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Santiago Caruso, ilustrador del poder situado más allá de lo real

'Ravenous Eye', 2016 © Santiago Caruso - santiagocaruso.com.ar

‘Ravenous Eye’, 2016 © Santiago Caruso – santiagocaruso.com.ar

En uno de los relatos menos desoladores del escritor Thomas Ligotti, al que mencioné hace poco en este blog, el protagonista imagina tres formas extremas de muerte que, si no me falla la memoria, son:

  • Las últimas horas de la tarde de un otoño perpetuo.
  • Un cuerpo congelado en la negrura, una noche perpetua de invierno.
  • Una sensación de picor eternamente prolongada.

De tener la ocasión de optar, no sé ustedes, pero yo elegiría cualquiera excepto la tercera. Nada peor que un terrible picor que lleve tus uñas y luego, cuando las has desgatado, tus dientes, a desgarrar la carne a jirones.

He regresado al asunto mientras paseaba, nada tranquilo, entre los paisajes de delirio supremo del artista argentino Santiago Caruso (1982). También en su obra hay un impulso negro, una constancia de gusano, un desamparo sin puerta de salida. Sus personajes parecen estar destinados a la última opción de la trilogía mortífera de Ligotti.

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Los complejos de Charlotte Brontë

Las hermanas Brontë retratadas por su hermano Brawnwell, que aparece como una sombra

Anne, Emily y Charlotte Brontë retratadas Branwell, que aparece como una sombra

Veía la vida como un deber, carente de belleza. Estaba convencida de que el amor y la alegría eran siempre para otros. Charlotte (1816-1855) fue, junto a Emily (1818-1848) y Anne (1820-1849), una de las hermanas Brontë: tres muchachas inglesas de pueblo que nacieron en Thornton (Yorkshire). Vivieron en la fantasía de sus novelas y poemas, tempestuosos y apasionados, que contrastaban con la quietud de la localidad y del hogar religioso.

Dedicamos el Cotilleando a… de esta semana a la escritora Charlotte Brontë a propósito de la reciente adaptación cinematográfica -ya la undécima- de la obra más emblemática de la autora: Jane Eyre.

Dirigida por Cary Joji Fukunaga y protagonizada por Mia Wasikowska y Michael Fassbender, la adaptación rescata de nuevo el clásico de la literatura inglesa y recupera a la huérfana Jane, pequeña, acomplejada, solitaria y rebelde. Características que Brontë compartía, siempre escondida tras sus personajes femeninos.

1. Fue la tercera de seis hermanos, Maria y Elizabeth (las dos mayores) murieron de tuberculosis en la preadolescencia. Charlotte se convirtió en la hermana mayor de Branwell (el único varón), Emily y Anne. Huérfanos de madre, eran una piña en el melancólico ambiente doméstico que el padre, Patrick Brönte, creaba en el hogar.

2. Algunos testimonios de la época hablan del padre como  de un hombre excéntrico. Patrick, clérigo anglicano, estaba obsesionado con la austeridad, atormentado por la muerte de su esposa, que le dejó a cargo de seis niños pequeños al morir en  1821. Aunque algunas biografías lo tachan de tirano y egoísta, hay discrepancias sobre el modo en que trataba a sus hijos. También escritor, no muy conocido, pero prolífico y con obra publicada, fue una influencia decisiva en el futuro de las hermanas Brontë. Patrick hablaba a sus hijos sin contemplaciones, tratándolos como a adultos, pero sin maldad. Conversaba con ellos de temas de actualidad, les recomendaba los libros y artículos de periódico que él había leído. En los testimonios contradictorios sobre el padre de Charlotte se adivina la sombra del señor Rochester, el dueño de Thornfield, la mansión en la que vive y trabaja Jane Eyre.

