Entradas etiquetadas como ‘Kurt Cobain’

Desert Trip, ¿concierto del siglo o misa de difuntos?

Cartel oficial del festival ©2016 Goldenvoice

Cartel oficial del festival ©2016 Goldenvoice

El rock, al menos como solíamos entenderlo, era caliente como una bala, peligroso como una pistola e instantáneo como un disparo. Solía ser también sexi, adjetivo que cada uno debe rellenar con su propia imaginación.

Entre el 7 y el 9 de octubre se celebrará —jugaré a los opuestos— la más fría, tranquila y perpetua ceremonia que nunca imaginé. Añadiré el antónimo antisexi que falta, pero multiplicado por nueve, que era el número talmúdico de John Lennon: desagradable, asquerosa, repulsiva, hedionda, infecta, inmunda, nauseabunda, pútrida y mugrienta.

Dicen que se trata del concierto del siglo —los maximalismos cuadran bien en esta etapa histórica dominada por doctorandos en los principios de la mercadotecnia de Papá Goebbles—. Es lo opuesto: la misa de difuntos definitiva, el Treblinka del rock and roll.

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El día que Kurt Cobain conoció a su ídolo, William Burroughs

Cubierta de "Nada es verdad, todo está permitido" - Servando Rocha (Alpha Decay, 2014)

Cubierta de «Nada es verdad, todo está permitido» – Servando Rocha (Alpha Decay, 2014)

«Lo que recuerdo es la expresión moribunda de sus mejillas. Él no tenía intención de suicidarse. Por lo que yo sé, ya estaba muerto«, declaró William S. Burroughs (1914-1997) cuando le preguntaron su opinión sobre el fallecimiento prematuro de Kurt Cobain (1967-1994). La dejadez no es la principal de las características del impávido obituario —Burroughs era capaz de percibir el soplo de la muerte en el aliento espiritual de cualquier yonqui: no en vano era un experto con décadas de experiencia en el trato con las muchas formas del opio y sus gemelos sintéticos («creo que el uso de la droga causa una alteración celular permanente. Una vez yonqui, siempre yonqui«, escribió en una de sus novelas)—. Me parece más notable constatar que el escritor supo el destino balístico que aguardaba a Cobain un año antes, cuando conoció en persona al músico y observó «algo raro en aquel chico» que «fruncía el ceño continuamente y sin razón aparente».

El encuentro de unas horas, en octubre de 1993, entre San Burroughs, que está entre los, digamos, cinco escritores más brillantes del siglo XX, y Cobain, un wannabe que no pasó de gritar con desgarro unas cuantas buenas canciones antes de llevar a término la muerte autoinflingida, sirve al escritor Servando Rocha (1974) para firmar un volumen de dimensión considerable [380 páginas, 29,9 €], Nada es verdad, todo está pemitido, que acaba de publicar la editorial Alpha Decay. El ensayo, que los implicados han tenido el buen tino mercantil de planear y colocar en el mercado con la misma táctica que han refinado las marcas de Inditex con su ropa, el just in time —el día 5 de febrero se celebró el centenario del nacimiento de Burroughs—, es anunciado como una indagación «en la relación entre música y subversión, arte y rebelión».

No hace falta ser un nativo semínola experto en rastreo para encontrar en Nada es verdad…, y a montones, huellas, trazos y estigmas provocados por el crítico estadounidense Greil Marcus, en especial por Rastros de carmín [Anagrama, 1993], la historia secreta del siglo XX trazada en flashback desde Johnny Rotten hasta las vanguardias brutas de principios de siglo, dadaísmo et all. La presencia de la voz y las tesis de Marcus en el libro de Rocha, que no cita la obra (aunque sí otras del crítico estadounidense)  en la puntillosa bibliografía, son demasiado tangibles como para considerarlas fantasmales o casuales. No se trata de copia, por supuesto, ya que Rocha domina la edificación de una tesis y demuestra amor por el desarrollo de ésta, pero sí de un influjo que vas palpando aquí y allá. Es lógico: Rastros de carmín, como dije en otra entrada,  es una obra definitiva sobre cómo todos los herejes de la bella Europa revolucionaria de Antonio Gramsci se juramentaron para matar a Bambi.

