Entradas etiquetadas como ‘Grecia’

El refugio de Ikea para migrantes, mejor diseño del año

Better Shelter - Foto: © Jonas Nyström

Better Shelter – Foto: © Jonas Nyström

El Museo de Diseño de Londres acaba de conceder el premio al mejor producto del año al refugio para migrantes, desplazados o solicitantes de asilo Better Shelter, una estructura digna y barata que sirve como estancia temporal. El refugio, diseñado por una empresa montada por la Fundación Ikea y apoyada por ACNUR, el comisionado de Naciones Unidas para los refugiados, ya está en uso en lugares como el campamento de tránsito de la isla griega de Lesbos.

Con un coste por unidad de unos 1.250 dólares, está montado sobre un marco de acero robusto revestido con paneles aislantes de polipropileno. Tiene un panel solar en el techo que proporciona cuatro horas de luz eléctrica y permite la carga de teléfonos móviles a través de puerto del USB, toma de tierra, una lámpara y candado para cerrar la puerta por fuera o desde dentro.

Firmemente ancladas al suelo, las paredes de Better Shelter son a prueba de puñaladas, dado que los refugios puden estar instalados en lugares donde la violencia, sobre todo de género, es notable.

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¿Es este el cuadro más atroz de la historia?

'Castigo de Marsias' - Tiziano, c. 1570-1576 - Foto: Creative Commons

‘Castigo de Marsias’ – Tiziano, c. 1570-1576 – Foto: Creative Commons

Al sátiro Marsias, mitad hombre y mitad carnero, le perdió el orgullo. Era un sobrado y, según cuenta Ovidio, se creía el más dotado tocando el aulós, la flauta doble. Decían que había encontrado el instrumento en el suelo, donde lo había dejado su inventora, Atenea, acomplejada porque los demás dioses se burlaban de ella por la manera exagerada en que hinchaba las mejillas al tocar.

Era tal el tamaño de la arrogancia del sátiro que retó a un duelo musical a Apolo, dios de muchas dotes —representaba la verdad, la purificación, las habilidades artísticas, la divina distancia y la humildad y era el patrón de la música y la poesía—. Después de Zeus, era la deidad más venerada en el poblado panteón de la antigüedad clásica.

El envite entre ambos rivales se celebró bajo la premisa de que el ganador establecería el castigo para el perdedor. Serían jurado las musas. La más detallada de las versiones indica que Marsias tocó mejor que Apolo, que eligió la lira, pero el dios decidió entonces dar una lección de modestia al rival por su hibris —impulso irracional que empuja hacia la desmesura— y tocó la misma melodía pero esta vez con la doble flauta colocada al reves. Las musas nombraron a Apolo vencedor.

La tragedia del castigo fue escenificada en una cueva cercana y es el tema del óleo más crudo y atroz de la historia del arte.

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Neptuno con manguitos y Venus con bikini: óleos que ponen a prueba el icono

'Status update' - Matthew Quick - Foto: matthewquick.com.au

‘Status update’ – Matthew Quick – Foto: matthewquick.com.au

«En una era en que la sandez y la celebridad son consideradas al mismo nivel que el logro real, es interesante reflexionar sobre cómo serán los monumentos del futuro. Esta es mi propuesta», dice Matthew Quick (Adelaida – Australia, 1967) en un texto que acompaña a uno de sus óleos. En la pintura, un pato de goma copa una columna romana con filigranas también doradas, un exhibidor clásico para una banalidad pop.

Al artista plástico le gusta tirar de la palabra y es amigo de las enumeraciones y la sobrecarga de información cuando resume su trayectoria. Uno de los creadores clave del actual panorama artístico australiano, en el apartado biográfico de su página web y en entrevistas recientes revela que ha tenido tiempo para escribir un libro de relatos cortos, ha sido director de arte, diseñador interior, fotógrafo, publicista, profesor universitario… Ha vivido en el Reino Unido, Portugal y Malasia. Entre medias, con treinta y tantos años, batalló contra un cáncer y venció cuando los médicos le pronosticaban cinco años de vida.

