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Acuarelas de presidentes «con caras de teta»

'Ronald Reagan' - Emily Deutchman

‘Ronald Reagan’ – Emily Deutchman

De la barba de Abraham Lincoln emergen montones de pequeños pechos femeninos que recuerdan a los símbolos de fertilidad de una deidad pretérita. Los de Ronald Reagan surgen de la papada, Bill Clinton exhibe el suyo en la punta de la nariz. La cara de George W. Bush queda eliminada por la enorme mama que la tapa por completo.

La extravagante colección de 44 acuarelas de Presidents with Boob Faces (Presidentes con caras de teta) parodia la tradición estadounidense de los retratos presidenciales, obras que desde la independencia del país en 1776 se solazan en mostrar con una dignidad patriótica y masculina al hombre que lo dirige y al mismo tiempo busca expresar su gesto más solemne, afable o cercano.

La autora, la artista estadounidense Emily Deutchman, asegura que la serie no tiene otro fin que el humorístico y no aporta ninguna interpretación definitiva: prefiere que el espectador fantasee y exprese lo que le sugieren las curiosas visiones entre caricaturescas y surrealistas.

Tal vez por ese motivo, en la página web dedicada al conjunto de obras, reserva un espacio para recoger los comentarios que algunos internautas han dejado en referencia a los trabajos. Junto a quienes consideran la iniciativa «menos que mediocre» y la califican de «terrorismo cultural» otros la aplauden y la interpretan como una metáfora del enriquecimiento de los poderosos o del machismo imperante en la alta política estadounidense, ahora que se espera la candidatura de Hillary Clinton a la presidencia del país en 2016.

Helena Celdrán

'Harry S. Truman' - Emily Deutchman

‘Harry S. Truman’ – Emily Deutchman

'Bill Clinton' - Emily Deutchman

‘Bill Clinton’ – Emily Deutchman

'George W. Bush' - Emily Deutchman

‘George W. Bush’ – Emily Deutchman

'Richard Nixon' - Emily Deutchman

‘Richard Nixon’ – Emily Deutchman

'Abraham Lincoln' - Emily Deutchman

‘Abraham Lincoln’ – Emily Deutchman

'Thomas Jefferson'- Emily Deutchman

‘Thomas Jefferson’- Emily Deutchman

'Gerald Ford' - Emily Deutchman

‘Gerald Ford’ – Emily Deutchman

Una parodia de libro infantil que satiriza el arte moderno

'We Go to the Gallery' - Miriam Elia

No hay nada en la habitación. Peter está confundido. Jane está confundida. Mamá está contenta. «No hay nada en la habitación porque Dios está muerto», dice mamá. «¡Vaya, hombre!», dice Peter.

Peter mira la pintura. «Yo podría hacer eso», dice Peter. «Pero no lo hiciste», dice mamá.

La madre, con la permanente perfecta y vestida con un abrigo y un sombrero amarillos estilo años cincuenta, lleva a los dos niños (Jane y Peter, ideales y repeinados, ella rubia y con una diadema azul; él con jersey rojo, corbata y pantalones cortos grises) a una galería de arte moderno. La estética idílica y los textos supuestamente educativos contrastan con humor con el «nihilismo» de las obras: una habitación vacía, un conejo disecado, una enorme vagina en primer plano, un cuadro hecho con cuatro brochazos… En el colmo del tópico, la exposición se llama La muerte del significado.

El tomo es una parodia de los libros publicados por la editorial británica de libros infantiles Ladybird (Mariquita), propiedad del grupo Penguin: una institución de la literatura infantil inglesa. Nacida en 1867, comenzó a editar libros para niños en 1915 y en 1940 publicó su primer título de bolsillo y tapa dura característico de su serie más famosa. Las historias estaban ilustradas con esmero y los ejemplares tenían un precio muy asequible. A las narraciones protagonizadas por animales se unieron más tarde los títulos educativos relacionados con la naturaleza, las aficciones de los niños, la historia y los viajes.

Miriam Elia (Londres, 1982) recupera la nostalgia de las épocas más celebradas y recordadas de la editorial y reimagina uno de esos títulos en una sátira sobre el arte moderno que une las ilustraciones clásicas y las construcciones gramaticales sencillas con el sinsentido de las explicaciones de la madre posmoderna que acompaña a los críos.

