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Preventorios: «Me trataron muy bien. Tendríamos que empezar por denunciar a nuestros propios padres que nos calentaban un montón»

Por Mariángeles.

Estoy enfadadísima de ver su publicación con esas señoras que hablan de los malos tratos en el preventorio de Guadarrama. He estado durante cuatro temporadas en los famosos preventorios de los que tanto se habla.  Yo niego la mayor. Ni sufrí malos tratos ni me quemaban el culo ni comía mis vómitos. Estuve en los años 54,55,56,57 y jamás nadie me puso la mano encima.

Pongo de antemano que mi familia era comunista, con parientes que estuvieron en el exilio con Carrillo, que tuve un familiar en la cárcel de Burgos durante 20 años, pero a mí nadie me fue a buscar para llevarme al preventorio. Me buscaban en el colegio para llevarme a esas colonias.

Yo nunca he cantado el ‘caralsol’ allí, en el colegio sí. Me trataron muy bien, pues de no ser así no habría vuelto y en cambio volví tres años más.

Quién diga que hubo malos tratos en los años que yo estuve está mintiendo, pues algo habríamos visto y no fue así.

En esa época era todo muy diferente y tendríamos que empezar por denunciar a nuestros propios padres que nos calentaban un montón, pero he querido y respetado a mis padres siempre (cosa que ahora deja mucho que desear el comportamiento de los hijos a los padres).

Fui en el verano  cuando terminaba el colegio. Lo pasaba fenomenal, con leyes estrictas como en los colegios. Se habla de que si estábamos adoctrinadas por la falange, que si nos reclutaban en los colegios, todo mentira. Para poder ir a esas colonias, que era como se llamaban entonces, tenías que tener alguien muy directo que estuviera
enfermo de tuberculosis (como era mi caso) pero eran muy rigurosos a la hora de darte la autorización.

Efectivamente cuando llegabas te duchaban y con el pelo mojado te echaban unos polvos para los piojos y dormías con una toalla envuelta en la cabeza hasta el día siguiente. Los médicos te hacían un reconocimiento para ver como llegabas y te hacían una prueba de la tuberculina, para ver qué defensas tenías en caso de contagio. A mí me hizo reacción y no volvieron a ponerme ninguna más, ya que tenía defensas , pero a las niñas que no las ponían la vacuna pero nada más.

Llegaban niñas desnutridas, enfermas, yo cuando volvía a mi casa al cabo de tres meses engordaba de 4 a 5 kilos. No he oído nada bueno que pasara allí por parte de esas señoras. Allí aprendí a bordar, a hacer flores de papel que se las hacíamos a nuestros padres cuando iban a verme el último domingo de cada mes, todos los días repasábamos los deberes y a las niñas que no sabían leer ni escribir, las señoritas las enseñaban.

Cuando te hacías pis en la cama por la noche te sacaban fuera te daban otro camisón y te llevaban a la cama que hubiera libre en otra sala pero ni había velas ni cristo que lo fundó, ni baños con agua fría (el agua me imagino que sería de calderas de leña ), frío hacía porque era la sierra de Madrid.

Tengo 66 años de izquierdas y este es mi testimonio.

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