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Gallardón, bajo palio de la Almudena

Por Francisco Javier España Moscoso

Ni en mis peores pesadillas pensaba que algún día iba a escribir esto y créanme que todavía no se si está pasando. Sr. Gallardón; es cierto que usted nos anticipó sus intenciones nada más coger el cargo de Ministro de Justicia, pero hombre, rebajar los derechos de la mujer a posiciones decimonónicas, o peor, preconciliares, me parece un exceso y la única explicación que veo en esta recalcitrante decisión de cargarse la actual Ley del aborto, es pretender reconciliarse con esa rancia parroquia de ultraderecha que se ha sentido ultrajada por la reciente revisión de la “doctrina parot”, parroquia a la que ya le estaban saliendo novios en partidos con pocos escrúpulos.

Gallardón saluda a una parlamentaria  (Ballesteros / EFE)

Gallardón saluda a una parlamentaria
(Ballesteros / EFE)

El caso, Sr. Ministro, es que volvemos a aquellos años de plomo en donde los preservativos se compraban en cajetillas con nombre de conocidos tabacos de importación y las mujeres se la jugaban en la ruleta del aborto clandestino; eso si, muy a su pesar y gracias a la globalización, lo que en los setenta era un infausto y caro viaje a lo desconocido para abortar, ahora solo será un billete low cost de ida y vuelta a Londres con visita guiada.

Sr. Gallardón, usted siga a lo suyo que ya se ha ganado salir bajo palio de la Almudena.

8 comentarios

  1. «Enredado el debate del aborto en las contradicciones entre quienes se supone decidirán la reforma, y con la izquierda y las organizaciones de mujeres dispuestas a dar la batalla, convendría al menos saber de qué estamos hablando. Con ese fin pretendo aquí aclarar algunas confusiones.

    1. Una ley más restrictiva evitaría miles de abortos. Falso. Ese titular apareció en un diario nacional pero no se sostiene. Una ley que impida abortar legalmente reduciría, obviamente, el número de abortos legales, pero aumentaría los clandestinos o en el extranjero. Un estudio de la OMS publicado en la respetada revista médica The Lancet en 2012 confirmaba que la tasa de abortos no es inferior, más bien al contrario, en los países que lo prohíben. Los abortos se practican allí en la clandestinidad con grandes riesgos sanitarios para la mujer. Pero se practican.

    2. Una ley de plazos es más permisiva que la de supuestos. Según como se mire. Es más permisiva en el sentido de que no obliga a la mujer a dar una justificación (la más socorrida era el riesgo psicológico) en abortos en el primer trimestre de gestación. Pero la ley de 2010 es mucho más restrictiva para practicar abortos en embarazos avanzados, al introducir el criterio de la viabilidad fetal. Esto implica que incluso en caso de riesgo grave para la madre, un feto de más de 22 semanas no puede ser eliminado si hay posibilidad de sacarlo adelante (porque la medicina ha mejorado mucho la supervivencia de los neonatos prematuros). Sin embargo, con la ley anterior podía alegarse riesgo psicológico en cualquier momento del embarazo, porque la sentencia del Tribunal Constitucional de 1985 que tanto invoca Gallardón eliminó los límites temporales al aborto por peligro para la madre. Si a usted no le parece lo mismo un aborto el primer mes de gestación que en el octavo, puede considerar la ley de plazos más garantista para el no nacido. Otro ejemplo: el Reino Unido tiene una ley de supuestos tan amplia que en la práctica es de plazos. Durante décadas ese país ha recibido a mujeres llegadas de otros países para acogerse a ella. Francia, Alemania o Italia tienen leyes de plazos.

    3. La reforma de Gallardón pretende volver al modelo de 1985. Incierto. El ministro ha hecho saber que no se considerará la malformación del feto como causa de aborto, lo que acaba con uno de los tres supuestos de esa norma. Además se plantea que cada aborto por riesgo para la madre sea acreditado por dos médicos ajenos al centro que practica el aborto, cuando con la ley de Felipe González era un único profesional, normalmente el de la clínica, el que certificaba el riesgo. Lo del riesgo psicológico era un coladero, sí. Todo el mundo lo sabía. Aznar no lo modificó en ocho años de Gobierno. ¿Cómo discutir que enfrentarse a una maternidad indeseada implica un problema psicológico?