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‘Debate’, una sátira sobre el lenguaje vacío de los políticos

En la Atenas del siglo V antes de la era común, en uno de los más esplendorosos periodos de Grecia, se inventó la democracia. Aunque se pone en duda que los atenienses fueran los primeros demócratas, instauraron un sistema sólido en el que no primaba el poder económico, con cargos asignados por sorteo (ya que unas elecciones beneficiarían a los ricos y famosos) y que implicaba a un alto porcentaje de los habitantes de la ciudad-estado griega.

Dos milenios y medio después, en una sala desangelada, un par de maniquíes encorbatados discuten entre ellos. En lugar de cabezas tienen polígonos que se iluminan cuando emiten pitidos. Esa es su manera de hablar, se empeñan en imponer sobre el contrario el pitido de su tono y la conversación, para cualquier humano que los observe, se vuelve aburrida para pronto ser insoportable y tener que abandonar la sala. «En lugar de mantener un diálogo constructivo para promover ideas y soluciones, (…) gastan su energía discutiendo entre ellos», explica el autor de la instalación.

Es un signo de los tiempos que el artista griego Georgios Cherouvim haya nacido en Atenas. El autor construye en sus trabajos «una representación visual» de lo social y lo político y explora cómo los «comportamientos sociales comunes y las ideologías nos han puesto en contra del medio ambiente y de nosotros mismos».

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Matthew Simmonds, escultor de ruinas y templos

© Matthew Simmonds

Foto: © Matthew Simmonds

Las rocas se abren como cofres secretos. De «la piedra sólida» surgen esculturas como «mundos internos», estancias que podrían pertenecer a catacumbas, templos romanos, mausoleos, catedrales…

Licenciado en Historia del Arte, el británico Matthew Simmonds se especializó en arte y arquitectura de la Edad Media. Su inclinación por la historia trasluce en cada pieza que esculpe: columnas dóricas de la Grecia antigua, tímpanos de estilo románico, bóvedas de crucería típicas del gótico…

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Las ‘bombas’ inofensivas que nunca querrías tener en tu maleta

'Bomb #1' - Petros Efstathiadis

‘Bomb #1’ – Petros Efstathiadis

Un poco de cinta americana, un par de cables y un aparato de mecanismo sencillo son suficientes para infundir sospecha y terror. Habitamos un mundo que nos enseña a temer y a aceptamos con fatalidad los controles en aeropuertos, edificios oficiales, museos… Mientras pasas por el arco de metales y te cachean, te esfuerzas por parecer dócil, debes demostrar lo antes posible que eres inocente.

Aunque no podrían ser más inofensivas, las bombas de Petros Efstathiadis son lo último que uno querría tener en la maleta. Bombs se expone hasta el 31 de julio en el museo Benaki de Atenas como parte de la edición de este año del APhF (Festival de Fotografía de Atenas). Desde la organización del festival describen la colección de fotos de los artilugios como «conceptos de bomba» y los comparan con «juguetes infantiles», imitaciones que emulan la guerra y el terror del mundo adulto.

'Bomb #2' - Petros Efstathiadis

‘Bomb #2’ – Petros Efstathiadis

Usa cacharrería que encuentra en Liparo Pellas, el remoto pueblo griego en el que vive y que usa de telón de fondo de todos sus proyectos. Al norte del país —pegado a Macedonia— de menos de 500 habitantes y englobada en la región en el que nació Alejandro Magno, el pueblo lo inspira a crear a partir de lo casero, a reinterpretar un paisaje rural que se resiste a cualquier cambio.

El artista y fotógrafo griego pega y ata objetos que nada tienen que ver unos con otros: una pastilla de jabón, monedas unidas con celo, una calculadora, una escoba, un compás, pinzas para tender la ropa… En la primera mitad del siglo XX, la combinación se habría clasificado como arte surrealista; en el presente, la paranoia global transforma las obras en posibles explosivos terroristas.

