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La iracunda y genial ‘fea’ Bette Davis

Bette Davis en 'Los ricos están con nosotros' (1932)

Bette Davis en ‘Los ricos están con nosotros’ (1932)

«Era bella, pero no una belleza. Hay una diferencia. Hoy  pienso que era guapa. Entonces, no, y siempre me quise parecer a otra persona». Su rostro era particular y no encajaba en los cánones de belleza de la industria del cine. Hasta sus últimos años de vida Bette Davis (1908-1989) no supo reconocer su belleza.  Incluso con setenta años confesaba que odiaba cuando mencionaban una y otra vez sus «ojos saltones» como característica principal de su rostro.

Provocaba sensaciones intensas en todo el que la conocía. Muchos la pintan como una mujer insoportable, cruel, cínica. Sus ataques de ira comenzaron cuando tenía dos años como respuesta a la tensión que había entre sus padres y nunca supo abandonar el comportamiento obsesivo y los arranques de genio de los que hablan todos los que la rodearon.

Bette Davis en una foto de promoción

Bette Davis en una foto de promoción

Los testimonios más extremos son seguramente los de su hija, B.D. (Barbara Davis) Hyman, que escribió en los años ochenta el libro My Mother’s Keeper (El guarda de mi madre), una biografía en la que destacaba los problemas con el alcohol, las amenazas de suicidio frente a la niña cuando ésta tenía ocho años… La resentida hija dibuja a la estrella de Hollywood como una neurótica, manipuladora y malvada que canalizaba la rabia abusando de los que estaban más cerca de ella: «Podía haberlo escrito y enviado a mi madre sin publicarlo. No lo hubiera leído. No va a escuchar nada que no quiera (…), así que me decidí por el único camino que sentí que podía llegar a ella: la opinión pública. Lo que puede ver el mundo es lo más importante para mi madre y esta es, en esencia, una carta pública para ella».

Davis se casó cuatro veces, enviudó de su segundo marido y se divorció de los otros tres. «No fueron lo suficientemente hombres para ser el señor Bette Davis», dijo en una entrevista.

Los papeles de mujer peligrosa, malvada y sin escrúpulos la convirtieron en una de las actrices más apreciadas de Hollywood.

En el Cotilleando a… de esta semana repasamos cinco películas de la carrera de Bette Davis, la actriz que hizo de sí misma un personaje temible y a la vez atractivo, que supo ser fiera y también reirse de sí misma en medio de la creciente perfección hollywoodiense.

"Mala hermana", 1931

«Mala hermana», 1931

1. Mala Hermana (The Bad Sister) (Hobart Henley, 1931). Con poco más de 20 años, tras una incipiente carrera en los teatros de Broadway, un cazatalentos de los Estudios Universal propuso a Davies a acudir a una prueba en Hollywood. Su debut fue en la película Mala Hermana, interpretando a Laura, la hermana dócil y sensible de Marianne Madison (la protagonista) una joven guapa y malcriada que se enamora de un estafador.

El insulso personaje era todo lo contrario a la mujer con carácter de sus papeles más famosos: la presencia en la pantalla era desvaída y poco satisfactoria, The New York Times la calificó de «lúgubre» y The Boston Post de ser «consciente de la cámara» en todo momento. Bette, de 23 años, acudió al preestreno con su madre en un cine de San Bernardino (California). Transcurrida menos de media película, huyó de la sala llorando.

El film de Universal fue el primero de los seis fracasos de Bette, a la que se referían en los estudios como asexual, de aspecto raro, de algún modo fea. En una entrevista de 1938, Bette recordó que hasta el jefe de maquillaje la criticó hasta destrozar su autoestima: «Tus pestañas son demasiado cortas, el color del pelo es indescriptible y la boca es demasiado pequeña. La cara es la de una pequeña holandesa gorda y el cuello es demasiado largo». El sello terminó por no renovarle el contrato.