Esa admiración velada, y algunos errores de bulto sobre la historia del blues —un ensayo que se precie sobre el tema no puede ser tomado en serio si sólo cita una vez, y de modo circunstancial, a Charley Patton, pater familias de los aulladores—, convierten la obra en uno de esos libros a la mode con target específico: los thirtysomething cuya adolescencia fue conmutada por el choque eléctrico contra sus corazones de Cobain y que ahora son consumidores de retronostalgia.

Burroughs y Cobain en la cabaña del primero en Lawrence (Kansas), octubre de 1993

Burroughs y Cobain en la cabaña del primero en Lawrence (Kansas), octubre de 1993

Escrito con dominio y locución interzonal, con un lenguaje helado que gustaría al viejo Burroughs, Nada es verdad… cuenta la vida del multiartista —nada nuevo tampoco por aquí tras las dos grandes biografías complementarias de Barry Miles, William Burroughs: El Hombre Invisible y Call Me Burroughs: A Life y la enorme cantidad de material que los amigos del escritor han ido almacenando en la web cooperativa Reality Studio, sí mencionada por Rocha— e intenta que gravite en torno al encuentro con Cobain del 21 de octubre de 1993 en la cabaña de Lawrence-Kansas donde el escritor vivía con su gato, sus armas (que, por cierto, no se dignó en mostrar al músico) y la metadona que se metía para compensar la heroína que no abundaba, no podía pagar o le hacía demasiado daño a su cuerpo anciano.

Tampoco la reunión es un descubrimiento —lean, si les sobra tiempo porque es inmenso, el dosier online William Burroughs and Kurt Cobain, publicado a partir de 2007 y enriquecido de contínuo—, pero Rocha le añade la pimienta necesaria para convertirla en una suerte de historia nunca revelada o al menos no suficientemente analizada, acaso porque había poco que analizar en esencia: Cobain idolatraba al escritor, pero éste, por cansancio o porque no quería tratos con el atormentado cantante, sólo deseaba ejercer la buena educación y ser anfitrión de quien le había escrito algunas cartas de fan [aquí está el manuscrito digitalizado de una de ellas] pidiendo a Burroughs que apareciera en el vídeo de Nirvana para Heart- Shaped Box —el autor de Ciudades de la Noche Roja, El lugar de los caminos muertos, El almuerzo desnudo y tanto pasmo literario más, se negó con elegancia, aunque había colaborado con músicos de todo pelaje [aquí están las obras musicales más o menos completas de Burroughs], lo que desdice y convierte en cándida la afirmación de Cobain en una entrevista de 1993: «Tan sólo deseo que [a Burroughs] le gusten mis letras, pero no puedo esperar que a alguien de una generación completamente distinta a la mía le guste el rock & roll. No creo que jamás haya confesado ser un amante del rock & roll, sabes»—.

""The 'Priest' They Called Him" - William Burroughs y Kurt Cobain, 1992

«»The ‘Priest’ They Called Him» – William Burroughs y Kurt Cobain, 1992

Aunque el autor de Nada es verdad… intenta presentar al líder de Nirvana como una proyección especular del escritor —»a su manera y en sus inconfundibles estilos, me parecían galaxias heridas (…) una vez conocidos sus respectivos pasados y lo que el futuro les depararía»— y dibujar el trazado de una suerte de conexión umbilical entre ambos, al final nos quedamos con la única verdad de media docena de fotos otoñales de un anciano afilado y un joven desgarbado, «algo raro», y la canción que habían grabdo a distancia en 1992, The «Priest» They Call Him, con Burroughs recitando la sórdida historia de un Sacerdote que alerta contra la tuberculosis y Cobain haciendo feedbacks con la guitarra.

En el apéndice del libro, que es necesario y valiente por lo que tiene de extraño en la edición española, donde el rock nunca ha sido tomado en serio, Rocha señala: «La mayoría de escritores suele tener tendencia a ocultar sus fuentes e incluso sus métodos de trabajo». Al terminar de leer el ensayo siento que la frase podría ser uno de los momentos más sinceros de Nada es verdad, todo está pemitido.

Ánxel Grove

La lider de las Shaggs regresa con el segundo disco más estúpido de la historia

"Redy! Get! Go!"

«Redy! Get! Go!»