Helena Celdrán

'Bomb #5' - Petros Efstathiadis

‘Bomb #5’ – Petros Efstathiadis

'Bomb #4' - Petros Efstathiadis

‘Bomb #4’ – Petros Efstathiadis

'Bomb #7' - Petros Efstathiadis

‘Bomb #7’ – Petros Efstathiadis

'Bomb #8' - Petros Efstathiadis

‘Bomb #8’ – Petros Efstathiadis

Fotógrafos griegos hablan desde el ‘subpaís’

Barricaded Building © Yiannis Hadjiaslanis

Barricaded Building © Yiannis Hadjiaslanis

Acaso nada cumpla con tanta exactitud como esta foto la tarea de explicar qué pasa en Grecia, ese subpaís, colonia de la troika, laboratorio neoliberal con ciudadanos-cobaya.

Edificio parapetado, se titula la foto. Parece un dogma de obligado cumplimiento y lo es: se trata de la antigua sede del Ministerio de Educación, hoy evacuada y tabicada, achabolada. El inmueble es propiedad de la iglesia. El Estado no tiene dinero para el alquiler y la iglesia es una casera como cualquier otra: sin caridad.

Desde que el zumbido mediático sobre Grecia ha dejado de ser de altísima intensidad, sabemos esto y aquello: los suicidios aumentaron un 43% en los últimos seis años; la televisión pública fue cerrada aunque emite (nadie cobra), pero seis clanes mandan en los cinco canales privados —por supuesto, protroika y, en algún caso, cercanos a Amanecer Dorado, el partido nazi—; movilizan forzosamente a los docentes; los usureros se frotan las manos en Berlín: los rescates (asistencia financiera, les llaman) suman 240.000 millones

Tratando de captar los sentimientos de angustia, el abandono y la decadencia, he elegido fotografiar durante la noche. Los edificios públicos, estatuas, parques, los símbolos de la ciudad adquieren un carácter que refleja con mayor claridad su estado actual y su significado.

El fotógrafo Yiannis Hadjiaslanis (1974) ve su país a oscuras. En After Dark (Tras la oscuridad) muestra la que quizá sea la forma más adecuada para ver Atenas: con nocturnidad, con la luz negra para guiarnos. El reportero comparte su narrativa:

Una estatua de un Sátiro mítico, medio hombre medio cabra se levanta sobre un arbusto en los Jardines Nacionales con una sonrisa siniestra. Un circuito cerrado de televisión vigila la entrada del Museo Arqueológico, un lugar de reunión de yonquis (…) Una bolsa de plástico llena de pan colocada en el exterior de la Sociedad Arqueológica, donde ahora residen personas sin hogar.

© Yiannis Hadjiaslanis

© Yiannis Hadjiaslanis

© Panos Kokkinias

© Panos Kokkinias

Panos Kokkinias (1965) responde a la incertidumbre y la rabia con un trabajo antiturístico: Leave Your Myth in Greece (Deja tu mito en Grecia), una colección de cartelería absurda para un país donde ya no queda hueco para el sentido del humor, el esmeralda del Jónico, la vagancia por la arcadia…

En mi trabajo trato de abordar lo que es más importante en mi vida. Por consiguiente era imposible ignorar la crisis, ya que ha afectado a mi vida, mi familia y mi país. Esta serie es mi primera reacción a la crisis, un esfuerzo para poner en imágenes el estado actual de la mente y el alma, una manera de entender lo que está pasando. Es un intento de ver dónde estamos y hacia dónde vamos desde aquí.

El fotógrafo padece la misma desubicación del hombre vestido de ejecutivo ante los restos de un templo y con la humeante central térmica en segundo plano. Una crisis de ansiedad, una pestilencia repentina, un cuadro clínico de shock…, cualquier cosa es posible excepto la risa.

Man With Apples © Petros Efstathiadis

Man With Apples © Petros Efstathiadis

El Hombre con manzanas de Petros Efstathiadis (1982) está apartado del mundo por un retal de plástico. No es poca cosa: el pueblo montañoso y casi balcánico en el que nació y creció el fotógrafo sabe bien que las fronteras, sean del material que sean, son difíciles de evadir porque son absurdas y a veces están en la mente de los hombres.

La idea de Grecia de cielos azules, arenales con playas y gente feliz, todos esos clichés, no son el corazón de este país.

