Entradas etiquetadas como ‘turismo’

Un monte mágico de China a vista de drone

El Fanjingshan es una montaña sagrada al sur de China, entre las provincias de Henan y Guizhou. Cuenta con un pico budista llamado Xinjinding (Nuevo Pico de Oro) que se alza como dos alabardas contra el cielo, en el techo más alto de la cordillera Wuling.

Escultura natural, es uno de esos peñascos solitarios que nos vienen a la mente cuando soñamos con ejercicios interminables de kung fu y con dragones azules cuyo simpático rostro nos recuerda a un perro.

Monte Fanjing. China. Wikimedia Commons. Mande5255881.

Monte Fanjing. China. Wikimedia Commons. Mande5255881.

El Fanjingshan está en la lista de los sitios honrados por el Patrimonio Mundial de la Unesco. Es una isla de rocas que flota sobre un océano cárstico. Cuenta además con fauna y flora endémicas, en un bosque virgen que esconde hongos que crecen de los árboles, salamandras gigantes, ciervos enanos y otros tipos de seres milagrosos.

En lo alto de pico dorado hay dos monasterios, que recuerdan a la temeridad arquitectónica de los edificios de la griega Meteora aunque en un estilo más asiático, todo más sinuoso y escarpado, jugando con el vértigo, con un puentecillo cruzando la asombrosa cumbre bífida que los separa.

En el siguiente vídeo podéis verlo a vista de dragón y merece la pena el espectáculo.

 

El ‘Palacio Ideal’ de un cartero ‘idiota’, monumento nacional en Francia

En 1879 el cartero idiota soñó un palacio. Estaba en ruta, y en su recorrido diario había tropezado con una piedra a la que llamó «Obstáculo». Esta roca le pareció singular. Imitando a profetas y locos, decidió fundar un castillo con ella.

Dedicó su vida al estúpido proyecto (33 años, 10.000 días, 93.000 horas de trabajo, dejó inscrito en uno de los muros). Carecía de conocimientos dignos en arquitectura. Nada sabía de los masones y constructores de iglesias.

El cartero Cheval frente a su trabajo terminado, en una estampa de la época. Wikimedia Commons.

El cartero Cheval frente a su trabajo terminado, en una estampa de la época. Wikimedia Commons.

Historische Bilder vom Palais Idéal du Facteur Cheval in Hauterives, Frankreich. Erbauer des Palais idéal war der französische Postbote Ferdinand Cheval. Wikimedia Commons.

Historische Bilder vom Palais Idéal du Facteur Cheval in Hauterives, Frankreich. Erbauer des Palais idéal war der französische Postbote Ferdinand Cheval. Wikimedia Commons.

Sueño tonto de cartero. Un palacio ideal, se dijo. Sería arquitecto y albañil de una obra maestra. Torres que imitarían la arquitectura hindú, torcidas y abigarradas pirámides, plagadas de iconos bíblicos, árabes y egipcios, en las múltiples fachadas que lo delimitarían. Estatuas de humanos, plantas y animales grotescos. Un delirio que terminó entrando en el catálogo de monumentos artísticos de Francia por venganza vanguardista. Arte naif, pueril, acusaron. Cosa de marginales. Naturalmente.

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La imaginación salvaje de las paradas de bus soviéticas

Hay rincones donde el espacio cotidiano se convierte en una orgía arquitectónica, las formas son dominadas por una imaginación portentosa y desacomplejada, donde una parada de autobús acaba siendo, por ejemplo, una suerte de ovni, escultura sin código, un sueño estrambótico, la deformación alegórica en mitad de la nada, el huevo creativo que eclosiona en la estepa olvidada, a medio camino entre el brutalismo y la fantasía personal. Esto es lo que ocurrió en la antigua Unión Soviética.

SARANSK, Russia. Homage to local lightbulb factory. #sovietbusstops Vol.2 @fuelpublishing .