Dorothy Dot Wiggin regresa con el álbum Ready! Get! Go!. Tiene 61 años y ha permanecido en silencio los últimos 44, desde que en 1969 participara como líder, cantante y guitarrista de The Shaggs en Philosophy of the World, quizá el disco más idiota de todos los tiempos. El álbum de retorno, apadrinado por Alternative Tentacles, la productora del anarco-punk Jello Biafra, podría disputar ahora la posición del segundo más idiota de la historia.

Las Shaggs, uno de esos grupos venerados por su rareza, nacieron de una sesión de quiromancia. El padre de las hermanas Wiggin fue avisado en una lectura de las palmas de la mano de que sus hijas serían estrellas del rock. Convencido de la certeza de la predicción, las saco del colegio y montó con las tres muchachas adolescentes un trío al que bautizó con una referencia a los peinados shaggy, a lo perro lanudo, que lucían las chicas.

"Philosophy of the World" (1969)

«Philosophy of the World» (1969)

Sin más conocimientos que tres acordes y haciendo de la disonancia un estilo, grabaron Philosophy of the World, una colección de temas que de tan insensatos lograban hacer gracia por la inocencia desvergonzada con que las chicas cantaban, siempre desafinando, canciones que no pretendían ser paródicas, sino éxitos pop.

Los ricos quieren lo que tienen los pobres / y los pobres quieren lo que tienen los ricos / los flacos quieren lo que tienen los gordos / y los gordos quieren lo que tienen los flacos, dicen en la pieza central que da título al álbum. Los padres nos entienden / Debemos recordarlo /  A los padres les importamos / Los padres siempre están ahí, añaden en Who are Parents?

El disco, cuya primera tirada fue de mil ejemplares, se convirtió en objeto de culto cuando el iconoclasta Frank Zappa lo mencionó en una entrevista como uno de sus álbumes favoritos. «Las Shaggs son mejores que los Beatles», declaró. Kurt Cobain, a quien también le agradaba hacerse el enterado en plan yo-sé-algo-que-tú-no-sabes, definió al trío como «auténtico».

No hizo falta mucho más que los halagos de ambas celebrities para que el disco, reeditado en los años ochenta, fuese considerado como un trabajo protopunk y un ejemplo de música outsider ajena a cualquier tipo de norma. La pasión y el espanto jugaron a la polaridad: algunos decían que era un obra precursora mientras otros lo consideraban el peor disco de todos los tiempos. Tras la entrada inserto un vídeo con el álbum completo para que los lectores entren en el debate si lo desean.

El regreso de Dot Wiggin ha sido pulido con la ayuda de músicos profesionales pero no hay demasiado cambio. El single, Banana Bike suena así:

La película podría tener el mismo título que la protagonizada a diario por los políticos: la solvencia de la ineptitud.

Ánxel Grove

Los Blues Brothers obligan a Brian Wilson a hacer surf

La explotación del enfermo, el distinto o el raro forma parte inseparable del negocio del rock. Uno de los últimos ejemplos es Daniel Johnston, aplaudido como rey oustider por un público que nunca le invitaría a comer y por un buen montón de famosetes con gusto por la bohemia y las camisetas con el lema «me gusta el loco» (entre ellos Tom Waits, Wilco, Beck, Yo La Tengo, M. Ward, Bright Eyes, Sonic Youth y Kurt Cobain). Enfermo dolorido, maniaco-depresivo, disociado, incapaz de valerse por sí mismo, víctima de delirios y ataques de violencia, a Johnston le vale de poco la veneración: son sus padres, un par de ancianos cristianos integristas  quienes le cuidan a diario son su padre, un anciano cristiano integrista, y un hermano de Daniel. Ambos vigilan que tome la medicación, se encargan de darle de comer…

La historia no es nueva. El vídeo que abre la entada es uno de los más despiadados episodios de canibalización insensible que empuercan la historia de la música poprock, donde estar majara parece en ocasiones ser un valor muy provechoso financieramente, sin que medie la consideración del dolor que sufre el enfermo.

"La curación del hermano Brian". Portada de la revista Rolling Stone

«La curación del hermano Brian». Portada de la revista Rolling Stone

Se trata de un sketch en tono de comedia rodado en el año 1976 en el que los actores Dan Aykroyd  y John Belushi (1949-1982) encarnan a una pareja de agentes de policía que entran en la casa de Brian Wilson, líder de los Beach Boys, para comunicarle que es «culpable» de no hacer surf y obligarlo a coger algunas olas.