Irracional. Así es la nación lejana que retrata este reportero de la demencia. Un infrapaís dentro de un subpaís.

Fluttering Curtains © Petros Kloubis

Fluttering Curtains © Petros Koublis

 Petros Koublis (1981) narra en Lamenta la «soledad de los suburbios» y la «colisión» entre los símbolos domésticos —unas cortinas, una lancha abandonada, un jardín asilvestrado…— y la crisis aún más honda de las ciudades, donde nada es posible, ni siquiera la apariencia de normalidad.

El choque entre dos espacios diferentes, lo urbano contra lo natural, crea un nuevo espacio intermedio, donde la naturaleza parece derrumbarse a la misma velocidad que nuestras ciudades en crisis. Pero también es la colisión entre dos tipos diferentes de tiempo, del centro contra los bordes, la creación de un nuevo tiempo paralelo.

© Dimitris Michalakis

© Dimitris Michalakis

Finalmente, sobre el negro paño de una casa de compraventa, las fundas de oro que una vez recubrieron tres molares de un ciudadano griego. El fotógrafo, Dimitris Michalakis (1977), encabeza Burnout (Agotamiento), con una declaración que deberíamos memorizar o, si la memoria no nos alcanza, reproducir en loop en algún gadget fabricado por los esclavos chinos de Silicon Valley.

  • El 20% de la población griega vive por debajo del umbral de la pobreza.
  • El desempleo juvenil oficial (entre 15 y 24 años) es del 50%.
  • 180.000 empresas, especialmente pequeñas y medianas, han cerrado cada año por la reticencia de los bancos a conceder créditos.
  • Las únicas empresas realmente florecientes son las tiendas de compra de oro.
  • Recortes drásticos en el gasto público han desmantelado las instituciones del Estado de bienestar y han llevado a la marginación de los estratos sociales más vulnerables.
  • Se ha producido un aumento del 25% en el número de personas sin hogar.
  • La Archidiocesis de Atenas distribuye 10.000 comidas cada día.
  • Se han dado casos de niños que se desmayan en las aulas por desnutrición.
Captura de la web depressionera.org

Captura de la web depressionera.org

El colectivo Depression Era, con una treintena de artistas y creadores implicados, aventura que no hay final feliz posible. Su manifiesto, escrito con el arrebato al que tiene derecho un subciudadano griego, dice:

Con ojos claros en el aire borroso nos ponemos a ello, sin mirar nunca más hacia el futuro, hacia el progreso, hacia la idea de crecimiento, pero juntos, con la cabeza alta aunque rota, más allá del ruido blanco de las manifestaciones porno, el shopping, el nuevo feudalismo, los reportajes de hashtags, el desastre de los media, la parálisis del análisis, el urbanismo de Photoshop y la crisis constante, a caballo entre la línea roja de una Europa dividida, construyendo un arca de imágenes y textos (un mosaico de lentes: una antipantalla, un museo-acera, una ventana de lo por venir) mientras Occidente se hunde en nuestra Era de la Depresión.

Volvamos a Grecia. También nosotros somos subpaís.

Jose Ángel González

David Ligare podría haber nacido en Italia hace muchos siglos

Symi (Thrown Drapery) - David Ligare

Symi (Thrown Drapery) - David Ligare

«Saber algo no es lo mismo que saberlo todo. Platón ridiculiza a la persona que dice tener todo el conocimiento, pero venera al que lo busca«, dice David Ligare.

Grandes templos del arte como el MoMa de Nueva York, el museo Thyssen o la galería Uffizi de Florencia atesoran sus cuadros.

Pertenece a una especie de artistas que no están de moda: reflexivo y pausado en sus declaraciones, admirador de las teorías de Pitágoras y la filosofía de Platón, estudioso de la percepción humana de la realidad…

La luz azulada del mar, el vino, la fruta, la ropa blanca. Todo resulta conocido y reconfortante en sus óleos.

