Entradas etiquetadas como ‘años veinte’

Dodo, la exuberante ilustradora olvidada de los años veinte

'Geldfragen' (1928)

‘Geldfragen’ (1928)

Ellas —espigadas, de dedos afilados como garras y finísima cejas— exhiben su desidia con trajes de noche y modernos tocados. Ellos —inexpresivos y cerúleos— suelen aparecer en un segundo plano luciendo esmoquin, monóculo y puro.

La berlinesa Dörte Clara Wolff (1907-1998) creó sus obras más famosas entre 1927 y 1930. Muchas eran comentarios sociales para la revista satírica Ulk que retratan a la alta sociedad de finales de los años veinte en la República de Weimar. Son una crónica del aburrimiento que reside en la diversión, de la bella insatisfacción que acarrea el lujo.

Carismática, atractiva, intensamente sentimental, de familia judía de clase media-alta, exitosa diseñadora de moda y de vestuario (creó trajes para Marlene Dietrich), habitual ilustradora de importantes revistas alemanas… Es extraño que la obra de Dodo (su nombre artístico) haya caído en el olvido durante tanto tiempo. Sencillamente desaparecieron las referencias a su arte, como si lo hubieran secuestrado. Hasta este año sus trabajos nunca se habían expuesto.

Dörte Clara Wolff (Dodo)

Dörte Clara Wolff (Dodo)

La primera retrospectiva de Dodo se celebró en la Kunstbibliothek (Biblioteca de arte) de Berlín, que pertenece a la red de museos de la ciudad, en marzo. Se exhibieron 120 obras de la artista que abarcaban su primera época relacionada con la moda, sus exuberantes ilustraciones caricaturescas de Weimar, los trabajos que realizó cuando se sometió a una terapia del por entonces incipiente psicoanálisis en 1933, encargos para revistas judías (las únicas en las que le permitían colaborar cuando llegaron los nazis al poder), ilustraciones realizadas en el exilio londinense…

Se la relaciona con la Nueva Objetividad (Neue Sachlichkeit) alemana a la que pertenecieron pintores como Otto Dix y Georg Grosz. El movimiento era contrario a los excesos del expresionismo y buscaba plasmar la realidad con una fuerte carga de interpretación personal que a la vez resultara sutil.

Pero la marea vanguardista del expresionismo avanzaba hacia la abstracción y no había lugar para realismos en una época tan violenta del siglo XX. Mi sensación es que Dodo no atendía a teorías artísticas y se movía por el impulso personal de capturar la esencia de lo que veía: el delicioso aburrimiento de observar los fuegos artificiales, el cansancio de beber siempre los mismos cócteles, la incomodidad resbaladiza del raso.

Helena Celdrán

'Feuerwerk' (1929)

‘Feuerwerk’ (1929)

'Wedding auf dem Dachgarten' (1929)

‘Wedding auf dem Dachgarten’ (1929)

'Der Windhund' (1929)

‘Der Windhund’ (1929)

'In der Loge' (1929)

‘In der Loge’ (1929)

La morgue mecánica: una atracción de feria en la Inglaterra de los años veinte

Las mujeres acaban de reconocer los restos mortales de un ser querido. Una de ellas llora y hace el ademán de acercar el pañuelo al lacrimal para secarse las lágrimas de modo femenino; la otra intenta consolarla. En el depósito de cadáveres, un forense, un policía y dos investigadores trabajan en el caso.

St. Dennistoun Mortuary (La morgue de St. Dennistoun) es un ingenio mecánico que en su día funcionaba con monedas. Protagonizado por autómatas, populares a principios del siglo XX, el invento fue creado por John Dennison, un artesano inglés de Leeds que se especializó en este tipo de artilugios entre 1875 y 1924. Cuando se retiró, sus hijas continuaron con el negocio durante veinte años mças. Tenían una concesión de máquinas de entretenimiento en la Torre de Blackpool, en la ciudad inglesa de Lancashire, un reclamo turístico inspirado en la Torre Eiffel y rodeada de atracciones.

El interior de la morgue de St Dennistoun

La morgue de St Dennistoun

En la sala de la morgue hay cinco camillas sobre las que han colocado los cadáveres de las víctimas, una tiene un cuchillo a su lado; otra, con el rostro en tensión, tiene el brazo flexionado por el rígor mortis. La escena, de una truculencia inusual para tratarse de un divertimento, es seguramente producto de la curiosidad enfermiza que siempre han producido los crímenes, una especie de antecesor de CSI.

La morgue automática de Denisson fue subastada hace unos días en Estados Unidos, en la ciudad de Marlborough (Massachusetts). Aunque en Skinner, la casa de subastas, datan la pieza en torno a 1900, el pelo corto, el sombrero y el abrigo de las mujeres o el traje del hombre que habla con el policía son indicativos de que el invento es una creación de los años veinte. Incluso las cenefas de los azulejos de la habitación tienen un dejé art déco.

El precio estimado de la pieza era de entre 4.000 y  6.000 dólares (3.189 y 4.784 euros, aproximadamente) y alcanzó los 13.035 (unos 10.400 euros). El mecanismo que atrajo los peniques de los ingleses deseosos de ver en movimiento el escenario lúgubre sigue cautivando a las mentes actuales, provocando una curiosidad por las visiones macabras a las que se añade el carácter tétrico de un objeto antiguo.

Helena Celdrán

Cuando viajar tenía glamour

'See Europe Next'

'See Europe Next'

Comenzaba a perfilarse el viaje como posibilidad de ocio, objeto de deseo, escapada de la rutina.

De los años veinte a los cuarenta los transportes evolucionaron hacia la comodidad: hubo un importante desarrollo de los ferrocarriles en Europa y Estados Unidos, los viajes transoceánicos se vendían como el artículo de lujo que eran, los coches comenzaban a ganar en velocidad y diseño.

Los dibujos con destinos de todo el mundo que presento hoy en la sección de Obsesiones pertenecen a la selecta colección de más de 350 carteles de viajes que atesora la Biblioteca Pública de Boston (BPL) y que se diseñaron para campañas turísticas entre los años 1920 y 1940, la llamada Edad de oro del viaje en Estados Unidos.

En los años veinte comenzaron los vuelos comerciales, con valientes pasajeros que subían a los aviones bien abrigados para la experiencia. Los treinta fueron una década de perfeccionamiento, con aparatos bien aislados, 14 pasajeros por avión que iban cómodamente sentados en sillones que se parecían a los de cualquier salón. Ya no había fronteras, se podía visitar Europa, la India, Japón, Nueva Zelanda…

'Alaska via Canadian Pacific. Taku Glacier'

'Alaska via Canadian Pacific'

Los 351 pósters escaneados están a buen tamaño y disponibles para su descarga en la cuenta que la Biblioteca Pública de Boston tiene en Flickr.

Hay paisajes al más puro estilo Art déco, escenas de lujo en el interior del transatlántico French Line que unía Nueva York y París, exquisitas vistas alpinas,  elegantes rostros con expresión de diversión, ilustraciones de mujeres de una belleza exótica y vestidas con trajes locales…

Las exclusivas oficinas de viajes estaban adornadas con esas promesas idílicas. Algunos de sus autores incluso ganaron su fama diseñando las visiones ideales de futuros viajes.

Muchos de esos carteles se observan ahora desde una perspectiva artística, una vez despojados de su propósito publicitario, ya obsoleto para los turistas actuales.

Helena Celdrán