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¿Tan difícil es ser honrado?

Por Francisco Javier Lorenzo

Congreso de los Diputados. (JORGE PARÍS)

Congreso de los Diputados. (JORGE PARÍS)

Y es que viendo el panorama que tenemos actualmente, más bien parece que vivimos un reality show. Da la impresión de que nuestros políticos únicamente tienen una meta: llegar a gobernar para repartirse la “Gran Tarta” (que ya no es tan grande). Todo vale para conseguir este fin, hasta el desprestigiarse mutuamente. Da igual lo que cueste o a quien haya que llevarse por delante, lo mismo que ocurre con los sindicatos.

Estoy muy orgulloso de ser español pero siento una verdadera vergüenza por la España que hemos permitido que transformaran a su antojo. Está claro que hacen falta nuevos aires, algo similar a lo que está haciendo el Papa Francisco con la Iglesia pero ¿será posible que algún día tengamos dirigentes dignos de sus puestos? ¡Ojalá fuera pronto!

5 comentarios

  1. Parecía un enfrentamiento “superado”
    Hace unos pocos años, era un tópico poner en duda la vigencia del enfrentamiento izquierda/ derecha. Quizá se trataba de la versión postmoderna del “final de las ideologías” proclamado por Fukuyama tras la caída del muro de Berlín. El capitalismo había derrotado definitivamente a su opositor, y por tanto aparecía como único sistema económico viable.
    El abanico de alternativas quedaba limitado a la posible gestión del capitalismo: más una cuestión de eficacia que de ideología, más técnica que política. A lo más, quedaba un margen para un posible “rostro humano” que permitía diferenciar un centro-izquierda respecto a la derecha, la cual por cierto se autocalificaba de centro-derecha como indicativo de amplio predominio.
    La pregunta “¿qué significa ser de izquierdas hoy en día?” presuponía que no había respuesta contundente en los términos tradicionales de lucha de clases. En todo caso debía buscarse en el eje ético moral: pacifismo, igualdad de género, aborto, respeto a opciones homosexuales,… Con estos ingredientes, se podía tejer ese centro-izquierda a la americana, pero no había espacio para una izquierda radical.

    La voracidad de la derecha
    Quizá Fukuyama hubiera tenido razón si la derecha hubiese sabido administrar su victoria. Pero no ha sido así, y él mismo se ha retractado. Lejos de esa prudencia, la derecha ha abusado de su hegemonía hasta extremos insospechados. No sólo la apropiación de rentas y patrimonio por parte de las élites parece no tener freno, sino que se socavan los pilares fundamentales del pacto social vigente durante buena parte del siglo XX.
    Primero se atacaron los derechos laborales, desde el poder adquisitivo hasta la estabilidad e incluso la sindicación. Después los fiscales, hasta el punto que las rentas de trabajo de las clases bajas y medias pagan más que las altas o que las rentas de capital. A continuación los sociales, poniendo en jaque todo el estado del bienestar, incluyendo educación y sanidad. Y más recientemente, los políticos, prohibiendo referendos y hasta sustituyendo gobernantes elegidos por tecnócratas designados.
    La crisis actual, tanto en su origen como en su presunta solución es el mejor ejemplo de esta voracidad, al mismo tiempo que la excusa para justificar todos los excesos. Tan lejos han ido como para que algunos magnates reclamen pagar más impuestos, o para que gobernantes conservadores quieran implantar la tasa Tobbin unilateralmente. No se sabe si por compasión, o por precaución ante la posibilidad que finalmente la recesión, el paro, la pobreza, la caída de la demanda,…, terminen socavando el propio sistema.
    ¿Por qué este desenfreno depredador, que incluso alguna derecha quisiera limitar? Quizá es la simple borrachera de victoria, ciega a todas las alertas. Quizá es que la esencia del capitalismo es la explotación máxima, hasta donde sepas y te dejen. En todo caso, no parece que la derecha industriosa y prudente pueda frenar a la rampante.

    No hay pacto posible
    Esta radicalización deja sin interlocutor al centro-izquierda pactista antes referido. Cada vez tiene menos credibilidad el discurso del capitalismo de rostro humano a la europea, o la posibilidad de gestionarlo mediante un nuevo pacto social entre una derecha refulgente y una izquierda desarbolada. No se ve el final de las sucesivas reformas laborales, ni de los sucesivos recortes. Y sobre todo no se ve posibilidad alguna de recuperar lo perdido cuando la tempestad amaine, suponiendo que lo haga.
    En el mejor de los casos, Europa va hacia un largo estancamiento o “crecimiento 0”. Por tanto, el problema no será cómo repartir las ganancias, sino cómo redistribuir lo que tenemos : los ricos sólo podrán seguir enriqueciéndose a base de empobrecer a los pobres; los pobres sólo podrán salir de la pobreza quitándoselo a los ricos.
    Sólo queda en pie el discurso de la izquierda radical. De hecho puede esgrimir el “teníamos razón”cuando Maastrich, las privatizaciones, etc., hasta la reforma constitucional del pasado mes de agosto. Esto no arregla la dramática situación de tanta gente, pero legitima y da audiencia a nuestras ideas, como herramienta política de trabajo: está de nuevo bien claro el enfrentamiento izquierda/derecha, y quién está a cada lado.

    Josep Ferrer Llop, ingeniero industrial, es catedrático de matemática aplicada y ha sido rector de la Univ. Politècnica de Catalunya (UPC)
    04/11/12

    28 noviembre 2013 | 19:19

  2. Dice ser LINCE 1

    Pues sí, desgraciadamente la corrupción no son hechos aislados; son muchos los corruptos, o presuntos corruptos; los imputados y condenados se cuentan ya por cientos, y lo que te rondaré, morena. Y el dinero sustraído del erario público ya es imposible de contar (eso entre los políticos). Y luego, algún empresario de campanillas, unos destruyendo empresas, otros debiendo mucho dinero a Hacienda (o sea, a nosotros, los ciudadanos) otros, grandes empresas y los muy ricos, que acumulan, nada menos, que el 70% del fraude fiscal (no lo digo yo, lo dicen los inspectores de Hacienda).
    Con todo lo que antecede, ¿no es justo que la gente explote?. Porque todos estos son los que nos recortan sanidad, educación , pensiones, y nos dicen que trabajemos más por menos dinero. Y encima, nos quieren poner la Ley Mordaza. Y luego hablan de los escraches. ¡Menudo escrache nos están haciendo a todos los ciudadanos!

    28 noviembre 2013 | 20:57

  3. Dice ser dark shadow

    Pues creo que no tenemos políticos de ningún partido que estén a la altura, luego con pedir perdón y escribir un libro lo arreglan todo y mientras el resto a pagar la incompetencia

    http://www.lunaenpapel.blogspot.com

    29 noviembre 2013 | 4:46

  4. Dice ser María

    En este país, el que no se corrompe es porque no puede.
    http://maria-may.blogspot.com

    29 noviembre 2013 | 7:23

  5. Dice ser japoas

    Animo y a la cancha, no es tan difícil colocarse de político y salir en el Congreso o el Senado, hacen falta voluntarios, no se precisa oposición. A lo mejor ese mirlo blanco está entre nosotros.

    29 noviembre 2013 | 12:30

Los comentarios están cerrados.