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El cuadro por el que escapan los refugiados

El cuadro de la artista omaní Iman Al Khatri, de 24 años, es un óleo que apunta a los ojos. Se sale del marco. Busca la vida. Quiebra los límites. Desafía la ausencia de humanidad.

Salirse del cuadro es buscar la vida. Escapar de una carnicería.

A veces la vida se parece a un museo, con sus múltiples salas y alegorías. El personaje que retrata el cuadro es un sirio que escapa de esos límites. El marco es la frontera imposible. Un espacio arbitrario que delimita el ellos del nosotros.

Nosotros quiere decir los espectadores. Así nos define el espacio. La posición en la sala. Habitamos el otro lado, en este museo que llaman Europa. Un lugar proclive a coleccionar obras sin contexto.

El audioguía solo susurra: «matanza, cerco, asesinato, horror…».

Los museos son lugares diseñados para mirar. Y aquí vemos a un padre que saca a su hijo de las tinieblas. Estas penumbras son cuadradas. Están selladas. Como un cuartucho bajo las bombas de Alepo, o un campamento de refugiados, un suburbio sin nombre en el invierno.

El padre hace lo imposible: sale del cuadro. Pero duda si lanzar a su hijo a la nada, actúa como un péndulo.

Nadie puede prometerle que el niño será recogido si lo suelta.

La nada es imprevisible.

Somos el sujeto pornográfico. El espectador ciego. Somos la nada que nada recoge.

Iman Al Khatri nos aprieta las córneas con este trabajo. La fuerza de su tela está en la parte invisible: ¿qué habrá bajo los pies del niño de camiseta roja?

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Un museo japonés permite controlar por Internet los objetos en exhibición

Los objetos sustituyen a los seres humanos de carne y hueso, que no tienen por qué visitar el museo para participar en la instalación interactiva. Sin aparente relación entre ellos, un ventilador, un cono de tráfico, un teléfono o el busto pálido de una venus grecorromana comparten la sala. Tienen en común una serie de añadidos insertados: pantallas, cámaras y microprocesadores.

Avatars (Avatares) es una exposición basada en la participación a distancia. Las piezas que se exhiben en la muestra se pueden controlar, están conectadas a Internet y sólo hay que entrar en una web para manejarlas.

Los artistas japoneses So Kanno y Yamaguchi Takahiro son los autores de la instalación, que permanecerá hasta el 14 de mayo en el YCAM (en la ciudad de Yamaguchi, al sur de Japón), un museo especializado en proyectos que unen arte y nuevas tecnologías. Quien desee participar tendrá que hacerlo cuando el centroestá abierto en Japón, de 10:00 a 19:00 horas, de las 3 a las 12 de la mañana UTC.

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Harvard cuelga en línea un archivo con 32.000 objetos de la Bauhaus

Marianne Brandt - Untitled [with Anna May Wong] - Harvard Art Museums/Busch-Reisinger Museum © Artists Rights Society (ARS), New York

Marianne Brandt – Untitled [with Anna May Wong] – Harvard Art Museums/Busch-Reisinger Museum © Artists Rights Society (ARS), New York

Un paraíso en línea para los amantes del diseño simple y eficaz. Eso han montado los Museos de Arte de la Universidad de Harvard con el lanzamiento de la mayor colección mundial de objetos, obras y documentos relacionados con la Bauhaus, la escuela de diseño más influyente del siglo XX.

Harvard ha colgado online nada menos que 32.000 piezas. Es un aperitivo para la celebración, en 2019, de los cien años de la fundación de la institución, que funcionó en tres ciudades alemanas antes de que la presión de los nazis obligase al cierre. El fundador de la Bauhaus, Walter Gropius, emigró a Bostón y fue, hasta su jubilación, decano de la Facultad de Arquitectura de Harvard. De ahí la riqueza del archivo de la universidad.

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La belleza de probetas, pipetas y otros recipientes de laboratorio

Instalación de la serie 'Tools of the Trade' hecha con placas de Petri - Stuart Haygarth - Foto: stuarthaygarth.com

Obra de la serie ‘Tools of the Trade’ hecha con placas de Petri – Stuart Haygarth – Foto: stuarthaygarth.com

«Estos objetos bellamente trabajados están en el centro de cualquier experimento científico y son esenciales para cualquier prueba química en la que haya que destilar, filtrar, separar o simplemente verter sustancias», reflexiona el artista británico Stuart Haygarth sobre probetas, pipetas, placas de Petri y otros precisos recipientes empleados en un laboratorio.

