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Un archivo para resucitar la historia de los años sesenta

"Amerika devorando a sus hijos" - Jay Belloli, 1970

«Amerika devorando a sus hijos» – Jay Belloli, 1970

La memoria gráfica que perdí en mudanzas, mangoneos, olvidos y otros accidentes —todas aquellas revistas, fanzines, pasquines, panfletos y hojas volanderas—; que maltraté por despiste, cuelgue, colocón o porque la consideraba efímera, inválida e incapaz de soportar el ocre de los años; que desprecié sin saber cuánto me castigaría el karma por la infidelidad

Merced a la solidaria aportación de algunos menos desprendidos y más inteligentes que yo y por el fácil manejo de los escáneres y las redes virtuales, la memoria gráfica que dejé escapar se me aparece en uno de esos celestes nichos de Internet que consienten la recuperación y demuestran que todo símbolo mantiene parte de la munición original pese a los años.

Babylon Falling es un microblog de Tumblr —esa especie de biblioteca de Babel donde lo mejor y lo peor comparten cobija— donde la contracultura de los años sesenta y la dinamita hip-hop de los noventa conviven para «resucitar la historia y hacer posible su disfrute si todavía resuena», según apuntan los gestores del site, relacionado con una tienda de libros y cómics independientes de San Francisco (EE UU).

Malcom X

Malcolm X

El blog, cuyo archivo de varios años empieza a ser notable en cantidad, ofrece imágenes escaneadas de publicaciones de toda índole e intenta, cuando es posible y los datos aparecen —los underground no eran nada amigos de dejar su firma y tampoco cultivaban el personalismo arty-narcisista que padecemos desde los años ochenta y se ha convertido en caricatura en el siglo XXI—, etiquetarlas con fecha, autoría, soporte o intención.

Poco se sabe, por ejemplo, de esta imágen de un joven Malcolm X con una de sus frases más conocidas: «Nací con  tantos problemas que ni siquiera me preocupan los problemas. Me interesa una sola cosa: la libertad, por cualquier medio… Me aliaré con cualquiera sin importar su color, siempre que quiera cambiar la miserable situación del mundo».

Casi todo es conocido, al contrario, de la siguiente: una ilustración publicada en 1969 por la tantas veces llorada revista inglesa OZ Magazine para un reportaje del libertario, poeta y periodista italiano Angelo Quattrocchi titulado The Situationist Are Coming (Llegan los situacionistas).

"The Situationists Are Coming", 1969

«The Situationists Are Coming», 1969

Esta vez el mensaje es: «Lejos de ser una imposibilidad dialéctica, la eliminación del concepto de trabajo es el requisito previo a la eliminación efectiva de la sociedad mercantil».

Quattrocchi fue de los que sólo abandonaron el barco por razones de peso (la muerte, en 2009). Su libro póstumo fue The Pope Is Not Gay! (¡El Papa no es gay!), donde aventura que el gusto de Ratzinger por los zapatitos rojos de Prada dice más de lo que oculta.

En Babylon Falling abundan tesoros de este calibre. Resulta especialmente notable, por lo chocante para el criterio castrado con que vivimos hoy, el material publicitario que juega con la paradoja y el descreimiento y se sirve de un código que acaso parezca naíf a algunos pero a mí me sugiere, pese a la maldad innata de los publicistas, locura y libertad.

Anuncio de "Steal This Book", 1971

Anuncio de «Steal This Book», 1971

«Una guía de supervivencia y guerra. Más de 300 páginas con el último material sobre: autoestop, primeros auxilios, lucha callejera, vivir en clandestinidad, tráfico de drogas…», promete el anuncio de Steal This Book (Roba este libro), escrito por el yippie Abbie Hoffman en 1971 con la intención de ofrecer artimañas y consejos para vivir gratis.

Es agridulce ver ahora la candidez del inserto publicitario del hombre más investigado de todos los tiempos por el FBI (su dossier tiene más de 13.000 folios), cuando sabemos que Abbie, diagnosticado como bipolar en 1980, se suicidó en 1989 —150 pastillas de barbitúricos combinadas con alcohol— porque llevaba muy mal haber dejado de ser joven.

