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Centavos de dólar convertidos en obras de arte

Monedas de centavo ilustradas por Jacqueline Skaggs

Monedas de centavo ilustradas por Jacqueline Skaggs

Son las monedas más insignificantes, las que algunos ni se molestan en recoger cuando caen al suelo. Los centavos de EE UU (en inglés cents o pennies, en honor al céntimo británico) son el equivalente al céntimo europeo, del mismo tamaño y del mismo material (acero recubierto de cobre), la calderilla más insignificante.

La estadounidense Jacqueline Skaggs utiliza la superficie de los centavos como pequeños lienzos circulares sobre los que plasma imágenes de exquisito detalle. «Las imágenes trascienden el valor de las monedas mientras, en cierto modo, las desfiguran», dice la artista. Su trabajo es un homenaje a la pintura tradicional y en especial a la miniatura holandesa y alemana del siglo XVII, elaborada también en óleo sobre cobre y que servía de amuleto, recuerdo o joya.

A veces, la cabeza del presidente Abrahan Lincoln —que figura de perfil en la cara del centavo— sirve para hacer pequeños juegos de relieve que coinciden con el motivo. El edificio del Monumento a Lincoln, que figura en la mayoría de las tirafas en la cruz de la moneda, se puede fundir con gracia para combinarlo con los paisajes.

La colección de 12 obras que muestra en su página web descubre motivos clásicos, naturalezas muertas, retratos copiados de viejas instantáneas familiares en blanco y negro… Algunas de connotaciones religiosas (La mesa de la última cena, La zarza que no ardió, El Baptisterio); otras, puros ejercicios artísticos.

Helena Celdrán

Modificar monedas, del ‘arte de los vagabundos’ al coleccionismo

El 'Buffalo Nickel' original

El 'Buffalo Nickel' original

Los coleccionistas las consideran pequeños tesoros numismáticos y el precio de las más preciadas ha llegado a los 13.750 dólares (unos 10.640 euros) en abril de este año. Son las monedas modificadas, hobo nickels, los centavos de los vagabundos.

La tradición estadounidense de crear imaginativos relieves que modifican el motivo original de una moneda es sorprendentemente añeja. Hay ejemplos de mediados del siglo XVIII, cuando el país todavía era una colonia del Imperio Británico. Los llamaban Love Tokens (Amuletos de amor), por ser frecuentes en las promesas de enamorados y llevar iniciales y fechas grabadas.

'Hobo Nickels' clásicos

'Hobo Nickels' clásicos. El segundo es un perfil del Kaiser Guillermo

Pero la verdadera edad de oro de este arte popular llegó con el Hobo nickel (que se podría traducir como los cinco centavos de vagabundo). Conocida como Buffalo Nickel o Indian Head Nickel, se acuñó de 1913 a 1938 y siguió en circulación algunos años más. El metal era blando (una aleación de cobre y níquel) y los duros rasgos del indio americano eran fáciles de modificar. El abultado cuerpo del búfalo, que ocupaba casi toda la superficie de la cruz de la moneda, era el lienzo perfecto para crear otros animales e incluso paisajes.

Con el crack del 29 y la posterior depresión de los años treinta, muchos hombres se encontraron con que un nickel era todo lo que les quedaba en el bolsillo. Los nuevos vagabundos, gente que no conocía lo que era dormir al raso, intentaban arañar unos centavos con cualquier tarea que encontraran en la eterna ruta que seguían para sobrevivir.

Modificaciones nuevas sobre viejas monedas

Modificaciones nuevas sobre viejas monedas

Modificar una moneda era un recurso barato y eficaz para despertar la simpatía del prójimo y hacer que la mísera cantidad creciera en valor, tal vez canjeándola por un techo bajo el que pasar la noche o un plato de sopa. Los hubo incluso que se hicieron un nombre y ahora son cotizados autores, como Bertram Wiegand (conocido como Bert) que firmaba sus creaciones borrando letras, aprovechando la palabra liberty.

Pero la tradición no ha desaparecido y todavía quedan muchas monedas de cinco centavos que se pueden modificar, comprándolas en cualquier rastrillo o tienda de numismática a buen precio. La Original Hobo Nickel Society (La sociedad de los nickels de vagabundo originales) reúne a los aficionados al arte del tuneo del modelo y descubre diseños nuevos propios de un orfebre. Muchos conservan el año en que se acuñó la moneda, que siempre le da un aire de misterio al ejemplar. El perfil del indio o el cuerpo del búfalo desaparecen para dejar paso a finos relieves del perfil de una momia, una flapper de los años veinte, un oso de cuerpo entero, un vagabundo pescando en un lago o la estatua de la libertad convertida en esqueleto.

Helena Celdrán