    4. La ley de 1985 funcionaba bien. Dudoso. Funcionaba en el sentido de que hacía posible, gracias al coladero citado, que se practicaran los abortos por el cauce legal. El detonante de la reforma de 2010 fue la constatación de que la norma anterior no resolvía la inseguridad jurídica, como se demostró cuando una unidad de la la Guardia Civil citó a declarar a decenas de mujeres que habían abortado en la clínica Isadora, en un caso que el juez archivó tachándolo de montaje. Por otro lado, un reportaje de una televisión danesa desveló que una clínica de Barcelona atraía a personas de toda Europa para abortar fuera del límite de 22 semanas. Este caso sí llegó a juicio pero los delitos no pudieron probarse y acabó en absolución. En todo caso influyó en la decisión de fijar plazos más estrictos.

    5. Son las personas más incultas las que abortan. Lo dijo Escudero de forma rotunda y nada elegante, pero ningún dato lo constata. Las estadísticas del Ministerio de Sanidad indican que abortan mujeres de todas las edades, niveles de formación y perfiles socioeconómicos. Solo un 2,3% de los abortos corresponden a mujeres sin estudios; un 11% son de universitarias. Tampoco es demostrable con las cifras que el número de abortos sea más elevado en las clases más desfavorecidas, lo que no sería difícil de explicar en su contexto social. El dato que sí es constatable es que las inmigrantes recurren al aborto más que las españolas: un 40% de los abortos son de extranjeras, una proporción muy superior a su peso en la población.

    6. El aborto lo deben decidir los médicos de la sanidad pública. Complicado. El empeño de Gallardón por asegurar que todo aborto responde a un criterio médico es uno de los asuntos más conflictivos de la reforma. ¿Está el sistema sanitario público preparado para participar, con un diagnóstico previo por partida doble, en decenas de miles de intervenciones cada año? En la sanidad está extendida una especie de objeción de conciencia tácita, que ha desviado casi todos los abortos al sector privado, aunque no se dispone de un registro general de objetores, así que se desconoce cuántos aceptarían participar en ellos. El asunto de fondo es que esta reforma trasladaría la responsabilidad final, la decisión última, de la mujer a su médico. ¿O tendría una mujer que peregrinar de doctor en doctor hasta que alguno avale lo que está decidida a hacer en cualquier caso? Sin duda lo encontraría.

    7. Las mujeres no irán a la cárcel con la nueva ley. El ministro de Justicia lo afirma con grandilocuencia. Lo cierto es que las mujeres que abortan no iban a la cárcel con la ley de 1985 ni pueden ir con la de 2010, así que no se ve la novedad. La ley vigente sólo prevé multas para la mujer por aborto ilegal, no así para el médico. Incluso con una ley más dura puede ocurrir que no vayan a la cárcel si no tienen antecedentes, porque la condena máxima sea inferior a dos años de prisión, lo que no evita que se enfrenten a un proceso penal. Eso se quería evitar con la ley de 2010. Porque no beneficia a nadie ni repara nada: a un trauma añade otro.

    8. Se protege más la vida animal que la del embrión humano. Lo dijo esta semana en Twitter Beatriz Escudero (refiriéndose al cefalópodo) y hace unos años lo decía la Conferencia Episcopal, con aquella campaña del lince que estaba más protegido que un niño talludito. Proteger el medio ambiente y la vida animal, en especial de especies amenazadas, es algo propio de países avanzados. Regular el aborto para que el fenómeno se encauce por vías legales también lo es. El lince ibérico es una especie autóctona, una riqueza de nuestro ecosistema, que gracias a los esfuerzos científicos se está salvando de la extinción. En los restaurantes se fríen cefalópodos (calamares, pulpo, sepia) todos los días y se sirven en un plato a quien quiera comérselos. ¿Qué demonios tiene eso que ver con que haya mujeres que se enfrentan a un embarazo indeseado?

