello no es suficiente la pataleta, ni la descripción crítica de la injusta realidad, y quizá ni siquiera las manifestaciones, si no van acompañadas de estrategias capaces de generar formas participativas y vinculantes a largo plazo.

    La represión estatal forma parte de un guión escrito de antemano. Cuando el Estado tira demasiado de la cuerda, recurre a nuevas formas de control: Refuerza la coerción a través de la vía económica, aplicándonos directamente la doctrina del shock, con más recortes, y echa mano de las fuerzas de seguridad, a las que en realidad deberíamos llamar “sus fuerzas”, sin más.

    La capacidad de subordinación de la gente está condicionada por el monopolio del Estado sobre la llamada violencia legítima. El hecho de que las fuerzas de seguridad -“sus fuerzas”- tengan capacidad para reprimir, constituye ya de por sí una coacción.

    En palabras del historiador y ensayista británico Perry Anderson, ante una ‘crisis’ como la actual, la coerción puede pasar de ser determinante a ser dominante. Es decir, cuando desde arriba se genera una situación insostenible para muchos, el Estado opta por un despliegue de sus fuerzas y se apoya más en sus aparatos represivos que en los representativos.

    Es lo que está pasando en España. El Gobierno toma posiciones y tantea la dimensión de su despliegue. El borrador de la llamada Ley de Seguridad Ciudadana y el estudio para modificar la ley de huelga son, junto con el cambio del Código Penal, buena prueba de ello. Se están calentando los motores de la represión más tradicional, la que criminaliza la protesta, la que impone la sumisión con la amenaza de la fuerza, la que condena con penas de cárcel a sindicalistas por ocupar una finca.

    Hay opciones frente a la sumisión y al sálvese quien pueda. Si creemos en la posibilidad de transformación, seremos capaces de seguir luchando, por muchas leyes ‘de seguridad ciudadana’ que intenten colarnos. Se pueden crear caminos para construir hegemonía cultural, a través de la educación, del comportamiento, de la organización, de la comunicación.

    Son tiempos dolorosamente oscuros. Intentan quitarnos todo para acumular aún más riqueza, pero no pueden arrebatarnos nuestra capacidad de soñar, de querer mejorar lo que nos rodea. Tenemos derecho a imaginar, como principio de toda alternativa; a reivindicar, porque nada llega sin conquistas.

    Decía Benedetti que había que defender la alegría como trinchera, como un principio, como una bandera. Como una forma de resistencia. Frente a la melancolía y la muerte. Frente a la oscuridad de las casas, frente a túneles de luz falsa».

    por Olga Rodríguez
    26/11/2013
    eldiario.es / zona crítica

    30 enero 2014 | 22:59

  3. Ayer estuve en mi primer escrache: el que la PAH de Madrid hizo ante el domicilio de la diputada del PP Beatriz Rodríguez Salmones, en el barrio de Chamartín. Es decir, estuve intimidando y acosando, con violencia, de forma ilegal y antidemocrática, y todo muy nazi.

    Bueno, nazi, lo que se dice muy nazi, no me pareció, la verdad. No recuerdo yo que los nazis pusiesen pegatinas y luego se marchasen. De hecho, diría que hasta me aburrí un poco, es lo que tienen las expectativas: uno va esperando una batalla campal, y luego se encuentra gente que camina por las aceras, padres con niños y hasta alguna señora que pasea al perro aprovechando el escrache. Y no, tampoco parecía un perro nazi, si es lo que están pensando.

    Arrancamos desde la Plaza de Castilla, una vez la policía terminó de identificarnos. Recorrimos uno de los barrios más ricos de Madrid, cantando pareados, poniendo pegatinas y repartiendo información a vecinos y comerciantes, y a los muchos porteros, que se mostraban cómplices. Ni siquiera cortamos el tráfico, eso se lo dejamos a las decenas de antidisturbios que nos escoltaban por el asfalto. Al llegar al portal de la diputada, la policía nos empujó hasta la acera contraria, donde un portavoz leyó un mensaje, y después de cantar unos minutos más, nos fuimos juntos.

