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Convirtiendo las alcantarillas en galletas

'Dolls' - 6emeia

'Dolls' - 6emeia

El arte callejero de 6emeia es comiquero, brillante, simple y apetitoso como un bollo industrial bañado en virutas de caramelo.

Los tonos son fluorescentes y atractivos, las líneas gruesas dibujan motivos que coquetean con el lenguaje estético del grafiti, pero siempre orientados hacia la inocencia de los colores básicos.

Anderson Augusto (SÃO) y Leonardo Delafuente componen este dúo de tuneadores natos que hoy muestro en la sección de Obsesiones del blog.

Viven en el barrio de Barra Funda, al oeste de São Paulo, una ciudad que ambos definen como «tensa y confusa». Tienen fijación por el asfalto, las baldosas de las aceras y todos los pequeños accidentes urbanos que descansan sobre el suelo público.

'Torradeira' - 6emeia

'Torradeira' - 6emeia

El gris y el beige, neutros y aburridos, componen -según los artistas- la paleta cromática de la urbe, el principal centro financiero de Brasil, en el que habitan más de 11 millones de personas.

El antídoto a esta monotonía espiritual es el color: en su trabajo intentan usar tonos chillones casi como terapia de choque, para cambiar el ánimo plomizo de la rutina diaria.

Las alcantarillas y los registros de suministro público son los objetivos más frecuentes. 6emeia los convierten en galletas rellenas de crema, polos mordisqueados o tortugas marinas.

'Genius' - 6emeia

'Genius' - 6emeia

Los sumideros son un filón: el espacio por donde se drena el agua, que coincide con el bordillo, es ideal como boca para cualquier personaje.

Desde 2006 -el año en que comenzaron sus andanzas- intentan establecer «un nuevo vínculo» entre el arte y la ciudad, demostrar que cualquier objeto es susceptible de ser hermoso.

En sus aventuras no sólo han transformado mobiliario urbano con el método furtivo y silencioso del arte plástico: recientemente han perforado el cemento para elaborar grabados callejeros en grandes cartulinas o han tranformado las papeleras en amplificadores, con transistores dentro para que suenen de verdad.

Helena Celdrán