"Cautivo del deseo", 1934

«Cautivo del deseo», 1934

2. Cautivo del deseo (Of Human Bondage) (John Cromwell, 1934) le dio la oportunidad de escapar de los roles femeninos convencionales. Davis vio en el personaje de la camarera Mildred Rogers una oportunidad para dar rienda suelta a las emociones violentas de su carácter. Casada entonces con su primer marido, Harmon Nelson, ella era la que ganaba el dinero mientras él intentaba en vano tener éxito como músico. La situación era cada vez más tensa y la actriz lo ridiculizaba en público y lo acusaba de ser tacaño, aburrido, vanidoso y egoista.

Para hacerse con el rol de camarera cruel en Cautivo del deseo, de la productora RKO, Davis puso todas sus energías en convencer a los estudios Warner para poder hacer la película. En el proceso descubrió que estaba embarazada y decidió abortar para no echar a perder sus planes: ya había actuado en 22 títulos y tenía la certeza de que el papel de Mildred Rogers era su última oportunidad de ser la actriz que deseaba.

El personaje le dio confianza en sí misma. La cruda y despiadada mujer que maltrataba verbalmente al inocente Philip Carey (que arruina su vida en el intento de ser amado) representaba el lado más oscuro y fascinante de las capacidades interpretativas (y de la cara menos amable) de Bette Davis.

"Jezabel", 1938

«Jezabel», 1938

3. Jezabel (Jezebel) (William Wyler, 1938). Davis y el director Wyler conectaron a pesar de lo que se podía esperar. Los dos tenían arranques de mal genio y eran de un perfeccionismo enfermizo y eso fue precisamente lo que equilibró la relación, que pronto se convirtió en sentimental.

Ambientada en los años anteriores a la Guerra Civil estadounidense,  Jezabel cuenta la historia de una caprichosa belleza sureña de Nueva Orleans (Bette Davis) comprometida con un banquero (Henry Fonda). Ante la negativa de él a acompañarla a comprar un vestido para uno de los bailes más importantes del año, ella se venga adquiriendo un vestido de noche rojo y rompe la estricta norma de vestir de blanco en la fiesta. Tras el escándalo, él pone fin al compromiso y ella se niega a pedir perdón, pensando que su prometido volverá desesperado a sus brazos. Davis ganó con el papel el segundo Oscar de su carrera a la mejor actriz protagonista. El primero había sido con Peligrosa (Dangerous) (Alfred E. Green, 1935).

Foto de promoción de "Jezabel"

Foto de promoción de «Jezabel»

Volvía a interpretar a la mujer soberbia y antipática en un rodaje plagado de retrasos. Su relación con Wyler durante el rodaje, cuando ella todavía estaba casada, la alteraba y le producía reacciones psicosomáticas: le salió un enorme grano que paró el rodaje durante semana y media, sufrió una contractura en la pierna… Cuando Jezabel llegaba a su fin, ambos hablaban de trabajar juntos de nuevo en una versión de Cumbres borrascosas (la novela de Emily Brontë) en la que Bette haría de Cathy, pero al final el proyecto escapó de las manos de Warner y los amantes se separaron sin remedio.

Dos días después del último día del rodaje, ella descubrió que estaba embarazada del director y abortó de nuevo. Las precauciones que tomó para que su marido no se enterara de la aventura desaparecieron con el siguiente romance, esta vez con el magnate Howard Hughes, con el que se dejó ver impunemente ante Nelson hasta que pidió el divorcio alegando un trato cruel.

Con Gary Merrill en "Eva al desnudo" (1950)

Con Gary Merrill en «Eva al desnudo», 1950

4. Eva al desnudo (All about Eve) (Joseph L. Mankiewicz, 1950). La historia de cómo Eve Harrinton (Anne Baxter) intenta poco a poco usurpar el trono (y la vida) de la estrella del teatro Margot Channing (Bette Davis) recrea el mundo de envidias, traiciones y rumores del mundo del espectáculo.

