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Hazte una máquina para reciclar plástico

Supone el 80% de los residuos en mares y océanos, contamina las aguas liberando químicos tóxicos, ahoga y envenena a las especies marinas. El catastórifo círculo del plástico se completa cuando consumimos pescado o marisco: la basura se integra en nuestro cuerpo. Mientras tanto, en tierra, se amontona en los vertederos, listo para permanecer sobre la tierra una media de 1.000 años.

La siniestra radiografía se perpetúa, el problema empeora por toneladas. Como pequeña muestra sólo hace falta observar la rapidez con que se llena el cubo amarillo de los envases: muchas veces reciclar es un verbo vacío que nos ayuda a sentirnos mejor hasta que perdemos la basura de vista.

El holandés Dave Hakkens ha demostrado con otros proyectos sus ganas de afrontar problemas. Con Phonebloks ideó el concepto de un teléfono móvil con una plataforma base y los componentes en bloques para que pudieran reemplazarse y reducir así de manera drástica la chatarra tecnológica que generan por quedar obsoletos en un par de años. Ahora el diseñador busca una solución a uno de los problemas medioambientales más graves de nuestro tiempo: los residuos plásticos.

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‘Gestión de residuos’, bodegones sacados del vertedero

'#1 Furniture' - Waste Management  - Vincent Skoglund

‘#1 Furniture’ – Waste Management – Vincent Skoglund

«Cuando vas al cuarto de baño, la mierda desaparece. Tiras de la cadena. Por supuesto, racionalmente, sabes que está ahí, en las canalizaciones y demás, pero en un cierto momento, en tu experiencia más elemental, desaparece de tu mundo. El problema es que la basura no desaparece».

Para explicar su proyecto, el fotógrafo Vincent Skoglund (Falun – Suecia, 1974) cita al filósofo esloveno Slavoj Žižek (Liubliana, 1949), famoso por buscar ejemplos en lo cotidiano con el fin de explicar sus teorías. El artista utiliza la inteligente reflexión para subrayar la negligencia humana, la forma en que nos enfrentamos la degradación del planeta con un fatalismo suicida, incapaces de terminar de creer que destruiremos el mundo si no cambiamos de hábitos de manera radical.

Los bodegones fotográficos del creador sueco están construidos con radiadores viejos, contenedores de plástico, sillas de jardín rotas, extintores vacíos… Basura que tardará cientos o miles de años en desintegrarse por completo. Verlos amontonados provoca desolación, pero Skoglund se las apaña para disponerlos en combinaciones estéticas, conjuntos de colores y formas que establecen un extraño vínculo con el arte moderno.

'#37 Fire Extinguishers' - 'Waste Management' - Vincent Skoglund

‘#37 Fire Extinguishers’ – ‘Waste Management’ – Vincent Skoglund

Obligan al espectador a reflexionar sobre el tipo de mundo de usar y tirar que hemos creado y a la vez reúnen gran variedad de colores, formas, texturas… La colección de imágenes de Waste Management (Gestión de residuos) crece desde el 2011 y en ella se amontonan en dantescas montañas alfombrillas de coches, fundas de raquetas de tenis, aparatos hospitalarios y otros artículos que cuesta imaginarse en un vertedero.

El autor ha descubierto con la iniciativa que los basureros son lugares de gran interés, una especie de archivo antropológico con productos en diversos estados de deterioro. Por supuesto, uno no puede evitar la travesura de comparar esas pilas de desechos con obras de arte moderno que no pretenden denunciar un exceso de consumo ni lanzar una alerta ecológica, sino sencillamente epatar o crear un selecto club de admiradores que puede que entiendan o no entiendan lo que ven… Pero eso es otra historia.

Helena  Celdrán

'#3 Carparts' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#3 Carparts’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#23 Foam' - Waste Management  - Vincent Skoglund

‘#23 Foam’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#24 Plastic Containers' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#24 Plastic Containers’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#30 Styrofoam and Rebar' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#30 Styrofoam and Rebar’ – Waste Management – Vincent Skoglund

'#32 Tricycles and Petrol Cans' - Waste Management - Vincent Skoglund

‘#32 Tricycles and Petrol Cans’ – Waste Management – Vincent Skoglund

Zapatillas que demuestran cómo «todo lo que compras es basura»

'Everything you buy is rubbish'

«El calzado actual pasa apenas una fracción de su vida abrazando un pie. Durante la mayoría de su existencia es basura. Ya sea en un vertedero o tirado en una orilla, el tejido sintético de los zapatos (además de la plétora de plástico que desechamos) tardará siglos en descomponerse«.

