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El falso 50º aniversario discográfico de los Beatles

Primer disco (1962) y primer álbum (1963)

Primer disco (1962) y primer álbum (1963)

Tiene algo de irracional celebrar el medio siglo de los Beatles empezando la cuenta por su primer álbum, Please Please Me, que se puso a la venta en marzo de 1963, más de cinco meses después del single con Love Me Do y P.S. I Love You, verdadero debut discográfico del grupo (octubre de 1962). Es como si estrenáramos la vida de Cristo con su primer paso sin ayuda de José y María y pasáramos de la mula, el buey y la visita de los Reyes Magos.

Aunque en este blog ya celebramos los 50 años de los Beatles en 2012, que es cuando tocaba según la imperturbable matemática de los calendarios, olvidemos el error contable que cometen otros en aras del negocio y, como dirían los Beach Boys —que tienen un añito más, son de 1961—: Do It Again, hagámoslo de nuevo, celebremos los 50+1 años de los Beatles con 50+1 pormenores de bajo calado, y quizá por ello de interés, sobre el mejor grupo de pop de la historia.

1. «Cómete tú las gominolas». George Harrison pidió por carta a una fan en 1963 que dejasen de tirar al grupo gominolas durante las actuaciones, algo que se había convertido en ritual en los primeros años de la banda. Un caramelo le había dado en un ojo a Harrison y le había dolido bastante. «No nos gustan los Jelly Babies o las Fruit Gums. Imagina lo que es estar en un escenario esquivándolas. Cómelas tú», escribió.

2. «E.T. también debe pagar derechos». Cuando las sondas espaciales Voyager fueron lanzadas en 1977 un comité de expertos presidido por Carl Sagan eligió el contenido del disco de oro (literalmente) The Sounds of Earth, pensado para que los posibles habitantes de los confines estelares escucharan una tormenta, el viento, el oleaje y algunas piezas musicales. Junto a temas de Beethoven, Mozart y Stravinsky, Sagan estaba empeñado en incluir la canción Here Comes the Sun, pero la discográfica de los Beatles se negó por una cuestión de derechos. Cuando las Voyager, dentro de 40.000 años, lleguen más allá de nuestro sistema solar, los posibles E.T. que reproduzcan el disco sólo escucharán una canción de rock and roll: es de Chuck Berry, precisamente uno de los artistas imitados por los Beatles en sus comienzos.

The Beatles

The Beatles

3. «Quiero tomar ácido en una isla en el Egeo». Los Beatles compraron en 1967 una pequeña isla en Grecia. Querían escapar de la presión de los fans y tomar LSD en paz —quizá sin saber que en Grecia acababa de tomar el poder una junta militar y la situación era inestable para cualquier ceremonia narcótica—. Cerraron el trato a través de su colega y técnico de sonido Magic Alex Mardas, pero se olvidaron pronto del capricho y vendieron el pedazo de tierra durante los trámites de separación del grupo.

4. «Queremos a Kubrick». En 1969 los Beatles intentaron convencer al director Stanley Kubrick para que los dirigiera interpretando una versión de El Señor de los Anillos. El cineasta, convencido de que aquella propuesta era una consecuencia de la ingesta indiscriminada de drogas, se negó.

5. «Queremos a Disney». En 1965, el manager del grupo, el sagaz y avaro Brian Epstein, se entrevistó con Walt Disney para ofrecer a los Beatles como voces de los buitres de El libro de la selva. Cuando Lennon se enteró de la oferta estalló: «Los Beatles nunca van a ser el jodido Mickey Mouse».

6. Solfeo, cero. Ninguno de los Beatles era capaz de leer una partitura. Lennon dijo en una entrevista en 1980: «No éramos buenos técnicamente. Ninguno leía música, ninguno podía escribirla. Pero, como músicos puros y seres humanos inspirados podíamos hacer ruido tan bueno como el de cualquiera».

