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Clint Eastwood, la última leyenda

Clint Eastwood, retratado por Herb Ritts

Clint Eastwood, retratado por Herb Ritts

La foto, realizada por el maestro del antiglamour, Herb Ritts, es justa con el personaje, carismático, seductor, heroico, y quizá también con la persona: Clint Eastwood, rasgos marmóreos, casi impenetrables, para una cara que es una de las marcas de nuestro tiempo.

En mayo cumplió 82 años y nadie le discute a Eastwood un carácter simbólico, casi legendario, que acaso tenga que ver con la extrema mezcla de identidades nacionales de su genealogía holandesa, escocesa, irlandesa e inglesa («todos eran piratas, expulsados de la tierra donde nacieron»), con su rotunda masculinidad —reverenciada por grupos feministas, que le le aplauden por dar a mujeres papeles alejados de los estereotipos de género— o con una carrera como director de más de una treintena de películas, casi todas, como mínimo, interesantes y al menos cinco de ellas, obras maestras y subversivas incursiones las emociones humanas.

Galardonado 109 veces, incluyendo cuatro Premios de la Academia y cinco Palmas de Oro en Cannes, es un narrador de la incertidumbre y la soledad, un creador de personajes que sobrevieven como buenamente pueden pese a la culpa y el dolor. ¿Quién lo hubiera pensado cuando protagonizaba escuetos westerns en los que apenas pronunciaba palabras?

Dedicamos el Cotilleando a… de hoy a Clint Eastwood, tal vez el último individualista de las películas entendidas como magia, capricho y poesía interior, un personaje contradictorio hasta el exceso (proaborto y aliado del mormón Romney, antiviolencia y gran cronista de la violencia…) y, sobre todo, un bendito soñador sin ilusión.

Con ustedes, la última leyenda del cine.

'Sansón' Eastwood y su padre

‘Sansón’ Eastwood y su padre

1. Sansón. Las enfermeras del hospital deSan Francisco hospital donde nació  lo llamaron con el mote porque pesó 5,2 kilos. Era hijo de un obrero de una acería y una empleada de fábrica.

2. Deportista. En el instituto los profesores de literatura, sospechando el magnetismo que emanaba de aquel chaval larguirucho y guapo, no cesaban de recomendarle que se apuntase al grupo de teatro, pero él prefería los deportes, sobre todo baloncesto, natación y fútbol americano.

3. Tanto deporte le salvó la vida en 1950. Mientras hacía el servicio militar (fue instructor de natación para la Armada) y viajaba como tripulante en un avión que tuvo que amerizar frente a la costa de California por falta de combustible, Eastwood nadó cinco kilómetros hasta llegar a tierra firme. Estuvo en el mar durante más de ocho horas a causa de las corrientes, alcanzó la costa de noche y más tarde se enteró de que en la zona eran frecuentes los ataques de tiburones.

En 1955, en una foto de promoción de Universal, que le despidió por tener la nuéz demasido grande

En 1955, en una foto de promoción de Universal, que le despidió por tener la nuez demasido grande

4. Golfista. Trabajó como salvavidas de piscina, repartidor de periódicos, dependiente de tienda de comestibles, vigilante forestal y caddy de golf. Ha conservado intacta la pasión por este deporte. Es propietario único del club de golf Tehàma, en Carmel, en la Costa de Oro de California. Es una entidad para el uno por ciento —ser miembro cuesta 500.000 dólares (403.000 euros)— y en la que se juega el torneo The Clint. Eastwood también participa como socio en el cercano Pebble Beach Golf Country Club, donde se han disputado algunos abiertos de EE UU; en el recién inagurado canal temático sobre golf Back9, y gestiona el conjunto residencial Mission Ranch Inn, una antigua granja restaurada y preparada como hotel. No es demasiado caro: hay habitaciones desde 120 dólares (97 euros).