Los tres diseñadores/artesanos/artistas del proyecto británico Everything You Buy Is Rubbish (Todo lo que compras es basura) presentan la cruda realidad de los residuos y en particular de la contaminación plástica. La zapatilla que gira en bucle en el gif animado de la web del proyecto es sólo un símbolo, un ejemplo del tipo de filosofía vital que es necesario adoptar para reducir lo antes posible las inmensas cantidades de basura que generamos, deshacerse de un estilo de vida caduco que ya no podemos permitirnos.

William Gubbins, Charles Duffy y Billy Turvey fabricaron el par de zapatillas de colores con residuos recogidos en la zona del Canal de la Mancha, planchándolos, puliéndolos y dándoles forma, utilizando fibra trenzada para los cordones. El experimento era un encargo académico en el que tenían que comunicar ideas del libro 10 Billion (Diez mil millones), escrito en 2013 por el profesor universitario inglés Stephen Emott.

El extracto que escogieron se refiere al consumo. «Los cambios de comportamiento que se nos requieren son tan fundamentales que nadie quiere hacerlos. ¿Cuáles son? Necesitamos consumir menos. Mucho menos. Menos comida, menos energía, menos cosas. Menos coches, coches eléctricos, camisetas de algodón, ordenadores portátiles, teléfonos móviles. Muchísimo menos. Sin embargo, cada década, el consumo global continúa incrementándose implacablemente», escribe Emott.

El autor —que tituló su obra en referencia a los 10.000 millones de personas que se calcula que habitarán el mundo antes de que termine este siglo— aborda el problema de la sobrepoblación del planeta desde una perspectiva accesible y expresa la imposibilidad de que el ser humano pueda sobrevivir con el comportamiento voraz que ha gestado.

En Everything You Buy Is Rubbish recuerdan cómo en su día el plástico se presentó a la humanidad como una «promesa utópica», un «material revolucionario que nos cambiaría las vidas». Duffy, Gubbins y Turvey se refieren con ironía a ese «cambio»: el plástico está «tan incrustado en nuestras vidas y el medio ambiente» que se está volviendo «indistinguible e inseparable de la naturaleza». Al respecto, Gubbins ofrece a mayores en su página web un demoledor vídeo.

Con las atractivas zapatillas hechas de basura, han creado además una colección de cuatro carteles con datos descorazonadores. «Se estima que más de ocho millones de piezas de plástico entran en el océano cada día«. «Tus abuelos probablemente vivían cuando se inventaron muchos de los nuevos tipos de plástico. El mismo plástico creado entonces seguramente sobrevivirá a tus nietos».

Helena Celdrán Green

Everything you buy is rubbish - cartel

Everything you buy is rubbish - cartel2

‘FANtasized’, objetos de diseño con ventiladores reciclados

Productos de 'FANtasized'

Todos los productos están hechos a mano. En su belleza de estructuras de metal con mimbre entrelazado cuesta sospechar que el material principal para los fruteros, lámparas, asientos y mesitas estaba destinado (en el mejor de los casos) a permanecer para siempre en un vertedero.

El belga Sep Verboom (Gante, 1990) empezó con sólo 21 años a desarrollar FANtasized (Fantaseado, un título que juega con el término inglés fan, ventilador). La iniciativa da una salida funcional y estética a las carcasas metálicas protectoras de los ventiladores, pero no es sólo un experimento de diseño basado en el reciclaje, sino una manera de demostrar que además el diseño puede beneficiar a entornos sociales que parecen no tener cabida en el impoluto mundo del objeto bonito.

Fan Lamp Bogo - FANtasizedPara el diseñador fue fundamental conocer a la ecologista social filipina Nida Cabrera (1955), involucrada además en proyectos con la desigualdad y la pobreza en su país y una de las representantes de la Comisión Nacional Antipobreza (NAPC) en la ciudad de Cebú, en la costa oriental de la isla de Cebú (Filipinas). La urbe es el segundo centro económico y comercial del país tras Manila y se enfrenta a un gran problema de tratamiento de residuos. En los vertederos se amontona basura sin separar y urge aplicar programas de reciclaje.

Verboom se asoció con Cabrera para adquirir las carcasas de ventiladores en chatarrerías de la ciudad de Cebú y ponerse en contacto con artesanos locales para que aplicaran las técnicas tradicionales de cestería al nuevo material. Incluso el mimbre es reciclado: son desechos de una fábrica de sillas.

Creando talleres que además fomentan la colaboración vecinal en un mismo proyecto y proporcionando trabajos a los artesanos, FANtasized cierra un círculo que demuestra que las pequeñas acciones locales provocan cambios significativos.