Las pinturas son mediterráneas en el mejor sentido: por favor, olviden por un momento que el mar Mediterráneo es ya un caldo al borde de la esterilidad y el no-retorno. Acuérdense de lo que representa, de la historia que contiene, de cómo son los países que hay a su alrededor, de los cítricos, de la música, del oleaje pausado.

Aquiles y el cuerpo de Patroclo - David Ligare

Aquiles y el cuerpo de Patroclo - David Ligare

David Ligare (Illinois-EE UU, 1945) podría haber nacido en Italia hace muchos siglos.

Descubro con sorpresa que es del Medio Oeste americano. Aunque ahora vive en la costa californiana, nunca diría que las escenas de sus óleos se desarrollan allí. Eso sería un robo de identidad. Prefiero pensar que es un artista reencarnado en otro artista.

Dibuja paisajes de quietud y ruinas romanas, se atreve con temas mitológicos de la Grecia Clásica y no tiene reparos en hacer  bodegones.

Su libertad artística pasa por encima de las modas y las supuestas originalidades: «Las expresiones personales  y el estilo son importantes para un artista, pero siempre me interesó más cómo vemos -lo que llamo análisis de la percepción– y los significados potenciales que tienen los objetos que dibujo».

Naturaleza muerta con cactus y naranjas - David Ligare

Naturaleza muerta con cactus y naranjas - David Ligare

Considera la luz del Sol el pilar de su obra y se confiesa admirador de las «horas doradas del atardecer».

En sus bodegones los fondos no son oscuros ni neutros, sino que invita a la luz solar a colarse en los objetos que retrata: «El Sol Siempre ha sido símbolo del conocimiento radical. En su famosa alegoría de la caverna, Platón lo llama ‘el guardián de todo en el mundo visible’. La luz eléctrica o la que entra por la ventana, tiene un aspecto condicional. La del Sol es específica».

Helena Celdrán

¿Saben lo que hacen cuando dan a Cohen el Príncipe de Asturias?

Leonard Cohen

Leonard Cohen

¿Sabían lo que hacían Luis María Ansón Anson,  J. J. Armas Marcelo, Carmen Caffarel Serra, Fernando Sánchez Dragó, Víctor García de la Concha y algunos otros con menos alcurnia pero similar nómina cuando hace unas semanas concedieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras?

Lo pregunto porque buena parte de los citados parece no saber lo que está haciendo casi nunca (pese a las nóminas, que deberían garantizar cierta dedicación al oficio de residir en el mundo).

El acta del jurado acojona, la verdad.

«Por una obra literaria que ha influido en tres generaciones de todo el mundo, a través de la creación de un imaginario sentimental en el que la poesía y la música se funden en un valor inalterable. El paso del tiempo, las relaciones amorosas, la tradición mística de Oriente y Occidente y la vida contada como una balada interminable configuran una obra identificada con unos momentos de cambio decisivo a finales del siglo XX y principios del XXI».

«La vida contada como una balada interminable». Tremendo titular. Acaso Sánchez Dragó y Ansón Anson hayan utilizado sus reconocidas artes periodísticas para componerlo. No veo la mano de Cafferel. Lo suyo es la polka de la sopa boba.

Leonard Cohen, 1975

Leonard Cohen, 1975

Retorno al inicio, que me pierdo. ¿Sabían lo que hacían al conceder a Leonard Cohen el galardón?

Uno recorre la lista de premiados en la categoría de Letras y se encuentra con el más correcto de los elencos: escritores que entendían la heterodoxia como el arte de tirarse pedos por cualquier orificio corporal (Cela), la práxis como la práctica de vilipendiar al vecino (Umbral) o el desarrollo de las tramas como un ejercicio de copismo hipster (Auster).

Ya sé: ahí está Rulfo, el gran Don Juan, pero parece tan solito como si estuviera en el cementerio de Comala. Entre muertos (algunos, muertos en vida).

Cohen es un animal. Habla de vaginas y sexo anal, de hombres que se comportan como hienas y mujeres que piden precisamente eso, de profetas ensangrentados y reyes asesinados…

La «balada interminable» mola como titular poético, pero de informativo no tiene un pelo. Cohen es un macho dominante, un tipo incorrecto, un poeta de vísceras… El tiempo le ha domesticado, es cierto, pero las obras no entienden de relojes y siguen siendo tan lúcidamente groseras como siempre.