Su admiración por los finos objetos de cristal nació de una visita a la Wellcome Collection de Londres, un centro de referencia se anuncia como «el destino gratuito para el curioso incurable». La presentación de la colección y las exposiciones permanentes trazan incansables lazos entre la medicina, la vida y el arte del pasado, del presente y del futuro.

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El arte asirio que destruyó el Estado Islámico, impreso en 3D

'Material Speculation: ISIS' - 'Lamassu' - Morehshin Allahyari

‘Material Speculation: ISIS’ – ‘Lamassu’ – Morehshin Allahyari

Aquellos vídeos de febrero de 2015 enseñaron al mundo cómo un grupo terrorista borraba el patrimonio histórico iraquí, destrozando a martillazos tesoros arqueológicos y artísticos de la cultura asiria. El Estado Islámico terminó con la colección del Museo de Mosul —uno de los más grandes de Irak—, que contaba con un extenso catálogo de piezas de la provincia de Nínive. También reducía a pedazos un toro alado con cabeza humana que formaba parte de las Puertas de Nínive.

Con las grabaciones que propaga el Estado Islámico nunca se tiene la seguridad de estar viendo algo real, nada se desmiente ni se verifica: los destrozos y las ejecuciones más feroces se traducen al final en un silencio desconcertante. La atrocidad debe cubrirse de cierta incredulidad para poder digerirla mejor.

Cuando la artista iraní residente en los EE UU Morehshin Allahyari vio las imágenes del museo (de las que ni siquiera se tiene la certeza de que sean verdaderas al 100%), se activó en su interior la urgencia de reaccionar de alguna manera a la pérdida. Rebelándose contra la destrucción, creó un proyecto para perpetuar la memoria del arte que el Estado Islámico se ha llevado por delante con la consigna delirante de «eliminar a los falsos ídolos».

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Un museo que colecciona «arte demasiado malo para ser ignorado»

'Lucy en el campo con flores', la obra fundadora de la colección del MOBA

‘Lucy en el campo con flores’, la obra fundadora de la colección del MOBA

«Esta es Lucy en el campo con flores. No se sabe si está de pie o sentada y el viento parece estar soplando en dos direcciones. Es nuestra pieza fundadora, es la que lo empezó todo», dice Louise Sacco a un periodista en un reportaje reciente para la cadena de televisión estadounidense CBS.

La mujer enseña el cuadro como si se tratara de una valiosa obra, pero en realidad lo encontraron en la basura. El autor anónimo lo pintó en 1970 por encargo de un familiar de la retratada, Anna Lally Keane, que había muerto dos años antes. A partir de fotografías, el artista creó la confusa visión de la anciana, con expresión sumamente seria, como recogiendo flores y al mismo tiempo con una sospechosa sombra tras ella de lo que parece un sillón.

The Museum of Bad Art (El museo del arte malo) —inaugurado en 1993 por el marchante de arte Scott Wilson y bautizado MOBA en una parodia de las siglas museísticas tan de moda desde hace unas décadas— celebra «el arte demasiado malo para ser ignorado». La humilde pinacoteca está en el sótano de un cine de la ciudad de Somerville (Massachusetts, EE UU) y la llevan uno de sus fundadores (Louise Sacco) y un grupo reducido de personas que ponen al servicio del MOBA sus conocimientos artísticos y de restauración. Todos son voluntarios.

'Mana Lisa', pintura de la colección del MOBA

‘Mana Lisa’, pintura de la colección del MOBA

Amplían su colección con piezas encontradas en ventas de garaje y mercadillos y también reciben donaciones de gente de todo el mundo. El criterio de selección es riguroso: no buscan cuadros horteras bien realizados ni pintados mal deliberadamente. Sacco especifica que se trata de descubrir trabajos en los que «algo salió mal de una manera que resulta interesante», de celebrar «el derecho de un artista a fallar»: la idea se originó en la cabeza del creador y el resultado final sin embargo no comunica ese espíritu al espectador. «Es como la pornografía: es difícil de definir, pero la reconozco cuando la veo», dice divertida la cofundadora del MOBA.

En la página web del museo hay una selección de cuadros destacados y clasificados por categorías. Hay desafortunados retratos de mascotas, arreglos florales que se sostienen solos, paisajes de perspectivas chocantes, misteriosas representaciones de pesadillas que se pierden en la simbología y terminan siendo cómicas… Bajo la imagen proporcionan una descripción técnica y un pequeño texto explicativo, a veces los comisarios tienen la suerte de hablar con los antiguos dueños sobre el origen de la obra.

'Eileen', de R. Angelo Le: la obra robada

‘Eileen’, de R. Angelo Le: la obra robada

A pesar de las modestas instalaciones y del humor con que se toman su misión los encargados de la pinacoteca marginal; con el tiempo han ganado popularidad y han enviado exposiciones itinerantes a varios países. En el colmo del surrealismo, incluso han sido víctimas de dos robos.