El director Edmund Goulding advertía a Joseph Mankiewicz sobre la decisión de elegir a Bette Davis como protagonista de Eva al desnudo: «Esa mujer te destruirá, te convertirá en un fino polvo blanco y soplará. Eres guionista, querido. Ella llegará al escenario con un paquete gordo de papel amarillo y lápices. Escribirá y entonces ella, y no tú, dirigirá. Ya lo verás» .

Pero la actriz llegaba en son de paz. A punto de terminar su contrato con Warner (la productora con la que llevaba casi dos décadas), no tenía nada clara su renovación. Tenía 41 años y se veía desterrada del cine. El guión y el papel le fascinaron, la forma de fumar y apagar con nerviosismo los cigarrillos, la mirada comunicativa y la voluntad de afearse sin problemas si el guión lo pedía mezclaban a la persona con el personaje.

Recién divorciada de William Grant Sherry (un tipo violento y peligroso con el que tuvo una relación destructiva), todavía con un guardaespaldas que la protegía a ella y a su única hija, Bette se enamoró de Gary Merrill, el actor que interpretaba a Bill Sampson, director de teatro y pareja del personaje de Bette. Él, casado, se divorció y la pareja se convirtió en matrimonio. Adoptaron dos niños y se divorciaron diez años después, en 1960.

Con Joan Crawford en "¿Qué fue de Baby Jane?" (1962)

Abofeteando a Joan Crawford en «¿Qué fue de Baby Jane?», 1962

5. ¿Qué fue de Baby Jane? (What ever happened to Baby Jane?) (Robert Aldrich, 1962). «¡Tiene la mejor propiedad de California! Yo quise comprarla y me la quitó. Si piensa que voy a interpretar a esa estúpida perra en silla de ruedas, ya sabe lo que le espera». Esa fue la respuesta de Davis cuando la actriz Joan Crawford le entregó una copia del guión de ¿Qué fue de Baby Jane?

Al final fue Crawfrod la que interpretó a Blanche Hudson, la antigua estrella de cine que se había quedado parapléjica y al cuidado de su hermana, la perturbada Jane, que había sido una estrella infantil y una mala actriz de cine. «A veces me he esforzado por verme lo peor posible, a veces me superaba y eso dolía. Eso empeoró cuando me hice mayor. Cuando me vi por primera vez como Baby Jane, lloré«, admitía Davis años más tarde.

"¿Qué fue de Baby Jane?" (1962)

«¿Qué fue de Baby Jane?», 1962

Crawford tuvo la valentía de ofrecerle el papel a una de sus mayores enemigas. Bette Davis siempre manifestó su odio hacia ella, incluso tras la muerte de la actriz. «Puede que exista un cielo, pero si Joan Crawford está allí, no voy», dijo en varias ocasiones. Se rumoreaba que Crawford, bisexual, se había insinuado a Davis y ella la había rechazado con desprecio, pero parece ser que la raíz de la enemistad fue un hombre: Franchot Tone, un actor del que Davis se enamoró durante el rodaje de Peligrosa. Crawford era entonces una de las mujeres más deseadas de Hollywood y le costó poco cautivar a Tone, al que invitó una noche a cenar y recibió desnuda en su casa. Se casaron nada más finalizar el rodaje de Peligrosa. «Se ha acostado con todas las estrellas de MGM, menos con Lassie», decía Davis. «Pobre Bette. Da la impresión de que no fue feliz ni un solo día en toda su vida», contestaba Crawford.

Davis y Crawford en "¿Qué fue de Baby Jane?"

Davis y Crawford en «¿Qué fue de Baby Jane?»

Con ese historial de puyas y rencores, las dos estrellas se encontraron en el set de Baby Jane, en un rodaje tenso que sometía a todo el equipo. Hubo incluso agresiones físicas: en la escena en que Jane patea a su hermana en el suelo, hubo una patada más fuerte que las demás. A Crawford le tuvieron que dar tres puntos.