Retrato idealizado de Charlotte (1850)

Retrato idealizado de Charlotte (1850)

3. En 1824 Charlotte y Emily (con ocho y seis años) ingresaron en el Clergy Daughter’s School de Lancashire, en el que Maria y Elizabeth llevaban ya unos meses. Charlotte se basó en las prácticas crueles de la institución para retratar Lowood, el colegio en en que la huerfana Jane Eyre pasa su infancia. La situación real de Brontë seguramente fue menos dramática, porque contaba con el apoyo de sus hermanas, pero la brutalidad con que las maestras trataban a las niñas parece ser que se correspondía con la realidad. Fue allí donde Elizabeth y Maria contrajeron la tuberculosis, murieron poco después, lo que provocó la salida de las pequeñas Charlotte y Emily para que no enfermaran también.

4. Patrick le regaló a Branwell en 1826 un set de soldaditos de madera que compró en Leeds. Un hecho tan insignificante cambió la vida de los cuatro hermanos, que crearon alrededor de las figuritas una colección de historias que escribían en papeles de apenas 11 centímetros de largo. Inventaron el Mundo de Angria, un universo épico en el que se desarrollaba la imaginación de Charlotte, Branwell, Emily y Ann. El primer extracto de historia que escribió Charlotte fue sobre este reino imaginario, a los 12 años.

Uno de los pequeños manuscritos del 'Mundo de Angria'

Uno de los pequeños manuscritos del 'Mundo de Angria'

5. Tanto Charlotte como sus hermanas mandaban manuscritos a editores e intelectuales con la esperanza de publicar. Se encontraron con el rechazo que cualquier mujer del siglo XIX recibía cuando intentaba desempeñar una tarea que no fuera la de ama de casa, institutriz, ama de llaves o maestra. Tuvieron que recurrir a pseudónimos para engañar a una editorial, que publicó el primer volumen de poesía de las Brontë en 1846. Firmaron como Currer, Ellis y Acton Bell (Eligiendo nombres que empezaran por la misma letra que los suyos, Charlotte, Emily y Anne).

6. Charlotte publicó, también con el sinónimo de Currer Bell, Jane Eyre un año más tarde. Se convirtió en un éxito instantáneo y las especulaciones sobre el sexo del autor eran frecuentes en las reseñas de la novela. Los críticos opinaban que, si bien una mujer no podía escribir de manera tan franca sobre el amor y la pasión, el libro contenía pasajes que claramente tenían un toque femenino. Algunos concluían teorizando que el libro lo debían haber escrito un hombre y una mujer, seguramente hermanos.

7. Uno de los escándalos de la novela lo provocó la visión que se daba de la mujer como ser independiente, capaz de tomar decisiones y reticente a la dominación. En el poco margen de maniobra que se le concede al personaje para tener el poder sobre su vida, Jane se independiza lo más pronto que puede para dejar de depender de la caridad. Trabaja de maestra y de institutriz y lucha contra el sentido de inferioridad que otros quieren inculcarle. Charlotte Brontë se correspondía con esta visión: rechazó tres propuestas de matrimonio porque sabía que sus pretendientes no la veían como a una igual, sino que buscaban una esposa.

Caricatura de Branwell en la que se retrata esperando a la muerte

Caricatura de Branwell en la que se retrata esperando a la muerte

8. La historia de Berta, la mujer con la que Rochester contrae matrimonio en su juventud, es una de las más turbadoras de la novela. No daré detalles para no destripar a nadie el libro (ni la película, claro), tan solo decir que la escritora Jean Rhys escribió en 1966 el libro Wide Sargasso Sea (Ancho mar de los Sargazos), que cuenta el pasado de esta misteriosa mujer, tachada de loca, hija de hacendados esclavistas, que vivía en Jamaica.

9. Fue la misma autora de Jane Eyre la que protagonizó sin querer el mayor escándalo con la publicación de la segunda edición del libro. En una muestra por la admiración que sentía por el novelista inglés William Makepeace Thackeray, Charlotte -que ya había hecho pública su identidad- dedicó la obra al autor, que había escrito un artículo laudatorio sobre Jane Eyre. El problema fue lo que Brontë desconocía: Tackeray estaba casado con una mujer (Isabella) que comenzó a sufrir un grave trastorno mental tras cuatro años de matrimonio. Intentó suicidarse y ahogar a uno de sus hijos y fue internada en varios psiquiátricos. Era una historia tan parecida a la del señor Rochester que se comenzó a extender el rumor de que Charlotte había sido la institutriz de los niños del trágico matrimonio y era la amante del escritor. Brontë no podía contener su vergüenza y se apresuró a disculparse, sintiéndose conmocionada por la macabra coincidencia.