    9. ETA y el aborto tienen poco que ver, algo sí, pero no demasiado. Supongo que lo que quiso decir Fernández Díaz es que ambos fenómenos causan muertes de personas. La afirmación es muy propia de ese discurso político que detesta los matices y adora los mensajes simples. Y entonces todo es lo mismo: los nazis que los escraches; los terroristas que su víctima Eduardo Madina; Hitler y Stalin que Artur Mas. Con esa visión es el mismo pecado cortar un embarazo que poner un coche-bomba. Coherente con lo que se oye.

    10. Existe una violencia estructural que empuja a las mujeres a abortar. Otro argumento de Gallardón necesitado de más explicaciones. Si quiere decir que las mujeres deciden sobre su embarazo coaccionadas, tendría que detallar por quién. Si lo que afirma es que hay circunstancias que presionan a favor del aborto se nos ocurren muchas: paro, precariedad laboral, falta de acceso a la vivienda, recorte de ayudas sociales de todo tipo, despidos fáciles, empobrecimiento, impago escandaloso a cuidadores de dependientes… Ninguna de esas variables ha ido a mejor con el Gobierno de Rajoy.

    11. El número de abortos es muy elevado en España. Esto sí es cierto. 118.359 abortos en 2011 no son una cifra menor (María R. Sahuquillo detalla los datos en este artículo). Era igualmente elevada antes de entrar en vigor la ley de plazos, y son factores demográficos (mujeres en edad fértil) y socioeconómicos (migraciones, crisis) los que explican mejor las variaciones anuales. Estamos en torno a 10 abortos al año por cada 1.000 mujeres, cifra que se sitúa en la media europea según un estudio de 2011 de la revista internacional de ginecología BJOG. Países con leyes flexibles para el aborto como Holanda están muy por debajo de las tasas españolas, en 7 por 1.000; los países de Europa del Este tienen los registros más altos de la Unión. Cifras abultadas en cualquier caso.

    Si queremos reducir ese número de abortos, y creo que muchos apoyamos ese objetivo, ¿qué debemos hacer? ¿Reformar la legislación penal? ¿O apoyar de verdad la maternidad? ¡Si están desmantelando los servicios sociales! ¿Mejorar la educación sexual, educar en valores? ¡Si lo consideran adoctrinamiento! Quien espere resolver este problema llamando a la castidad no sabe en qué mundo vive. Y el que crea que el BOE persuadirá a muchas de abortar equivoca el tiro. ¿Están (estamos) contra el aborto? Promovamos un sexo responsable sin puritanismos. Y hagamos más fácil la vida de quien elige tener un hijo».

    Por: Ricardo de Querol | 10 de mayo de 2013

    27 diciembre 2013 | 19:21

  2. Dice ser LINCE 1

    Si mueren mujeres en abortos clandestinos, habrá que pedir cuentas a Gallardón.
    La ministra francesa de Sanidad ha escrito a Ana Mato pidiéndole una entrevista para que aclare qué pasa con este asunto. País bananero.

    27 diciembre 2013 | 20:06

  3. Dice ser cerdo peligroso

    Es algo paradójico pero es así. Hay que dar paso a la vida, dejar que crezcan y luego mandar una misión «pacificadora» a por ejemplo Irak para cargárselos cuando ya estén creciditos.

    28 diciembre 2013 | 11:35

  4. Dice ser Brizna

    Hay qué ver qué sorpresas nos regala el PP de vez en cuando. Sobre todo, Gallardón: parecía el más sensato y liberal de la cúpula pepera, y ya vemos que nos sale rana y santurrón. ¡Para que te fíes de las apariencias!
    Bueno: para dentro de veintitantos meses, esa ley, bendecida y reclamada por la Conferencia episcopal, los de Pro-vida y los amigos españoles de Lepen, será abolida por el nuevo ejecutivo que salga de las próximas elecciones.

    28 diciembre 2013 | 19:23

  5. Dice ser Anónimo

    «Actual Ministro de Justicia y hasta hace poco tiempo la cara amable y progresista del Partido Popular, el ex alcalde de Madrid no se libró de la explosiva sinceridad de Esperanza Aguirre, que no pudo contener sus bajas pasiones al arrebatarle un puesto en la gestión de Caja Madrid.

