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¿Cuál es la verdadera generación perdida?

Por David Ibáñez Cuerpo

Es cierto el problema del desempleo juvenil, personas con poca o ninguna formación a las que por desgracia les resulta casi imposible encontrar un trabajo. Si tienen formación, les piden experiencia. Yo conozco personas con formación y experiencia y que tampoco les dan trabajo, muchos de ellos padres de esos mismos desempleados juveniles.

Entiendo que la “ley natural” sería que ese padre, mantenga al hijo, pero con los tiempos que corren van a ser muchos hijos los que tengan que mantener a sus padres. Padres que con suerte cobrarán un subsidio de 400 y pico euros durante los próximos 10 años de su vida, para después de haber trabajado lo que no está escrito, haberse ganado un buen puesto (y sueldo) siendo fieles a su empresa y haber pagado hipotecas al 14% de interés se jubilen con la pensión mínima, con la que gracias les llegará para subsistir. ParoAh, y tengamos en cuenta que la cultura de hace 30-35 años todavía era que la mujer se quedase en la casa cuidando de los niños, lo que nos lleva a multitud de casos en los que solo una pensión entrará en esa casa desde que cumplan los 65…

Parece que nunca cumplen el perfil ni para trabajos ni para cursos, pero desde mi punto de vista, la edad no les hace personas menos productivas como muchos creen, son personas mucho más sacrificadas que nosotros en la mayoría de los casos. Han salido adelante en situaciones mucho peores que las nuestras y lo que es más importante, nos han sacado adelante a nosotros. Con suerte los jóvenes, tarde o temprano encontrarán un trabajo, pero ellos ni con suerte. ¿Cuál es la generación perdida?

6 comentarios

  1. Dice ser Activismo pasivo

    Queridos ciudadanos:
    Me llamo Carlos Rubio Recio, tengo 26 años, estoy en el paro, vivo con mis padres, y practico el activismo pasivo. Sé que esto último puede sonar un poco raro, lamentablemente, lo otro suena bastante normal, pero me parece la mejor manera de definir mi “estado actual”.
    Llevo meses colgando videos, enlaces a noticias, montajes de fotos y viñetas gráficas, en mi muro de Facebook, criticando las últimas medidas que esta tomando el gobierno, y sobre todo, su enorme soberbia al hacerlo. Pero hace un mes que no voy a una manifestación. Esta semana no fui a recibir a los mineros, y ayer no fui a las distintas concentraciones que hubo en Madrid. Ahí esta el problema.
    Es cierto que puedo, que debo compartir en mi muro la foto de los mineros manifestándose, pero si no voy a recibirles cuando llegan a Madrid, no sirve de nada. El día que los mineros llegaron al kilometro cero, después de haber recorrido cuatrocientos durante veinte días de marcha, yo no fui capaz de salir de mi casa, pagar el “módico” precio de un billete combinado, y plantarme en la Puerta del Sol para recibirlos. Me dio pereza. Así, con todas las letras.
    Vivimos tiempos difíciles, no hay día que no haya, que no nos den, un motivo para quejarnos, y con razón. Esta semana, que ha sido especialmente intensa, he visto como mi muro de Facebook se saturaba de mensajes y videos de mis amigos, compartiendo su indignación por todo lo que está pasando. Sé que muchos de ellos, no solo cuelgan videos de las manifestaciones, sino que también asisten a ellas. Son gente coherente. Activistas activos. Pero también sé que muchos de mis contactos, pese a estar profundamente indignados, y hacérmelo saber a través de sus publicaciones, no salen a la calle a manifestarse. Son en definitiva, activistas pasivos. Como yo. Nosotros somos los indignados favoritos de los políticos. Nos quejamos, sí, pero no molestamos demasiado.
    Porque la verdad es que a los políticos les da igual que hagamos ingeniosos montajes con sus fotos, que colguemos videos haciendo repaso de sus viejas promesas, o que comentemos en foros todo lo que creemos que están haciendo mal. Sí, esta claro que les incomoda que la información circule más libremente de lo que a ellos les gustaría, pero en realidad lo que más les molesta son las manifestaciones, las grandes concentraciones, que los ciudadanos llenen “sus” calles. Y me temo que yo, en este sentido, soy un ciudadano muy poco molesto. Me he acomodado, me he conformado con “compartir” mi descontento, sin hacer nada más. Y eso es algo que los que gobiernan este país no se merecen. Creo que se merecen mucho más por mi parte. Ellos se están esforzando al máximo para sacarme de casa, para que me de un poco el aire, y yo sigo sin corresponderles adecuadamente. Y creo que se han ganado a pulso mi metro noventa haciendo sombra en la calle, y que mi voz, unida a muchas otras, les taladre los oídos a base de bien. No se merecen menos. Y en este punto, reconozco que tengo que hacer un esfuerzo por no perder las formas, porque sé que si las pierdo, el mensaje se desvirtúa, o al menos, eso es lo que me enseñaron en el instituto público donde estudié. También, algo que he aprendido a lo largo de los años, y que la historia se ha obstinado en demostrar una y otra vez, es que los políticos, los que gobiernan, la inmensa mayoría, siempre han sido muy duros de oído, y muy ciegos. Hay que decirles las cosas muchas veces y muy alto, para que te oigan. Hay que llenar mucho las calles, para que reconozcan que están llenas.
    Y como ya os digo, si, puedo twittear, o compartir un bonito eslogan, una frase que en pocas palabras exprese lo que siento, pero si luego no lo escribo en una pancarta y salgo a la plaza, no sirve de nada. O bueno, tal vez sí, tal vez sirva para que otra persona lo lea por internet, y decida ponerlo en su pancarta, o en su camiseta, o corearlo en la manifestación, y que esa persona, que no soy yo, pero que se manifiesta por mí, le saque partido mientras yo me quedo en casa, tal vez compartiendo más tarde en mi muro la foto de ése manifestante, con ésa pancarta, con ésa cara que no es la mía.
    Así pues, he decidido que si bien es importante compartir, comentar, difundir por internet mis preocupaciones, y los motivos de mi indignación, esto solo puede ser concebido como una actividad completaría, pero en ningún caso sustitutiva de nada.
    Esto es, debo salir a la calle a manifestarme. No me gustan las aglomeraciones, me intimida sobremanera la policía, más si va a caballo, y todavía más si dispara pelotas de goma, pero debo hacerlo. Aunque solo sea para tener el derecho de quejarme, y que el pataleo que me cojo a diario no se quede en casa.
    Soy un activista pasivo, y quiero dejar de serlo. Quizá tú, que ahora me estás leyendo, también lo seas, así que piénsatelo, porque quizá tú también quieras dejar de serlo.
    Por último, queridos ciudadanos, solo me queda agradecer vuestra atención y, por favor, disculpadme si esta carta se os ha hecho demasiado aburrida, demasiado larga, o demasiado intranscendente, pero es que a veces, la mejor manera de hablar con uno mismo, es escribir para otros.
    Un cordial saludo:
    Carlos Rubio Recio.
    julio 14, 2012
    P.D. Si os ha gustado esta carta, podéis compartirla en vuestro muro, o no.

