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La imaginación salvaje de las paradas de bus soviéticas

Hay rincones donde el espacio cotidiano se convierte en una orgía arquitectónica, las formas son dominadas por una imaginación portentosa y desacomplejada, donde una parada de autobús acaba siendo, por ejemplo, una suerte de ovni, escultura sin código, un sueño estrambótico, la deformación alegórica en mitad de la nada, el huevo creativo que eclosiona en la estepa olvidada, a medio camino entre el brutalismo y la fantasía personal. Esto es lo que ocurrió en la antigua Unión Soviética.

SARANSK, Russia. Homage to local lightbulb factory. #sovietbusstops Vol.2 @fuelpublishing .

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Las paradas de autobús de ese territorio, bautizadas como «pabellones del bus», son eso: edificios alzados como arquitecturas inverosímiles. Último reducto de la originalidad en un mundo excesivamente centralizado. Pura extrañeza. Llamaradas en la visión del recién llegado que no sabe responder si son feas o hermosas, genialidades o bazofias.

Anapa, Russia. #sovietbusstops Vol. 2. Now available from Fuel-design.com, Amazon and fine bookstores everywhere.

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A todo viajero que se precie le gustaría esperar al autobús en una de estas paradas. Perder cuantos vehículos fuera necesario. Su belleza reside en lo inusual. Y lo inusual es el enemigo a derribar en este proceso de copia globalizadora que hemos tomado.

Kamenka Каменка, Russia. #sovietbusstops Volume 2, PAGE 93. Available on Amazon and from Fuel-design.com

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El fotógrafo Christopher Herwig ya va por el segundo volumen de su libro Soviet Bus Stops (publicado en septiembre, en Amazon). Ha recorrido 30.000 kilómetros y viajado por 14 países del extinto imperio soviético (Tayikistán, Georgia, Bielorrusia, Lituania, Abjasia, etc.). Ha utilizado todo tipo de transportes: bicicletas, motos, coches, tranvías, y, naturalmente, el autobús. Esta obra encarna su necesario arte de mirar allí donde los panfletos turísticos nos dicen que no hay nada.

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El retrato de un hombre que no sabe cómo recuperar su identidad

'Benjaman Kyle' - Miguel Endara

‘Benjaman Kyle’ – Miguel Endara

El artista de Miami (Florida, EE UU) Miguel Endara es conocido por sus minuciosos dibujos hechos con puntos: hace un año, en un asombroso vídeo, mostraba cómo reproducía el rostro de su padre con unos 3.200.000, con sólo un rotulador de punta y fina y en 210 horas. La imagen no era el clásico retrato, parecía que el modelo había apretado la cara contra un escáner o una fotocopiadora y la reproducción de cada arruga y deformación natural es asombrosa.

Su nuevo trabajo se titula Benjaman Kyle. Tras el rostro afable del estadounidense con gorra de visera, pelo cano y ojos claros, hay una historia desesperada y única en la que Endara quiso implicarse.

En 2004, la empleada de una hamburguesería de Richmond Hill (Georgia, EE UU) encontró a Benjaman Kyle en un contenedor, desnudo y herido, sin documentación ni pertenencias. El hombre no recordaba absolutamente nada de su pasado ni sabía cómo había llegado allí. Lo llevaron al hospital, lo sometieron a pruebas y tuvo que ser operado de la vista, le diagnostricaron «amnesia retrógrada» (incapacidad de recordar los hechos anteriores a la lesión cerebral). Kyle incluso se sorprendió al verse en el espejo: «Parecía un hombre mayor y yo no me sentía así de viejo. No sentí que tuviera que ser tan mayor».

Miguel Endara y Benjaman Kyle sujetando su retrato

Miguel Endara y Benjaman Kyle sujetando su retrato

La policía no consiguió encontrar nada sobre su pasado. En 2007 el FBI se involucró en la investigación, pero tampoco dio con la identidad, ni siquiera con algún documento que ampliara información sobre quién había sido Kyle. Sin identidad, nombre ni apellidos (el nombre de Benjamin Kyle se lo puso él mismo, aunque está muy convencido de que su nombre de pila es el original) no tienen derecho a un número de la seguridad social, con lo que no puede ser contratado, ni tampoco darse de alta en un refugio para personas sin hogar. Su situación es única.

Con ayuda de iniciativas populares, ha intentado ampliar información de su pasado. Una página web que recopila toda la información que hay sobre él también aglutina los pocos recuerdos (imágenes, lugares, momentos) del Juan Nadie. Aunque no sabe quién es, sabe conducir, todo lo necesario para «trabajar en restaurantes y arreglar equipamiento para restaurantes» (ahora trabaja sin contrato como lavaplatos), reconoce lugares concretos de Indianápolis (la capital del estado de Indiana, lejos de donde lo encontraron) y sabe con seguridad su edad, 64 años: «Nací 10 años antes que Michael Jackson. De eso me acuerdo con claridad».

Miguel Endara quiere, con el retrato de 2,1 millones de puntos, aportar su grano de arena para llamar la atención sobre un caso olvidado por las autoridades, que han abandonado a su suerte al hombre sin identidad. Ha hecho una edición limitada de 200 impresiones que vende por 95 dólares (72,76 euros) sin enmarcar y 345 dólares (264 euros) enmarcado. La mitad de lo recaudado será para ayudar a Kyle «a encauzar su vida».

Helena Celdrán