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El esqueleto de caballo que ‘vivirá’ en Trafalgar Square

El alcalde de Londres, Boris Johnson, con la obra de Hans Haacke recién inaugurada en Trafalgar Square - Twitter @MayorofLondon

El alcalde de Londres, Boris Johnson, con la obra de Hans Haacke recién inaugurada en Trafalgar Square – Twitter @MayorofLondon

Aunque el paisaje está sobrecargado de elementos arquitectónicos, el conjunto tiene coherencia, corresponde al espíritu añejo y tradicional que define a la capital inglesa, amiga de un afán de preservación loable y a veces caricaturesco: no es lo mismo conservar la arquitectura victoriana de una estación de tren del siglo XIX que resistirse a cambiar la moqueta ya utilizada por varias generaciones.

Creada en los años veinte del siglo XIX, la londinense Trafalgar Square, tiene como emblema indiscutible la Columna de Nelson. Construida entre 1840 y 1843, de 46 metros de altura y custodiada en su base por cuatro leones, es un homenaje al almirante británico Horatio Nelson (representado en una estatua de 5,5 metros), muerto en la Batalla de Trafalgar en 1805, que ganaron los ingleses y supuso un duro revés para Napoleón en su conquista de las rutas marítimas.

En cada esquina de la plaza —uno de los destinos turísticos estrella de la ciudad de Londres— hay un pedestal. Los dos situados al sur tienen esculturas de los generales Henry Havelock y Charles James Napier, los situados más al norte son de mayor tamaño y se pensaron para exhibir estatuas ecuestres: uno tiene la figura montada a caballo del rey Jorge IV; el otro, reservado para una estatua de Guillermo IV, está vacío desde 1841, cuando se paralizó la creacion de la obra por falta de fondos.

Durante más de 150 años se debatió la función del cuarto pedestal, hasta que en 1998 la Real Sociedad de las Artes (RSA) zanjó la discusión (al menos temporalmente) destinándolo en los años noventa a la exposición temporal de obras escultóricas de artista contemporáneos. La idea dio lugar a la Fourth Plinth Commission (Comisión del Cuarto Pedestal), inaugurada en 2005 para escoger la pieza que se exhibirá en la base vacía de Trafalgar Square.

La nueva obra que habitará en la plaza durante este año se ha inaugurado oficialmente el 5 de marzo y ha levantado algunas ampollas. Se trata de Gift Horse (Caballo-regalo), un trabajo del alemán Hans Haacke (Colonia, 1936), la reproducción de un caballo, sin jinete y reducido a huesos, que muchos han interpretado como una alusión sardónica a la estatua de Guillermo IV que nunca llegó a existir.

Imagen digital de 'Gift Horse' - Hans Haacke

Imagen digital de ‘Gift Horse’ – Hans Haacke

El artista usó como referencia un boceto del inglés George Stubbs (1724-1806), apasionado de la anatomía. Stubbs pasó 18 meses diseccionando caballos en un granja y se especializó en pintarlos con precisión cirujana.

De la típica estatua ecuestre, siempre asociada con las gestas militares y la importancia de una figura histórica, sólo queda un animal reducido a los huesos que observa desde arriba y con sonrisa de calavera a la multitud rodeado de la solemnidad de los edificios.

Comentarios estéticos aparte, la obra contiene referencias históricas, sobre el poder y el dinero. Para rematar el mensaje, Haacke le pone al esqueleto un lazo en la pata, «¿qué pasa si la mano invisible del mercado hace el nudo por nosotros?», dice el autor a propósito del detalle. La cinta rígida es en realidad un monitor electrónico en el que se leen datos actualizados sobre la Bolsa de Londres, un detalle pertinente si consideramos la deriva que está tomando la ciudad como feudo de potentados: según datos de agosto de 2014, se ha convertido en la ciudad del mundo en la que hay más millonarios.

Helena Celdrán

‘Arte a larga distancia’ o cómo dibujar en tres ciudades a la vez

Alex Kiessling y uno de sus "robots asistentes"

Alex Kiessling y uno de sus «robots asistentes»

Los brazos mecánicos de dos robots de color naranja pintan sin la gracia de la curvatura de la mano, implacables como si blandieran armas en lugar de manejar un rotulador. El resultado sin embargo es sorprendentemente humano: es más, en ese mismo momento, hay un hombre realizando exactamente los mismos trazos que la pareja de máquinas.

«Usar robots como asistentes» era un deseo que el artista austriaco Alex Kiessling (Viena, 1980) veía cada vez más posible, convencido del rápido avance de la robótica. «La idea de un estudio global donde un trabajo se pudiera crear de manera simultánea me fascinaba y arrojaba una nueva luz sobre lo que hasta ahora sabíamos de los estudios de artistas, los talleres y las factories (como la de Warhol)».

Materializó su deseo en el proyecto Long Distance Art (Arte a larga distancia), que tuvo lugar en el Museumsquartier de Viena —un complejo en la capital austriaca que reúne a los museos más destacados de la ciudad y sirve de sede para festivales culturales— el 26 de septiembre de 2013.

Uno de los robots de Kiessling dibujando en Berlín al mismo tiempo que el artista

Uno de los robots de Kiessling dibujando en Berlín al mismo tiempo que el artista

Pintó en tres ciudades a la vez. Mientras el rotulador manejado por Kiessling se deslizaba sobre el papel para crear una ilustración a gran tamaño, en la Breitscheidplatz de Berlín y en Trafalgar Square (Londres) los espectadores también podían atestiguar cómo surgía cada trazo de los brazos mecánicos que obedecían al artista conectados a una transmisión vía satélite. La acción se pudo seguir en directo desde una página web creada por el Museumsquartier.

Las tres cabezas humanas del bautizado por el vienés como «dibujo híbrido» no son un motivo escogido al azar. Sólo una de ellas se ve completa y las otras dos sólo se ven hasta la mitad: con los tres cuadros, el autor ha «formado una cadena visual en la que cada imagen salpica a la de al lado y la complementa». La serie de rostros, vistos en conjunto, también revelan un detalle asombroso: a pesar de la condición mecánica de los dos ‘asistentes’, las obras no son copias exactas, varios factores «engendran» un trazo particular, levemente diferente del original, que lo hacen irónicamente personal.

Helena Celdrán

'Eugenia', el "dibujo híbrido" de Kiessling y sus dos robots

‘Eugenia’, el «dibujo híbrido» de Kiessling y sus dos robots

Kiessling en Viena durante la acción artística

Kiessling en Viena durante la acción artística

Robot de 'Long Distance Art' en Londres - (Foto: Dirk Mathesius)

Robot de ‘Long Distance Art’ en Londres – (Foto: Dirk Mathesius)

Long Distance Art Project