Un joven sano

Un joven sano

5. Como californiano de pro, es un fanático de la vida sana. Nunca ha fumado —pese a que muchos de los personajes de ficción que interpreta llevan un muy macho puro o cigarrillo siempre en los labios—, come alimentos orgánicos —actitud endémica hasta la neurosis en los EE UU—, pone a prueba a sus ligues dándoles a beber zumo de zanahoria, ha dejado el alcohol destilado —otro contrasentido dado el estratosférico nivel de tolerancia al whisky de sus personajes—, ni siquiera se permite ya una cervecita de vez en cuando y practica gimnasia y otras bastardías del fitness yanqui con el rigor de un atleta. Dicen quienes le conocen que Eastwood quedó muy tocado y se convirtió en un hipocondríaco cuando su padre murió de un ataque al corazón a los 64 años. Ha sufrido varias enfermedades que los médicos han calificado de psicosomáticas.

6. Meditador. Desde 1970 practica a diario Meditación Trascendental en dos sesiones («me lo tomo en plan religioso, sobre todo cuando trabajo»). Fue introducido en el clan de meditadores por el mismísimo Maharishi Mahesh Yogi, el falso gurú que embaucó a los Beatles y a otras cuantas docenas de famosos.

7. Tiene otra técnica para no perder los nervios: recitar en silencio el alfabeto griego.

8. Arrugas sin cirugía. Nunca se ha operado para mantener o mejorar su aspecto. Hubo insistentes rumores en sentido contrario tras Fuga de Alcatraz (Don Siegel, 1979), donde Eastwood aparece desnudo —por última vez en la pantalla— cuando lo intentan violar en la escena de las duchas. Al responder a la sospecha de que se había operado la cara, dijo: «Si pierdo mi estrabismo, mi carrera se iría por el deasagüe».

Simulación de un hipotético Eastwood 007

Simulación de un hipotético Eastwood 007

9. Dijo no a Supermán, 007, Willard… Ha rechazado papeles codiciados. Cuando Sean Connery anunció que dejaría de interpretar a James Bond, los productores le ofrecieron la posibilidad a Eastwood, que declinó aduciendo que es muy malo imitando el acento british. También dijo que no a los papeles del capitán Benjamin L. Willard, el protagonista principal de Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979), porque no quería pasar varios meses en el rodaje en Filipinas, y al de Supermán en la película de Richard Donner de 1978 («no, no, volar no va conmigo»).

10. Sin Marylin. También se quedó sin el papel masculino de La tentación vive arriba (Billy Wilder, 1955) porque lo hizo fatal en la prueba. Si llega a superarla, Eastwood hubiese actuado con Marylin Monroe.

11. Perdió la virginidad a los 14, según contó a uno de sus biógrafos.

Jean Seberg, uno de los romances del "mujeriego en serie" Eastwood

Jean Seberg, uno de los romances del «mujeriego en serie» Eastwood

12. Ha sido descrito más de una vez como «mujeriego en serie» y de un apetito sexual insaciable. Ha reconocido a siete hijos de cinco muejres y estuvo liado con las actrices Catherine Deneuve, Jean Seberg, Peggy Lipton, Kay Lenz, Jamie Rose, Inger Stevens, Jo Ann Harris, Jane Brolin y Jill Banner; la guionista Megan Rose, y la nadadora Anita Lhoest.

13. Once años de pleito. A su primera esposa,  la modelo de bañadores Maggie Johnson, la conoció en una cita a ciegas en 1953. Se casaron seis meses más tarde, se separaron en 1973, pero no consumaron el divorcio hasta 1984. Durante esos once años pleitearon con saña en los tribunales. El acuerdo final del juez ordenó a Eastwood que pagase a su exmujer 25 millones de dólares (20 millones de euros). «Dicen que los matrimonios nacen en el Cielo. También los rayos y los truenos nacen allí», comentó.