El músico, que sufría un severo síndrome maniaco-depresivo desde hacía años, tenía un temor reverancial por el océano, apenas sabía nadar y jamás se había subido en una tabla de surf —pese a ser el compositor de Surfer Girl, Catch a Wave y otros himnos de la surf-music— fue presionado para que aceptase la humillación por su familia y el resto del grupo, empeñados en vender la campaña Brian Is Back! (¡Brian ha regresado!) para que la caja registradora volviese a registrar ingresos.

La pareja de cómicos, mundialmente famosa unos años más tarde por la película The Blues Brothers (John Landis, 1980), lleva al acusado a la mítica playa de Malibú, donde el asustado Wilson, vestido con albornoz, es zarandeado por las olas.

Pese al empeño (el grupo gastó una fortuna en vender la curación del loco comprando espacio en revistas y cadenas de televisión para entrevistas en las que Wilson no pasaba de algunos gestos de asentimiento), la historia no acabó bien: el disco de regreso de Brian, 15 Big Ones, fue un desastre, y el terapeuta que contraron para que resintonizase al enfermo, Eugene Landy, era un cantamañanas sin titulación que intentó hacerse dueño de la voluntad del paciente.

Hay un bonito colofón para esta triste fábula. Unos meses más tarde, antes del final de 1976, demostrando que los locos pueden tener el don de la iluminación, Wilson grabó una de las canciones más sinceras de su carrera. Estaba solo en casa, sin guardianes, y la cantó al piano. Se titula Still I Dream of It:

Joven y hermoso
Como un árbol recién plantado
Hacía frente a la vida
Pero cometí errores
¿Aprenderé alguna vez de las lecciones
que me enseña el camino?
Estoy convencido
La hipnosis de nuestras mentes
Nos puede transportar muy lejos

Fue un momento aislado de libertad y visión cristalina. Hasta el día de hoy, Wilson sigue siendo manipulado por su familia para sacar rendimiento económico al ángel roto.

Ánxel Grove

William S. Burroughs, San Virus

Ésta es la oración de cada una de mis noches:

Gracias por el pavo salvaje y las palomas pasajeras, destinadas a convertirse en mierda en las sanas tripas americanas. Gracias por un continente para saquear y envenenar. Gracias por los indios, que proporcionaron un módico peligro y desafío. Gracias por las vastas manadas de bisontes para matar y desollar y dejar pudrir. Gracias por las recompensas por lobos y coyotes. Gracias por un sueño americano para poder vulgarizar y falsificar hasta que la mentira desnuda brille al trasluz. Gracias por el Ku-Klux-Klan y los sheriffs que hacen una muesca en sus armas por cada negro muerto. Por las decentes y devotas señoras, con sus rostros mezquinos, tensos, amargos, malvados. Gracias por las pegatinas de ‘Mate un marica en nombre de Cristo’. Gracias por el sida de laboratorio. Gracias por la Ley Seca y la guerra contra las drogas. Gracias por un país donde a nadie lo dejan vivir su propia vida. Gracias por una nación de camellos. Sí, gracias por todos los recuerdos. ¡Está bien, presenten armas! Siempre fueron ustedes un dolor de cabeza y siempre fueron aburridos. Gracias por la última y mayor traición del último y más grande de los sueños humanos.

William S. Burroughs (1914-1997), politoxicómano, bisexual, libertario, defensor de las armas de fuego, conjugador impenitente del verbo encular, escritor de fuste, inventor de máquinas de sueños, profeta de la interzona, plegador de papeles, pintor, inventor del punk y abuelo de los punkis, trajinador de hipodérmicas, cantante de rap, cineasta, cazador de efebos, reinventor de la piratería…

William Burroughs por Annie Leibovitz

William Burroughs por Annie Leibovitz

San William Burroughs, el virus. Deberían ustedes rezar conmigo. Aunque sea en forma de Cotilleando a…

1. El tío de W.S.B. fue Ivy Lee, el inventor de las relaciones públicas modernas. Fue el encargado de relaciones externas de la familia Rockefeller.

2. La madre de W.S.B., Laura Lee Burroughs, procedía de una familia sureña de abolengo, entre cuyos ancestros estaba el general sudista Robert E. Lee.