7. Quemando condones. McCartney y Pete Best (primer batería) fueron expulsados de Alemania por quemar condones dentro de una furgoneta. Los acusaron de vandalismo. Los condones no estaban usados y los inculpados no aclararon nunca de qué iba la cosa.

8. El primer joint, de Bob. Los Beatles fumaron marihuana por primera vez en 1964 y los invitó Bob Dylan.

9. «Cher ama a Ringo». Antes de adoptar el nombre artístico de Cher, Bonnie Jo Mason grabó en 1964 un single titulado I Love You Ringo

10. Letras imprresas en la cubierta. Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band (1967) fue el primer álbum de la historia que incluyó las letras de las canciones en la carpeta.

11. Soundtrack universal. Se supone que cada 15 segundos suena una canción de los Beatles en algún lugar del mundo.

13. Sissy ama a John. Antes de ser actriz, Sissy Spacek lo intentó como cantante de pop tontín. Se hacía llamar Rainbo y grabó en 1968 un single dedicado a Lennon: John You Went Too Far This Time (John, esta vez te has pasado).

14. Ayudando a los Stones. Lennon y McCartney hicieron coros para los Rolling Stones en We Love You (1967).

15. Plagios. Lennon fue acusado de plagiar en Come Together (1969) la canción de Chuck Berry de 1956 You Can’t Catch Me. Algo de base había en la acusación porque el asunto se arregló entre los abogados extrajudicialmente y con dinero cambiando de manos. Peor lo tuvo Harrison, condenado con toda la razón por plagiar en My Sweet Lord (1971) el tema de las Chiffons He’s So Fine’ (1963).

16. Experimentales. Este caos sonoro, Carnival of Light, fue grabado por los Beatles en 1967 para el evento sonoro-luminotécnico de vanguardia The Million Volt Light and Sound Rave. El casi único artífice de la pieza fue McCartney, muy animado en aquellos días a jugar con cintas y grabaciones superpuestas. El tema nunca ha aparecido en ningún disco oficial del grupo. ¿Arrepentidos de aquellas veleidades?

17. Compositores mercenarios. Lennon y McCartney compusieron temas para otros artistas con cierta asiduidad. Algunos ejemplos: From A Window (Billy J. Kramer with The Dakotas, 1964), One and One Is Two (The Strangers with Mike Shannon, 1964), Step Inside Love (Cilla Black, 1967), Come and Get It (Badfinger, 1967) y Woman (Peter and Gordon, 1966).

© Maxim Dalton

© Maxim Dalton

18. Sólo dos compuestas por todos. Las únicas canciones con composición atribuida a los cuatro beatles son el instrumental Flying (1967) y Dig It (1970).

19. Prohibidos por la BBC. La radiotelevisión pública británica prohibió la difusión de cuatro canciones de los Beatles, todas de la época sicodélica del grupo: I Am the Walrus, Fixing a Hole, Lucy in the Sky with Diamonds y A Day in the Life. La primera fue censurada porque la letra contiene la palabra knickers (bragas) y las otras tres por supuesto fomento del uso de drogas.

20. Ni Hitler, ni Cristo. Para la superpoblada carpeta de Sgt. Peppers Lonely Hearts Club Band fueron vetados tres personajes propuestos por Lennon: Jesucristo, Gandhi y Hitler.

21. El primer portazo. Ringo Starr dejó el grupo en 1968 durante la tensa grabación del Álbum Blanco. Cuando cambió de idea y decidió reincorporarse, los demás habían cubierto la batería con flores.

22. Borrachos en el último encuentro. Lennon y McCartney tocaron juntos por primera y última vez tras la separación de los Beatles en un estudio de Los Ángeles (EE UU) en 1974. Estaban muy cargados de alcohol y les acompañaron Stevie Wonder y Harry Nilsson. El resultado, editado profusamente como disco pirata, es A Toot And A Snore In 74.

23. Paul es James. El primer nombre de pila de McCartney no es Paul sino James. Su padre también se llamaba James y en familia se referían al niño como Paul para evitar equívocos.