    No sé, a lo mejor cuando me metí en el metro, una vez marchados los muchos periodistas (incluida alguna tele extranjera), los activistas volvieron y tiraron piedras y cócteles molotov, pero mucha pinta no tenían. La gente iba tranquila, la policía también parecía relajada, y no vi miedo, ni siquiera a que en cualquier momento apareciese un ex diputado del PP enloquecido y te arrancase la cabeza por perroflauta. En resumen: fui al escrache sin decirle nada a mi madre, para no preocuparla; y una vez visto, pienso invitarla al próximo.

    Ya lo he dicho alguna vez, pero repito: los gobernantes y los medios afines deberían felicitarse de la calma y el civismo que estamos demostrando los ciudadanos. Viendo la manera en que los ciudadanos están siendo maltratados y humillados, con familias asaltadas por el balcón y echadas a rastras, y miles de ahorradores estafados con descaro, es admirable lo pacíficos que seguimos.

    Y sin embargo, algunos parecen empeñados en echar leña al fuego, a ver si consiguen que alguien sufra un calentón y acabe pasando algo, para así hacer buena la profecía de autocumplimiento que suelen aplicar a las protestas: los manifestantes son violentos, así que los criminalizo y reprimo, hasta que al final acaban siendo violentos y puedo presumir de “ya lo decía yo”.

    Pero me temo que esta vez han pinchado en hueso, porque la campaña de escraches está siendo una perfecta demostración de la inteligencia colectiva de unos y la necedad orgánica de otros.

    Inteligencia colectiva la de la PAH, que ha desbordado a la clase gobernante con una forma de protesta eficaz y muy hábil: llevar a las casas de los diputados la protesta enmarca la acción y su respuesta en el ámbito del domicilio, ese que algunos consideran sagrado salvo cuando te desahucian. Las repetidas imágenes de familias, niños incluidas, echadas a la fuerza a la calle con lo puesto, están tan presentes para los ciudadanos que cualquier pataleta apelando a la inviolabilidad del domicilio y la protección de los niños se diluye como azucarillo. Los escraches serían inaceptables para la mayoría hace cuatro años; hoy en cambio cuentan con un apoyo masivo.

    Necedad orgánica, la de la clase gobernante, totalmente descolocada y con una cintura de granito. Desbordada por formas de protesta imaginativas, que rompen el clásico “manifestación autorizada”, y ante las que solo tiene una respuesta que ofrecer: más policía, más blindaje, más multas, más criminalización, más miedo.

    Cuando crean que han acabado con los escraches, se verán otra vez desbordados por esa inteligencia colectiva que ya tendrá pensado el siguiente paso. Y esa inteligencia está siendo el mejor fruto de este tiempo terrible: la capacidad de los ciudadanos para organizarse, convocarse, reapropiarse del espacio público, protegerse, burlar la represión, ser autónomos, ser eficaces, construir comunidad. No todo son malas noticias».

    por Isaac Rosa
    11/04/2013 –

    30 enero 2014 | 23:03

  4. Dice ser Brisha

    El silencio se cierne sobre los ejércitos libres, la lenta marcha de la muerte susurrando en el oído de cada uno de aquellos hombres que apenas armados con palos y piedras se enfrenta a la tiranía que por siglos les ha arrebatado todo, ni siquiera los famélicos perros de guerra que les acompañan tienen valor de respirar. Frente a ellos cien mil guerreros bien pertrechados, bruñidos en mil batallas, bañados en la sangre de un millón de inocentes.

    Casi parece que el pequeño ejército va a salir en desbandada, al menos así lo espera el cobarde capitán que en el último momento huyo hacia los montes, pero ni un solo hombre de los allí presentes está dispuesto a ceder ni un ápice de tierra. No existe la posibilidad de rendirse, no queda más esperanza ni remedio que luchar y morir, tras ellos no hay nada más que defienda a la humanidad, ni siquiera mujeres o niños; ya que estos, armados, también se preparan para la lucha. Todo lo que queda y todo lo que fue esta allí plantado frente al enemigo, es la última batalla y la sangre de los hombre libres se venderá muy cara.

    Gritan las huestes de la oscuridad, gruñen como perros enfurecidos y el sonido es tan atronador que tiembla la tierra. Se encogen los corazones, algún niño llora de miedo mientras, débilmente, aun sujeta un pequeño palo entre sus diminutas manos. Allá al final de las filas los hombres se mean encima de miedo, las mujeres aferran con desesperación las manos de sus retoños, algunas los portan en brazos porque son tan solo bebes. Los ancianos, apostados en primera fila, sujetan firmemente sus lanzas de madera, sabedores de que el final está más cerca para ellos, pero no temen a la muerte, temen a que tras ellos caerán sus jóvenes hijos que los acompañaran en esta última matanza. Gritan de nuevo las infernales huestes del averno, gritan y confunden al sol que parece teñirse de miedo. Pero el grito es devuelto ante el asombre de los ejércitos.

