Por Enrique Chicote Serna
La máxima “Todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario” es irreprochable, y debe prevalecer en cualquier estado civilizado, sin ninguna duda. No obstante, en la sociedad actual los tramposos más insignes gozan de los mejores medios para ocultar pruebas, falsificar datos o comprar testigos falsos, con lo que, para ellos, eludir la acción de la justicia es más fácil de lo que debiera. Estamos cansados de ver caminando libremente por las calles a intachables corruptos, honorables sinvergüenzas y golfantes de postín, que supieron esconder su delincuencia gracias al dinero producto de las fechorías cometidas pero no castigadas a causa de algún vacío legal. En lugar de dedicarse a endurecer las penas de quienes se manifiestan en la calle contra el poder y sus abusos, bien podía el señor Gallardón discurrir acerca de cómo afinar en el ámbito de sus competencias, para que el ‘canallaje’ de guante blanco tenga cada día más difícil seguir tomándonos el pelo a todos.
España es así, El que no roba , o no es buen español o no ha tenido ocasión de hacerlo.
Clica sobre mi nombre
20 octubre 2012 | 14:19
La justicia en españa no existe, ese es el problema
20 octubre 2012 | 17:45
Es que en la calle nos cruzamos con tramposos insignes y con toda clase «chorizos» no tan insignes; hoy publica este diario la detención de un alunicero «famosso» por segunda vez, ¿qué ocurrió con la primera?, estamos hartos de leer noticias de delincuentes que se detienen con varios antecedentes, digo lo mismo ¿qué ocurre con las anteriores detenciones?. Las leyes en España están para saltarselas y a la vista está.
23 octubre 2012 | 12:09