24. John es John Winston Ono. A Lennon lo registraron al nacer como John Winston. En 1969, tras casarse con Yoko Ono, quiso cambiar el segundo nombre por Ono, pero las leyes británicas se lo impidieron y su nombre oficial quedó en John Winston Ono Lennon.

25. Ningún colaborador. Los Beatles no eran nada amigos de citar a sus colaboradores musicales. El único disco en el que otorgaron crédito a un instrumentista ajeno al grupo es el sencillo Get Back / Don’t Let Me Down, atribuido a The Beatles with Billy Preston, el teclista negro reclutado por Harrison para intentar que su presencia atenuase la tensión durante los últimos meses del grupo.

26. Anónimo Eric. No aparece citado, por ejemplo, Eric Clapton, que tocó el solo de guitarra en While My Guitar Gently Weeps, una de las canciones del Álbum Blanco.

27. Lennon hace de Bob. Las relaciones entre Lennon y Dylan siempre fueron curiosas. El primero estaba acomplejado por la cultura literaria y las complejas letras simbolistas del segundo. El beatle grabó demos caseras parodiando de modo hilarante la dicción, el fraseo y las rimas de Dylan. En 1980, Lennon también contestó la la conversión del cantautor al cristianismo con Serve Youself, respuesta a Gotta Serve Somebody. «Hay demasiada cháchara sobre soldados cristianos, desfiles y conversiones», declaró Lennon.

28. Banjo. El primer instrumento que tocó Lennon fue el banjo. Se lo compró su madre Julia.

29. Mal Evans. El siempre fiel ayudante, roadie e instrumentista ocasional de los Beatles —toca la campana del despertador de A Day in the Life y el martillo en Maxwell’s Silver Hammer— fue muerto a tiros por la Policía de Los Ángeles (EE UU) en 1976 cuando los agentes acudieron a atender una denuncia por una pelea y Evans los encañonó con una pistola que resultó ser de aire comprimido.


30. ¿Quién es mejor rocker? Lennon y McCartney, fervorosos admiradores de los pioneros estadounidenses del naciente rock and roll de los años cincuenta, versionaron en discos como solistas una misma canción clásica, la inolvidable Ain’t That a Shame (1955) de Fats Domino. Si fuese necesario calificar, le doy una matrícula de honor a la original, un sobresaliente a Macca y un aprobado a Lennon —lastrado por una producción inadecuada de su amigo Phil Spector—.

31. Girl, esa palabra. La primera canción que compuso Lennon, datada en 1957, se titulaba Hello Little Girl. La primera de McCartney es de 1956, I Lost My Little Girl.

32. Glosario. Las letras de los Beatles no eran alta literatura. La palabra más utilizada en todo el cancionero es you (tú), que aparece 2.262 veces. Para encontrar un término que no sea un artículo o un pronombre debemos bajar hasta el octavo lugar: love (amor), 613. Hay un juego online para adivinar el resto.

33. El primer beatle en solitario. Fue Harrison con Wonderwall Music (1968), que también fue el primer producto editado por Apple Records, la discográfica montada por el grupo. El álbum es la banda sonora de la película Wonderwall (Joe Massot, 1968). El elepé y el film coinciden en resultado: indigeribles.

34. Paul, guitarrista. Pese a que su instrumento habitual en el grupo era el bajo —y lo toca como pocos, con gran influencia del estilo sólido de Motown—, McCartney es un eficaz guitarrista, con una pegada mucho más potente que la del lánguido Harrison. En estas canciones la guitarra solista es de Macca: Ticket to Ride,Taxman, Sgt. Pepper’s Lonely Hearts Club Band, Good Morning Good Morning.

35. Y Harrison, bajista. Toca el instrumento en She Said She Said, una de las pocas canciones de los Beatles sin Macca.

36. Riff robado como homenaje. Lennon reconoció que birló el riff de guitarra inicial de I Feel Fine de la canción Watch Your Step (1961), del guitarrista Bobby Parker, al que admiraba.

