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Bob Marley, derramándose

Bob Marley, 21 de septiembre de 1980, un día después del colapso en Central Park

Bob Marley, 21 de septiembre de 1980, un día después del colapso en Central Park. Ya tenía cáncer en el cerebro, los pulmones y el hígado.

«Todo irá bien. Quiero preparar un lugar».

A veces las últimas palabras son tan simples que no logramos entenderlas.

Las últimas palabras del moribundo Bob Marley fueron caminos en varias direcciones: consuelo, perdón, refugio, eternidad:

«Todo irá bien. Quiero preparar un lugar».

A veces no entendemos porque hemos perdido la capacidad de hacernos con el habla simple de los caminos.

Hace poco alguien me dijo que no son necesarios más músicos que Camarón y Bob Marley. No discuto la elección, aunque pongo en duda el género reduccionista del empleo. ¿Músicos? No, no es eso. El gitano y el rasta derramaban sangre para que comulgásemos. Comprendo por qué uno y otro son venerados como delegados terrenales de la divinidad.

Se acaban de cumplir tres décadas de la muerte de Marley, el 11 de mayo de 1981, a los 36 años.

En 1977 le habían diagnósticado un melanoma cancerígeno en una uña del pie, infectada tras una herida causada en un accidente de pachanga de fútbol. Le dijeron que la única salida era la amputación. Siguió cantando.

Ocho meses antes de morir sufrió un colapso mientras hacía jogging en Central Park (Nueva York). No podía hablar, se le quedó rígido el cuello, sintió un frío paralizante. Siguió cantando. La gira se llamaba Alzamiento. Derramándose.

Este Cotilleando a… está dedicado a un tipo irremplazable, un hijo de la miseria, un profeta que cantó al infierno en la tierra, un esclavo de voz desencadenada.

El día de su boda, 10 de febrero de 1966

El día de su boda, 10 de febrero de 1966

1.Nadie sabe cuándo. La fecha de nacimiento de Nesta Robert Marley es incierta. Los biógrafos suelen citar la que aparecía en su pasaporte (6 de abril de 1945), pero pudo haber nacido dos meses antes. Era difícil bajar de las colinas azules de Nine Mile para apuntar a un crío en el registro. Tampoco tenía demasiado sentido.

2. Negro y blanco. Dos sangres: la madre, Cedella Booker, Ciddy, era negra descendiente de africanos. El padre, Norval Sinclair Marley, descendía de ingleses y era mulato. Había nacido en Jamaica, servido en la Royal Navy y trabajaba como capataz de una plantación agrícola. Aunque pasaba dinero a Ciddy para ayudar a mantener al crío, la pareja apenas convivió. Ciddy murió en 1981 en Miami (EE UU). Se había dejado crecer grandes rastas. Norval había fallecido en 1955, cuando su hijo, al que nunca trató con cariño, tenía diez años.

3. El vampiro. Bob Marley no se dedicaba a la fabulación cuando cantaba: El sistema de Babilonia es el vampiro, el imperio que se derrumba / Chupando la sangre de quienes sufren. A los seis años fue practicamente raptado por su padre y llevado a Kingston, la capital de Jamaica. El crío pasó varias semanas abandonado en la zona miserable de la ciudad. Su madre logró localizarlo y regresaron a las colinas.

4. Rat race. También sabía de lo que hablaba en sus canciones sobre el sistema capitalista de producción basado en la explotación: No olvidéis vuestra historia / Conoced vuestro destino / Cuando abunda el agua / El loco está sediento / Carrera de ratas. En 1966 emigró como sin papeles a Wilmington-Delaware (EE UU). Se acababa de casar, no tenía un chavo y necesitaba dinero. Trabajó como empleado para la química DuPont y en la cadena de montaje de una factoría de Chrysler. Vivió miserablemente. Sólo le consolaba escribir bosquejos de canciones en un cuaderno. Al regresar a Jamaica descreyó del catolicismo y abrazó el credo rastafari.

