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Preventorios: «Una vez me dio un gran dolor de cabeza, lo mencioné y una de las que te cuidaban me dio una bofetada»

Por Consuelo Lucas.

Estoy feliz de que por fin alguien ha abierto esta puerta, que nunca pensé que se iba a abrir.

Por casualidad, una amiga me ha informado respecto a este tema, la razón es que yo vivo en Estados Unidos y en el año 59 yo por desgracia viví este infierno llamado “preventorio de Guadarrama”.

Me sumo a mis otras compañeras por lo que vivieron porque yo lo viví en carne propia. En ese año fuimos tres hermanas, nos pusieron en una sala grande que llamaban la sala blanca “de terror”, no nos pusieron a mis hermanas ni a mi juntas, lloramos mucho debido a que nos pareció injusto pero eso era el comienzo.

Nos hacían levantar a media noche a ir al baño, si tenias ganas o no, con un frío espantoso. Teníamos que compartir el mismo agua para limpiarte por la mañana y la que estuviera la última tenía que lavarse la cara con el agua de todas las anteriores. No te daban agua para beber, era leche en polvo. La comida recuerdo que era casi todas las noches macarrones hervidos.

Me acuerdo que una vez me dio un gran dolor de cabeza y cuando se lo mencioné a una de esas que te cuidaban llamadas “las señoritas” me dio una bofetada así sin más, todavía me acuerdo de su cara, nunca se me olvidará, tenía muy mal genio y la tomaba con las niñas, espero que allá donde se encuentre esa tal “señorita, esté pagando por todo lo MALA que fue con las niñas inofensivas.

Cuando ha salido el tema del preventorio con mis hermanas, la pequeña se pone a llorar de la impotencia de ese trauma que se pasó. A esas personas que abusaban de un niño/a físicamente, moralmente, y psicológicamente deberían tenerlas presas, pero lo peor es que tienen que vivir con su propia conciencia de haber hecho tanto daño.

Tengo tanto para decir que no acabaría nunca. Te leían las cartas, te pegaban por el hecho de que “yo puedo y tú no puedes hacer nada”. Estando allí esos tres meses  uno no sabía que día era de la semana, lo mismo daba el lunes que el jueves todos los días eran igual de tortura. Es triste pensar como ciertas personas pueden abusar y tomar ventaja de familias que son pobres y humildes. NO TIENE JUSTIFICACIÓN.

Creo que ya no puedo seguir, me es muy doloroso el seguir recordando tanta tortura infantil, es como si te hubieran robado parte de tu infancia, pero bueno si hay algo que es cierto es que el creer en Dios te ayuda a seguir adelante, creo que Dios tiene un sitio muy especial para personas que han hecho tanto daño a niños.

Dios bendiga a todas mis compañeras de esta época

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