37. Bond, anti-beatle. En la película Goldfinger (1964), el agente 007 dice que beber Don Perignon a temperatura inadecuada es tan inaceptable como «escuchar música de los Beatles sin tapones de oídos».

 38. Sean Connery, beatle. Sean Connery, el mejor Bond, reparó la afrenta recitando la canción de los Beatles In My Life en el disco del mismo título que preparó en 1988 el productor George Martin para hacer algo de caja. El álbum merece la incineración por la versión de I Am the Walrus que ejecuta (en el sentido penal) Jim Carey y la de Come Together de Bobby McFerrin y Robin Williams.

39. Los más versionados. La lista de artistas que han reinterpretado canciones de los Beatles es inmensa, casi inabarcable. Existe una entrada de la Wikipedia dedicada al asunto. En el libro The Beatles Discovered: Beatles Tribute Albums, Cover Songs, Comedy & Novelty Records, Parody Albums and More! se citan 500 álbumes de homenaje (tribute, en inglés): los hay de salsa —destaca Tropical Tribute to the Beatles, con una gran versión de Lady Madonna por Óscar D’Leon—, reggae —Here Comes The Sun, con Steel Pulse haciendo lo que pueden con We Can Work It Out—…

40. Flow beatle. La mejor reconstrucción de los Beatles es, para mi gusto, el fabuloso Grey Album de Jay-Z y Danger Mouse (2004) donde el rapero y el productor desmontan y remontan el Álbum Blanco. McCartney dió su placet a la edición pública, pero la discográfica EMI se negó y el disco sólo circuló de manera ilegal, aunque profusa.


41. Los peor versionados. Siendo los mejores, es casi una justicia poética que sean el objetivo de cualquier alunado. Coindido con esta selección de las más espantosas versiones de los Beatles, pero para mi gusto no hay nada comparable a los Beatle Barkers, la versión canina de los Fab Four.

42. ¿The Beatles o the Beatles? En torno a los Beatles todo es excesivo y radical. Por ejemplo: ¿cómo debe escribirse el nombre del grupo, The Beatles o the Beatles (Los Beatles o los Beatles)? La Wikipedia mantuvo abierto durante ocho años un panel de discusión entre los editores de la enciclopedia sobre el asunto de la letra inicial capitular o de caja baja. La discusión resultó tan encendida que algunos de los participantes fueron expulsados de la Wikipedia. ¿Conclusión? No llegaron a ninguna.

La beatlemanía llega a los EE UU

La beatlemanía llega a los EE UU

43. El desembarco en los EE UU. Antes de que la beatlemania llegase al otro lado del Atlántico en 1964, George Harrison había estado en los EE UU un año antes para visitar a su hermana Louise, que vivía en Benton-Illinois. Tocó con un grupo local, concedió entrevistas y compró una guitarra.

44. Peinado con nombre. El mundialmente famoso corte de pelo de los Beatles fue bautizado por Harrison en una conferencia de prensa: Arthur.

45. McCartney-Lennon. Antes de que la mayoría de las canciones del grupo fueran firmadas como composiciones de Lennon-McCartney, el binomio se mencionaba al revés, McCartney-Lennon: así aparecen los créditos del álbum Please Please Me.

46. Macca conoció a Yoko antes. En 1965, un año antes de que Lennon y Ono se conociesen en noviembre de 1966, el músico de vanguardia John Cage, amigo personal de Macca, había presentado a la japonesa al beatle.

47. ¿Era un caradura George Martin? El productor George Martin, que se ha llevado toda la fama (y se ha convertido en millonario) como arquitecto del sonido beatle, se atribuyó galardones que no le correspondían. Eso dice el ingeniero de sonido Geoff Emerick, que trabajó con la banda en sus mejores discos, en el libro Here, There and Everywhere: My Life Recording the Music of the Beatles. Según Emerick, cuando Lennon y McCartney llegaban con alguna nueva idea Martin se limitaba a decir «¡’adelante!» y dejar que el ingeniero lidiara con el trabajo.