La película fue un éxito de taquilla y Bette Davis fue nominada al Oscar, pero Joan Crawford, no, y ante la visión de ver a su rival recoger el premio, hizo todo lo que pudo. Se puso en contacto con las otras tres actrices nominadas para poder recoger el premio en caso de que cualquiera de ellas ganara. Anne Bancroft se hizo con el premio y Joan, triunfante, recibió la estatuilla.

Helena Celdrán

Los complejos de Charlotte Brontë

Las hermanas Brontë retratadas por su hermano Brawnwell, que aparece como una sombra

Anne, Emily y Charlotte Brontë retratadas Branwell, que aparece como una sombra

Veía la vida como un deber, carente de belleza. Estaba convencida de que el amor y la alegría eran siempre para otros. Charlotte (1816-1855) fue, junto a Emily (1818-1848) y Anne (1820-1849), una de las hermanas Brontë: tres muchachas inglesas de pueblo que nacieron en Thornton (Yorkshire). Vivieron en la fantasía de sus novelas y poemas, tempestuosos y apasionados, que contrastaban con la quietud de la localidad y del hogar religioso.

Dedicamos el Cotilleando a… de esta semana a la escritora Charlotte Brontë a propósito de la reciente adaptación cinematográfica -ya la undécima- de la obra más emblemática de la autora: Jane Eyre.

Dirigida por Cary Joji Fukunaga y protagonizada por Mia Wasikowska y Michael Fassbender, la adaptación rescata de nuevo el clásico de la literatura inglesa y recupera a la huérfana Jane, pequeña, acomplejada, solitaria y rebelde. Características que Brontë compartía, siempre escondida tras sus personajes femeninos.

1. Fue la tercera de seis hermanos, Maria y Elizabeth (las dos mayores) murieron de tuberculosis en la preadolescencia. Charlotte se convirtió en la hermana mayor de Branwell (el único varón), Emily y Anne. Huérfanos de madre, eran una piña en el melancólico ambiente doméstico que el padre, Patrick Brönte, creaba en el hogar.

2. Algunos testimonios de la época hablan del padre como  de un hombre excéntrico. Patrick, clérigo anglicano, estaba obsesionado con la austeridad, atormentado por la muerte de su esposa, que le dejó a cargo de seis niños pequeños al morir en  1821. Aunque algunas biografías lo tachan de tirano y egoísta, hay discrepancias sobre el modo en que trataba a sus hijos. También escritor, no muy conocido, pero prolífico y con obra publicada, fue una influencia decisiva en el futuro de las hermanas Brontë. Patrick hablaba a sus hijos sin contemplaciones, tratándolos como a adultos, pero sin maldad. Conversaba con ellos de temas de actualidad, les recomendaba los libros y artículos de periódico que él había leído. En los testimonios contradictorios sobre el padre de Charlotte se adivina la sombra del señor Rochester, el dueño de Thornfield, la mansión en la que vive y trabaja Jane Eyre.

Retrato idealizado de Charlotte (1850)

Retrato idealizado de Charlotte (1850)

3. En 1824 Charlotte y Emily (con ocho y seis años) ingresaron en el Clergy Daughter’s School de Lancashire, en el que Maria y Elizabeth llevaban ya unos meses. Charlotte se basó en las prácticas crueles de la institución para retratar Lowood, el colegio en en que la huerfana Jane Eyre pasa su infancia. La situación real de Brontë seguramente fue menos dramática, porque contaba con el apoyo de sus hermanas, pero la brutalidad con que las maestras trataban a las niñas parece ser que se correspondía con la realidad. Fue allí donde Elizabeth y Maria contrajeron la tuberculosis, murieron poco después, lo que provocó la salida de las pequeñas Charlotte y Emily para que no enfermaran también.

