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¿Joyería o basura?

'Rubbish Jewellery' - Hollie Paxton

‘Rubbish Jewellery’ – Hollie Paxton

Papeles plateados que envuelven láminas de chicle, recibos arrugados de la frutería, bridas para cerrar paquetes, esquinas de aluminio arrancadas para acceder al contenido de la bolsa, envoltorios de caramelos… Alguno de estos residuos podría encontrarse en el fondo de cualquier bolsillo o bolso, en cualquier papelera doméstica.

Los pequeños restos que acumulamos a lo largo del día sirven de inspiración para la diseñadora británica Hollie Paxton, que ha creado en Rubbish Jewellery (Joyería basura) una colección de broches, anillos y pendientes que reproducen de modo realista los pequeños desechos.

La serie de complementos sirve a Paxton para expresar su preocupación por «la cultura de usar y tirar, extendida en la sociedad occidental» y es un mensaje visual que «reta» tanto al espectador como a quien lleva las joyas. La diseñadora anima a ambas partes a cuestionarse la relación del individuo con la corriente de «exceso y residuos» que domina «con glotonería» nuestros hábitos.

Las piezas de materiales preciosos —realizadas con sumo realismo y difícilmente distinguibles en las fotos de la basura original— «invierten la idea» de lo que es valioso, contraponiendo la joya a elementos que son inútiles una vez han cumplido la efímera función para la que fueron creados. «Me interesa el modo en que nuestra relación con los objetos cambia (…) hasta el punto en que se considera la idea de llevar basura sobre la ropa», dice la autora.

Helena Celdrán

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton-gum

Rubbish Jewellery

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton-ticket

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton-paper

 

 

¿Joyas para acentuar las arrugas?

Cuatro de los accesorios de Noa Zilberman

Cuatro de los accesorios de Zilberman

La «pérdida de elasticidad» de la piel, las «líneas de expresión», los «productos antiedad»… En los anuncios de productos antiarrugas todo se disfraza de un léxico sofisticado entre el que apenas se puede mencionar el nombre de las enemigas, presentadas como un problema de fácil solución si el potencial comprador (el 99% de las veces, mujer) se encomienda con una lealtad incondicional a la crema de turno.

La artista israelí Noa Zilberman se zafa de todo mensaje publicitario y social para darle la vuelta al tabú de las arrugas de la piel y descubrirlas como una fuente de inspiración creativa. En su proyecto final para la escuela de arte y diseño Bezalel, en Jerusalén, ha creado una serie de joyas que imitan y acentúan los surcos incipientes. Una especie de tiara dibuja las líneas de la frente, un accesorio que se sujeta junto al ojo —como unos espejuelos— añaden patas de gallo y bolsas. Zilberman va más allá y no se limita a la cara: para el escote ha diseñado un añadido que realza las estrías que se crean con la edad entre los pechos.

La colección de arrugas doradas es un trabajo artístico y la artista no tiene intención de comercializarla, aunque admite que se lo pensaría «si alguien insitiera mucho»…

Helena Celdrán