48. Dear Prudence (Farrow).
La canción del Álbum Blanco Dear Prudence está dedicada a Prudence Farrow, hermana de la actriz Mia. Los Beatles la conocieron en 1968 en Rishikesh (India) donde se dejaron engatusar por el gurú Maharishi Mahesh Yogi. Prudence nunca salía de su dormitorio y Lennon compusó la canción creyendo que la chica estaba deprimida. «Eran muy simpáticos, pero yo estaba allí para meditar, no de fiesta», declaró ella.

49. Fondos para la secta. Harrison participó de forma activa en la recogida de fondos económicos y las campañas de apoyo público para el Natural Law Party, montado por los seguidores de la secta del Maharishi.

50. Cavernícolas. Ringo conoció a su primera segunda mujer, Barbara Bach, cuando ambos actuaron en Cavernícola (1981), una comedia que, como su título sugiere, es bastante antediluviana.

50+1. Lean el especial web de El País sobre los (falsos) 50 años del debut discográfico de los Beatles. Pese a que está basado en el axioma «no dejes que una falsa efeméride te estropee una buena operación de mercadotecnia», tiene maravillosos artículos.

Ánxel Grove

Bodas de oro de cine para el espía sibarita y seductor 007

James Bond (Sean Connery) con su Aston Martin en 1964

James Bond (Sean Connery) con su Aston Martin en 1964

El escritor Ian Fleming (1908-1964) bautizó a su célebre personaje James Bond con el nombre de un ornitólogo estadounidense. Era observador de aves y admiraba el trabajo del experto en especies del Caribe. A Fleming le pareció un nombre «breve, poco romántico, anglosajón y masculino. Justo lo que necesitaba».

Creó al espía en 1953 para protagonizar Casino Royale, la primera de las 14 novelas que escribiría con el agente 007 como héroe. En su primera misión debía desplumar a un supervillano en el casino Royale-Les-Eaux. Le Chiffre, un malévolo y excelente jugador de bacará, utilizaba su talento para recaudar dinero para los comunistas.

Fleming se crió en un ambiente de riqueza. Su abuelo había amasado una fortuna invirtiendo en el extranjero. El futuro escritor acudió al prestigioso colegio de Eton, pasó por la Real Academia de Sandhurst para llegar a oficial británico, intentó ser corredor de Bolsa, periodista… Su paso por el Servicio de Inteligencia Británico (MI6) en la II Guerra Mundial fue clave para crear a James Bond, el agente 007 con licencia para matar, con una capacidad sobrehumana para la supervivencia que le no hace descuidar la elegancia, el encantador descaro y la exquisitez de maneras.

Ian Fleming con uno de sus 70 cigarrillos diarios

Ian Fleming con uno de sus 70 cigarrillos diarios

Sibarita, seductor y aficionado al golf, Fleming se decidió a probar suerte con una novela de espías y un personaje que tenía mucho de él, aunque el punto excesivo del autor difería de la templanza de Bond: Fleming fumaba unos 70 cigarrillos al día y cada tarde se bebía media botella de cualquier licor. Sufrió dos infartos y siguió jugando a esa ruleta rusa hasta que en 1964 una hemorragia coronaria puso fin a su vida. Tenía 56 años.

Interpretado por Sean Connery, el efímero George Lazenby, Roger Moore, Timothy Dalton, Pierce Brosnan y ahora Daniel Craig, dedicamos el Cotilleando a… de esta semana a James Bond, un símbolo del refinamiento británico, para celebrar los 50 años de Agente 007 contra el Dr. No (Terence Young, 1962) la primera película que protagonizó el espía, con Sean Connery interpretándolo y Ursula Andress saliendo del mar, como la primera del elenco de chicas Bond. Inglaterra también se prepara este año para los homenajes: el Barbican Centre de Londres prepara para julio una gran exposición sobre el medio siglo del estilo Bond, buscando seducir a los espectadores con el universo de sofisticación nostálgica de la saga.