¿Sabían lo que hacían los señores del jurado de la Fundación Príncipe de Asturias (cuyo patronato, por cierto, congrega a la crema de la crema de la indignidad señalada con acierto por el 15-M)?

Hay dos formas de verlo.Uno: sí, sabían lo que hacían, y han sido valientes como un inmigrante de patera al lanzarse a la mar brava para llegar a Europa antes de que manden a Schengen al demonio.

Dos: no tenían ni idea y actuaron al dictado. ¿De quién? No lo sé. Nunca llegaré a saberlo. Las cosas palaciegas son tan nebulosas como la mirada de Doña Letizia.

La ocasión pide un Cotilleando a… Leonard Cohen. Se lo merece como antesala a su visita a Oviedo en otoño para recoger los 50.000 euros del real premio, el pin para la solapa, la estatuilla amorfa de Joan Miró y compartir un choca esos cinco del rumboso mecenas de las artes Felipe de Borbón.

1. Leonard por tradición. Se llama Leonard Norman Cohen. Nace a las siete menos cuarto de la mañana del 21 de septiembre de 1934 en Montreal (Canadá). A su familia materna le gustaba que los nombres de los varones empezasen con la letra ele. El bisabuelo, Lazarus. El abuelo, Lyon. Ambas ramas de la familia eran judías. La madre, Masha, había nacido en Lituania. Era enfermera. El padre, Nathan, combatió en la I Guerra Mundial, cultivó la melancolía e hizo una pequeña fortuna con la empresa textil de la familia. «Moriré pronto. No veré el Bar Mitzvah de Leonard«, pronostrica con acierto. Fallece en 1944, a los 52 años. El hijo no ha cumplido diez.

2. Tinkie. El mejor amigo de Cohen durante sus primeros 15 años de vida es su perro, el terrier escocés Tinkie. Una noche, cuando el perro tenía 13 años, rasca la puerta, pidiendo salir al parque Murray Hill, enfrente de casa. Nunca regresa. Cohen está convencido de que se fue de casa para morir en una soledad sin lágrimas humanas.

Expediente universitario de García Lorca

Expediente universitario de García Lorca

3.Vela y oración. La familia es cien por cien kosher. El abuelo materno, que vive pared con pared con Leonard, es un rabino especialista en estudios gramaticales talmúdicos. Al niño le gustan la escuela de hebreo y la sinagoga. «Las velas, las oraciones, el ritual…», recordará años después, con muchos puntos suspensivos -como siempre que habla del judaísmo-. En la casa hay dinero suficiente para pagar los salarios de un chófer-jardinero (negro) y una nanny (irlandesa). Es obligatorio cenar de traje y corbata.

4. Gacela. Cúbreme por la aurora con un velo, / porque me arrojará puñados de hormigas / y moja con agua dura mis zapatos / para que resbale la pinza de su alacrán. Cuando el adolescente Cohen (14) lee Gacela de la muerte oscura siente que un arado le abre un surco en el pecho. Federico García Lorca se le mete en la herida y la emponzoña. El niño, iluminado, decide ser poeta. «Nunca dejé el mundo de Lorca», declaró hace pocos años.

5. Guitarrista suicida. Un año más tarde quiere aprender a tocar flamenco. Un emigrante español que vive  en Montreal le da cuatro o cinco clases. Cuando Cohen aparece para recibir la sexta le informan que el guitarrista se ha suicidado.

"Let Us Compare Mythologies", primera edición

"Let Us Compare Mythologies", primera edición

6. Voz de arena. El primer libro (44 poemas, 58 páginas) es publicado en 1956 en una pequeña editorial de Montreal. Let Us Compare Mythologies alcanza categoría de éxito local: 500 ejemplares vendidos en un año.  La voz de arena empieza a tomar forma: Cuando los jóvenes cristianos me contaron / Como clavamos a Jesús / Como una adorable mariposa contra la madera. Cohen dedica el libro a su padre. Está publicado en España por Visor, la editorial que creyó en el valor literario del canadiense mucho antes de las verbenas.