'We Go to the Gallery' - Miriam Elia

We Go to the Gallery (Vamos a la galería) presenta todos los rasgos característicos de estos cuentos: tiene un estilo educativo, en el pie de cada página hay tres palabras destacadas en el texto para que el niño adquiera vocabulario, los dibujos presentan la plácida candidez de una visita a un museo en la compañía de un adulto instruido…

«Pensé que sería cómico ver a mamá, Peter y Jane acudir a una exposición de arte moderno realmente nihilista», dice la autora, una humorista consumada que exhibe en piezas artísticas y de diseño un humor siempre cercano al sarcasmo. Para la narración ha imaginado obras que imitan el estilo de Tracey Emin, Jeff Koons, Martin Creed y otras primeras figuras del arte contemporáneo. Con un lenguaje que emula al empleado para acercarse al público infantil, Elia alude a la muerte de Dios, al sexo y a otros temas y obsesiones machacados en el arte posmoderno.

Helena Celdrán

Peter ve la gran vagina. A mamá le gusta la gran vagina. "Las vaginas grandes son feministas", dice mamá. Peter está asustado.

Peter ve la gran vagina. A mamá le gusta la gran vagina. «Las vaginas grandes son feministas», dice mamá. Peter está asustado.

No hay nada en la habitación. Peter está confundido. Jane está confundida. Mamá está contenta. "No hay nada en la habitación porque Dios está muerto", dice mamá. "¡Vaya, hombre!", dice Peter.

No hay nada en la habitación. Peter está confundido. Jane está confundida. Mamá está contenta. «No hay nada en la habitación porque Dios está muerto», dice mamá. «¡Vaya, hombre!», dice Peter.

Jane mira la pintura. Es una pintura bonita. "¿Por qué hay un pene en la pintura?", dice Jane. "Porque Dios está muerto y todo es sexo", dice mamá".

Jane mira la pintura. Es una pintura bonita. «¿Por qué hay un pene en la pintura?», dice Jane. «Porque Dios está muerto y todo es sexo», dice mamá».

 

"¡Mira!", dice Peter. "El conejo está muerto". "Yo creo que está feliz", dice Jane.

«¡Mira!», dice Peter. «El conejo está muerto». «Yo creo que está feliz», dice Jane.

"¿Tú eres una artista?", dice Jane. "No pude ser artista porque te tuve a ti", dice mamá. Peter y Jane se sienten culpables.

«¿Tú eres una artista?», dice Jane. «No pude ser artista porque te tuve a ti», dice mamá. Peter y Jane se sienten culpables.

'We Go to the Gallery'

Desafia con fotos las leyes más ridículas de los EE UU

Una de las fotos de 'I Fought the law' - Olivia Locher

Una de las fotos de ‘I Fought the law’ – Olivia Locher

En Blythe (una localidad del sur de California) una ley añeja y escondida determina que no está permitido llevar botas de vaquero salvo que uno sea dueño de «al menos dos vacas». En el estado de Nueva York no se puede disolver un matrimonio alegando «diferencias irreconciliables» a no ser que ambar partes «estén de acuerdo». Para los texanos es ilegal «disparar a un búfalo desde el segundo piso de un hotel».

El conjunto de leyes y ordenanzas de los EE UU esconde prohibiciones anacrónicas que se han convertido en humorísticas. Nadie se ha molestado nunca en cuestionarlas, como si fueran una incómoda herencia que sin embargo conviene conservar. Las excentricidades legales afectan a países de todo el mundo y siempre tienen algo del carácter y de la historia del lugar: las estadounidenses tienen la peculiaridad de recordar a los tiempos más remotos de su fundación o al Lejano Oeste.

Olivia Locher (1990) se ríe de la ridiculez oculta en las leyes estatales y en las ordenanzas de diferentes ciudades y localidades de su país con I Fought the Law (Yo luché contra la ley): una colección de fotos en las que se salta normas sin sentido.

Un helado medio derretido en el bolsillo trasero de un pantalón corto desafía la ordenanza de Alabama que prohíbe llevar de esa manera los conos de helado. Cuatro consoladores exhibidos junto a una vajilla en una vitrina casera desobedece la ley de Arizona que no permite «tener más de dos» de estos juguetes sexuales en casa.

La autora, originaria del estado de Pensilvania —donde, por cierto, no está permitido dormir en lo alto de una nevera a la intemperie y nadie que haya «participado en un duelo» puede ser gobernador— vive y estudia en Nueva York y planea seguir con la serie.

