Entradas etiquetadas como ‘Yasuo Okazaki’

Kokeshi, la muñeca japonesa que nace de un torno

En el pequeño taller japonés abierto a la calle, el artesano Yasuo Okazaki (1954) trabaja la madera rodeado de virutas y serrín. De un palo corta cilindros, su gran herramienta es un torno que hace girar la madera para que él pueda moldearla con cinceles y brocas.

Todo resulta relajante y estéticamente perfecto en la creación de las muñecas japonesas Kokeshi: figuritas sin pies ni manos, minimalistas y de expresión enigmática, utilizadas como recuerdo o amuleto. El proceso recuerda a la alfarería más que a la talla, la pieza no deja de girar hasta que el artesano no tiene que dar los último retoques.

Incluso en el momento de pintar los adornos principales, la pintura parece surgir sobre la madera giratoria como por arte de magia. Con un cariño milimetrado y pleno dominio del proceso, ver trabajar a Okazaki es como contemplar a un gran chef de cocina transformar los ingredientes en manjares o a un joyero puliendo con mimo una piedra preciosa.

Kokeshi doll

Típicas de la región de Tohoku —al norte de la mayor isla de Japón, montañosa y conocida por la dureza de su clima— fueron los alfareros quienes tuvieron la ocurrencia de experimentar con el torno para fabricarlas. No está claro cuándo se comenzaron a manufacturar las muñecas Kokeshi, parece ser que fue a mediados del periodo Edo (1603-1868). Japón crecía económicamente, las normas sociales eran muy estrictas y sólo al final de esta larga época histórica comenzó a abandonar su ancestral aislamiento del resto del mundo.

Existen 11 tipos de Kokeshi según la región. La del vídeo corresponde a la variedad de la localidad de Naruko, donde se dice que pudieron nacer las figuritas y en la que incluso hay un museo dedicado a ellas. Se distinguen por tener caras amables y crisantemos pintados sobre el cuerpo, pero sobre todo por ser las únicas que emiten un sonido: la cabeza, perfectamente ajustada, se puede sin embargo girar haciéndo un poco de fuerza para que chirríe.

Si no fuera por el ruido mecánico de las herramientas interviniendo en la rotación del torno, podría parecer que el tiempo se ha congelado en el interior del taller. Okazaki ha dedicado su vida adulta a las Kokeshi. Tras acabar el instituto, el único maestro que tuvo fue su padre, que lo instruyó en la elaboración casi ceremonial de las exquisitas muñecas.

Helena Celdrán