4. Patrick le regaló a Branwell en 1826 un set de soldaditos de madera que compró en Leeds. Un hecho tan insignificante cambió la vida de los cuatro hermanos, que crearon alrededor de las figuritas una colección de historias que escribían en papeles de apenas 11 centímetros de largo. Inventaron el Mundo de Angria, un universo épico en el que se desarrollaba la imaginación de Charlotte, Branwell, Emily y Ann. El primer extracto de historia que escribió Charlotte fue sobre este reino imaginario, a los 12 años.

Uno de los pequeños manuscritos del 'Mundo de Angria'

Uno de los pequeños manuscritos del 'Mundo de Angria'

5. Tanto Charlotte como sus hermanas mandaban manuscritos a editores e intelectuales con la esperanza de publicar. Se encontraron con el rechazo que cualquier mujer del siglo XIX recibía cuando intentaba desempeñar una tarea que no fuera la de ama de casa, institutriz, ama de llaves o maestra. Tuvieron que recurrir a pseudónimos para engañar a una editorial, que publicó el primer volumen de poesía de las Brontë en 1846. Firmaron como Currer, Ellis y Acton Bell (Eligiendo nombres que empezaran por la misma letra que los suyos, Charlotte, Emily y Anne).

6. Charlotte publicó, también con el sinónimo de Currer Bell, Jane Eyre un año más tarde. Se convirtió en un éxito instantáneo y las especulaciones sobre el sexo del autor eran frecuentes en las reseñas de la novela. Los críticos opinaban que, si bien una mujer no podía escribir de manera tan franca sobre el amor y la pasión, el libro contenía pasajes que claramente tenían un toque femenino. Algunos concluían teorizando que el libro lo debían haber escrito un hombre y una mujer, seguramente hermanos.

7. Uno de los escándalos de la novela lo provocó la visión que se daba de la mujer como ser independiente, capaz de tomar decisiones y reticente a la dominación. En el poco margen de maniobra que se le concede al personaje para tener el poder sobre su vida, Jane se independiza lo más pronto que puede para dejar de depender de la caridad. Trabaja de maestra y de institutriz y lucha contra el sentido de inferioridad que otros quieren inculcarle. Charlotte Brontë se correspondía con esta visión: rechazó tres propuestas de matrimonio porque sabía que sus pretendientes no la veían como a una igual, sino que buscaban una esposa.

Caricatura de Branwell en la que se retrata esperando a la muerte

Caricatura de Branwell en la que se retrata esperando a la muerte

8. La historia de Berta, la mujer con la que Rochester contrae matrimonio en su juventud, es una de las más turbadoras de la novela. No daré detalles para no destripar a nadie el libro (ni la película, claro), tan solo decir que la escritora Jean Rhys escribió en 1966 el libro Wide Sargasso Sea (Ancho mar de los Sargazos), que cuenta el pasado de esta misteriosa mujer, tachada de loca, hija de hacendados esclavistas, que vivía en Jamaica.

9. Fue la misma autora de Jane Eyre la que protagonizó sin querer el mayor escándalo con la publicación de la segunda edición del libro. En una muestra por la admiración que sentía por el novelista inglés William Makepeace Thackeray, Charlotte -que ya había hecho pública su identidad- dedicó la obra al autor, que había escrito un artículo laudatorio sobre Jane Eyre. El problema fue lo que Brontë desconocía: Tackeray estaba casado con una mujer (Isabella) que comenzó a sufrir un grave trastorno mental tras cuatro años de matrimonio. Intentó suicidarse y ahogar a uno de sus hijos y fue internada en varios psiquiátricos. Era una historia tan parecida a la del señor Rochester que se comenzó a extender el rumor de que Charlotte había sido la institutriz de los niños del trágico matrimonio y era la amante del escritor. Brontë no podía contener su vergüenza y se apresuró a disculparse, sintiéndose conmocionada por la macabra coincidencia.

