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No quiero ser cómplice, ni verdugo

Por Emilio Álvarez

No solo existe Femen en España sino muchas asociaciones que luchan para que el aborto se legisle desde el principio de la democracia, para ayudar a las mujeres y no para condenarlas, para ayudarlas desde el punto de vista sanitario y psicológico. Una doble condena, social y moral no es buena. femen
Yo no estoy a favor del aborto, nunca lo estaré como cristiano, pero siento que debemos acompañar a esas mujeres en sus procesos, comprenderlas, creo en la autodeterminanción de la persona desde un concepto cristiano, creo que la mujer cuando toma una decisión así no se le olvidara nunca y no quiero ser yo quien la estigmatice o la haga abortar en condiciones sanitarias que no sean del siglo XXI. Creo en el amor de Dios, que mira y no juzga sino que acompaña desde la realidad, creo en el perdón antes que en la condena, creo en el amor antes que en la estigmatizacion y creo que el aborto estaba bien regulado hasta ahora y que modificarlo deja a la mujer desprotegida, a la merced de nuevos viajes al extrajero, donde no se la juzgue por cometer un supuesto delito.
Yo no sé si es sagrado o es un derecho, lo que si sé es que no quiero ser cómplice, ni verdugo. No quiero estar siempre en la teoría sino ir a la practica de la vida diaria y ver la realidad, ser flexible, no solo de dogmatismo vive el hombre.
Cuando las activistas dicen el «Aborto es Sagrado» están haciendo una consigna para interpelar a Gallardón, están haciendo un lema polémico para que se escuche, están dando voz a mujeres que piensan diferente a sus señorias.

9 comentarios

  1. Dice ser YO SÓLO SÉ QUE NO SÉ NADA. SÓCRATES.

    LO ÚNICO BUENO DE LAS IDEAS RELIGIOSAS, ECONÓMICAS, POLÍTICAS, FILOSÓFICAS, ETC ES QUE PUEDEN SER ABANDONADAS. ¿POR QUÉ LAS DE FEMEN Y LOS CRISTIANOS NO ABANDONAIS ESAS IDEAS TAN ABSURDAS QUE NO CONDUCEN A NADA?

    NI EL ABORTO ES SAGRADO NI ESTÁ PROBADO QUE EXISTA DIOS.

    ¡ VIVA EL ESCEPTICISMO !

    11 octubre 2013 | 14:04

  2. La cuestión metafísica de cuándo empieza la vida humana pasa a ser política en el momento en que los Estados pretenden actuar sobre los cuerpos donde se gestan esos procesos orgánicos. De sobra conocemos la cruzada antiabortista que se lleva a cabo mediante la férrea alianza entre dos fuerzas patriarcales primitivas: Estado y religión.

    Lxs católicxs se sirven del conservadurismo político y éste, a su vez, del discurso moral cristiano. De este modo, cuando los gobiernos intervienen en los cuerpos, pasamos del juicio de la Iglesia a un asunto de las clases dirigentes y a una materia biopolítica. Si a esta pólvora añadimos la mecha del discurso “científico” antielección, el resultado es un cóctel molotov de argumentaciones legitimadas que solapan las voces de las mujeres. Las políticas de control del cuerpo entroncan con la perpetuación del sistema capitalista, especialmente en el caso de las mujeres. Para éste, nuestros cuerpos no son más que centros de producción o de reproducción humana, lo que no es nuevo. Como apunta Federici, desde la Edad Moderna el Estado ha redirigido la natalidad mediante diferentes estrategias de control social propias de los procesos de acumulación originaria y aparición del capitalismo.

    Los tiempos no han cambiado tanto. Además de los poderes mencionados, hay uno que podría considerarse prioritario y que lxs conservadorxs han manejado de forma sublime para esta causa: los medios de comunicación. Tanto la construcción social del feto, vinculada demagógicamente con el imaginario de los bebés, como el discurso en torno a “la vida humana” del embrión, tienen mucho que ver con estrategias publicitarias y con el uso de imágenes que proliferan desde que en el año 65 la revista Life publicara la primera fotografía de un feto humano. Empezó entonces a tomar forma la idea que convierte al resultado de la fecundación en una entidad con esencia y vida propia. La socióloga Nayla Vacarezza nos cuenta que, conscientes de la proliferación y el uso ideológico de este tipo de imágenes, en la década de 1980 el feminismo cultural norteamericano crea el concepto “feto público” para desenmascarar y combatir los pseudoargumentos antiabortistas. La imagen pública del feto configura la subjetividad de las mujeres –sobre todo de las embarazadas– y crea un vínculo –¿filial?– entre la mujer que gesta y el embrión/feto, además de instituir una especie de cultura ideográfica de la esencia de la vida humana. Mecanismos de representación como fotografías de niñxs nacidxs para denunciar el aborto, la no relación de dependencia entre mujer gestante/feto y la visión de éste como ser individual que flota tranquilamente en algo parecido al escenario del Sputnik, ayudan al desarrollo discursivo del feto como sujeto autónomo. En campañas mediáticas antiabortistas se recurre a la invisibilización de las mujeres mediante encuadres cerrados en los que solo vemos sus recipientes –vientres– en avanzado estado de gestación. También es común en sus actividades publicitarias el uso de la primera persona del singular, que posiciona al embrión como una suerte de subalterno y nos interpela inoculando culpa, eje esencial de la moral judeo-cristiana.

