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¿Quién era John K., fotógrafo de mujeres desnudas sentadas sobre pasteles, pan, naranjas….?

John K. - From 'Sitting' (text by Eric Kroll)

John K. – From ‘Sitting’ (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

Una mujer desnuda, de espaldas a la cámara y, he ahí la circunstancia diferencial, sentada sobre un pastel. Hay otras opciones: más nalgas de damas pero sobre un plato de pescado, vegetales, pan, gatos, una de esas alfombras con cabeza de oso polar incluída, una hogaza de pan…

La imagen es del libro Sitting, que es reciente pero ya va por la segunda edición [Ampersand Gallery and Fine Books, 64 páginas, 25 dólares]. El contenido es temático: fotos de mujeres con el culo al aire y colocadas, no sé si con placer o comodidad, encima de una gran variedad de objetos. No he logrado saber tampoco qué tipo de filia sustenta el subgénero fotográfico.

El autor de las fotos es un tal John K. Los editores no revelan ninguna de las opciones posibles para que hayan elegido limitar el apellido a la inicial K, que, coincidirán conmigo, añade al asunto un morbo kafkiano tanto o más enigmático como la pasión por las nalgas demoledoras. No nos dicen si esa es la firma usada por el artista, o si han decidido eliminar la identidad para vender mejor —una K huérfana sigue siendo un buen gancho comercial— .

Las fotos-fetiche son de entre finales de los años cincuenta y mediados de los setenta. Eso parece indicar la visión de las imágenes, la tonalidad del color, la escenografía, el atrezzo

John K. - From 'Sitting' (text by Eric Kroll)

John K. – From ‘Sitting’ (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

Eric Kroll, coordinador del libro, afamado coleccionista de fotos fetichistas, propietario de una página web de contenido adulto y residente, ya lo habrán adivinado, en San Francisco (EE UU), la ciudad más fetish del mundo, es el dueño de las varios centenares de copias de mujeres desnudas sentadas encima de… retratadas por K. Las adquirió siguiendo el rastro de un anuncio que ofrecía la venta al mejor postor de «muebles antiguos y material porno vintage«.

Desde la editorial que publica la antología detallan que John K. trabajó como fotógrafo aficionado en Hollywood, murió sin herederos y que el municipio embargó con carácter póstumo y por impago de contribuciones su casa-estudio, en la avenida Hillcrest de Los Feliz, una de las ciudades del área metropolitana de Los Ángeles.

En un texto que escribe para Sitting, Kroll —autor también, por cierto, del libro Sex Objects: An American Photodocumentary (1977), donde retrató y entrevistó a trabajadoras del sexo— opina que las imágenes de John K. tenían para el fotógrafo un «propósito dual: mostrar y ocultar la sexualidad».

Aunque algunas fotos le parecen en ocasiones «extremadamente íntimas», Kroll tiene claro que no estamos ante obras pornográficas. «Si la definición de pornografía es la imaginería gratuita que se produce para vender, entonces John K. no era un pornógrafo aunque seguramente era consciente de que había una cierta inmoralidad en su trabajo».

John K. - From 'Sitting' (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

John K. – From ‘Sitting’ (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

Aunque una mujer desnuda sobre una barra de pan me parece una forma de irreverencia un tanto amanerada y naíf, tampoco le hago ascos a la idea de la comunión de las carnes y me gusta la leve y digna coquetería de las modelos de las fotos de John K.

Una selección de imágenes del fotógrafo que colocaba a sus modelos encima del menú se expone hasta el 13 de febrero en la galería Susanne Zander de Colonia (Alemania), especializada en imágenes anónimas o de perversidad misteriosa, es decir la única perversidad que vale la pena, ¿no creen?.