Roger Moore, el Bond más longevo

Roger Moore, el Bond más longevo

1. Siempre maduro, nunca viejo. Con treinta y muchos años, Bond se mantiene siempre en plenitud física, pero es lo suficientemente mayor para tener experiencia. Su año de nacimiento va cambiando conforme pasan los años, para que el personaje permanezca siempre en esa horquilla temporal. En la biografía ficticia del espía que escribió John Pearson (escritor y asistente de Fleming), la fecha de nacimiento de Bond es el 11 de noviembre de 1920; el que interpreta Daniel Craig en Casino Royale (Martin Campbell, 2006) nació el 13 de abril de 1968.

Tal vez la excepción a esta eterna juventud sea Roger Moore, el actor que relevó a Sean Connery en el papel con 45 años y permaneció 12 interpretando a Bond en siete películas seguidas. Se retiró con 58 años, en 1985.

Daniel Craig, el último 007

Daniel Craig, el último 007

2. «Agitado, no mezclado». 007 tiene una razón para todo. Su bebida preferida es el martini, con la particularidad de que se agite y no se mezcle en el proceso de preparado de la copa. Parece que no es un capricho. El Departamento de Bioquímica de la Universidad de Western Ontario de Canadá realizó un estudio en 1999 sobre las propiedades antioxidantes de la bebida, que son el doble de efectivas si se agita en lugar de mezclarla.

Andrew Lycett, periodista inglés y biógrafo de Ian Flemming, da otra explicación menos científica: a Fleming le gustaban los martinis tras pasar por la coctelera porque consideraba que removerlos les quitaba sabor.

Sean Connery en una sastrería de Savile Row, dejando que le tomen medidas para el traje de Bond

Connery en una sastrería de Savile Row

3. My tailor is rich. La diseñadora galesa Lindy Hemming, que hace los trajes de James Bond desde GoldenEye (Martin Campbell, 1995), teoriza con acierto sobre el vestuario impoluto del espía: «Cuando Bond entra en una estancia, tiene que transmitir estátus, poder entrar en cualquier habitación del mundo y estar perfectamente vestido para cualquier ocasión, pero tampoco destacar de manera que se convierta en objeto de sospecha. Es una especie de camaleón elegante».

Las novelas de Fleming describen con detalle el vestuario de su protagonista y el cine trasladó esa particularidad con trajes de sastre hechos a medida para Sean Connery.

La actitud es la clave de Bond para llevar con elegancia lo que le echen. El veraniego conjunto azul celeste de camisa y pantalones cortos de Goldfinger (Guy Hamilton, 1964) o las camisas rosas de Diamantes para la eternidad (Guy Hamilton, 1971) van acompañados de una aplastante seguridad que no permite el ridículo.

George Lazenby, el Bond de una sola película

George Lazenby, el Bond de una sola película

4. «Bond, James Bond». Sean Connery es para muchos fans el actor que mejor encarnó al agente 007, dándole al personaje la gracia, la templanza y el magnetismo que transmitía el actor escocés en seis películas, de 1962 a 1971, con un fugaz regreso no oficial en Nunca digas nunca jamás (Irvin Kershner, 1983). Nacido en Edimburgo (Escocia) en 1930, de origen obrero, ganador con 20 años de una medalla de bronce en el concurso de Míster Universo, Connery había pulido su elegancia con esmero en el momento de presentarse a las pruebas para ser James Bond. El productor Albert R. Broccoli, el coproductor Harry Saltzman y uno de los altos cargos de United Artists, Bud Ornstein, lo observaron cuando se marchaba de la audición cruzando la calle a zancadas. «Se movía como un gran felino en la jungla», recuerda Saltzman. Los andares seguros y suaves de Connery le dieron el papel con el que se hizo mundialmente famoso.