    ¿Es realmente un «hijoputa» Alberto Ruiz-Gallardón? ¿Se trató de un mero incidente que aireó la conocida enemistad entre la vivaracha y procaz Esperanza y el solemne y pinturero Alberto o, en realidad, constituye la triste constatación de que nos gobiernan villanos y rabaneras? Al margen de excesos verbales, está claro que entre granujas anda el juego y que los ciudadanos son las víctimas de unos políticos tan desalmados como grotescos y malhablados.

    Gallardón había conseguido que casi todos olvidaran sus palabras de 1983, cuando era concejal del Ayuntamiento de Madrid y afirmó que la obra de Ceesepe, uno de los dibujantes más originales de la movida madrileña, era una «porquería repugnante, pornográfica, blasfema, contraria a la moral y a la familia».

    Imagino que es una simple casualidad, pero Gallardón debutó como fiscal en Málaga, donde aún flota en el aire el horror provocado por el ‘carnicerito’ Carlos Arias Navarro, que envío a la muerte a más de 4.300 rojos, ejerciendo de fiscal en los consejos de guerra franquistas.

    No sé si Alberto respiró y se impregnó del fervor exterminador que animaba a los tribunales de los militares golpistas, pero después de examinar su reforma del Código Penal empiezo a pensar que sus sueños se parecen a los de Scar: ejércitos de hienas desfilando al paso de la oca, mientras su mirada de insufrible empollón se embriaga con el turbio aroma del poder.

    Durante años, creímos que era un espíritu moderno y tolerante. Aparecía en las cadenas televisivas con Joaquín Sabina, oficiaba bodas entre gais, presumía de su amistad con políticos rivales, citaba a Rilke y desplegaba una retórica elaborada y persuasiva sobre derechos y libertades. Se sabía que era vanidoso, maniático, autoritario y engreído, pero se le exculpaba porque algunos le consideraban un centrista que apostaba por el diálogo y el consenso, casi un progre que se había equivocado de partido político.

    Aficionado a la música culta (es nieto de Isaac Albéniz), su melomanía sugería una sensibilidad aguda y refinada, que esbozaba ese perfil de político humanista tan escaso en nuestro país. En la red corría el rumor de que era un mujeriego incurable, que realizaba incursiones en las umbrías aguas del amor venal, y algunos señalaban que su pasión por Fraga era sospechosa, pues se consideraba su fiel discípulo, una especie de Luke Skywalker educado por un Yoda con camisa azul, correajes y una pistola humeante, que evoca las muertes de Enrique Ruano, Julián Grimau, los huelguistas de Vitoria-Gasteiz y los partidarios de Carlos Hugo asesinados en Montejurra.

    Ruiz-Gallardón se mostró partidario de «sacar a los mendigos de la calle» durante su etapa como alcalde de Madrid. No explicó qué haría con ellos, pero sus palabras recordaron a las campañas de higiene social impulsadas por la antigua ley de vagos y maleantes, que criminalizaba la pobreza y el desamparo. Su imagen progresista empezó a tambalearse, pero lo peor aún estaba por llegar.

    Su nombramiento como Ministro de Justicia del nefando gobierno de Mariano Rajoy liquidó el ensueño de un político centrista y conciliador. Su reforma del Código Penal refleja un espíritu profundamente reaccionario, que oscila entre el catolicismo tridentino y el neoliberalismo más despiadado. El nuevo texto introduce la prisión permanente revisable, un eufemismo de la cadena perpetua, establece restricciones en el aborto y la justicia gratuita, desaparece el hurto y cualquier sustracción se convierte en delito castigado con penas de cárcel…

    No hace falta ser un lince para apreciar que la reforma del Código Penal pretende neutralizar las protestas ciudadanas e intimidar a las familias que cometen pequeños hurtos para combatir la pobreza y la desnutrición.