3. La fortuna familiar procede de la máquina sumadora Burroughs Adding Machine.

4. Disparó por primera vez con un arma a los ocho años.

5. A la misma edad escribió su primer relato, The Autobiography of a Wolf (La autobiografía de un lobo).

6. Fue iniciado en el el opio por invitación del mayordomo de la familia.

7. Cita: «La democracia es cancerígena y su cáncer es la burocracia».

8. Fue a Viena a estudiar Medicina. Se casó por conveniencia con una mujer judía, Ilse Klapper, para que ella obtuviese una visa de entrada en los Estados Unidos y escapase de los nazis. Se divorciaron pero siguieron siendo amigos durante varias décadas.

Mano auto mutilada de W.S.B.

Mano auto mutilada de W.S.B.

9. A los 25 años se mutiló la mano, cortándose dos falanges del pulgar izquierdo. Dijo que lo hacía como parte de «una ceremonia de iniciación de la tribu piel roja de los Crow».

10. En 1942 se estableció en Chicago y trabajó como exterminador de plagas.

11. En 1944 fue arrestado, junto a su amigo, el escritor Jack Kerouac, como posibles testigos de un crimen pasional entre homosexuales.

12. In 1946 fue arrestado otra vez: por falsificar recetas de narcóticos.

13. Cita: «Toda legislación que castiga maneras de vivir es propia de un estado policial».

14. Se casó con Joan Vollmer, una joven estudiante de periodismo que le había presentado Kerouac. La pareja se fue a vivir a Texas. Cultivaban marihuana. Consumían bencedrina inhalada. Tuvieron un hijo en 1947, William Burroughs III, Bill Jr. La familia se fue a México DF en 1949. Burroughs se matriculó en Antropología.

New York Daily News, 8 de septiembre de 1951

New York Daily News, 8 de septiembre de 1951

15. Dos años después, en 1951, W.S.B. mató a Joan de un disparo en la cabeza mientras jugaban a Guillermo Tell. Usaron una bola de cristal en vez de una manzana. Antes del disparo, ella dijo: «Voy a cerrar los ojos. No soporto la sangre». Estaban muy colocados. A W.S.B. le condenaron a un año de cárcel por imprudencia criminal, pero no cumplió más que trece días de arresto. Dijo más tarde que de no haber matado a Joan nunca se hubiera dedicado a escribir.

16. Cita: «Me niego a vivir en una sociedad en la cual las únicas personas a las que se les permite la posesión de armas sean la policía y los militares».

17. Su primer libro, Queer (Marica), lo escribió entre 1951 y 1953, pero no fue publicado hasta 1985. En 1953 editó bajo el seudónimo de William Lee la novela Junkie, Confessions of an Unredeemed Drug Addict (Yonqui, confesiones de un drogadicto irredento). La frase tras la palabra junkie fue añadida por la editorial.

18. Cita (de Yonqui): «Colocarse es ver las cosas desde un ángulo especial. Es la liberación momentánea de las exigencias de la carne temerosa, asustada, envejecida, picajosa«.

19. Otra cita (de Yonqui). «No acepto la teoría de que la droga impregna el organismo de forma permanente -se supone que se acumula sobre todo en la médula espinal- y está siempre al acecho, ni me satisface ninguna de las respuestas psicológicas. Creo que el uso de la droga causa una alteración celular permanente. Una vez yonqui, siempre yonqui. Puedes dejar de consumir droga, pero nunca te desenganchas del todo».

20. Muchos años después, en 1993, W.S.B. -que se metió heroína toda su vida- escribió el guión del corto The Junky’s Christmas (La Navidad del yonqui), que produjo Francis Ford Coppola. W.S.B. también actúa y pone la locución a la desaforada historia.

21. W.S.B. aparece en la portada del disco de los Beatles Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band (1967). Está al lado de Marilyn Monroe.

22. Adoraba a las serpientes y a los gatos.

23. Uno de sus mejores libros, quizá el mejor, Naked Lunch (El almuerzo desnudo, 1959) fue rechazado por obscenidad por la editorial hippie City Lights. El editor de la revista liberal Chicago Review fue despedido por publicar un adelanto. W.S.B. logró colocarlo en una editorial francesa.

Autorretrato de W.S.B.

Autorretrato de W.S.B.

24. Cita (de la introducción de El almuerzo desnudo): «Si los países civilizados quieren volver a los ritos druídicos de la horca en el Bosque Sagrado, a beber sangre con los aztecas o a alimentar a sus dioses con sangre de sacrificios humanos, que vean lo que de verdad comen y beben. Que vean lo que hay en la gran cuchara de las noticias«.