Con Sondra Locke en "Ruta suicida", 1977

Con Sondra Locke en «Ruta suicida», 1977

14. Con la actriz Sondra Locke vivió 14 años a partir de 1975. Fueron pareja también en la pantalla, con seis películas juntos —El fuera de la ley (1976), Ruta suicida (1977), Duro de pelar (1978), Bronco Billy (1980), La gran pelea (1980) e Impacto súbito (1983)—. Se separaron de modo agrio. Ella acusó a Eastwood de obligarla a abortar y él dijo que Locke se enriqueció a su costa con la edición de un minucioso libro de memorias, The Good, the Bad, and the Very Ugly.

Retrato de boda con Dina Ruiz, 1996

Retrato de boda con Dina Ruiz, 1996

15. Reality para la Señora Eastwood. Desde 1996 está casado con Dina Ruiz, 35 años más joven que él. Se conocieron cuando ella, que trabajaba para una emisora local de televisión, entrevistó al actor. Ruiz, cuyos abuelos adoptivos son de Puerto Rico, ha iniciado este año el reality Mrs. Eastwood and Company en una emisora de televisión por cable. La trama es real y también aparecen hijos de Eastwood de otras relaciones y, en algunos casos, el propio actor.

16. Mucha nuez. En 1955 los estudios Universal le despidieron porque tenía la nuez demasiado prominente.

17. Sin ratón. Su primer papel en el cine fue en La venganza del hombre monstruo (1955). Era tan corto que el nombre de Eastwood no aparece en los créditos. Tenía una línea de diálogo: «He perdido a mi ratón blanco».

En "Rawhide", teleserie en la que trabajó siete años

En «Rawhide», teleserie en la que trabajó siete años interpretando a Rowdy Yates

18. Anagrama. Clint Eastwood es un anagrama de old west action (acción del antiguo oeste). Pura casualidad. ¿O no?

19. Estrella de TV. El papel que le afianzó en la carrera de actor lo consiguió por casualidad en 1959 cuando iba a visitar a un amigo a los estudios de la CBS. A un ejecutivo le pareció que tenía «aspecto de cowboy» y le hicieron una prueba para la serie Rawhide, que fue uno de los mayores éxitos de la televisión durante los años sesenta (se emitió hasta 1966). El elenco, entre ellos Eastwood, coprotagonista principal, sacaba muchos dólares extra dando exhibiciones de rodeo.

20. Intentó ser cantante pop y fracasó. La canción del vídeo, Unknown Girl of My Dreams (1961), demuestra por qué. También lo quisieron vender como baladista country & western en 1963, con el álbum Rawhide’s Clint Eastwood Sings Cowboy Favorites. Bouquet of Roses es un ejemplo de cuánta sacarina tenía el producto.

El Hombre sin Nombre y el poncho que nunca fue a la lavandería

El Hombre sin Nombre y el poncho que nunca fue a la lavandería

21. Sin Nombre pero con poncho. En las tres películas de spaghetti western que le convirtieron en icono —rodadas en el desierto de Tabernas español y dirigidas por el gran Sergio Leone— interpretando al Hombre sin Nombre, Por un puñado de dólares (1964), La muerte tenía un precio (1965) y El bueno, el feo y el malo (1966), usó el mismo poncho y se negó a que fuerse lavado. «Mi personaje no lo lavaría nunca», explicó. Había otra razón: los presupuestos eran tan ajustados que no había dinero para lavandería.

22. Tacaño. Pese a que le sobra el dinero (se calcula que su fortuna personal supera los 400 millones de dólares, más de 320 millones de euros), es famoso por su tacañería. Acaba los rodajes de las películas que dirije con un cumplimiento exacto del plan previo de jornadas y a veces incluso se adelanta a lo previsto. El actor Tim Robbins, uno de los protagonistas de Mystic River (2003), declaró que Eastwood daba por buena casi siempre la primera toma y que un día le dijo: «Hazlo bien, porque, con mucha suerte, te daré la oportunidad de que lo repitas una vez». Suele rechazar que los actores vayan maquillados para ahorrar dinero y algunos sostienen que su gusto por rodar con luz natural —dando lugar a un estilo que la crítica define como «crepuscular»— también está relacionado con el dólar. Tras alguna de sus producciones ha declarado: «Con lo que cuesta esta película podría invadir un país».

