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Deja que tus ojos sean un restaurante de lágrimas para insectos

Foto: Center for Genomic Gastronomy

Foto: Center for Genomic Gastronomy

El ojo de los seres humanos puede ser un restaurante de alta cocina para muchos tipos de insectos. Eso opinan los integrantes del Center for Genomic Gastronomy (Centro de Gastronomía Genómica), un colectivo de artistas  y científicos que desea funcionar como un think tank sobre biotecnología, biodiversidad y genómica para investigar polémicas relacionadas con la alimentación y buscar «fórmulas culinarias alternativas». Desean ejercer el derecho a «imaginar un futuro sistema alimentario más justo y hermoso».

El último proyecto del grupo es To Flavour Our Tears (Dar sabor a nuestras lágrimas), un «restaurante experimental» para «investigar las propiedades culinarias de las lágrimas» y compararlas con las necesidades alimenticias de los insectos y otros pequeños animales que se pueden alimentar de las secreciones de los seres humanos. La foto que abre esta entrada es de abejas amazónicas bebiendo líquido lacrimal de un investigador.

La lacrifagia —el acto de beber lágrimas— ha sido comprobada en las mariposas que se nutren de los líquidos excretados por los ojos de los cocodrilos. No está claro el motivo, pero, al parecer, los insectos buscan nutrientes como el sodio y aprovechan la pasividad de los grandes lagartos cuando están semiadormecidos para chupar y darse un atracón sin ser molestados.

Teorías parecidas explicarían un comportamiento similar en polillas que beben de los ojos de aves dormidas e incluso de mamíferos tan voluminosos como búfalos de agua. Se ha comprobado que las de la especie Calyptra eustrigata tienen algo de vámpiras: se alimentan de sangre humana mientras las víctimas duermen.

Si a algunos insectos les gustan nuestros fluidos y los necesitan para vivir, ¿podemos ponérselo más fácil para que, sin hacernos daño, se alimenten a su gusto?, se preguntan en el Centro de Gastronomía Genómica.

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‘Vestigios íntimos’, muebles ‘fundidos’ con el cuerpo humano

'Intimate Vestiges' (Installation) - Fiona Roberts

‘Intimate Vestiges’ (Installation) – Fiona Roberts

En la sala poco amueblada dominan tonos rosáceos, pálidos y hogareños. Dan ganas de quitarse los zapatos sentándose en la silla tapizada de estilo neoclásico, tirarse a leer en una alfombra que promete ser mullida y más tarde tumbarse en la cama deshecha. Cada objeto de la estancia está unido a la anatomía humana de un modo que supera el contacto corporal. Intimate Vestiges (Vestigios íntimos) es una colección de piezas de la artista australiana Fiona Roberts, convencida de que nuestro hogar y nuestro cuerpo son como antiquísimos «palimpsestos«, manucritos reutilizados en los que todavía se adivinan los restos de lo que había escrito antes. Lee el resto de la entrada »

Las damiselas tatuadas de Jessica Harrison

'Painted Lady 3' - Jessica Harrison- Foto: Chris Park

‘Painted Lady 3’ – Jessica Harrison- Foto: Chris Park

Todo cambia cuando el escote y los brazos desnudos de las damiselas se muestran cubiertos por sirenas, calaveras con chistera, anclas, ángeles, banderolas con términos relacionados con la vida, la muerte y el amor…

Las figuritas de porcelana que escoge para sus obras la escultora británica Jessica Harrison (St Bees, 1982) posan impunes en su naturaleza desfasada y decimonónica, viven en un mundo idílico sin importarles el aspecto kitsch. Harrison ha jugado mucho con ellas: en otra ocasión, me referí en este blog a la colección de estatuillas que había modificado con maestría para darles un aire de inesperada candidez gore.

La artista da un paso más en la transformación de figuritas de porcelana y esta vez experimenta con las puras e inocentes damiselas tatuando sobre ellas. Para la colección Painted LadiesDamas pintadas, una alusión a las famosas casas victorianas de San Francisco (EE UU)— se ha decidido por grabar sobre las estatuillas tatuajes flash, diseños ya famosos, genéricos y simbólicos: dagas con corazones, galeones, rosas, mujeres desnudas, golodrinas…. El conjunto se expone hasta el 24 de junio en la galería L.J. de París.

La contradicción de su aspecto no les borra la sonrisa, es curioso ver a las idílicas señoritas con la piel modificada y aún con sus antiguos vestidos de fiesta, combinando los tatuajes de pintura lacada con collares de perlas, lazos en el pelo y abanicos desplegados.

Siempre centrada en la relación de extrañeza que nos produce nuestra propia anatomía, a la autora le llama la atención la piel como frontera entre la visión amable del cuerpo y el horror de la víscera. Con los tatuajes, sigue reflexionando sobre el papel del órgano humano más grande, esta vez interpretándolo como un lienzo abarrotado.

Helena Celdrán

Detalle de 'Painted Lady 5' - Foto: Galerie L.J., París

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París-5

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París

Una de las 'Painted Ladies' que se exponen en la galería L.J. de París

Vísceras de porcelana

En origen son estatuillas de porcelana del montón, de colores y sentimientos baratos. Las posturas de las jóvenes, pretendidamente dulces y cándidas, son una representación de la dulzura femenina, de la mujer-niña victoriana o, remontándonos más, de la heroína romántica. Personifican a la chica de desmayo fácil y tienen nombres como Charlotte, Georgina o Rosamund.

'Grace Ann' - Jessica Harrison

'Grace Ann' - Jessica Harrison

La escultora inglesa Jessica Harrison tienen fijación por la anatomía y su obra siempre guarda relación con el aspecto más físico del cuerpo humano.

Le intrigan las diferentes percepciones que tenemos del material del que estamos hechos, el miedo que nos produce la víscera cuando es  sólo una fina cobertura de piel lo que separa ese mundo sangriento del exterior.

La colección de figuritas femeninas modificadas de aire gore son un modo de quitarle peso a la cuestión corporal que la obsesiona. «Quiero tratar de manera directa con el cuerpo, como realmente es. El humor que reside en estos trabajos es una manera de equilibrar este sentimiento con la posible agresión que supongan para el espectador o la posible visión de estos objetos como grotescos».

Grace Ann tiene la cabeza vacía y sujeta con gracia su cerebro, Fiona muestra con admiración sus tendones, Caroline baila sujetando un globo ocular en cada mano, Susan lleva su corazón en la mano mientras sujeta el volante de su vestido amarillo.

Jessica Harrison, su doctora Frankenstein particular, las compra en subastas por internet, son de segunda mano y suelen estar deterioradas. «Las selecciono dependiendo de la expresión facial y la pose. No cambio ningún elemento original. Cuando las miro por primera vez, en menos de un minuto ya tengo claro lo que les quiero hacer».

Helena Celdrán