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Ha muerto Jerome Liebling, fotógrafo cívico

Jerome Liebling - Butterfly Boy, NY, 1950

Jerome Liebling - Butterfly Boy, NY, 1950

En alguna ocasión hablaron de Jerome Liebling (1924-2011) como de un «fotógrafo cívico». Entiendo que se referían a su compromiso con el respeto ciudadano y la convivencia pública, esas dos ideas con tanta frecuencia sometidas a la manipulación y la interpretación libre o alocada de los políticos.

Quienes trabajaron con Liebling recuerdan que su presencia y actitud (un rigor suave y paciente) provocaban la saludable envidia de desear ser como él, salir a hacer fotos a su lado, poder arañar unas pocas muescas de la verdad que manejaba. Eso es también el civismo: ser ejemplar sin reclamar derechos ni sentirse superior.

En 1950 Liebling retrató a su milagroso niño mariposa neoyorquino. La foto, a la que se puede achacar que opte por el punto de vista del adulto, el picado que obliga al muchachito negro a elevar los ojos y dejarse dominar por la cámara, es uno de esos instantes prolongados que parecen conjugar todas las formas posibles del verbo ser: lo que fui, lo que soy, lo que seré, lo que podría ser…

El niño-mariposa muestra una camisa sucia, unos zapatos trajinados y unas rodillas manchadas de tanto jugar. La gorra de mezclilla y el abrigo a juego, desplegado como una improbable capa, abierto para ofrecernos la superficie velada, se enfrentan, en contrapunto, a la herida abierta de los ojos.

Jerome Liebling - Man and Knife, 1952

Jerome Liebling - Man and Knife, 1952

No fue la única gran foto de Liebling.

Junto con Walker Evans, Berenice Abbott, Helen Levitt y Gordon Parks, fue uno de aquellos fotógrafos que, en la década de los años treinta, decidió que en las calles había demasiados héroes sin narrador, ángeles sin pruebas documentales.

Aunque con menos impacto que sus compañeros de generación (quizá porque nunca pretendió venderse, quizá por el ya mencionado carácter paciente y suave de su forma de ser), Leibling retrató a matarifes, mineros, inmigrantes, pilluelos, ciudadanos…

También fue profesor de fotografía en la Universidad de Minessota, fundador del Hampshire College y productor de documentales cinematográficos.

Sus últimas fotos son desoladoras escenas en color de la grieta cotidiana. Son más lejanas y pictóricas que la del niño-mariposa, menos dadas a prolongar el momento.

Jerome Liebling - Morning, Monessen, Pennsylvania, 1983

Jerome Liebling - Morning, Monessen, Pennsylvania, 1983

La mujer del abrigo blanco nunca conjugaría todas las formas del verbo ser. Las ha olvidado y nadie parece dispuesto a ayudarla en la tarea del recuerdo.

Los límites de su nicho, que acaso sea el de todos nosotros, están enmarcados por un par de parquímetros y dos inmuebles pálidos.

Liebling murió el 27 de julio, a los 83 años. La prensa española no dedicó ni una línea al obituario.

El mismo silencio acompañó a la muerte, en enero, de otro fotógrafo cívico, Milton Rogovin.

Algo debe estar pasando para que los fotógrafos muertos ni siquiera merezcan el pasado simple del verbo ser.

Ánxel Grove