7. On the road. Viaja astralmente (peyote, LSD, hongos) y sobre el terreno: visita Nueva York y se queda a vivir unos meses. No necesitaba trabajar: su padre le había dejado en un estipendio anual vitalicio de 750 dólares. Gana una beca del gobierno canadiense para jóvenes literatos (3.000) y se va a Londres «a escribir». Hace demasiado frío y decide moverse hacia el Este. Se establece en la isla griega Hydra, poblada por bohemios nómadas. Conoce al primer gran amor de su vida, la noruega Marianne Ihlen, casada con el escritor Axel Jensen. Los tres viven juntos en una relación abierta. Cohen compra una casa por cuatro perras, se dedica a fatigar la Olivetti portátil con poemas y algo que podría ser una novela y toca la guitarra y canta todas las noches para los amigos. El farmacéutico le vende sin problemas Maxitom y Mandrax, una anfetamina y un sedante-hipnótico. Combina la subida con la bajada, como si quisiera anular ambas. Marianne es más epicúrea. «Tomábamos el sol, nos tumbábamos al sol, nos bañábamos, escuchábamos música, bebíamos, hablábamos… Paseábamos a caballo y hacíamos el amor (…) Durante cinco años me permití un único lujo: no usar zapatos ni un sólo día», dijo años más tarde en una entrevista. Cohen y Marianne lo dejaron sin despecho en 1966. El le dedicó una hermosa canción de despedida.

Foto de pasaporte de Marianne

Foto de pasaporte de Marianne

8. Entre castristas. En 1961 tiene que regresar de Hydra a Canadá para renegociar la beca que le permitía vivir. Las editoriales rechazan el manuscrito de su primera novela. Se desespera y se monta en un avión hacia La Habana. Va vestido de verde oliva y se deja barba. Quiere apoyar a la naciente revolución castrista. En el ambiente de paranoia de la isla (EE UU acaba de decretar el embargo), la policía política le detiene y le deportan a Montreal después de varios días en un calabozo. «Creí que aquello iba ser como mi Guerra Civil Española. Fue una estúpidez romántica», explicó años después.

9. El escritor (y el speed). Entre 1961 y 1966, consumiendo con arrebato anfetaminas, edita sus mejores libros: los poemarios The Spice Box of Earth (La caja de las especias de la tierra) y Flowers for Hitler (Flores para Hitler) y las novelas The Favourite Game (El juego favorito) y Beautiful Losers (Los hermosos vencidos, descatalogado en España). Quien no los haya leído se pierde una de las obras básicas de la literatura del siglo XX. Existe un curioso y poco conocido documental que muestra a Cohen en su quinquenio dorado. No volvió a escribir nada decente. Tampoco volvió a tomar speed con tanta fruición. Se pasó al vodka.

Suzanne Verdal

Suzanne Verdal

10. Habitante de un póster nazi. En 1967 se establece en Nueva York (aunque su destino inicial y desatinado era Nashville, la capital del country and western estadounidense). Se prenda de la Diosa de la Tragedia, Nico, la corrupta modelo alemana que intenta hacer carrera como cantante con la Velvet Underground. Viven un tórrido y complicado romance. «Parece la habitante de un póster nazi», dice él. Ella le desprecia («¿33 años? Eres demasiado viejo») y prefiere al epatante Iggy Pop o al imberbe Jackson Browne. Cohen compone letanías de pérdida y erecciones no reparadas en el Hotel Chelsea, hogar de los villanos.

11. A ciegas. Se embarca en un amor platónico e imposible con Suzzane Verdal, una canadiense casada. Le escribe una canción: Y quieres viajar con ella, / Y quieres viajar a ciegas. Es el primer éxito de Cohen como músico, pero a través de la versión de almíbar de la pieza que hace Judy Collins.