Helena Celdrán

'En California no se permite montar en bicicleta en una piscina' - Olivia Locher

‘En California no se permite montar en bicicleta en una piscina’ – Olivia Locher

'En Arizona no puedes tener más de dos consoladores en casa' - Olivia Locher

‘En Arizona no puedes tener más de dos consoladores en casa’ – Olivia Locher

'En Texas es ilegal que los niños tengan peinados raros' - Olivia Locher

‘En Texas es ilegal que los niños tengan peinados raros’ – Olivia Locher

'En Hawái no se pueden llevar monedas dentro de la oreja' - Olivia Locher

‘En Hawái no se pueden llevar monedas dentro de la oreja’ – Olivia Locher

Viñetas y animaciones de hombrecillos ‘atrapados’ en la tecnología

Hechos con pocos trazos y con un infinito blanco como fondo, los dibujos de Vincent Broquaire (1986) son preguntas abiertas al espectador.

El artista y diseñador de Estrasburgo (Francia) se permite simplificar el mundo, reducirlo a algo cercano a la nada y zambullir a los hombrecillos de sus viñetas en situaciones de ligera confusión.

Muchas de sus pequeñas creaciones tienen que ver con la mecánica y muchas otras con el lenguaje estéril de la informática: la dinámica de los buscadores de Internet, los comandos y los mensajes a los que nos enfrentamos a diario y forman ya parte de nuestra silenciosa rutina.

'Search something'-  Vincent Broquaire

‘Search something’- Vincent Broquaire

Los personajes de Broquaire viven con un pie en la realidad virtual: tienen que esperar a que la carretera se cargue para seguir conduciendo, rebuscan en el recuadro blanco de un navegador como si se tratara de un baúl desordenado, son capaces de regular la intensidad de su vida en un menú de navegación como si se tratara de la luminosidad de un monitor de ordenador.

En las animaciones (de no más de un par de minutos de duración) experimenta con el movimiento para descubrir esa rutina, con sonidos de ambiente y movimientos pausados de los hombrecillos, que se limitan a realizar tareas entre absurdas y cotidianas. El conductor de una pequeña grúa arrastra la barra de progreso de un vídeo. Un operario vacía un estanque con un botón, se mete en la tierra seca y recoge tres peces; cuando termina con su tarea automática vuelve a llenar el estanque accionando otro mecanismo.

«Trato de encontrar soluciones para problemas que no existen, como si fuera un inventor», dice Vincent Broquaire en una entrevista en la publicación francesa ARTE Creative. «A veces, los inventos resultan ser absurdos o inútiles, pero revelan algo sobre el comportamiento y el funcionamiento de una sociedad».

Helena Celdrán

'Mirror' - Vincent Broquaire

‘Mirror’ – Vincent Broquaire

'Stats' - Vincent Broquaire

‘Stats’ – Vincent Broquaire

'Drawing exit' - Vincent Broquaire

‘Drawing exit’ – Vincent Broquaire

‘El amor duele’, un botiquín de primeros auxilios para la ruptura sentimental

'Love Hurts' - Melanie Chernock -  Foto: Luke Nilsson

Una vela y una caja de cerillas, una pequeña botella de vodka que recuerda al recipiente de un jarabe, una tableta de chocolate negro… El pequeño maletín blanco tiene todo lo que uno necesita para una sesión de autocompasión.

Desde el principio supo que no quería «hacer un kit de la tristeza». Melanie Chernock, diseñadora afincada en Nueva York, propone un acercamiento humorístico a la ruptura sentimental con Love Hurts (El amor duele), un botiquín de primeros auxilios «para los corazones rotos».

El proyecto comenzó como un ejercicio para la escuela de diseño, que pedía a sus alumnos que idearan un cuaderno de actividades. Chernock pensó que sería más interesante «hacer un kit de actividades» y escogió la experiencia del desamor para presentar una serie de productos sencillos «bien empaquetados en un set compacto».

El botiquín contiene —además de la vela y las cerillas, el vodka y el chocolate— caramelos en forma de corazón con mensajes de rabia y consuelo a modo de analgésicos, un bote de jabón líquido para darse un baño de espuma, y los inevitables pañuelos de papel necesarios para todo disgusto.