    Como surgidos de la hechicería, levantados por una niebla de magia, los muertos de la humanidad se prestan a defender a los hijos de los hombres. Perplejos los hombres libres despiertan y unen su grito de esperanza al de millones de voces ahogadas, gargantas inexistentes, polvo y barro desgarrado. Y las huestes de la oscuridad tiemblan de terror, ya que ante ellos se encuentran los ejércitos de los hombres libres flanqueados por la humanidad entera, presente, pasado y futuro…

    Poco dura la batalla y tras ella los muertos abandonan a sus hijos para siempre. Tras solo queda una sonrisa de un niño que fresca observa como la figura de su abuelo se recortada contra el sol mientras este decide comenzar un verdadero amanecer.

    Brisha. la venganza.

    31 enero 2014 | 9:51

  5. Dice ser Brisha

    Somos testigos impávidos de cómo nos arrebatan el futuro, parecemos muy cómodos en nuestro sillón en el que hemos sido adoctrinados por una casta elitista y letal.
    Aprendemos, poco a poco, bajo los lobbies que nos engañan y nos mienten, a defender los derechos que hemos ganado (yo no gane nada, nací libre). Pero (y pese) a nuestra escasa cultura guerrera el fragor de la batalla, el olor de la sangre, lo llevamos en nuestro interior, marcado a fuego por miles de generaciones de fanatismo vandálico.
    Somos hombres y mujeres acomodados, que observan cómo nos arrebatan el pan de nuestros hijos y ni siquiera pestañeamos!!
    Pobres diablos, poderes y comercios capitales, dirigentes y poderosos en parecen entretenidos en golpear al perro más viejo de la manada con el periódico enrollado, sin observar que nuestros vástagos, nuestros cachorros, observan desde el fondo de la habitación como el perro viejo es humillado, y planean si hablarlo el asesinato del amo.
    Y así sucederá, cuando tras generaciones de falsa esperanza, los cachorros forjados con hambre y lágrimas asalten los resquicios de un poder (que también se ha acomodado) aniquilando su presencia y erradicando su semilla genética.
    Y así volverá a comenzar un ciclo que no ha de acabar jamás.

    31 enero 2014 | 9:59

  6. Dice ser japoas

    Supongo que los datos que ofrece el remitente de la carta son correctos, pero creo que omite, quiero creer que por olvido, el dato de que los deshaucios en España suponen el 0,5% de todas las hipotecas concedidas; es decir, existe un 99,5% que gracias a esas hipotecas han podido acceder a una vivienda que no esperaban, y además no se especifica cuantas de estas viviendas de deshauciados son primera o segunda vivienda, que creo que sabemos que muchos aprovechando la euforia, se metieron en la inversión de una segunda vivienda para tratar de sacarse unos dineros, porque ellos tambien tenían derecho a acceder a los beneficios de la burbuja; en fin que si se analiza caso por caso, es razonable suponer que hay bastantes tragedias pero no son todas las que se señalan, aparte de que es indudable que es una tragedia, pero si investigamos las causas, es posible que sirva de lección para quienes sin tener una seguridas en el trabajo se comprometieron a hipotecas a mas largo plazo que sus propios contratos de trabajo, con la esperanza de que la «bonanza» no tendría fin.

    Y desde luego, el asentarse con firmeza en el suelo y adecuar nuestras necesidades a nuestras posibilidades no nos vendrá mal en lo sucesivo. Hay una frase qye he leido por aquí, no recuerdo donde que dice: VIVIR CUESTA DINERO, algunos se creyeron que existia el maná y que todo iba a ser gratis sin necesidad de sacrificios ni esfuerzos, y así estamos.

    31 enero 2014 | 12:33

  7. Dice ser Brisha

    @japoas, asi que segun tú teoria la culpa es de los que compraron para vivir de la burbuja y especular.

    Estoy un poquito cansado de sistema que tienen los borregos (y quienes los controlan) de tirar balones fuera.