    Lo importante es preservar el orden público, cueste lo que cueste. Nadie tiene derecho a increpar a los políticos ni a protestar pacíficamente ante las jaurías de antidisturbios. Por eso, deben ser reprimidos sin contemplaciones. La tibieza es la antesala de la anarquía y de la destrucción de España como unidad de destino en lo universal.

    ‘¡Todos a la cárcel!’ parece ser el lema del Ministro de Justicia. Eso sí, hay que hacer excepciones: José Antonio González Pacheco, alias “Billy el Niño” y antiguo inspector de la Brigada Político-Social, y Jesús Muñecas, ex guardia civil, no merecen ser encarcelados por los crímenes contra la humanidad cometidos durante la dictadura franquista.

    Aunque los reclame la justicia argentina, se debe pasar página por el bien de todos, pues los hechos son muy antiguos. No importa que las leyes internacionales afirmen que los delitos de genocidio no prescriben. Hay que perdonar y olvidar. Hoy se pide la cabeza de Pacheco y Muñecas, pero ¿no existe el riesgo de que mañana se exija la extradición de Rodolfo Martín Villa o del propio suegro de Ruiz-Gallardón, que el pasado 18 de julio publicó un artículo donde sostenía que «el Alzamiento no fue un intento grosero de liquidar al oponente, sino una necesidad imperiosa de defender a la patria»?

    ¿Es un ‘hijoputa’ Alberto Ruiz-Gallardón? Creo que a esa pregunta debería contestar Esperanza Aguirre, que le conoce de cerca y milita en el mismo partido. Yo me limitaré a decir que tal vez sólo desea imitar al juez Frollo, que incendió París para preservar el imperio de la ley.

    No sé hasta dónde llegan los sueños de Alberto Ruiz-Gallardón, pero no me cuesta mucho trabajo imaginarlo con una corona de laurel y una lira, disfrutando desde una azotea del incendio social provocado por su reforma del Código Penal. No es un bárbaro, sino un gran estadista, que no ha olvidado las enseñanzas de Fraga.

    A veces cuerdo y a veces loco, el ministro de Justicia no es un bohemio ni un soñador, sino un truhán al que se le ha visto el plumero y al que en 1999 Cristina Almeida, hoy desaparecida de la escena política, acusó de «hipócrita», «presuntuoso», «cínico», «misógino» y «mala baba». Catorce años después, podemos afirmar que no ha cambiado un ápice».

    Artículo de Rafael Narbona (extracto)
    http://rafaelnarbona.es/?p=5548

    29 diciembre 2013 | 0:27

  6. Dice ser culturetaprogre

    a ver si os enterais los rojetes que no existe ningun derecho femenino para realizar abortos, en la carta de derechos humanos de la onu no se contempla el derecho de la mujer a matar al niño no nacido por tanto ya esta bien de la cantinela con lo de los derechos de la mujer.

    y otra cosa que hay que aclarar es que la mujer tiene derecho a disponer de su cuerpo, pero el feto no es su cuerpo, el feto es un ser humano que esta dentro del cuerpo de la mujer pero no es su cuerpo y por tanto no es de su propiedad, no confundais las cosas.

    29 diciembre 2013 | 19:11

  7. Dice ser Tokarev

    Supongo que nuestro señor ministro estará dispuesto a hacerse cargo económicamente de todos niños que gracias a su ley van a nacer pese a tener malformaciones incompatibles con la vida a largo plazo, niños en estado vegetativo, y con otros problemas graves. Lo digo porque con la situación económica actual y tras la eliminación de las ayudas a la dependencia, salvo las familias de opusianos y afines a la conferencia episcopal que tiran de SICAV para gestionar sus fortunas, la mayoría de españoles no podrán afrontar los gastos económicos que supone cuidar a una criatura en esas condiciones.

    Para culturetaprogre y otros salvapatrias, miraos las fotos y el las condiciones de vida de un niño con anencefalia por poner un ejemplo y me decís si tanto la madre como el niño merecen sufrir esta situación cuando se puede evitar….

    30 diciembre 2013 | 11:26

  8. Dice ser LINCE 1

    Culturetaprogre:

    «¿Por qué no te callas?

    31 diciembre 2013 | 11:48

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