En el rodaje de "Million Dollar Baby"

En el rodaje de «Million Dollar Baby»

23. Malpaso. Desde 1967 autoproduce todas las películas que dirige con su propia compañía, Malpaso. El nombre proviene del consejo que recibió Eastwood de su agente cuando Sergio Leone le propuso invertir dinero en la trilogía del dolar. «Es un mal paso, no lo hagas», le dijo el manager. Eastwood le hizo caso y sigue arrepintiéndose.

24. Nunca pronuncia las fórmulas habituales de «¡cámara!, ¡acción!» y «¡corten!». Siempre emplea el escueto «ok».

25. Tiene alergia a los caballos, pero, a pesar de los ronchones y el lacrimeo que le producen, nunca ha dejado de montarlos.

Haciendo promoción de "Harry el sucio", 1971

Haciendo promoción de «Harry el sucio», 1971

26. No a las armas. Es partidario de que se regule de forma drástica la tenencia de armas de fuego en los EE UU. También propone que se prohiba la caza («no veo ninguna razón para matar a un animal»).

27. Pese a los rumores, no es vegetariano. Durante años preparaba las costillas asadas todos los viernes en un pub que gestionó en Carmel.

28. Su comida favorita es el sushi.

29. Entre los personajes históricos admira a Winston Churchill.

30. Su actor favorito: James Cagney.

31. Su película favorita: ¡Qué verde era mi valle! (John Ford, 1941).

32. Conoció a John Wayne en la convención nacional del Partido Republicano en 1968. Hicieron buenas migas.

Con el presidente Ronald Reagan

Con el presidente Ronald Reagan

33. «Un tiro a Michael Moore». También fue muy amigo del actor ultraconservador Charlton Heston. Eastwood dijo en un acto público que si el showman Michael Moore hubiese entrado en su casa como hizo en la Heston durante la grabación de Bowling for Columbine le hubiese «pegado un tiro». Cuando los asistentes se rieron, el cineasta insistió: «No bromeo. Lo hubiese matado».

34. De derechas. Eastwood, conservador desde joven —aunque se ha declarado como «no partisano» e incluso como «libertario»—, apoyó las políticas de los presidentes Nixon y Reagan, aunque criticó la Guerra de Vietnam por «inmoral». Rechazó la oferta de George Bush para participar en la campaña electoral de 1991 y dijo que la Guerra de Iraq fue «un completo error». En 2008 apoyó al candidato conservador McCain contra Obama, que no le cae nada bien («es mi presidente, pero no está gobernando»). Siempre ha votado, y no tiene empacho en revelarlo, a los conservadores.

35. «El mundo va a oír nuestros motores». En el intermedio de la Super Bowl de este año se emitió este anuncio de Chysler protagonizado por Eastwood. Su voz ronca e inconfundible dice: «Este país no puede ser noqueado de un puñetazo. Estamos resurgiendo de nuevo y cuando lo hagamos, el mundo va a oír el rugir de nuestros motores». Algunos entendieron el spot como un mensaje de apoyo a Obama, pero el actor lo desmintió en un comunicado: «No estoy desde luego afiliado políticamente a Obama; se suponía que el anuncio debía ser un mensaje sobre el crecimiento del empleo».

36. Con Romney. Eastwood había pedido en marzo de este año el voto para Mitt Romney en las próximas elecciones. «Debemos extender la voz y mover a todo el país detrás de Romney (…) Espero que restaure el decente sistema impositivo que tanto necesitamos, en el que haya justicia y la gente no esté enfadada mutuamente por quién está pagando impuestos y quién no», dijo.

