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¿Existe la justicia?

Por María Díez

51098Con el paso del tiempo me he dado cuenta de que los valores no existen tal y como los conocemos. Al pensar en la justicia, creía en un poder igualitario, yo me pregunto si somos todos iguales. Ante esta justicia no. Algunos casos son clara evidencia de ello, haciendo cuestionar a los ciudadanos si todos somos iguales. Donde hay dinero no habrá justicia. Te parece justo ver gente con una larga trayectoria criminal a sus espaldas hoy andan a sus anchas por las calles. ¿Creen ustedes que son justos los desahucios? ¿Es un una solución ante la crisis? A mi parecer no, ya que muchas de esas casas quedarán vacías contribuyendo al empobrecimiento de los españoles.

No se puede opinar sobre por qué los jóvenes preparados con estudios superiores, carreras universitarias, másters, etc., no tienen trabajo (y si lo tienen no se corresponde al grado de conocimiento que tienen), mientras otros, por enchufe o tráfico de influencias, ocupan altos cargos para los cuales no están cualificados.

Cuando eres pequeño te preguntan que qué quieres ser de mayor, pero ahora no podemos ser lo que queramos sino lo que podamos. Rompiendo sueños creados por ellos mismos y perdidos para jamás ser encontrados en un agujero sin fin donde van a parar todos los sueños. Sueños que todos quisimos y pocos pueden cumplir. Vivimos en un mundo en el cual ya no queremos crecer, en el país de Nunca Jamás, porque a medida que crecemos es más difícil cumplir lo que en un primer momento parecía ser fácil. Y ahora en vez de ayudar a la educación hacemos cada vez más difícil su subsistencia. Deben dejar las tierras a los niños. ¿Esto es lo que queremos para las generaciones venideras? Todavía creo que existe la justicia, pero en mi país como en tantos otros son una especie en extinción.

10 comentarios

  1. Dice ser panchenko

    si, si es socialista.

    zapatero es el guia,
    lenin el salvador.

    29 octubre 2013 | 10:20

  2. Dice ser Ricardo

    Simplemente la justicia no existe, es una fantasía de la humanidad.

    29 octubre 2013 | 10:25

  3. Dice ser Manuel

    Una anotación: donde NO hay dinero tampoco hay justicia, pasate por los paises africanos y musulmanes y mira la justicia que hay, y luego me la cuentas

    29 octubre 2013 | 11:10

  4. Eso de que se trata de casos aislados y excepcionales, no cuela. Empezando por la propia Casa Real, pasando por altos y medianos Tribunales, gobiernos centrales y autonómicos, Confederaciones empresariales, grandes sindicatos y constitucionalísimos partidos y terminando por los más pequeños ayuntamientos, la corrupción es algo inseparable a la “marca España” (la “carca España” le llaman otros) que nos pretenden vender.

    La corrupción hunde sus raíces en las propias esencias de la sociedad en la que vivimos. Cuando un sistema socio-económico está asentado sobre el ánimo de lucro, el individualismo y la competencia más descarnada y no en la cooperación, la solidaridad y el bien común, no es de extrañar que los codazos y zancadillas, las mentiras y falsedades y la prestancia para meter la mano en cualquier cajón o cepillo formen parte del paisaje diario. Que la puñalada al competidor sea liviana o mortal, el soborno de simple prebenda o compra completa de alma y conciencia y el pago a través de sobre o maletín, depende tan solo de las exigencias del negocio, que no de ley o moral alguna.

    En el Estado español, aparte de estas razones de fondo, existen otras ligadas al régimen nacido de la Transición. Durante la Dictadura no era fácil distinguir dónde empezaba lo público y dónde lo privado, dónde la ley y dónde la arbitrariedad, dónde el negocio y dónde el estraperlo. Luego, tras el esperpento constitucional, siguió en pie aquella Monarquía que juró fidelidad a Franco y sus leyes y ahora se autodenomina constitucionalista, la Iglesia que todo lo bendijo y hoy mantiene casi todas sus viejos privilegios y la Banca que apoyó y se lucró con el dictador y luego lo hizo lo propio con el PSOE y el PP.