Además, la diseñadora incluye un CD con una selección de canciones relacionadas con el amor, el desamor, la esperanza y el desconsuelo. Entre el ‘grandes éxitos’ del botiquín están Things Ain’t Like They Used To Be de los Black Keys, Heroes de David Bowie, Piece of My Heart interpretada por Janis Joplin y True Love Will Find You in the End de Daniel Johnston.

Helena Celdrán

Love Hurts - detalle- foto Luke Nilsson

Love Hurts - chocolate - foto Luke Nilsson

Love Hurts - pastillas

Love Hurts - foto Luke Nilsson

Love Hurts - lista de canciones - foto Luke Nilsson

«Amigo no encontrado»: cuando las máquinas son crueles

"Nada que hacer"- "No se pudo encontrar ejemplo de redención" - "la libertad no existe"

«Nada que hacer»- «No se pudo encontrar ejemplo de redención» – «Problemas abriendo editor. Razón: la libertad no existe»

A veces el perfil de una red social, el sistema operativo de tu ordenador o el rótulo electrónico de una autopista de peaje se vuelven existenciales o siniestros sin pretenderlo y comunican mensajes que unen con maestría la condición automática de la máquina con una posible segunda lectura maquiavélica que parece atacarte personalmente.

«Nada que hacer», dice el mensaje de error de descompresión de archivos. «Ninguno de tus amigos puede escucharte», repite la interfaz de un juego en línea. «Teclea un nombre», exige Facebook sobre la foto de uno de los cadáveres ensangrentados de la ilustración de un manuscrito medieval.

Screenshots of Despair (algo así como Capturas de pantalla de desesperación) es un microblog de Tumblr que recopila mensajes de sistemas operativos de ordenadores y otras máquinas que —tal vez sin quererlo, quién sabe— son capaces de causar reacciones perturbadoras en el ser humano.

«Es un blog sobre el espacio que hay entre la gente y las máquinas. También sobre el aislamiento, un poco. También de humor», dice Josh Kimball, creador del blog y (no por casualidad) director ejecutivo de una empresa dedicada a estudios de mercado que sondea el grado de satisfacción del usuario.

Entre los anuncios recopilados, hay muchos referidos a la falta de amigos que, depende de en qué momento se lean, pueden resultar cómicos o extrañamente trascendentales: «Ahora mismo no tienes fans». «Amigo no encontrado». «Cero amigos te dieron cero dólares». «Lo sentimos. Somos incapaces de encontrar el tipo de persona adecuada para ti». Otros, más tétricos, se pueden interpretar como un comentario sobre el cercanoa final de la existencia o su palpable inutilidad: «No hay nada que guardar». «Sustituir toner negro pronto. Vida casi acabada». «Tu tiempo para decidir ha terminado. Pulsa enter para continuar». «¿Quieres eliminar este mundo?».

Helena Celdrán

"Teclea un nombre"

«Teclea un nombre»

'¿Estás seguro de que la gente te reconocerá en esta foto? No parece haber una cara'

‘¿Estás seguro de que la gente te reconocerá en esta foto? No parece haber una cara’

'No puedes cambiar de habilidad porque sólo tienes una'

‘No puedes cambiar de habilidad porque sólo tienes una’

'Ninguno de tus amigos puede escucharte'

‘Ninguno de tus amigos puede escucharte’

'Encontrar amigos. Ningún amigo'

‘Encontrar amigos. Ningún amigo’

No por tener un ‘smartphone’ debes olvidar la etiqueta

No mandes mensajes ni revises tu teléfono mientras hablas con otros

«No mandes mensajes ni revises tu teléfono mientras hablas con otros. Ofrece tu completa atención».

Que los pasajeros evitaran el transporte público en horas puntas (sobre todo las damiselas que volvían cargadas de las tiendas), que los soldados no se sirvieran más de lo que en realidad podían comer, que las señoras se quitaran el aparatoso sombrero en los cines para permitir que desde la fila de atrás se pudiera ver la película, que los obreros durmieran bien antes de enfrentarse a la dura jornada en la fábrica… Los carteles que con frecuencia se encontraban en los lugares públicos en la primera mitad del siglo XX estaban dirigidos a mejorar la educación y la seguridad, fomentar la urbanidad y las buenas maneras en las grandes ciudades europeas y estadounidenses.