Con Anjelica Huston en "Deuda de sangre", 2002

Con Anjelica Huston en «Deuda de sangre», 2002

37. Es partidario de que las mujeres tengan libertad de elección para abortar y también del matrimonio entre personas del mismo sexo.

38. Cuando en 1986 fue elegido alcalde de Carmel una de sus promesas de gobierno fue prohibir el consumo de helados en la calle. Lo hizo.

39. Habla a la perfección el italiano y chapurrea el español.

40. Sólo ha muerto tres veces. La única de sus películas en que el personaje que interpreta muere a balazos es Gran Torino (2008). En sólo otra dos muere: en El seductor (Donal Siegel, 1971), envenenado, y en Aventurero de medianoche, dirigida por él mismo en 1982 —con su hijo Kyle en el papel secundario—, de tuberculosis.

41. Le apasiona la música. Aprendió a tocar el piano escuchando discos y de niño tocaba el fiscorno en la banda de su colegio. Aunque su músico favorito es Chopin, le gustan el jazz y el blues.

42. Ha compuesto la música original de varios de sus film —entre ellos En la línea de fuego (1993), Mystic River, Million Dollar Baby (2004) y Banderas de nuestros padres (2006)—.

43. Dirigió una espléndida película biográfica sobre el saxofonista Charlie Parker, Bird (1988).

44. También se encargó de uno de los documentales de la serie The Blues que produjo Martin Scorsese en 2003. Eastwood dirigió el capítulo Piano Blues.

45. Como director de actores es un prodigio: diez que han actuado para él han sido nominados al Oscar (Gene Hackman, Meryl Streep, Sean Penn, Tim Robbins, Marcia Gay Harden, Hilary Swank, Morgan Freeman, Angelina Jolie, Matt Damon y él mismo dos veces). Hackman, Penn, Robbins, Freeman y Swank se llevaron las estatuillas.

Clint Eastwood

Clint Eastwood

46. Rebelde. Una de sus frases: «Hay un rebelde en el fondo de mi alma. Cada vez que alguien me recomienda esto o lo otro voy en la dirección opuesta. Odio la idea de la tendencias, odio las imitaciones y siento un profundo respeto por el individualismo«.

47. Sin héroes. Otra: «He hecho perdedores, he hecho ganadores que fueron perdedores, tipos de moda, pero me gusta la realidad y la realidad no es la de ellos. Existe una fragilidad en la humanidad que me parece interesante para explorar. Son muy pocos los héroes».

48.  Una más: «Me han abordado personas que me piden que les firme un autógrafo en la pistola«.

49.  La última: «Siempre lloro cuando me veo en el cine».

50. Para acabar, una advertencia de uno de sus personajes, el sargento de artillería Highway: «He bebido más cerveza, he meado más sangre, he echado más polvos y he chafado más huevos que todos vosotros juntos».

Ánxel Grove

Cary Grant: tacaño, gigoló bisexual, marido violento y enganchado al LSD

Cary Grant en "Madame Butterfly" (1932)

Cary Grant en "Madame Butterfly" (1932)

«No lo diriges, simplemente lo pones delante de la cámara. La audiencie se identifica con su personaje de inmediato. Representa al hombre que conocemos, nunca resulta un desconocido para nadie«. Nada amigo de dorar la píldora, Alfred Hitchcock fue así de taxativo cuando le preguntaron su opinión sobre el más importante de su actores-fetiche, Cary Grant.

El periodista y escritor Tom Wolfe —que era bastante mejor en el primer oficio que en el segundo— dijo: «Para las mujeres, él es el único ejemplo de caballero sexy de Hollywood. Para los hombres y las mujeres, es el único ejemplo de una figura que tanto EE UU como Occidente necesitan: el héroe romántico burgués«.

La apolinea gallardía, la franqueza que desprendía en la pantalla —en la vida real, como veremos, hay matices—, la romántica suavidad de la mirada, no desprovista de un fondo aceptablemente pícaro, y, por supuesto, las más de 60 películas que marcó con su huella, han convertido a Grant en un símbolo de dimensiones históricas.