El primero fue en 1996: el cuadro sustraido se titulaba Eileen y había llegado a la colección rescatado de la basura por Wilson. Tras su desaparición el museo (fascinado por el acontecimiento) ofreció una recompensa de 6,50 dólares (4,71 euros) y con donaciones llegaron a los 36,73 (26,62 euros). Una década después el supuesto ladrón se puso en contacto con ellos y pidió un rescate de 5.000 dólares (3.624 euros) que, como era de esperar, no recibió. La obra (con el tajo en el lienzo que ya tenía cuando la consiguieron) apareció igualmente.

En la entrada de la Wikipedia del MOBA, redactada por un fervoroso fan que se documentó exhaustivamente y entrevistó al personal varias veces, cuentan que después del robo de Eileen decidieron poner una cámara de seguridad falsa con un cartel avisando de su falsedad. En 2004 se repitió la jugada y alguien se llevó otra pintura, esta vez exigiendo 10 dólares a pesar de no incluir una información de contacto para el pago. Poco después el cuadro apareció. «Las instituciones reputadas se niegan a negociar con delincuentes», declaró Michael Frank (comisario jefe del MOBA) con sorna.

Helena Celdrán

'Charlie and Sheba'

'Gina's Demons'

'See Battle'

 

'The Last Dance'

'The Cupboard was Bare'

'Spewing Rubiks Cubes'

'Sad Baby'

La ‘torre orquesta’, el ‘piano de gatos’… Instrumentos que nunca existieron

Caricatura  de la 'Torre orquesta' propuesta por Adolphe Sax en 1850

Caricatura de la ‘Torre orquesta’ propuesta por Adolphe Sax en 1850

El «órgano de vapor» de William Mason era producto de la fascinación por la Revolución Industrial en Inglaterra. El inventor se basaba en las escrituras en latín del monje benedictino Guillermo de Malmesbury tituladas Gesta regum Anglorum (1125).

El religioso mencionaba la existencia de un órgano en una iglesia de la ciudad francesa de Reims y detallaba el funcionamiento del ingenio, creado por otro monje benedictino: «Por la violencia del agua caliente, el aire que sale llena la cavidad del instrumento por completo».

En 1795, Mason interpretó el «agua caliente» como vapor y vio la posibilidad de modernizar la idea con los avances tecnológicos del momento. No está claro a qué se refería Guillermo de Malmesbury, tal vez a un sistema hidraulico, pero la iniciativa de Mason era inviable tal y como la presentaba.

El 'piano de gatos' en una ilustración de 1883

El ‘piano de gatos’ en una ilustración de 1883

La historia es una de las muchas que reúne el Museum of Imaginary Musical Instruments (Museo de instrumentos musicales imaginarios), una página que recopila de modo serio e informativo documentación y fotos sobre instrumentos que nunca se hicieron realidad o se quedaron en un proyecto fallido.

«Existentes como diagramas, dibujos o descripciones escritas; estos aparatos nunca emitieron un sonido», dicen sus fundadores los estadounidenses Deirdre Loughridge (profesora auxiliar de Música en la Universidad californiana de Berkeley) y Thomas Patteson (profesor en la Facultad de Estudios Musicales en el Curtis Institute of Music de Filadelfia).

El "clavicémbalo ocular", instrumento fallido diseñado en 1743

El «clavicémbalo ocular», instrumento fallido diseñado en 1743

«Los inventos no sólo surgen de la necesidad, como asegura el tópico, sino también del irreprimible impulso por jugar, experimentar (…). Por la naturaleza fluida y amorfa de la música, la pregunta sobre qué constituye un instrumento está siempre abierta», dicen Loughridge y Patteson, que no tienen reparos en admitir que utilizan el término instrumento «en un sentido deliberadamente amplio» para referirse a «cualquier aparato empleado para interpretar, componer, escuchar o de algún modo relacionarse al sonido musical».

En siete exposiciones online (recopilaciones de instrumentos que se relacionan de una u otra manera) catalogan ideas megalómanas como las «torres orquesta» del belga Adolphe Sax (inventor del saxofón), caricaturizadas en los periódicos de 1850 y consistentes en cuatro enormes estructuras que formarían una gigantesca plataforma sonora. El inexistente pero aún así ilustrado «piano de gatos» o el «orgasmatron» de Barbarella (basado en un proyecto de Wilhelm Reich, que creía en la posibilidad de capturar la energía sexual para crear sonidos) están entre los artefactos más estrafalarios del ambicioso catálogo del museo virtual.