Jose Ángel González

John K. - From 'Sitting' (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

John K. – From ‘Sitting’ (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

John K. - From 'Sitting' (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

John K. – From ‘Sitting’ (text by Eric Kroll) © Ampersand Gallery

En busca de la esencia de los EE UU: en la carretera con Google Street View

#83.016417, Detroit, MI. 2009, 2010

#83.016417, Detroit, MI. 2009, 2010

El instrumental para diseccionar la idea espiritual de América (me tomo la grosera, literaria y etnocéntrica libertad de equiparar el término con un sólo país: los Estados Unidos) es variopinto. El viaje epifánico en busca de la esencia última de la land of plenty es polimórfico como ningún otro.

Por citar sólo una obra en cada género, la travesía ha sido fotográfica –Robert Frank y su libro-ensayo Los Americanos-; literaria -la novela infinita En la carretera, de Jack Kerouac-; cinematográfica -por ejemplo, Badlands (1973), de Terrence Malick-; musical -el errar existencial de Woody Guthrie-; pictórica -el aislamiento alienante de los pobladores de los cuadros de Edward Hopper-

#35.750882 Dallas, TX, 2009

#35.750882, Dallas, TX. 2009, 2010

Doug Rickard (1968) se suma ahora a la búsqueda con un artilugio que nunca antes había sido empleado para buscar el alma del país: Google Street View.

A New American Picture, el proyecto fascinante de este renegado de su licenciatura en Historia, es un recorrido por los rincones menos lustrosos de los EE UU («la América rechazada», llama Rickard a los escenarios) en un viaje intensivo de 24 horas seguidas y sin interrupción por los laberínticos caminos reales (no del todo, pero reales al fin) retratados y digitalizados por los coches-ojo de Google.

El resultado es «el envés del sueño americano», opina Rickard, que tomó y catalogó 15.000 fotos durante una «tormenta perfecta» y afiebrada, sin salir de la habitación, utilizando el ordenador como cámara y moviéndose por los mapas tridimensionales del país.

#82.948842, Detroit, MI. 2009

#82.948842, Detroit, MI. 2009, 2010

La selección final de las fotos del recorrido dejó al autor con 80 tomas (algunas se exponen ahora en la muestra New Photography 2011 del MoMA de Nueva York). Son una exploración al azar de los Estados Unidos y acaso también la constatación del final definitivo del momento decisivo predicado por Henri Cartier-Bresson como fundamento del arte fotográfico callejero, para ser reemplazado por lo que algunos críticos llaman el momento en curso, una consecuencia del presente vigilado en el que residimos.

Más allá de consideraciones sociológicas sobre el peligro de que aplicaciones como el Street View se adueñen de nuestra percepción del mundo, las fotos de Rickard tienen una resonancia que procede de lejos. Uno tiene la impresión de que podría estar frente a imágenes similares a los trabajos documentales de Walker Evans durante la Gran Depresión de los años treinta. En unas y otras los personajes no parecen tener futuro y la atmósfera mercurial hiere con consistencia de navaja.

#33.620036, Los Angeles, CA. 2009

#33.620036, Los Angeles, CA. 2009, 2010

En cada foto Rickard coloca datos informativos: una serie de números que se refieren a las coordinadas de Street View para el lugar de la imagen -posiblemente de GPS-; la ciudad y el estado; el año en que la foto fue tomada por Google y el año en que el fotógrafo la extrajo de su ordenador para hacerla suya. Esa ruta también implica una torva concepción cartesiana de la vida encapsulada bajo códigos binarios.

Enganchado a la fotografía como forma más depurada del relato oral milenarista (es el administrador de dos de los sites más interesantes e intencionados del marasmo virtual: American Suburb X y These Americans), Rickard ha abierto una dimensión poética e inesperada a la unificación de la percepción del mundo derivada del mapeo de Google.

En este viaje, como en los de Kerouac, Frank, Hopper o Malick, también hay ángeles subterráneos, estrellas explotando, cadenas intangibles y, sobre todo, como diría el primero, muchas personas «locas por ser salvadas» de una soledad que parece irremediable.

Ánxel Grove