Helena Celdrán

Bowl - FANtasized

Fan Lamp Rigao - FANtasized

Fan Lamp Lumu - FANtasized

La artista que reinterpreta la idea de la ‘basura blanca’

'Jane' - Kim Alsbrooks

‘Jane’ – Kim Alsbrooks

En las latas aplastadas y los pequeños tetrabricks figuran retratos de mujeres sureñas con recogidos de tirabuzones, abogados y galanes repeinados, estadounidenses ilustres con peluca blanca. Vivieron entre los siglos XVIII y XIX, cuando los EE UU se rebelaron contra la corona inglesa, comenzaron su andadura como país independiente, se enzarzaron en una sangrienta guerra civil…

Kim Alsbrooks empezó a pintar las clásicas reproducciones en miniatura con especial atención a los personajes sureños. Vivía en Charleston (Carolina del Sur) y sentía limitada su creatividad: se esperaba de ella que pintara paisajes que transmitieran la inmensidad del sur y la gloria de las clases privilegiadas del pasado.

«Este cuerpo de trabajo expresa la frustración que yo sentía en mi entorno, así que pinté todas esas cosas que, como artista que vivía en Charleston, se suponía que debía pintar. (…) Esas preciosas escenas, la jerarquía social…».

La ciudad más antigua del estado, fundada en 1670 por el rey Carlos II de Inglaterra, Charleston tiene un profundo pasado de esclavismo. A finales del siglo XVIII el algodón era el producto más exportado y los esclavos que trabajaban en las plantaciones superaban en número a la población blanca. En la Guerra de Secesión no tardaron en separarse de la Unión y entrar a formar parte de los Estados Confederados de América.

La rebelión personal de Alsbrooks estaba en el formato. En lugar de pintar sobre marfil —como era tradición hacer con las miniaturas en la época— eligió latas y otros envases encontrados en la calle. «Así que dije: ‘de acuerdo, voy a pintar esas cosas, pero las voy a pintar sobre basura«, recuerda en una entrevista.

'My White Trash Family'  - Kim Alsbrooks

«La basura está ya aplanada, en la calle. No se puede aplanarla, simplemente no funciona. Hay que encontrarla así para que no tenga arrugas en medio y la parte gráfica debe estar bien centrada», explica en la página web del proyecto. Los minuciosos trabajos al óleo son copias de obras históricas que empareja convenientemente con los colores y el diseño de los recipientes aplastados.

La combinación convierte las representaciones de personajes notables y de rancio abolengo en «un comentario social». El revelador nombre escogido por la artista para la serie es My White Trash Family (Mi familia de basura blanca), un título que juega con la idea de los residuos que emplea como lienzo y con el término despectivo empleado en los EE UU para las personas blancas, de bajos recursos económicos y de escaso nivel cultural.

Helena Celdrán

'Priscilla' - Kim Alsbrooks

'Thomas Jefferson' - Kim Alsbrooks

'Rawling Lowndes'- Kim Alsbrooks

'Adrianna' - Kim Alsbrooks

'My White Trash Family' - Kim Alsbrooks

'Mary Robinson' - Kim Alsbrooks

¿Joyería o basura?

'Rubbish Jewellery' - Hollie Paxton

‘Rubbish Jewellery’ – Hollie Paxton

Papeles plateados que envuelven láminas de chicle, recibos arrugados de la frutería, bridas para cerrar paquetes, esquinas de aluminio arrancadas para acceder al contenido de la bolsa, envoltorios de caramelos… Alguno de estos residuos podría encontrarse en el fondo de cualquier bolsillo o bolso, en cualquier papelera doméstica.

Los pequeños restos que acumulamos a lo largo del día sirven de inspiración para la diseñadora británica Hollie Paxton, que ha creado en Rubbish Jewellery (Joyería basura) una colección de broches, anillos y pendientes que reproducen de modo realista los pequeños desechos.

La serie de complementos sirve a Paxton para expresar su preocupación por «la cultura de usar y tirar, extendida en la sociedad occidental» y es un mensaje visual que «reta» tanto al espectador como a quien lleva las joyas. La diseñadora anima a ambas partes a cuestionarse la relación del individuo con la corriente de «exceso y residuos» que domina «con glotonería» nuestros hábitos.

Las piezas de materiales preciosos —realizadas con sumo realismo y difícilmente distinguibles en las fotos de la basura original— «invierten la idea» de lo que es valioso, contraponiendo la joya a elementos que son inútiles una vez han cumplido la efímera función para la que fueron creados. «Me interesa el modo en que nuestra relación con los objetos cambia (…) hasta el punto en que se considera la idea de llevar basura sobre la ropa», dice la autora.

Helena Celdrán

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton-gum

Rubbish Jewellery

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton-ticket

Rubbish Jewellery - Hollie Paxton-paper