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Las paradas de autobús de ese territorio, bautizadas como «pabellones del bus», son eso: edificios alzados como arquitecturas inverosímiles. Último reducto de la originalidad en un mundo excesivamente centralizado. Pura extrañeza. Llamaradas en la visión del recién llegado que no sabe responder si son feas o hermosas, genialidades o bazofias.

Anapa, Russia. #sovietbusstops Vol. 2. Now available from Fuel-design.com, Amazon and fine bookstores everywhere.

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A todo viajero que se precie le gustaría esperar al autobús en una de estas paradas. Perder cuantos vehículos fuera necesario. Su belleza reside en lo inusual. Y lo inusual es el enemigo a derribar en este proceso de copia globalizadora que hemos tomado.

Kamenka Каменка, Russia. #sovietbusstops Volume 2, PAGE 93. Available on Amazon and from Fuel-design.com

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El fotógrafo Christopher Herwig ya va por el segundo volumen de su libro Soviet Bus Stops (publicado en septiembre, en Amazon). Ha recorrido 30.000 kilómetros y viajado por 14 países del extinto imperio soviético (Tayikistán, Georgia, Bielorrusia, Lituania, Abjasia, etc.). Ha utilizado todo tipo de transportes: bicicletas, motos, coches, tranvías, y, naturalmente, el autobús. Esta obra encarna su necesario arte de mirar allí donde los panfletos turísticos nos dicen que no hay nada.

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Fotografiarse sobre 500 bombas de Hiroshima

Digamos que es un desastre con atractivo: la posibilidad de visitar una ciudad modelo soviética capturada en el tiempo, encerrada en una burbuja militar, intocable porque continúa apestada de restos de radiación en la zona de exclusión. La cercanía del bosque rojo, cuyo nombre te recuerda a los colores primarios de la muerte.

Es la atracción por la fatalidad comprimida en un tag geográfico: #pripyat, la ciudad fantasma desde 1986. En Instagram exaltan los fotógrafos el concepto de “meca de la exploración urbana”. Etiquetan de este modo a Chernóbil​, un pequeño apocalipsis al alcance de los exploradores por un puñado de grivnas (la moneda de Ucrania).

Donde debería existir un extenso museo – aún hoy imposible por las marcas mortales de la explosión- hay turoperadores que cruzan a diario la barrera militar para mostrarles a los turistas cómo es Pripyat, la ciudad dormida entre las sábanas negras de un reactor incendiado, emblema del comunismo hoy rendido ante las masas arbóreas, los animales vagabundos y el silencio radioactivo. Ofrecen un día emocionante. La posibilidad de unas fotos únicas.

“Toque lo intacto. Sienta lo desconocido. Vea lo salvaje”.

Pripyat se ha convertido en el emblema de las fotografías de territorios abandonados, una moda, disciplina o pasión, que lleva a miles de personas a adentrarse en espacios olvidados, derruidos o prohibidos, con el objetivo de conseguir imágenes impactantes, poéticas, odas a la fragilidad de la prepotencia humana.

Exploring the exclusion zone of Chernobyl and its ghost town Pripyat. #flynordica

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Las ‘villa arco iris’ que renacen en los suburbios de Asia

Kampung Pelangi significa en indonesio «villa arco iris». Y sus colores lo atestiguan. Se trata de una localidad pobre del distrito de South Semarang que un día decidió transformar sus grises calles de slum o suburbio por esta fantasía llamativa.

Cubrieron con los colores del arco iris cada rincón de su villa. Añadieron murales, estatuas, grafitis. Atrajeron a turistas y fotógrafos de Instagram que le rindieron homenaje. La villa encontró un punto en el mapa.

Hoy, por ejemplo, hablamos aquí de ella.

Village improvement program. . . . . . #kampungpelangi #kampungtematik #semarang #village #rainbow #like4like #nganu

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Un orfanato mostrado como una casa de muñecas gracias a la fotogrametría

El Orfelinato es un orfanato judío abandonado situado en el barrio de Ortaköy, en Istanbul (Turquía). Un lugar de paredes heridas, gastadas, escaleras rotas y lamentos centenarios atrapados en salitre. Un territorio que fue el denso espacio para miles de niños que se cobijaron en las habitaciones conjuntas, y que ahora aparecen desnudas en este vídeo.