Primera edición de 'El ancho mar de los Sargazos', de Jean Rhys

Primera edición de 'Ancho mar de los Sargazos', de Jean Rhys

10. En septiembre de 1848 murió Branwell, el único hermano de las Brontë, siempre a la sombra del genio literario de sus hermanas y un fracaso a ojos de su padre. De niño y de joven había sido el hijo de más talento y Patrick se dedicó a su educación con esmero para que fuera admitido en una gran universidad inglesa, como Oxford o Cambridge. Escribió junto con sus hermanas relatos del Mundo de Angria y también destacaba en el dibujo. Los famosos retratos de sus hermanas son obra suya. Tras varios reveses sentimentales y laborales, terminó siendo alcohólico y adicto al láudano, se volvió irascible e incluso peligroso. Murió de tuberculosis, sin que ni él ni su familia se enteraran de que estaba enfermo por el mal estado en que se solía encontrar.

11. Ese mismo año, en diciembre de 1848 murió Emily, autora de la famosa novela Cumbres borrascosas. En mayo del año siguiente murió Anne, la pequeña de las hermanas. Las dos sucumbieron a la tuberculosis. En menos de nueve meses Charlotte se encontró con que su padre era la única familia que le quedaba. «Rezo para que ni tú ni nadie a quien quiero se encuentre nunca en mi lugar», escribía a una amiga: «Sentarse en una habitación solitaria, el reloj haciendo tic-tac en una casa silenciosa, y tener en la mente el historial del último año con sus sacudidas y pérdidas, es un sufrimiento».

Cartel de la última adaptación de Jane Eyre (2011)

Cartel de la última adaptación de 'Jane Eyre' (Cary Joji Fukunaga, 2011)

12. Joan Fontaine en 1943, Charlote Gainsbourgh en 1996, Samantha Morton en la serie de televisión de 1997, Mia Wasikowska en la última adaptación… Las actrices que interpretaron a Jane en las numerosas adaptaciones cinematográficas de la novela nunca fueron feas y como mucho se las afeó un poco para caracterizarlas. Charlotte Brontë sin embargo especifica que la heroína no es guapa: «…me gustaba no dar una impresión de descuido o desaliño y deseaba parecer tan bien como mi falta de belleza me lo permitía. Con frecuencia lamentaba no ser más hermosa: me hubiera gustado tener las mejillas rosadas, la nariz recta y la boca pequeña y roja. Hubiese querido también ser alta, majestuosa y bien conformada y me parecía una desdicha verme tan baja, tan pálida y de facciones tan irregulares y tan pronunciadas».

13. La novela, en primera persona, deja ver los complejos de Jane por su físico. No le gusta hablar de ella y las pocas veces que lo hace es para considerarse poca cosa. Su visión de las damas que van a las fiestas de Thornfield es la de una niña fascinada y un poco envidiosa por la belleza de las demás. Charlotte Brontë tampoco se consideraba bella y su vestimenta era austera y pasada de moda. Huía de los adornos y cultivaba su interior para no pensar en el exterior.

14. La escritora Elizabeth Gaskell, amiga y también autora de la primera biografía de Charlotte, escribió en una carta sus primeras impresiones sobre Brontë: «Está (como dice ella de sí misma) ‘sin desarrollar’; delgada y más de media cabeza más baja que yo, pelo marrón y suave, ojos (muy expresivos, mirando directamente a ti) del mismo color, una cara rojiza, una boca grande a la que le faltan muchos dientes. En conjunto es sencilla, de frente cuadrada, ancha y saliente».

15. Se casó por primera y única vez en 1854, a los 39 años con Arthur Bell Nichols. Tras nueve meses de feliz matrimonio, ella murió. Dejó una novela sin terminar titulada Emma, estaba embarazada por primera vez, pero la tuberculosis, que había matado a todos sus hermanos, también se la llevó a ella.

Helena Celdrán