"One Cup of Coffee" - Robert Marley, 1961

"One Cup of Coffee" - Robert Marley, 1961

5. Espantoso debut. En 1961 Robert Marley (así firmaba) había grabado sus  primeros dos singles en los estudios de Lesley Kong, el chino-jamaicano que controlaba el negocio local de las grabaciones en Jamaica. El primero fue Judge Not, basado en citas bíblicas («no juzgues si no quieres ser juzgado»). El segundo -en la foto-, One Cup of Coffee, una versión de un tema country del texano Claude Gray (I’ll Just Have a Cup of Coffee and then I’ll Go). Le pagaron 20 libras y le regalaron dos ejemplares de cada disco. Las canciones son espantosas. Unos meses después, cuando Marley reclamó a Kong el cobro de las regalías por las ventas y no recibió a cambio más que amenazas, señaló al productor con un dedo y dijo: «Algún día volveremos a trabajar juntos y te haré rico». No mentía.

6. Los Wailers. Marley bregó hasta conseguir montar un grupo: hizo ska, canción melódica, experimentó con productores, afinó sus cualidades como compositor… Hay centenares de discos en los que participó entre 1961 y 1965. Su grupo, los Wailers -que antes se llamaron The Wailing Wailers- grabó el primer single en 1963: Simmer Down, un ska dirigido a los pandilleros para que cesase la guerra de bandas que asolaba Jamaica. El disco fue editado también en Inglaterra por el sello Island, montado por el millonario Chris Blackwell, hijo de un comerciante irlandés y una despampanante serfadí de Costa Rica (inspiración de Pussy Galore en la saga de James Bond). El nucleo duro de los Wailers era un trío de ases: Marley, Peter Tosh (que había mendigado por unas monedas en las calles de Kingston) y Bunny Wailer (el más místico). Sus primeros discos arden. Island fue a por ellos en 1973 con un contrato en la mano y el mundo se enteró de que Jamaica existía.

"Soul Rebels" - Bob Marley And The Wailers, 1970

"Soul Rebels" - Bob Marley And The Wailers, 1970

7. La decepción. Partidario ciego del panafricanismo, Marley sólo piso dos veces el continente al que idealizaba como tierra prometida. En diciembre de 1978 estuvo en Kenia y Etiopía y vio con sus ojos lo que nunca había querido escuchar: pobreza, corrupción, hambre, tiranía… En abril de 1980 tocó en Salisbury para celebrar la independencia de Zimbabwe. La policía usó gases lacrimógenos y disparó contra el público en el exterior del estadio mientras Marley cantaba ante el dictador Robert Mugabe y el Príncipe Carlos de Inglaterra.

8. Vigilado. La CIA espiaba a Marley, al que consideraba un personaje peligroso para la «estabilidad» de Jamaica. El historiador Timothy White logró la desclasificación de los informes de la agencia de espionaje estadounidense. Los documentos confirman que el intento de asesinato contra el cantante en diciembre de 1976, dos días antes de un concierto en favor del primer ministro socialista Michael Manley, tuvo motivaciones políticas.

9. Padre y dios. Marley dejó una descencia amplia. Hay once hijos reconocidos y otros tantos que intentan litigar para que se les reconozca. Los encarnizados pleitos judiciales para controlar un legado multimillonario han abundado en los últimos treinta años. No es inocente suponer que, allá donde esté, al músico -al que le importaba bastante poco el dinero- le agradarán otros síntomas de su huella: los aborígenes de Australia encienden hogueras en su honor; los nativos hopi le consideran un profeta y en Nepal le veneran como una reencarnación de Vishnú, creador, preservador y destructor del Universo.

Una de la últimas fotos, en marzo de 1981. Las rastas se le habían caído por las radiaciones

Una de la últimas fotos, en marzo de 1981. Las rastas se le habían caído por las radiaciones

10. Sin rastas. Aunque había sido advertido por los médicos de que el cáncer era imparable sin tratamiento, Marley no quería saber nada de quimioterapia. Le asqueaba la idea, contraria a sus creencias religiosas, de que se le cayera el pelo. Cuando la enfermedad se extendió por su cuerpo accedió a ser tratado por el controvertido médico alemán Josef Issels. Estuvo internado en una clínica de Baviera (Alemania) durante varios meses. Le extrajeron varios dientes y muelas cariados con la intención de aumentar las defensas inmunológicas, le hacían transfusiones diarias de sangre, le recetaron una dieta estricta en la que abundaban el yogur y el té de hierbas, le sometieron a radiaciones… Las rastas cayeron.

Ánxel Grove