    En el Estado español el fraude fiscal alcanza el 23,3% del PIB, del que el 72% corresponde a grandes empresas. Sin embargo, el 80% del trabajo de la Inspección de Hacienda persigue tan solo a los pequeños defraudadores: trabajadores, autónomos, pequeños empresarios,… Ocho de cada diez de las multinacionales españolas del IBEX-35 tienen al menos una sociedad domiciliada en paraísos fiscales, desde donde se opera libremente sin pagar apenas impuestos ni estar sometido a control financiero alguno.

    Todo lo anterior, evidentemente, no podría hacerse sin la existencia de un alto nivel de complicidad activa o pasiva por parte de un importante número de altos cargos políticos y ministeriales, así como de la necesaria colaboración de toda una red de banqueros, notarios, registradores y demás honradísimos profesionales de fe pública. Algo de esto debía tener en mente el ex fiscal anticorrupción del Estado, Luis Pastor, al afirmar que “los paraísos fiscales están en el Paseo de la Castellana”, lugar donde se ubican los grandes bancos españoles y desde donde éstos ofrecen a sus principales clientes cauces y medios para salvar sus dineros de controles e impuestos.

    El guante de seda de la Administración en el trato a todas estas prácticas es evidente. Recientemente, la Asociación de Inspectores del Banco de España afirmaba que “se ha actuado de un modo excesivamente suave en relación con las infracciones…” añadiendo que “la forma habitual de reacción –del Banco de España- ante los indicios de delito es mirar hacia otro lado”.

    El papel en todo esto de los principales partidos políticos –PP y PSOE-, es también determinante. No sorprende por ello que el Grupo de Estados contra la Corrupción del Consejo de Europa (CRECO) haya suspendido al Estado español por no haber cumplido ninguna de sus recomendaciones sobre información, transparencia, dependencia bancaria…, en relación a la financiación de los partidos políticos. La responsabilidad de éstos en el tema de la corrupción es tan evidente que desde hace ya años todas las encuestas del INE señalan a la clase política como el tercer motivo de preocupación de la ciudadanía y un 95% de ésta añade que “los partidos tienden a tapar y proteger a aquellos de sus militantes corruptos en vez de denunciarles y expulsarles”.

    La actuación del propio poder judicial en la persecución y castigo de estas prácticas queda muy por detrás de lo que se necesita. Que todo un presidente del Consejo General del Poder Judicial y del Tribunal Supremo, Carlos Dívar, tan recto y piadoso él, fuera descubierto montándoselo en plan kuwaití, en Marbella, con cargo a los presupuestos públicos y ahora se sume a eso que el presidente del Tribunal Constitucional, Francisco Pérez de los Cobos, ha ocultado su afiliación al PP, es algo que clama a todos los cielos. Que el Gobierno del PP acopte posturas comprensivas con estas prácticas sin que ninguno de los dos super presidentes haya sido enviado a galeras, es tan solo la guinda que le faltaba al pastel de esta gran desvergüenza institucional.

    En esa misma medida, que el Tribunal Supremo haya acordado días atrás que no es delito alguno la creación en la antigua Caja de Ahorros de Navarra de un órgano no estatutario, secreto y sin funciones, del cual cobraban suculentas dietas la presidenta del Gobierno de Navarra y demás cuadrilleros de UPN por cada una de las reuniones que ellos mismos amontonaban en una misma mañana y en las que no se trataba tema concreto alguno, tan solo pone de manifiesto el hecho de que tanto la ley argumentada, como el Tribunal argumentador y el propio Estado “de Derecho” que cobija a ambas son herramientas inútiles para perseguir este tipo de prácticas corruptas.

    Por todo ello, ante la próxima comparecencia de Rajoy en el Congreso, lo principal no son los sobres, sobresueldos y dobles contabilidades. El problema es el propio modelo del Estado español en el que la corrupción se ha convertido en fuente del Derecho, legislación básica y programa de gobierno.

    Sabino Cuadra Lasarte
    Lunes, 29 de Julio de 2013

    29 octubre 2013 | 11:28

  5. Dice ser ximy

    Como ejemplo:

    Una de las primeras cosas que nos enseñan en la facultad de derecho cuando estudias filosofía del derecho es que ese principio, gran pilar de constituciones y leyes, de que la justicia es igual para todos (o que las leyes son iguales para todos en su aplicación) es una utopía. Se esgrime, se defiende, se intenta aplicar por el bien de la sociedad, pero es imposible e irreal en un mundo en el que lo importante para obtener resultados es el dinero.