    A través de estas falacias, la Iglesia, el Estado conservador, lxs ultras provida, etc., pretenden la vuelta de las mujeres a los fogones y a las cunas, así como la perpetuación de su rol en el modelo de familia nuclear tradicional. Nos obligan a ser madres, pero nos echan de los trabajos al anunciar embarazo; nos arrebatan la capacidad decisiva, pero nos acortan las bajas de maternidad y merman las de paternidad; la ley nos obliga a parir, pero impide una sociedad accesible a todas las personas y no provee las condiciones materiales para una crianza digna; encarecen los bienes de primera necesidad; desahucian a mujeres lactantes y a niñxs de 3 años –esxs sí son personas-; privatizan la educación pública… en definitiva, nos predestinan a la precariedad. Todo esto conforma un engranaje clave de la máquina heterocapitalista, que se beneficia del trabajo femenino, silenciado y no valorado de la retaguardia, para seguir funcionando. Defensa de la vida. ¿Vida embrional? Puede. ¿Vidas humanas vivibles? Nunca.

    La reforma de la ley del aborto no es, por tanto, una cuestión ética, sino un ataque ideológico. No se trata de un debate moral, sino político. Y los derechos de las mujeres a controlar su cuerpo y su vida no deben ser objeto de debate político. Gallardón insiste en la desaparición de estos derechos y condena a las mujeres que desean anteponer su vida a la de otra persona. Las que resistimos sentimos vergüenza y tristeza al cantar consignas de hace más de 30 años. Nos duele el pecho cuando escuchamos a nuestras madres y abuelas: «no me puedo creer que vosotras estéis así».

    Y a eso vamos el 28 de septiembre. Ese día y los que hagan falta. ¿Provida? Provida nosotras las feministas, que luchamos por la salud y la vida plena y libre de todas las mujeres.
    Nos vemos en las calles.

    Yendéh R. Martínez
    Elisa Mandillo Cabañó

    Por Fundación de los Comunes, 23-Sept.-2013

    11 octubre 2013 | 14:11

  3. Dice ser pablo getafe

    Bravo por estas 3 chicas! pq ellas solitas han conseguido más con esta acción q todo el movimiento feminista español con manifestaciones y comunicados.

    Gracias a ellas el mundo entero sabe ahora lo q está haciendo el PP con las mujeres y sobre todo, sabe quien es realmente Gallardón.

    11 octubre 2013 | 14:44

  4. Dice ser la mujer no se haga hombre

    Yo sólo sé qu elos torquemadas machistas odian las tetas y ponen a sus hijos de escudo a sus miedos, por ejemplo, en las playas la ver topless.

    11 octubre 2013 | 14:47

  5. Dice ser Es una lata que las unas y los otros crean tener razón simplemente porque son sus ideas.

    ¿Por qué a nadie se le ocurre pensar que todos tienen un poco de razón y no lo habitual de que yo tengo toda la razón y el otro no tiene ninguna?

    ¿Aborto sagrado? ¿Aborto prohibido? ¿Es que no es posible un término medio?

    11 octubre 2013 | 14:52

  6. Dice ser joseluis505050

    las madres que no quieren tener hijos pueden perfectamente entregarlo en adopcion sin necesidad de tenerlo que asesinar.

    no entiendo que estemos aqui acudiendo a etiopia o china para adoptar niños con los problemas legales y de papeleos que ello lleva consigo y por otra parte estemos aqui tirando niños a los contenedores de basuras porque a ciertas madres juerguistas se les olvido ponerse el condon un dia de borrachera con el novio.7902

    11 octubre 2013 | 15:29

  7. Dice ser Un ciudadano más

    La Ley en vigor no obliga a nadie a interrumpir el embarazo, así que, ¿por qué cambiarla? Y, ¿qué autoridad moral tiene quien obliga al prójimo tener hijos indeseados (incluso con graves enfermedades y dolencias irreversibles), a la vez que abraza políticas de recortes en prestaciones sociales que tratan de paliar las carencias, las barreras y los sufrimientos de quienes ya están en el mundo? ¿Empatía o indiferencia?

    11 octubre 2013 | 16:23

  8. Dice ser LINCE 1

    ¿Cómo es posible que nadie se atreva a meterse en la decisión de quien pasa por una situación tan dramática como decidir si aborta?¿Se han parado a pensar esos radicales que quieren dirigir la voluntad ajena en cuáles son las razones que tienen las mujeres que abortan?¿Obligan a alguien a abortar?¿Quién es el sr. Gallardón para decidir que alguien tiene que tener un hijo con gravísimas lesiones o malformaciones, condenado a una vida horrible?¿Acaso el Estado va a hacerse cargo del sufrimiento de esas gentes?
    Hay muchas formas de «talibanismo».

    11 octubre 2013 | 20:58

  9. Dice ser ACID

    Solo darle mi felicitacion al que ha escrito la carta porque, a pesar de que el tema que trata le parece mal, es capaz de entender lo que dice la otra parte y no condenarla por sistema. Si hubiera mas gente como este buen hombre (en ambos lados de la discusion) estoy seguro de que seria posible llegar un entendimiento en este y muchos otros temas que, por desgracia, hoy dia solo se solucionan tirandose piedras los unos contra los otros

    14 octubre 2013 | 10:51

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