Helena Celdrán

El Rijkmuseum organiza un concurso de diseño para ‘jugar’ con la colección permanente

Conjunto de lencería de 'Norwegian wood' inspirado en un lujoso mueble alemán del siglo XVII

Conjunto de lencería de ‘Norwegian wood’ inspirado en un lujoso mueble alemán del siglo XVII

Desde que inauguró su expectacular web hace poco más de un año, el Rijksmuseum de Amsterdam (la Galería Nacional de Holanda) ha querido que el espectador se enamorara de la exquisita colección permanente que tiene la pinacoteca. Para conseguirlo se volcó en la creación del portal Rijksstudio, que mezcla la dinámica de las redes sociales y de otras webs como Pinterest para que el visitante virtual contemple y descargue en alta resolución hasta el último detalle de los óleos de los maestros holandeses del siglo XV al XVII; las piezas de porcelana oriental, las acuarelas botánicas, las estatuillas art dèco, los cuadros impresionistas…

Con las imágenes el usuario puede componer galerías personales con sus obras favoritas e incluso recopilar detalles de bigotes, mariposas, piezas de juegos de té decimonónicos, juguetes y cualquier minucia que aparezca lo suficientemente pequeña en un cuadro para pasar desapercibida en el inmenso conjunto de salas del edificio, inaugurado al mismo tiempo que la página web tras una intensa y costosa reforma.

Aprovechando el primer aniversario del portal web Rijksstudio, el centro organiza Make your own Masterpiece (Crea tu propia obra maestra). El museo holandés quiere seguir con su dinámica de «despertar al artista que vive en cada uno de nosotros» e involucra ahora al público en la creación de piezas de diseño basadas en la extensa colección digitalizada.

Utilizando pinturas, grabados, dibujos, objetos, fotos o incluso piezas de vídeo de los fondos permanentes; los participantes deben reconvertir las obras en creaciones propias. Hay tres premios: el primero es de 1.500 euros y ofrece al autor producir en serie la pieza y venderla después en la tienda del museo. El segundo premio es de 500 euros y el tercero; de 250. El plazo para registrarse está abierto hasta el 1 de marzo y los ganadores se anunciarán en una presentación en el Rijksmuseum el 1 de abril.

Para dar una idea de las posibilidades que ofrece el certámen, los organizadores se han aliado con cinco diseñadores de Etsy: un conocido portal utilizado por artistas para compartir y vender creaciones. El pequeño estudio de diseño de moda y complementos Norwegian Wood crea un conjunto de lencería basado en un lujoso armario alemán de Augsburgo del siglo XVII. LAPHILIE crea una vajilla con detalles de un bodegón de 1627 de Pieter Claesz y les añade ilustraciones realistas de hormigas.

Helena Celdrán

Vajilla de LAPHILIE inspirada en 'Naturaleza muerta con pastel de pavo' (1627), de Pieter Claesz

Vajilla de LAPHILIE inspirada en ‘Naturaleza muerta con pastel de pavo’ (1627), de Pieter Claesz

'Naturaleza muerta con pastel de pavo' (1627), obra de Pieter Claesz

‘Naturaleza muerta con pastel de pavo’ (1627), obra de Pieter Claesz

Bolso de Tovicorrie inspirado en un retrato anónimo a un oficial de la corte de Java en el siglo XIX

Bolso de Tovicorrie inspirado en un retrato anónimo a un oficial de la corte de Java en el siglo XIX

Retrato a un oficial de la corte de Java. Obra de autor anónimo y datada entre 1820 y 1870

Retrato a un oficial de la corte de Java. Obra de autor anónimo y datada entre 1820 y 1870

Kimono de seda de Norwegian Wood inspirado en 'El cisne amenazado' (c.1650), de Jan Asselijn

Kimono de seda de Norwegian Wood inspirado en ‘El cisne amenazado’ (c.1650), de Jan Asselijn

'El cisne amenazado' (c.1650), de Jan Asselijn

‘El cisne amenazado’ (c.1650), de Jan Asselijn

Esculturas clásicas para lavarse las manos

Tres esculturas de Meekyoung Shin

La estatuilla del muchacho cretense, la afrodita romana sin brazos, el buda deteriorado y sonriente; los jarrones chinos de complejos motivos florales… Las obras de la coreana Meekyoung Shin (1967) son guiños cercanos a la reproducción fiel, referencias a momentos pasados de esplendor del arte occidental y oriental. La artista, que estudió en Seúl y en Londres, siempre ha querido combinar las dos culturas, nutrirse de lo mejor de cada una y jugar a combinarlas de un modo poco convencional.