Es el doble valor de frecuentar archivos tan polivalentes como el de Babylon Falling: encuentras el pasado en el que viviste pero también todas sus salpicaduras.

Ánxel Grove

Foto de Robert Altman para el "San Francisco Express Times" - Febrero, 1969

Foto de Robert Altman para el «San Francisco Express Times» – Febrero, 1969

Foto de George Adams para "Evergreen", 1970

Foto de George Adams para «Evergreen», 1970

Jim Morrison retratado por Andy Kent

Jim Morrison retratado por Andy Kent

Ilustración de Vaughn para el "East Village Other", 1968

Ilustración de Vaughn Bode para el «East Village Other», 1968

Grafitti en People’s Park, Berkeley - 1969

Grafitti en People’s Park, Berkeley – 1969

Arte con residuos plásticos, la mayor plaga de los océanos

Una pequeña colección de residuos encontrados por los Lang

Una pequeña composición de residuos encontrados por los Lang

Tapones de botellas de plástico, peines, soldaditos de los años cincuenta, rulos, cucharas, cepillos de dientes, aros polivalentesRichard y Judith Lang llevan desde 1999 recogiendo residuos plásticos de Kehoe Beach, una pequeña playa del norte de California (EE UU).

Empezaron atraídos por la cantidad de desperdicios repetidos que encontraban y por la cotidianeidad de los objetos que salían a su paso. Descubrieron una avalancha de material que superaba todas sus espectativas expectativas. «El plástico no se biodegrada, se fragmenta en piezas cada vez más pequeñas, en algunas áreas del océano los trozos superan 15 veces al fitoplancton y al zooplancton, cruciales para la vida en la Tierra tal y como la conocemos», destacan los artistas en su página web.

Richard y Judith Lang

Richard y Judith Lang

En su estudio el matrimonio limpia y divide en categorías y colores las piezas con las que luego elabora esculturas, collage, instalaciones y joyas que resultan en un estallido de color obsceno, tan atractivo como triste, considerando que, según la organización ecologista Greenpeace, 100 millones de toneladas de plástico se producen cada año y el 10% acaba en el mar.

Los Lang han encontrado la creatividad en la tragedia. En estos años han encontrado botellas de champú escritas en japonés o en tagalo, tipos de plástico que se remontan a los años cuarenta y, por supuesto, siempre vuelven de sus incursiones cargados de nurdles: diminutas bolas blancas, también llamadas lágrimas de sirena, que se usan como material para crear otros plásticos y que constituyen una plaga para los océanos. Su parecido a los huevos de peces hace que los animales las ingieran, obstruyendo su aparato digestivo.

Collares realizados por Judith Lang

Collares realizados por Judith Lang

Entre las creaciones del matrimonio estadounidense hay muebles, cortinas de desperdicios que imitan el escenario desolador de los plásticos bajo el agua, collares de bolas de colores, mosaicos inmensos, coronas de muñecos… Se esmeran en resaltar la belleza del objeto más vulgar, del bote unidosis de suavizante de hotel o del aplicador de tampones. «Nuestra esperanza es que estas obras de arte sean tan valiosas que haya auténticas guerras por limpiar las playas», bromea Judith Lang.

Muebles de residuos

Muebles de residuos

Las últimas noticias son dramáticas. A finales de abril de este año —hace unos días— el oceanógrafo Giora Proskurowski y su equipo de la Universidad de Washington comprobaron que en el océano hay 27 veces más plástico de lo que se creía.

En un crucero de investigación por el Pacífico pudieron observar que los pequeños trozos que flotan en la superficie desaparecían en las profundidades con ciertas corrientes de viento. Los investigadores han descubierto que los residuos pueden hallarse a una profundidad de 20 metros y no sólo en la superficie, lo que multiplica la cantidad de plástico que ahora mismo flota en los océanos. Ni todos los matrimonios de artistas del mundo pueden con ese dato.

Helena Celdrán