En el centro de la bandera de la Unión Europea, dentro del círculo interior que forman las estrellas, Vlady ha hecho un agujero perfecto. La tela está atada a dos edificios y desde abajo, a través de la abertura, se ve el cielo. Desde arriba la perspectiva es otra: si la bandera tuviera la función de prevenir una caída, de evitar una muerte al impactar contra el asfalto, no serviría de nada.
Con un largo currículum de intervenciones, acciones y murales, casi todos ocupando espacios callejeros «de modo ilegal», el italiano (siempre fiel a la máxima minimalista del menos es más) no se considera un creador callejero, sino «un artista visual multidisciplinar». En su trayectoria marca un antes y un después el año 2011, cuando su arte pasó de ser «sobre todo decorativo» a tener un componente de denuncia.