El colectivo artístico Oddviz, fundado por el arquitecto Çağrı Taşkın, el científico ambiental Serkan Kaptan y el fotógrafo Erdal Inci, han querido recuperar su memoria como espacio visual, gracias a la técnica de la fotogrametría, uniendo miles de fotos y capas en 3D, presentando este espacio a modo de casa de muñecas. Se trata de la segunda entrega de su serie Contextures, que iniciaron, siguiendo el mismo patrón conceptual, con su aclamado vídeo Hotel.

 

La técnica de la fotogrametría está dando una nueva dimensión espacial a la fotografía. Es necesario capturar cada esquina del edificio durante varias semanas para después fusionar más de 10.000 fotos (cada habitación es al menos la combinación de entre 100 o 150). El resultado es esta alquimia entre ciencia, arte y arquitectura, que permite conservar la memoria de estos edificios en ruinas, y otorgarnos a los espectadores un nuevo sentido arácnido de la vista.

 

Imprimen en libro el ‘atlas obscuro’, la guía de antiturismo

Cubierta de 'Atlas Obscura'

Cubierta de ‘Atlas Obscura’

Desde 2009 Atlas Obscura se ha ganado una reputación merecida como compendio de lugares que deben ser visitados allá donde vayas si deseas algo más que el compendio de fechas, nombres y eventos que suele ofrecer el turismo tradicional y las empresas que lo explotan. El sitio web, fundado sin demasiada ambición por Joshua Foer y Dylan Thuras, tiene el mérito de que no se deja llevar por el número de visitantes, el encanto masivo o el tienes-que-ir-a que te han chivado tus amigos. Prefiere lo raro, misterioso, anticuado, chocante o temible.

Pese a que cada vez, dada la saturación de información, no siempre correcta ni adecuada, pero, en cualquier caso, demasiada, es más complejo ofrecer algo que sea de verdad novedoso, aún mantienen las intenciones iniciales:

En una época en la que todo parece haber sido explorado y no hay nada nuevo, tenemos una forma diferente de ver el mundo. Si estás en busca de ciudades en miniatura, flores de cristal, libros encuadernados en piel humana, agujeros de los que surgen llamas, gigantescas iglesias, pagodas construidas con huesos en equilibrio o casas enteramente de papel, Atlas Obscura es el lugar dónde encontrarlos.

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Turismo infraestructural: visitar lugares de difícil o casi imposible acceso

Ocho lugares del mundo a los que resulta casi imposible viajar - Fotos © Unknown Fields

Ocho lugares del mundo a los que resulta casi imposible viajar – Fotos © Unknown Fields

En tiempo de nada para hacer, «cuánto me aburro» y cuando toda actividad cerebral se reduce a lidiar con las comparativas de aerolíneas, aprenderse de memoria las entradas de la Wikipedia sobre los posibles destinos, buscar algo de color local, contratar un tour guiado por personas que saben la Wikipedia mejor que usted o buscar cómo lisiarse una pierna—las opciones para los necesitados de supuración adrenalínica seguida de luxación van del parapente a las aguas bravas—, no contemple ninguno de los ocho lugares que aparecen en el mosaico de fotos que abre la entrada.

Están vedados, son tóxicos, permanecen protegidos por circuitos de cámaras, rodeados por vallas y bien señalados como «todos los intrusos serán perseguidos» —quizá no solo por la ley—. Atrévase si de verdad, como anuncia a los amigos verano tras verano, quiere salir de los senderos trillados.