12. Tres discos. Bajo el padrinazgo del productor y cazatalentos John H. Hammond (descubridor de Billie Holyday, Aretha Franklin, Bob Dylan, Bruce Springsteen y muchos más) graba sus mejores discos, los tres primeros, Songs of Leonard Cohen (1967), Songs from a Room (1969) y Songs of Love and Hate (1971). Nunca los superará y aún vive a costa de ellos. Alguna vez escribí en 20 minutos que, «fluyentes de semen y flujo vaginal», están llenos de canciones elementales que «pueden llevarte a la muerte, aconsejarte cómo ser un buen padre, convencerte de que todo hijo es un traidor…». Todos le admiran. «Si no fuese yo, quisiera ser Leonard Cohen”, dice Dios Dylan.

13. Sionista. Llama bastante la atención la premura de alguno de los organismos cercanos a la Embajada de Israel en España en ponerse la medalla del Premio Príncipe de Asturias como si fuese suya. No es extraño. Cohen es de los pocos artistas pop que siguen tocando en Israel pese al boicot artístico internacional y el alto stablisment sionista no olvida el apoyo del cantante a los soldados («mis hermanos luchando en el desierto», les llamó antes de componer en su honor la canción Lover Lover Lover: Que el espíritu de esta canción / Sea un escudo contra el enemigo) ante los que actuó durante la Guerra de Yom Kipur de 1973, escenario de un encuentro que el músico no quiere comentar: las copas de coñac que compartió con Ariel Sharon, entonces general y luego promotor de matanzas.

"Death Of A Ladie's Man"

"Death Of A Ladies' Man"

14. Productor con pistola. Para el disco Death of a Ladies’ Man (1978) Cohen contrata al productor Phil Spector, que habita en las montañas de la locura y se empeña, pistola en mano, a imponer sus arreglos catedralicios. Cohen se desentiende de la promoción del álbum, pero algunas de las canciones (Iodine, por ejemplo) son hermosísimas. La aberración es Don’t Go Home With Your Hard-On (No vayas a casa con una erección), una especie de calipso de fraternidad universitaria donde hacen coros Bob Dylan y Allen Ginsberg. La mujer morena de la portada, a la derecha, es Suzzane Elrod, madre de los dos hijos de Cohen: Adam (1972) y Lorca (1974). Ya se imaginan por qué se llama así la segunda.

15. Señor de la droga. En 1986, Cohen actúa en un capítulo de Miami Vice. Interpreta a un capo de las drogas. Cuándo le preguntaron por qué dijo que la serie le encantaba a sus hijos.

16. Leonardo Silencio. En 1994 se retira del mundo durante cinco años para aprender zen. Alcanza el grado de monje y tomó el nombre de Jikan (Silencio).

17. Mujeriego. Ha estado liado con la fotógrafa francesa Dominique Issermann, la retratista de confianza de Carla Bruni; la actriz Rebecca De Mornay (la mala de La mano que mece la cuna), y la cantante Anjani Thomas.

En penumbra

En penumbra

18. Entre polacos. En Polonia le consideran una especie de Mesías. Es quizá el país, junto con Israel, donde más le veneran. En 1981, cuando tocó por primera vez en el país, se presentó ante la multitud diciendo: «No me merezco tanto. Sólo soy un cantante un poco mejor que Hitler«.

19. La gran biblioteca. Quien desee indagar en cualquier matiz de la carrera y la vida de Cohen debe consultar la web The Leonard Cohen Files, una completísima (y complaciente) base de datos en la que colabora con frecuencia, enviando material inédito o contestando personalmente en el foro, el propio cantante.

20. Abuelo entre mecheros. En 2005 Cohen se declaró en bancarrota y acusó a su agente, Kelley Lynch, de robarle cinco millones de dólares. Hay todavía algunos pleitos en marcha. La situación obligó al abuelo a lanzarse a la carretera y dar conciertos con una frecuencia un tanto sospechosa. Aparece rodeado de una orquestina, convierte su cancionero en ceremonial de mecheros alzados y decepciona a muchos de quienes le preferíamos tímido, neurótico y en la elegante soledad de los años setenta. Le va bien. Sólo en la gira de 2009 facturó 9,5 millones de dólares. En otoño le dan otros 50.000.

Ánxel Grove