El American Film Institute, la entidad independiente encargada de preservar el legado cultural del cine, coloca a Grant en el segundo puesto de los actores legendarios de todos los tiempos, sólo por detrás de Humphrey Bogart. La Academia, el sindicato profesional de quienes sacan trajada de la poderosa industria de la pantalla, le otorgo en 1970 un Oscar honorario —no ganó ninguno en competición y estuvo nominado sólo dos veces—, una especie de castigo por su rebeldía pasada: se había dado de baja de la Academia en 1936 porque se negaba a estar contratado a las órdenes de un gran estudio y odiaba las «prácticas corporativistas de autopremiarse».

Con Audrey Hepburn en "Charada" (1963)

Con Audrey Hepburn en "Charada" (1963)

Pero tras «el hombre de la ciudad de los sueños», como algún crítico le llamó con justicia, o la «primera opción segura», como le consideraban los mejores directores de las décadas de los años cuarenta, cincuenta y parte de los sesenta, había una persona insegura y de grandes sombras pirvadas.

Sin olvidar que casi todos los pecados han de omitirse frente al legado de las películas —algunas de ellas, inolvidables: La fiera de mi niña, Encadenados, Arsénico por compasión, Sólo los ángeles tienen alas…— , dedicamos el Cotilleando a… de esta semana a Cary Crant, nombre artístico de Archibald Alexander Leach, nacido en 1904 en una familia modesta y señalada por la tragedia de Bristol (Reino Unido), y fallecido en 1986 en una remota ciudad de Iowa (EE UU), tras sufrir una hemorrogia cerebral en medio de una gira de monólogos teatrales. Al hacer recuento de las posesiones del cadáver encontraron en uno de los bolsillos un trozo de vulgar bramante: Grant, el actor mejor pagado de su tiempo, lo llevaba siempre encima como recuerdo de los años de pobreza de su niñez. No era el caso: tras la muerte, la fortuna personal de la estrella se calculó en 70 millones de dólares.

Archie Leach, el futuro Cary Grant,  y su madre, Elsie

Archie Leach, el futuro Cary Grant, y su madre, Elsie

1. Las «largas vacaciones» de mamá. Cuando tenía nueve años, Elias James Leach (1873–1935), el padre, le dijo al niño Archie, hijo único, que su madre, Elsie Maria Kingdon (1877–1973), se había ido de casa para unas «largas vacaciones». Lo cierto era que Leach la había internado en un sanatorio mental para irse con otra y porque la mujer sufría una depresión clínica severa tras la muerte de un primer hijo, que desarrolló una gangrena tras pillarse un dedo con una puerta mientras estaba al cuidado de la madre, que nunca superó el convecimiento de que la culpa le correspondía. Grant creció convencido de que su madre estaba muerta, hasta que en 1933, tras una conversación alcohólica con su padre, éste le confesó la verdad. En la sala de visitas de una tétrica institución mental, Elsie (56 años) y su hijo (30) se vieron por primera vez tras veinte años. Ella le trató como a un crío de nueve. El actor, que ya era famoso, trasladó a la madre a una residencia privada, donde ella moriría, dos semanas después de cumplir 95, mientras dormía la siesta. Grant nunca quiso dar demasiados detalles en público sobre su infancia desgraciada e incluso la falseó, haciéndose pasar por hijo de una familia con tradición teatral y dedicada a «prósperos negocios».