Algunos tenían como fin concienciar a la población sobre las restricciones, los tiempos difíciles y la escasez de las posguerras; otros eran simples normas para convivir en armonía o prevenir accidentes. Vistos desde el presente, los pósters indican los problemas menores más cotidianos de cada época, las faltas, las molestias y los peligros frecuentes en los lugares de trabajo y ocio.

Con esa idea en la cabeza, el diseñador estadounidense Ted Slampyak (que basa muchos de sus encargos publicitarios en el lenguaje gráfico de décadas anteriores) ha realizado para el blog sobre «estilos de vida» The Art of Manliness (El arte de la masculinidad) una colección de seis carteles imaginarios que establecen normas de etiqueta para los usuarios de smartphones.

El problema es palpable: muchos no tienen reparos en mirar la pantalla del teléfono para comprobar si hay nuevos mensajes o correos mientras mantienen una conversación con una persona real. Otros tantos comunican rupturas sentimentales con la impunidad de un SMS o mantienen en un espacio reducido (ascensores, salas de espera, autobuses) conversaciones que no interesan a nadie.

Slampyak se inspira en carteles de la década de los cuarenta a los sesenta. Los protagonistas de las escenas son hombres trajeados y de cortes de pelo clásicos, pero los mensajes pretenden actualizar los buenos modales de los que muchos se olvidan al engancharse al móvil y vivir con más seriedad las relaciones personales a distancia que las del entorno tangible.

Helena Celdrán

Baja la voz cuando hables en público y manten la conversación el menor tiempo posible.

Baja la voz cuando hables en público y manten la conversación el menor tiempo posible.

Minimiza las conversaciones en espacios públicos cerrados (ascensores, buses, aviones etc.). No des la lata a una audiencia cautiva

Minimiza las conversaciones en espacios públicos cerrados (ascensores, buses, aviones etc.). No des la lata a una audiencia cautiva.

Da noticias importantes por teléfono o en persona. 'Textear' es de cobardes

Da noticias importantes por teléfono o en persona. ‘Textear’ es de cobardes

Apaga el teléfono durante películas, clases, reuniones, comidas, servicios religiosos etc. No arruines la experiencia a otros.

Apaga el teléfono durante películas, clases, reuniones, comidas, servicios religiosos etc. No arruines la experiencia a otros.

 

No elijas un tono hortera, detestable o vulgar. Mantente con clase.

No elijas un tono hortera, detestable o vulgar. Mantente con clase.

Viñetas de animales que despiertan una sonrisa

Una de las microhistorias de Liz Climo

Una de las microhistorias de Liz Climo

Una colección de osos, ratas, conejos, pingüinos, mofetas, nutrias, osos hormigueros y algún que otro dinosaurio protagonizan microhistorias que no superan las tres viñetas. Los paisajes apenas existen y la relación entre ellos es pura, casi infantil. A pesar de la sencillez, el universo sencillo de Liz Climo es acogedor y atractivo.

La artista estadounidense trabaja como diseñadora y revisa storyboards en el departamento de animación de Los Simpson, la serie de dibujos animados más popular y longeva de la televisión. Hi, I’m Liz (Hola, soy Liz) es su microblog personal, una vía de escape creativa con la que se sacude las obligaciones laborales.

En las formas redondeadas, los ojos diminutos y las expresiones serias pero bondadosas se adivina el rastro de Jean de Brunhoff (1899-1937), creador del elefante Babar. Las situaciones y las mininarraciones tienen un carácter naíf de libro infantil, que sin embargo también conmueve a un adulto. La serpiente que se comió un bastón de caramelo, el puercoespín que quería un gorro hecho de globos, el pingüino que juega a piedra papel o tijera y sólo puede sacar papel… Cada personaje daría para protagonizar una narrativa por sí mismo. Climo se fija en la cualidades de cada especie para introducirlas en las costumbres humanas sin resultar cursi y logrando una leve sonrisa en el espectador, que inevitablemente regresará a por más cuando haya leído todas las viñetas.

Helena Celdrán

'Las tijeras pueden con el papel. He vuelto a ganar' '¿Podemos jugar a otra cosa?'

Oso: «Las tijeras pueden con el papel. He vuelto a ganar». Pingüino: «¿Podemos jugar a otra cosa?»