    29 mayo 2013 | 12:53

  2. Dice ser Llorones SA

    Vamos a lloriquear. Una, dos y tres: Buaaaaaaaaa, buaaaaaaaaa, buaaaaaaaa

    29 mayo 2013 | 13:08

  3. Dice ser Kastle

    La generación perdida es la nuestra obviamente. Por mucho que ellos desgraciadamente no vuelvan a trabajar en su vida… ¿de qué van a contratar a alguien con 35-40 años sin experiencia? Esa gente de 35-40 serán los jóvenes de 20 cuando empecemos a salir de la crisis, tiempo al tiempo.

    29 mayo 2013 | 17:07

  4. Dice ser pinganillos

    Generacion perdida? desde luego eso es solo cosa de gente con falta de confianza y autoestima, y no decir amor propio, desde luego el trabajo como lo conocemos y nos han educado no existe, pero no es verdad que los jovenes de hoy en día son los mejor preparados de la historia de españa? SI, pero, somos muy comodos, queremos un trabajo fijo, bien remunerado, de 8 horas y vacaciones….y eso NO.
    RIESGO! autoempleo, creacion de puestos de trabajo por iniciativa propia , eso SI

    29 mayo 2013 | 22:24

  5. Dice ser Al Sur de Gomaranto

    ¿Cuál es la verdadera generación perdida?

    Por desgracia siempre ha sido
    y se puede comprobar
    que la generación perdida es
    desde que este mundo existe
    siempre la del mismo segmento,
    de esta injusta sociedad.
    Cambian los tiempos, las modas,
    los gustos y hasta los placeres.
    Lo que no ha cambiado nunca,
    es el destino del pobre,
    gobierne quien nos gobierne.
    ¡La Generación perdida!
    Para los mismos, como siempre.

    30 mayo 2013 | 8:20

  6. Dice ser calibra

    La generación realmente perdida es la de las personas paradas con 50 años o mas a los uq eya no volverán a ofrecerles un trabajo de ningún tipo y además en algunos casos han de ayudar a su familia, posiblemente con hijos tambien en paro.

    Pero los jóvenes que tienen la oportunidad de esperar a que pase el temporal, bien en casa de sus progenitores o saliendo al exterior a seguir formandose y adquiriendo una experiencia que les va a venir bien o tambien tratando de CREAR actividad económica, en lugar de dedicarse a montajes, viñetas, videos y demas pamplinas que no les sirven para nada y emprendiendo actividades que les puedan servir para algo; claro que «el quid» de la cuestión es que han estado acostumbrados a que sus «papás» les hayan faciltado la vida de tal forma que ahora no saben reaccionar y buscarse las «habichuelas», ahora quejarse y protestar, todo lo que haga falta para que «les den».

    31 mayo 2013 | 12:42

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