Ernst Stavro Blofeld y su gato persa

Ernst Stavro Blofeld y su gato persa

5. Los malos. El acento soviético de Auric Goldfinger y sus ansias por hacerse con el oro occidental ilustran el tipo de supervillanos de los comienzos de la saga, cercanos al cómic y muy acordes con los tiempos de Guerra Fría en los que Fleming creó a su héroe.

Ernst Stavro Blofeld, de origen polaco, fue el enemigo al que Bond se enfrentó en más ocasiones, apareciendo en seis películas. El gato persa blanco que acaricia se muestra indiferente a la maldad del fundador de la organización terrorista SPECTRE, que tuvo en su poder varias bombas de hidrógeno, fabricó dos armas espaciales y desarrolló una poderosa arma biológica. Las películas de Austin Powers, en su continua parodia a las películas de James Bond, caricaturizan a Blofeld con la figura del Dr. Maligno.

Además de los malvados principales, también destaca la presencia de otros excéntricos que sirven al gran líder, como el coreano Oddjob y su letal sombrero-guillotina o Tiburón, una especie de frankenstein de dientes metalizados que ataca a Bond en La espía que me amó (Lewis Gilbert, 1977) y en Moonraker (Lewis Gilbert, 1979). Con los años los enemigos se tornaron algo más complejos, como el magnate de las comunicaciones Elliot Carver de El mañana nunca muere (Roger Spottiswoode, 1997), que quiere provocar una guerra entre Estados Unidos y China, o el coronel norcoreano Tan-Gun Moon, el villano de Muere otro día (Lee Tamahori, 2002) que quiere invadir Corea del Sur.

Honey Rider, la 'Chica Bond' interpretada por Ursula Andress

Honey Rider

6. Ellas. Amantes, espías, asesinas, la emblemática Honey Ryder (Ursula Andress) del Dr. No, Jinx (Halle Berry) en Muere otro día (Lee Tamahori, 2002)… Las chicas de las películas de James Bond son sofisticadas y hermosas.

El espía las utiliza sin escrúpulos, a veces ellas tienen las mismas intenciones, también son espías y se acuestan con Bond con fines estratégicos, como sucede con Anya Amasova, la agente de la KGB que interpreta la actriz Barbara Bach (actual mujer del exbeatle Ringo Starr) en la película La espía que me amó.

La ingenuidad tontorrona y el papel de mujer objeto de algunas de las primeras chicas Bond se ha ido mitigando con el tiempo: la doctora Christmas Jones es una eminente científica, la villana Elektra King, que juega con los sentimientos de Bond llegando a traumatizarlo, es una ambiciosa y astuta empresaria, hija de un magnate del petroleo, que quiere asesinar a su padre para ampliar su poder.

Q, el inventor a disposición de 007, encarnado en la imagen por Timothy Dalton

Q, el inventor de 007

7. Del Aston Martin al minisubmarino-cocodrilo. El Aston Martin DB5, aerodinámico y atractivo, es el más deseado de los exclusivos coches de James Bond. Sólo se fabricaron 1.023 ejemplares entre 1963 y 1965. Maravilloso de por sí, el vehículo tenía múltiples modificaciones como un proto-GPS de pantalla verde y circular, un botón en el cambio de marchas que eyectaba el asiento del copiloto y palancas que accionaban humaredas y derrames de líquidos deslizantes por el tubo de escape.

Tan emblemático como M (el jefe de Bond que más tarde cambiaron por la jefa Judi Dench) o la adorable secretaria Monypenny, Q, un señor serio que trabaja sin descanso para idear nuevos ingenios, es el responsable de las mágicas reformas de los vehículos y de inventos como el reloj que mide la radiación, el minisubmarino cocodrilo, una escoba-radio, el detonador-cajetilla de tabaco o las huellas dactilares falsas.

Helena Celdrán