 

"¡Uy! Me he debido dormir cuando comía mi ensalada"

«¡Uy! Me he debido dormir cuando me comía mi ensalada»

'Breaking Baaad'

‘Breaking Baaad’

"Te has comido otro bastón de caramelo ¿verdad?"

«Te has comido otro bastón de caramelo ¿verdad?»

Gifs animados de los ‘desastres’ en los anuncios del teletienda

Son imágenes de fracaso, de terror doméstico, de desgracia inevitable. Todo eso tiene solución, nos dicen los anuncios, con los productos de televenta que nos ofrecen a continuación de mostrar lo que parece poder pasarnos en cualquier momento. Una escobilla rotatoria, una faja-sauna, una mesa ajustable al sofá que impida que me tenga que levantar nunca más… Deme lo que sea, por favor.

Esta semana traigo a nuestra sección semanal de Artefactos una colección de gifs animados que se ensañan en el bucle  del derrame de líquidos, las caídas y las luchas contra los objetos imperfectos que nos amargan la vida.

La Coca-cola (de marca blanca, para no herir susceptibilidades) no sólo se cae, se revuelca en el teclado del ordenador. El niño de la hamburguesa aprieta el pan y antes de que pueda probar bocado, un caudal incontrolable de ketchup y mostaza acaba con el uniforme escolar. En la acción de coger el mando, un hombre tira de la mesa el enorme bol de ganchitos con los que iba a acompañar la experiencia televisiva: la víctima eleva ligeramente los brazos y mira al cielo como pidiéndole explicaciones a dios por su crueldad gratuita.

La recopilación, alojada en Imgur (un servicio de alojamiento de imágenes atestado de chistes y virales) tiene 35 cautivadores gifs de las que, al final, son las mejores escenas de todo anuncio de teletienda que se precie.

Helena Celdrán

‘Siento haber escrito mal tu tatuaje. No soy lo que se dice un detallista’

'Siento haber escrito mal tu tatuaje. No soy lo que se dice un detallista'

‘Siento haber escrito mal tu tatuaje. No soy lo que se dice un detallista’

«Perdona por verter una botella de vodka en tu acuario. No sé qué me dio». La frase, escrita sobre papel cuadriculado, tiene un tachón, diferentes tipos de letra y trozos de papel pegados. Junto a ella figura el retrato de un hombre trajeado —de mediana edad y con un amago de sonrisa en el rostro— que parece ser el autor de la hazaña.

Apology Drawings (Dibujos-disculpa), de David Fullarton, es una colección de sencillas ilustraciones hechas en hojas de cuaderno, viejos folios, trozos de cartón, sobres marrones y otras reliquias propias del contenedor azul de reciclaje.

Los retratos realistas de personajes imaginarios de todas las edades están acompañados por un breve texto  en el que se lee una pobre justificación, la excusa barata que casi es mejor no inventar: «Siento haberme reído cuando a tu gato lo atropelló un camión. Es que no soy de animales». «Siento haberte traicionado. El poder y la riqueza me intoxicaron momentáneamente».

Inició la colección de dibujos-disculpa hace un año. A veces, entre los personajes ficticios, se le escapan reminiscencias con algún político o conocido. Fullarton se ríe con sarcasmo de la conducta humana, de las torpezas cotidianas y los fallos garrafales.

El artista escocés residente en San Francisco (EE UU) encuentra la belleza «en las maneras en que la gente se las ingenia para encontrar alegría y significado en las minucias». En sus cuadernos de apuntes anota frases, palabras que escucha en cualquier lugar, el texto de un cartel publicitario… Todo sirve para inventar una conducta errónea extravagante que requiera una justificación más absurda todavía.

Helena Celdrán

'Siento haberme fugado con el hombre que hacía de Buzz Lightyear en el espectáculo de 'Disney sobre hielo'. No pude resistir el atractivo de su fama'

‘Siento haberme fugado con el hombre que hacía de Buzz Lightyear en el espectáculo de ‘Disney sobre hielo’. No pude resistir el atractivo de su fama’

'Siento haberte traicionado. El poder y la riqueza me intoxicaron momentáneamente'

‘Siento haberte traicionado. El poder y la riqueza me intoxicaron momentáneamente’

'Siento haber vendido tu colección de sellos en Ebay. Necesitaba dinero para financiar mi lujoso estilo de vida'

‘Siento haber vendido tu colección de sellos en Ebay. Necesitaba dinero para financiar mi lujoso estilo de vida’