Hay una gran particularidad en la obra de Shin: están hechas de jabón. Esculpe el material dándole acabados muy diferentes que simulan la piedra, el mármol, la porcelana, el bronce, el cristal… «Siempre es interesante ver cómo la gente reacciona a mis trabajos. Suelen sorprenderse de que de un material tan inesperado salga algo tan meticuloso, pero para mí es más importante que entiendan el significado que hay detrás», declara en una entrevista. La escultora considera que en su obra colisionan oriente y occidente, que se unen el pasado y el presente, «lo opulento y lo simple».

Toilet Project, 2013 (YSP women's) - Meekyoung Shin - Courtesy of YSP - Photo: Jim Varney

Toilet Project, 2013 (YSP women’s) – Meekyoung Shin – Courtesy of YSP – Photo: Jim Varney

El Yorkshire Sculpture Park (Parque de esculturas de Yorkshire) de Wakefield, la ciudad más poblada del oeste de Yorkshire (Inglaterra), es un espacio al aire libre en el que las obras conviven con las praderas y los árboles sin mayor pretensión que ser descubiertas por el camino. El centro es uno de los 15 museos y galerías británicos que participan en Toilet Project (Proyecto cuarto de baño) la última iniciativa de Shin.

La idea consiste en colocar en cada lavabo una de las estatuas de inspiración clásica y que los visitantes se laven las manos enjabonándose previamente con ellas, palpando y disfrutando de los volúmenes de la pieza.

Hechas con jabón vegetal y sin aceite de palma, las esculturas permanecerán hasta octubre en los baños. Shin preve que con su uso continuado se erosionarán y perderán detalles, la circunstancia las convertirá entonces en «objetos con una historia única». El conjunto de obras se expodrá en noviembre en el Centro Cultural Coreano de Londres, donde se mostrará el antes y el después de cada pieza tras haber sido desgastada por las manos de los asistentes durante tres meses.

Helena Celdrán

Toilet Project, 2013 (YSP men's). Meekyoung Shin - Courtesy of YSP - Photo: Jim Varney

Toilet Project, 2013 (YSP men’s). Meekyoung Shin – Courtesy of YSP – Photo: Jim Varney

‘Micrarium’, el ‘templo’ de la belleza microscópica

Cría de sepia - © UCL, Grant Museum of Zoology/Robert Eagle

Cría de sepia – © UCL, Grant Museum of Zoology/Robert Eagle

«Se suele decir que el 95% de las especies animales conocidas son más pequeñas que el dedo pulgar, pero a pesar de ello la mayoría de los museos de historia natural llenan sus exposiciones de grandes animales», dicen desde el Museo Grant de Zoología, en Londres.

Desde el 7 de febrero el centro —que pertenece al University College de Londres (UCL) y conserva cerca de 67.000 especímenes representativos de todo el reino animal— se atreve a acabar el agravio y mostrar lo invisible. El Micrarium (situado en una antigua oficina del museo) es una sala de reducidas dimensiones, «una cueva iluminada con luz posterior» en la que se agolpan delicadas transparencias y diapositivas que introducen al espectador en el universo de lo minúsculo.

Detalle del 'Micrarium' - © UCL, Grant Museum of Zoology/Robert Eagle

Detalle del ‘Micrarium’ – © UCL, Grant Museum of Zoology/Robert Eagle

En una iniciativa que oscila entre el «experimento», la instalación artística y la divulgación científica, la habitación contiene unas 2000 imágenes que de otra manera estarían condenadas a permanecer en los almacenes por la dificultad de mostrarlas de manera clara y ordenada.

Entre los tesoros del Micrarium, semejante a un templo que venera a deidades microscópicas, se pueden observar con todo lujo de detalles las fuertes patas de una pulga, un calamar de tan solo unos milímetros de largo e imágenes de escarabajos seccionados a lo largo en las que se aprecian con nitidez las antenas, la cabeza, las patas y el cuerpo.

El «espacio de inmersión» — que tiene carácter de sala permanente y se puede visitar gratis— recopila transparencias que muestran todo el organismo o gran parte de él (para que cada imagen sea fácilmente reconocible), pero también detalles de grandes mamíferos. El mosaico iluminado presenta en conjunto imágenes de larvas y huevas con detalles de la cabeza de una lamprea, fósiles de mamut o muestras de ballenas.

El único museo universitario de zoología que queda en la capital del Reino Unido logra con el Micrarium «mostrar la diversidad de la vida invertebrada», rescatar del anonimato un valioso material que, en conjunto, muestra una realidad pasada por alto sólo porque nuestros ojos no son capaces de percibirla.

Helena Celdrán