Primera edición de 'El ancho mar de los Sargazos', de Jean Rhys

Primera edición de 'Ancho mar de los Sargazos', de Jean Rhys

10. En septiembre de 1848 murió Branwell, el único hermano de las Brontë, siempre a la sombra del genio literario de sus hermanas y un fracaso a ojos de su padre. De niño y de joven había sido el hijo de más talento y Patrick se dedicó a su educación con esmero para que fuera admitido en una gran universidad inglesa, como Oxford o Cambridge. Escribió junto con sus hermanas relatos del Mundo de Angria y también destacaba en el dibujo. Los famosos retratos de sus hermanas son obra suya. Tras varios reveses sentimentales y laborales, terminó siendo alcohólico y adicto al láudano, se volvió irascible e incluso peligroso. Murió de tuberculosis, sin que ni él ni su familia se enteraran de que estaba enfermo por el mal estado en que se solía encontrar.

11. Ese mismo año, en diciembre de 1848 murió Emily, autora de la famosa novela Cumbres borrascosas. En mayo del año siguiente murió Anne, la pequeña de las hermanas. Las dos sucumbieron a la tuberculosis. En menos de nueve meses Charlotte se encontró con que su padre era la única familia que le quedaba. «Rezo para que ni tú ni nadie a quien quiero se encuentre nunca en mi lugar», escribía a una amiga: «Sentarse en una habitación solitaria, el reloj haciendo tic-tac en una casa silenciosa, y tener en la mente el historial del último año con sus sacudidas y pérdidas, es un sufrimiento».

Cartel de la última adaptación de Jane Eyre (2011)

Cartel de la última adaptación de 'Jane Eyre' (Cary Joji Fukunaga, 2011)

12. Joan Fontaine en 1943, Charlote Gainsbourgh en 1996, Samantha Morton en la serie de televisión de 1997, Mia Wasikowska en la última adaptación… Las actrices que interpretaron a Jane en las numerosas adaptaciones cinematográficas de la novela nunca fueron feas y como mucho se las afeó un poco para caracterizarlas. Charlotte Brontë sin embargo especifica que la heroína no es guapa: «…me gustaba no dar una impresión de descuido o desaliño y deseaba parecer tan bien como mi falta de belleza me lo permitía. Con frecuencia lamentaba no ser más hermosa: me hubiera gustado tener las mejillas rosadas, la nariz recta y la boca pequeña y roja. Hubiese querido también ser alta, majestuosa y bien conformada y me parecía una desdicha verme tan baja, tan pálida y de facciones tan irregulares y tan pronunciadas».

13. La novela, en primera persona, deja ver los complejos de Jane por su físico. No le gusta hablar de ella y las pocas veces que lo hace es para considerarse poca cosa. Su visión de las damas que van a las fiestas de Thornfield es la de una niña fascinada y un poco envidiosa por la belleza de las demás. Charlotte Brontë tampoco se consideraba bella y su vestimenta era austera y pasada de moda. Huía de los adornos y cultivaba su interior para no pensar en el exterior.

14. La escritora Elizabeth Gaskell, amiga y también autora de la primera biografía de Charlotte, escribió en una carta sus primeras impresiones sobre Brontë: «Está (como dice ella de sí misma) ‘sin desarrollar’; delgada y más de media cabeza más baja que yo, pelo marrón y suave, ojos (muy expresivos, mirando directamente a ti) del mismo color, una cara rojiza, una boca grande a la que le faltan muchos dientes. En conjunto es sencilla, de frente cuadrada, ancha y saliente».

15. Se casó por primera y única vez en 1854, a los 39 años con Arthur Bell Nichols. Tras nueve meses de feliz matrimonio, ella murió. Dejó una novela sin terminar titulada Emma, estaba embarazada por primera vez, pero la tuberculosis, que había matado a todos sus hermanos, también se la llevó a ella.

Helena Celdrán