En una de las escenas cumbre de "Sospecha" (1941)

En una de las escenas cumbre de "Sospecha" (1941)

2. Apuesta máxima: dos dólares. Las cicatrices internas de la soledad y el sentimiento de abandonó que sufrió al vivir sin padres en el gris y portuario Bristol nunca curaron del todo. Grant, que padeció varias crisis relacionadas con el consumo inmoderado de alcohol, confundió durante toda su vida el dinero con la felicidad y la autoestima con la riqueza. El miedo a volver a ser pobre poblaba sus pesadillas y recibió sesiones de psicoanálisis para intentar evitarlas. Fue uno de los grandes tacaños de su tiempo —le apasionaban las carreras de caballos y las apuestas, pero nunca invertía más de un par de dólares a la vez—, temía revelar lo que ganaba —que era mucho, unos tres millones de dólares por película en los años sesenta, cuando era el actor mejor pagado de Hollywood— y se quejaba siempre que podía de la presión fiscal («el gobierno se queda con 81 centavos de cada dólar que gano, pero soy uno de esos tipos afortunados que ganan muchos dólares, todos con una marca que indica ’19 centavos para Grant’. ¡No está mal!», dijo en una entrevista).

Con su amigo íntimo y 'novio' Randolph SCott

Con su amigo íntimo y 'novio' Randolph SCott

3. El mejor gigoló de Nueva York. En sus primeros años en EE UU, cuando intentaba labrarse una carrera en los musicales y dramas de Broadway, Grant fue vendedor de corbatas, hombre anuncio y gigoló de damas y caballeros de la alta sociedad, practicando la bisexualidad que años más tarde, cuando era un divo, intentó ocultar pese a que era comidilla pública (la deslenguada Marlene Dietrich declararía en una entrevista que el comportamiento sexual de Grant merecía un «suspenso, por marica»). El actor aprovechó el trabajo de escort para aprender buenas maneras y formas de protocolo y comportamiento. Llegó ser considerado como el mejor gigoló de Nueva York y protagonizó algunas escandalosas escenas de celos con uno de sus amantes, el diseñador Orry-Kelly. Algunas de las biografías sobre Grant aseguran que era el empleado estrella de la próspera agencia de acompañantes masculinos que dirigía la actriz Mae West, la inolvidable autora de frases bomba como: «Cuando soy buena, soy buena; pero cuando soy mala, soy mucho mejor». La bisexualidad de Grant, que él nunca admitió aunque tampoco trató de ocultar, fue objeto de solaz para la prensa dedicada al cine, que sacaba partido a su continúa presencia en fiestas con el actor gay Randolph Scott —que también era una de las pocas personas en las que confiaba en asuntos financieros— y los intentos infructosos de llevarse a Grant a la cama de algunas de sus compañeras de reparto, como Carole Lombard y Tallulah Bankhead. Para compensar, los estudios Paramount, los principales clientes del actor, inundaron las revistas con montajes periodísticos sobre sus presuntas dotes como amante de mujeres («El atleta consumado», se titulaba uno de estos reportajes de ficción).

Grant y su tercera esposa, Betsy Drake

Grant y su tercera esposa, Betsy Drake

4. Un marido «hostil e irracional». Pese a la leyenda sobre su preferencia por el sexo con hombres, Grant se casó cinco veces. Las relaciones acabaron mal en cuatro de los casos. Su primera mujer fue Virginia Cherrill, actriz que interpretaba a la vendedora de flores ciega en Luces de la ciudad (Charlie Chaplin, 1931). Se casaron en 1934 y se divorciaron al año siguiente, en un proceso escabroso. Ella acusó a Grant de malos tratos, que no fueron probados, beber en exceso, amenazarla y de darle 125 dólares al mes. «Eso le bastaba y le sobraba antes de conocerme», dijo el actor en el juicio con su acostumbrado carácter roñoso. El juez le adjudicó a la mujer la mitad de los bienes de la sociedad de gananciales, valorados en unos 50.000 dólares. En 1942 Grant contrajo matrimonio con la multimillonaria Barbara Wollworth Hutton, conocida como la Pobre niña rica por su azarosa vida sentimental. Firmaron un acuerdo prenupcial que establecía con claridad lo que cada uno de los cónyuges aportaba y se divorciaron por las buenas en 1945. Con la tercera esposa, la actriz Betsy Drake, la unión fue más duradera (1949-1962). Tras el divorcio ella se convirtió en terapeuta new age. En 1965 Grant se casó con la también actriz Dyan Cannon. Tuvieron una hija, Jennifer Grant, la única descendiente biológica del actor, y se divorciaron en un amargo proceso en 1966. Cannon acusó a su marido de ser violento, pegarle, tener ataques de ira, encerrarla en el armario y prohibirle usar ropa «demasiado corta». La sentencia calificó a Grant de «hostil e irracional». En 1981, el actor protagonizó su última ceremonia nupcial, con Barbara Harris, relaciones públicas de un hotel y 47 años más joven que su marido.