    La justicia no puede ser igual desde el punto de vista de que para que así sea ambas partes en un proceso legal deberían encontrarse en la misma posición (misma capacidad económica, mismas posibilidades de contactos para obtener una buena representación, etc.).

    La práctica real demuestra que esto no es cierto. En la mayoría de los casos, quién dispone de mayores recursos económicos y/o contactos para acceder a buenas representaciones está en posición de ventaja frente al oponente, luego la justicia no es igual para todos.

    Y por último, llegan las aberraciones: políticos defendidos por los servicios jurídicos de una administración pública contra la que han delinquido (en lugar de pagarse de forma privativa y de su propio bolsillo dicha defensa), siendo defendidos incluso en muchas ocasiones frente al ministerio fiscal o acusaciones populares (el pueblo). Un despropósito.

    Y esto solo en el plano jurídico del país… como reflejo del auténtico reino de la injusticia que reina en España al que se hace referencia en el artículo. Varias generaciones perdidas, que ven su esfuerzo para tener un futuro tirado a la ciénaga frente a enchufados que no saben hacer una «o» ni con un canuto. Otras tantas que han decidido hoy en día que no merece la pena ni siquiera realizar el esfuerzo… Lamentable futuro el de un país sumido en el desgobierno de una mayoría que ostentan cargos solo para leer el periódico.

    Poderoso caballero es don dinero (y don Influencia otro que tal).

    29 octubre 2013 | 11:35

  6. Dice ser justi.. ¿qué?

    Un mundo en el que tienes que pagar para que te entierren dignamente, que si nopagas te echan en los huesitos del apartamento, donde dicen todos qu ecreen en dioses, en vírgenes, en santos, y el mundo está tan vanidoso y tan injusto, donde la mayoría se dice buena gente… ¿por qué nos quejamos todos tanto?
    Un mundo en el que se aceptan las pelis de cviolencia y los juegos violentos y se censura un culo, un ateta, un mundo que se llama ecologista, natural, libre, y está contaminado muriendo miles al año en un sólo país por contaminantes, donde se rechaza la verdad del ser humano para tenerlo acomplejado y consuma, dond ese destruye naturaleza, se torturan animales y se hace fiesta, donde se estafa a gente honrada por los bancos del desastre, se les paga con más dinero para la gente, la gente sigue en miseria y presa de ellos y nadie es responsable… ¿cómo puede haber justicia en un mundo así? Si la Justicia es hermosa, bella, maravilla.

    29 octubre 2013 | 11:53

  7. Dice ser calibra

    Creo que hay que diferenciar conceptos, una cosa es la JUSTICIA y otra la LEY, ahí radica la diferencia. Las leyes no pueden abarcar a todas las personas ni todas las situaciones, son genéricas y a veces parecen injustas porque no están hechas a la carta (son de menú).

    Añadiré una frase que debemos considerar:

    «La Ley es el catecismo de los pobres y la patente de corso de los ricos».

    29 octubre 2013 | 12:13

  8. Dice ser renueva2012

    No existe la justicia, es lenta y solo beneficia al poder y al dinero…….

    29 octubre 2013 | 12:27

  9. Dice ser Daniel L.

    solo con separación de poderes puede haber justicia.
    si las mismas personas redactan las leyes a su gusto, las votan y las aprueban ellos mismos, nos podemos imaginar todos a quienes van a beneficiar.
    si encima ellos mismos eligen a los componentes de los altos tribunales…
    que haya un ministerio de justicia lo dice todo.

    29 octubre 2013 | 13:06

  10. Dice ser carlos

    Hay una frase en derecho que dice: la justicia ha de ser legal, no justa. He ahí la diferencia, aquellos que dictan las leyes o pueden pagar a los que saben manejarlas, tienen esa ventaja, los demás nos dejamos llevar por las razones éticas o justas, pero esas no existen, porque han dejado de ser legales……

    29 octubre 2013 | 13:40

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