El «estudio de investigación nómada» Unknown Fields (Campos desconocidos) te puede llevar a los «paisajes distantes» que no quieren que veas: los campos de pruebas abandonados de lanzamiento de misiles en medio de la nada australiana, la refinería de tierras raras más grande del mundo (Baotou-China), la carretera de los OVNIS de los EE UU, un viaje en un barco de transporte de contenedores —el servicio de mensajería de productos no siempre limpiosdel neoliberalismo—; minas de zafiros en Madagascar; factorías semiclandestinas de material electrónico; centros comerciales abandonados…

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La pesadilla del turista: una cámara que impide hacer fotos ‘sobadas’

La cámara de 'Camera restricta' bloqueada y sin bloquear - Foto: philippschmitt.com

La cámara de ‘Camera restricta’ bloqueada y sin bloquear – Foto: philippschmitt.com

Sabemos que a la vuelta de las vacaciones ya no se lleva celebrar un visionado de fotos para sufridos amigos y familiares: hay que colgar las imágenes en directo, en las redes sociales. Sólo así podremos demostrar que somos dueños de una vida emocionante y cosmopolita.

Camera Restricta sería el antídoto perfecto para la compulsividad 2.0, la pesadilla del turista de catálogo: aquel que suspira por hacer la enésima foto de la Torre Eiffel, sujetar la Torre inclinada de Pisa o exhibirse junto a la Estatua de la Libertad como si la imagen representara el éxito del viaje a Nueva York.

Todavía en fase de prototipo, la cámara está conectada a un GPS que busca en la Red fotografías geoetiquetadas del lugar y de los alrededores. Si el sistema detecta demasiadas imágenes de la localización publicadas en Internet —en particular en los servicios de alojamiento de imágenes Panoramio y Flickr— la cámara bloqueará el disparador para impedir que engrosemos la lista de fotos-cliché.

Su creador, el diseñador alemán Philipp Schmitt, reconoce la «controversia» del producto que te impide capturar los iconos de la ciudad que visitas, aunque es capaz de defenderlo subrayando que «promete imágenes únicas» obligando al usuario a no contribuir «al desbordamiento de las imágenes digitales genéricas».

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Cuando viajar tenía glamour

'See Europe Next'

'See Europe Next'

Comenzaba a perfilarse el viaje como posibilidad de ocio, objeto de deseo, escapada de la rutina.

De los años veinte a los cuarenta los transportes evolucionaron hacia la comodidad: hubo un importante desarrollo de los ferrocarriles en Europa y Estados Unidos, los viajes transoceánicos se vendían como el artículo de lujo que eran, los coches comenzaban a ganar en velocidad y diseño.

Los dibujos con destinos de todo el mundo que presento hoy en la sección de Obsesiones pertenecen a la selecta colección de más de 350 carteles de viajes que atesora la Biblioteca Pública de Boston (BPL) y que se diseñaron para campañas turísticas entre los años 1920 y 1940, la llamada Edad de oro del viaje en Estados Unidos.

En los años veinte comenzaron los vuelos comerciales, con valientes pasajeros que subían a los aviones bien abrigados para la experiencia. Los treinta fueron una década de perfeccionamiento, con aparatos bien aislados, 14 pasajeros por avión que iban cómodamente sentados en sillones que se parecían a los de cualquier salón. Ya no había fronteras, se podía visitar Europa, la India, Japón, Nueva Zelanda…

'Alaska via Canadian Pacific. Taku Glacier'

'Alaska via Canadian Pacific'

Los 351 pósters escaneados están a buen tamaño y disponibles para su descarga en la cuenta que la Biblioteca Pública de Boston tiene en Flickr.

Hay paisajes al más puro estilo Art déco, escenas de lujo en el interior del transatlántico French Line que unía Nueva York y París, exquisitas vistas alpinas,  elegantes rostros con expresión de diversión, ilustraciones de mujeres de una belleza exótica y vestidas con trajes locales…

Las exclusivas oficinas de viajes estaban adornadas con esas promesas idílicas. Algunos de sus autores incluso ganaron su fama diseñando las visiones ideales de futuros viajes.

Muchos de esos carteles se observan ahora desde una perspectiva artística, una vez despojados de su propósito publicitario, ya obsoleto para los turistas actuales.

Helena Celdrán