25. El libro se enfrentó a cargos judiciales por obscenidad que sólo fueron sobreseidos en 1966. Fue el proceso criminal más largo de la historia de los EE UU contra una obra literaria y su autor.

26. En Turquía, tras una denuncia de oficio de la fiscalía hace dos meses, pueden condenar a al editor de W.S.B. a nueve  años de cárcel. Dicen que la novela The Soft Machine (La máquina blanda, 1961) desarrolla “actitudes permisivas hacia el crimen, concentradas en los atributos banales, vulgares y débiles de la humanidad”.

27. Cita (de La máquina blanda): «Corta las líneas del mundo – Corta las líneas de la música – Aplasta las imágenes del control – Aplasta la máquina de control – Quema los libros – Mata al sacerdote – ¡Mata, mata, mata!».

28. W.S.B. siempre iba armado, incluso cuando estaba en la cama.

Con una amiga

Con una amiga

29. Cita: «Un paranoico es alguien que sabe de qué va la cosa».

30. W.S.B. vivió 24 años (1954-1974) fuera de los EE UU. Pasó por muy malos momentos económicos. En Londres vendió la máquina de escribir para comprar heroína.

31. Cita (carta de 1977): «He leído en People que Keith Richards tiene una mansión en el norte de Nueva York, un piso en París, elegantes casas en Londres y Jamaica y un castillo en Chichester. Y aquí estoy yo, comprando la ropa en el Ejército de Salvación”.

32. En 1977 fue uno de los primeros estadounidenses en recibir un transplante de hígado.

33. Su único hijo [ver punto 14] murió a los 33 años. Estaba intentando desengancharse de la heroína con un tratamiento de metadona. Había publicado dos (malas) novelas e intentado vivir a la manera de su padre.

34. Cita: «El rostro de la maldad es el rostro de la absoluta necesidad».

35. A los 77 años le hicieron un triple by-pass. Dejó de fumar, pero no de chutarse.

36. Cita: «Has de estar en el Infierno para ver el Cielo».

37. Antes de suicidarse, Kurt Cobain visitó a W.S.B. Tocó la guitarra en el disco de spoken-word del escritor, The “Priest” They Called Him.

38. Pintó cuadros disparando bolas de pintura con un rifle. Tuvo un gran éxito comercial cuando los expuso.

39. Cita: «Chulos del mundo, hay una sola marca a la que no podéis derrotar, la marca interior».

40. Participó en docenas de discos. La impagable página Ubuweb los tiene alojados aquí. Sus experimentos cinematográficos pueden verse aquí.

41. Cita: «Emitir no puede ser nunca más que un medio para emitir más, como la Droga. Trate usted de utilizar la droga como medio para otra cosa (…) Al emisor no le gusta la charla. El emisor no es un ser humano (…) Es el Virus Humano«.

William S. Burroughs with Glasses, Kansas - Herb Ritts, 1990

William S. Burroughs with Glasses, Kansas – Herb Ritts, 1990

42. Protagonizó una campaña publicitaria de Nike.

43. Cita: «No somos responsables. Robad todo lo que esté a vuestro alcance».

44. Escribió 16 novelas, otros tantos ensayos y centenares de relatos cortos.

45. Más allá de la escandalera de los primeros libros, algunas de sus novelas tardías, como Cities of the Red Night (Ciudades de la noche roja, 1981) y The Place of Dead Roads (El lugar de los caminos muertos, 1983), están entre los mejores del siglo XX.

46. Casi toda su obra está traducida al castellano, aunque algunos títulos están fuera de circulación.

47. Cita: «1. Nunca entregues nada a cambio de nada. 2. Nunca entregues más de lo que tienes (espera a que el comprador esté hambriento y hazlo esperar). 3. Recupera todo lo que puedas».

Zapatos favoritos de W.S.B. (foto: Peter Ross)

Zapatos favoritos de W.S.B. (foto: Peter Ross)

48. Murió en Lawrence (Kansas), a los 83 años. Ataque al corazón.

49. Cita (de El lugar de los caminos muertos): «Ansiaba drogas y placeres desconocidos y una distante estrella llamada HOGAR«.

50. Última entrada en su diario: «¿El amor? ¿Qué es? El más natural de los analgésicos».

Ánxel Grove