    * Si yo pido un dinero para comprarme un bien y luego no lo devuelvo lo logico es que se queden ese bien y punto.
    * Si el bien que me quitan (por no pagarlo) ahora cuesta menos dinero del que debo la persona (o entidad) que me lo dio deberia apechugar con su parte de culpa y perder esa diferencia (asi como en caso contrario y que valga mas, que entonces acaban ganando).
    * Si una persona o entidad recurre al engaño para lucrarse debe ser detenida y juzgada por estafa, asi pues los bancos y banqueros que han estafado a sus clientes deberian estar al menos en el banquillo.

    Lo que no es de recibo es que si pagué 300 mil euros por una casa que ahora vale 200 mil el banco me la quite y la saque a subasta por un tercio de esos 200 mil. y me deje con el resto de la deuda.. Recuerden señores que los que pagamos impuestos YA HEMOS RESCATADO a los bancos. Y como parte de sus accionistas FORZOSOS pido y EXIJO que contemplen unas normas basicas de etica y moral.
    Que no se trata de regalar nada, se trata de cumplir unos minimos de justicia.

    Y si no es asi, y jugamos al pez grande come al mas pequeño empezaremos a ver banqueros y politicos arder…

    31 enero 2014 | 14:06

  8. Dice ser japoas

    @Brisha:

    Creo que tu opionión es tan respetable como otra cualquiera, pero no trates de engañar nadie.

    En primer lugar te diré que cuando en otras épocas el prestatario no podía devolver el préstamo recibido y la casa aumentaba su valor, cuando salia a subasta y si en la misma salia un precio superioora la deuda, el banco una vez aumentados los gastos, si quedaba un remante, se lo abonaba al deudor; pero eso es casi lo de menos; loi mportante es que partimos de un error, el banoc cuando te presta dinero y exige una garantía, lo que pretende es recuperar su inversión, popr lo mismo exige una garantia que en principio puede ser válida, pero el mercado puede variar su valor y ebanco en primer lugar recurre a la garantía y si esta no es suficiente, debe por los medios que tenga a su alcance cobrar su deuda; eso qwue hace el banco supongo que lo hace cualquier persona individual que preste algo, ¿o existe alguien que se conforme con lo que quiera el deudor pagarle?. No engañemos a la gente desviando la realidad y llevandola a nuiestra terreno que es erróneo.

    No se de donde sacas eso de la ética y moral en los negocios, eso debería valer para organizaciones de caridad, ningún prsetamista sea persona privada o jurídica, está por la labor de la caridad, tienen un negocio y su misión es ganar dinero no regalarlo.

    Ese «rescate» a la banca es, en primer lugar un préstamo a devolver por la Caja, no el banco, no sigas confundiendo al personal, las cajas de ahorro gestionadas por los políitios y sindicalistas, no por profesionales, han gestionado tan mal su negocio que han llevado a sus empresas a la ruina, pero solo las gestionadas por el sistema público, como sabrás la Caixa no ha necesitado rescate. (son profesionales). En segundo lugar y como creo conocerás, erl Estado (no el gobierno), gartantiza a los depositantes un tope de 100.000 euros por titular y si la Caja en cuestión hubiera quebrado y por tantio hacer efectiva esa garantía, posiblemente hubiera tenido un coste mayor y además sis devolución, es decir fondo perdido, ¿hubiera sido peor o no?.

    ¿Cómo lo ves?.

    Un saludo.

    03 febrero 2014 | 12:05

  9. Dice ser Brisha

    Siento responder tarde:

    http://www.20minutos.es/noticia/1427653/0/entidades-financieras/dinero-publico-frob/banco-espana/

    http://www.eleconomista.es/interstitial/volver/Nuezoct13/empresas-finanzas/noticias/5381122/12/13/Que-ayudas-ha-recibido-cada-uno-de-los-bancos-espanol.html

    No.. La Caixa Catalunya (imagino que te refieres a esa Caixa) no ha recibido ayudas…. Tu estas seguro de eso?

    Sinceramente, creo que el que engaña eres tu, asi de simple. Muy posiblemente porque eres un pagado de los politicos (en este panfleto tenemos unos cuantos) y hasta podria asegurar el partido (UPyD).

    En fin. Que te he respondido por simple simpatia al tema, las mentiras que quieras contar se las cuentas a quien le importe.

    03 febrero 2014 | 13:26

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