Con su 'amor español', Sophia Loren

Con su 'amor español', Sophia Loren

5. Affaire español con Sophia. Uno de los grandes romances de Grant ocurrió en territorio español, en Segovia y durante el rodaje del drama bélico ambientado en las guerras napoleónicas Orgullo y pasión (Stanley Kamer, 1957). Grant y su compañera de reparto Sophia Loren mantuvieron un tórrido affaire que incluso despertó los celos del otro actor principal, Frank Sinatra, quien en una explosión de ardor muy apropiada a su caracter mucho macho llamó a su rival «madre Grant» en presencia de la chica. Grant, que entonces estaba casado con Betsy Drake, le prometió a la actriz italiana un divorcio rápido y le propuso matrimonio, pero ella le recordó que, aunque le gustaba lo que vivían y se sentía confundida por las emociones, estaba prometida con el productor italiano Carlo Ponti. La aventura apareció en la prensa y Drake voló a España para intentar no perder a Grant. Para regresar a los EE UU se embarcó en el trasatlántico de lujo Andrea Doria, que se hundió dos horas antes de llegar a Nueva York tras chocar con otro crucero.  Fue el peor desastre marítimo en tiempo de paz tras el del Titanic. Drake no sufrió heridas, pero las joyas que había llevado a España para lucirlas ante su marido acabaron en el fondo del Atlántico. Estaban valoradas en 200.000 dólares. Grant no abandonó el rodaje —y el flirteo con Loren— para consolar a su naúfraga esposa.

Cromo de Grant que se repartía en las cajetillas de tabaco

Cromo de Grant que se repartía en las cajetillas de tabaco

6. Tripi Grant. «He herido a todas las mujeres que he amado. Fui un completo farsante (…) Ahora por primera vez en mi vida soy sincera, profunda y verdaderamente feliz«, declaró Cary Grant a un periodista en 1957. ¿Qué había ocurrido? ¿Cuál fue el detonante de la locuacidad desconocida en un hombre parco en palabras y, sobre todo, la causa de tanta plenitud? La respuesta tiene que ver con la química. Desde ese año el actor empezó a tomar, primero bajo control médico y luego por su cuenta y riesgo, LSD, ácido, la droga psicodélica de síntesis descubierta en 1938 y no declarada ilegal hasta 1968. Le gustó tanto que tomó al menos un tripi al día durante años. A la ceremonia le llamaba «mi hora del té». En 1961 dijo: «Siento que ahora me comprendo realmente a mí mismo. Antes no era así. Y al no comprenderme a mí mismo, ¿cómo esperar comprender a los demás? Sencillamente, he vuelto a nacer». Con más de 50 años de edad, Grant creyó encontrar en los ácidos, cuyo apostolado asumió con una vehemencia cándida, una verdad superior de trascendencia —se empeñó en tener hijos para colmarla— y una «conexión» que nunca había experimentado con su yo interior. La afición, que dejó de ser placentera cuando se hizo compulsiva, fue utilizada contra Grant por la prensa amarillista y por algunas de sus esposas en los procesos de divorcio. Dyan Cannon dijo que viendo por televisión una ceremonia de entrega de los Oscar bajo los efectos del ácido, Grant destrozó el mobiliario de la habitación por la rabia de no haberlo obtenido.

Ánxel Grove